Andaba por ingresar a la universidad, pero con tanto lío de exámenes vendidos, becas falsas simplemente decidimos entrar en huelga para que hagan caso a todos los relegados. La Federación de estudiantes nos apoyó y, mientras los huelguistas estaban en sus aposentos, los que nos encontrábamos en el papeleo dormíamos en las oficinas.
Gloria, la chica de 19 años que se brindó para atender el papeleo, solía quedarse a dormir acomodando un par de frazadas sobre el piso con ayuda de otros materiales que utilizaba como almohadas.
Esa noche yo volví de la huelga hacia la federación, y habían cuatro personas Gloria y tres más que no vale la pena mencionarlos, era ya muy tarde y pronto darían las 12 de la noche, tendimos un par de frazadas en el piso mientras los ejecutivos de la federación subían al tercer piso para reunirse sobre asuntos de la admisión de nuevos bachilleres, dijeron que cerremos la puerta porque ellos dormirían en las oficinas del tercer piso. Gloria y yo jugamos por un momento mientras los demás se decidían a quedarse o no, me di cuenta que ella quería que sigamos jugando, pero yo, presintiendo lo que se venía, intenté alentarlos a que se vayan haciéndoles creer que Gloria y yo nos iríamos detrás de ellos. A las 12 30 por fin se fueron, Gloria siguió jugando conmigo y le convencí de que cerremos la puerta para que durmamos de una vez. Así lo hicimos.
Ya en nuestra improvisada cama y con la luz apagada nos quedamos viendo hacia las ventanas y esperando que un guardia de seguridad de la universidad venga a preguntarnos los nombres y DNIs, pero el guardia no vino. Le pregunté si podía abrazarla y ella tímidamente aceptó, luego pasé las manos por su cintura concentrándome a la altura del ombligo para posteriormente bajar hasta el vientre.
Ella comenzó a respirar rápido y creyó por un momento que eso se trataba de un juego casi cotidiano, pero exhaló secamente cuando sintió mis dedos desabrochando su pantalón. Me dijo que no, que le daba miedo que yo le haga eso y con cariños y caricias conseguí tranquilizarla y me dio permiso para quitarle el pantalon, le deslizé poco a poco hasta quitarselo todo, quise proseguir con su ropa interior pero su mano me lo impidió, le dije que sólamente querío darle un besito chiquitito y tras pensarlo aceptó, apoyé mis manos en su cintura y me tendí entre sus piernas, entonces saborée por un momento aquel líquido que lubricaba sus labios superiores. Le levanté las piernas pero no me dejó, me dijo que tenía miedo, que era la primera vez y que estaba muy asustada, la tranquilicé, le dije que se lo haría con mucha calma, poco a poco fue soltando su piernas y yo pude irlas levantando hasta que llegaron a mis hombros, entonces allí (con la claridad de la luna) pude ver que mantenía los ojos cerrados y decidí penetrarla suavemente, primero la puntita, ahora lo saco afuera, un poco más de la puntita, otra vez afuera, ahora todo el glande... ahora afuera, ahora... ahora..ahora.
Lentamente comenzé a profundizarme en ella, intené no lastimarla y cuando sentía sus manos que me querían alejar de ella lo hacia mas suave, luego ella se sintió algo mejor y comenzo a gemir suavemente....
estuvimos así muchísimo tiempo... le dije que se ponga como un cachorrito, no me entendió y tuve que moldear sus movimientos con ternura, y entonces en esa posición, siempre cuidando de no lastimarla con mi instinto... Ya desnudos la monté sobre mí, ella no sabía cómo moverse y la ayudé, poco después ella se movió torpe, pero hermosamente.... volvimos a la posción original para terminar los dos, agotados y sudorosos sobrela improvisada cama... vimos el cielo y ya tornaba algo de azul, nos apresuramos a levantar las frazadas del piso y cuando aclarecía me mostró una pequeña pero tierna y sincera mancha de sangre sobre un edredón... un edredón que, aún húmedo, albergaba una excitante historia de los dos....
esto pasó en mayo de 2008.
Gloria, la chica de 19 años que se brindó para atender el papeleo, solía quedarse a dormir acomodando un par de frazadas sobre el piso con ayuda de otros materiales que utilizaba como almohadas.
Esa noche yo volví de la huelga hacia la federación, y habían cuatro personas Gloria y tres más que no vale la pena mencionarlos, era ya muy tarde y pronto darían las 12 de la noche, tendimos un par de frazadas en el piso mientras los ejecutivos de la federación subían al tercer piso para reunirse sobre asuntos de la admisión de nuevos bachilleres, dijeron que cerremos la puerta porque ellos dormirían en las oficinas del tercer piso. Gloria y yo jugamos por un momento mientras los demás se decidían a quedarse o no, me di cuenta que ella quería que sigamos jugando, pero yo, presintiendo lo que se venía, intenté alentarlos a que se vayan haciéndoles creer que Gloria y yo nos iríamos detrás de ellos. A las 12 30 por fin se fueron, Gloria siguió jugando conmigo y le convencí de que cerremos la puerta para que durmamos de una vez. Así lo hicimos.
Ya en nuestra improvisada cama y con la luz apagada nos quedamos viendo hacia las ventanas y esperando que un guardia de seguridad de la universidad venga a preguntarnos los nombres y DNIs, pero el guardia no vino. Le pregunté si podía abrazarla y ella tímidamente aceptó, luego pasé las manos por su cintura concentrándome a la altura del ombligo para posteriormente bajar hasta el vientre.
Ella comenzó a respirar rápido y creyó por un momento que eso se trataba de un juego casi cotidiano, pero exhaló secamente cuando sintió mis dedos desabrochando su pantalón. Me dijo que no, que le daba miedo que yo le haga eso y con cariños y caricias conseguí tranquilizarla y me dio permiso para quitarle el pantalon, le deslizé poco a poco hasta quitarselo todo, quise proseguir con su ropa interior pero su mano me lo impidió, le dije que sólamente querío darle un besito chiquitito y tras pensarlo aceptó, apoyé mis manos en su cintura y me tendí entre sus piernas, entonces saborée por un momento aquel líquido que lubricaba sus labios superiores. Le levanté las piernas pero no me dejó, me dijo que tenía miedo, que era la primera vez y que estaba muy asustada, la tranquilicé, le dije que se lo haría con mucha calma, poco a poco fue soltando su piernas y yo pude irlas levantando hasta que llegaron a mis hombros, entonces allí (con la claridad de la luna) pude ver que mantenía los ojos cerrados y decidí penetrarla suavemente, primero la puntita, ahora lo saco afuera, un poco más de la puntita, otra vez afuera, ahora todo el glande... ahora afuera, ahora... ahora..ahora.
Lentamente comenzé a profundizarme en ella, intené no lastimarla y cuando sentía sus manos que me querían alejar de ella lo hacia mas suave, luego ella se sintió algo mejor y comenzo a gemir suavemente....
estuvimos así muchísimo tiempo... le dije que se ponga como un cachorrito, no me entendió y tuve que moldear sus movimientos con ternura, y entonces en esa posición, siempre cuidando de no lastimarla con mi instinto... Ya desnudos la monté sobre mí, ella no sabía cómo moverse y la ayudé, poco después ella se movió torpe, pero hermosamente.... volvimos a la posción original para terminar los dos, agotados y sudorosos sobrela improvisada cama... vimos el cielo y ya tornaba algo de azul, nos apresuramos a levantar las frazadas del piso y cuando aclarecía me mostró una pequeña pero tierna y sincera mancha de sangre sobre un edredón... un edredón que, aún húmedo, albergaba una excitante historia de los dos....
esto pasó en mayo de 2008.
3 comentarios - La primera vez de ella.