Me gustan trolas (Episodio 2)

-Chicas…! Vamos a hacer una cosa, tengo un amigo que es gay, es reputo. Y yo me he propuesto que se excite con las mujeres… Si alguna de uds. lo logra, esta pija es suya.
-Jajjaja!-, asintieron de mil amores.
Llamé al puto y me costó convencerlo de que viniera a tomarse algo.
Al llegar, las putonas lo saludaron tímidamente. Fue a cambiarse al baño y al rato salió con un slip que le marcaba todo el bulto, tenía un cuerpazo, todo depilado, el culo paradito y estaba musculoso de gimnasio y pija.
Estaba serio y algo celoso, ya que hace tiempo quiere que se la ponga, pero sabe que me gustan las yeguas.
Poco a poco Alexia y Gaby fueron ganándose la confianza de Rody (así se hacía llamar el trolo).
Le propusieron que nos desnudáramos todos, así estaríamos todos más cómodos. Con tal de verme en bolas, el topu asintió de mil amores. Tenía una verga enorme, depilada entera y si tenía ese tamaño dormida, las putas alucinaron imaginándosela hinchada.
Alexia se sentó encima de mí y la putita de Gaby encima de Rody. Estuvimos charlando, bebiendo y fumando. A mí poco a poco la sangre se me iba yendo al tronco de la verga, si bien estaba recostada en mi muslo, se veía venosa y con ganas de comer.
El putito cada tanto me la relojeaba y haciéndose el disimulado me la rozaba con la mano cada tanto. Poco a poco la pija del marica se iba poniendo gordita, Gaby movía su culo redondo encima de su vientre, mientras Alexia me acariciaba las manos.
Todo iba subiendo de temperatura, los colores iban subiendo en las caras y en los sexos ardientes.
Gaby le preguntó a Rody que era lo que más le excitaba.
-Un cuerpo de macho-, aseguró Rody.
-Y qué te gusta que te haga?- preguntó Gaby dándose vuelta y sentándose de frente, encima de su chota parada.
-Me encanta que el macho me chupe el culo-, contestó sin vacilar.
En ese momento y sin dudarlo, Alexia se levantó rápidamente y agarrándolo de los pelos violentamente a Rody, lo obligó a que se pusiera en cuatro patas, y se puso a lamerle el orto descaradamente. El puto gemía de placer, y la verga se le había puesto como una piedra. Gaby se unió a la fiesta y las dos saboreaban el agujero rosa, depilado y dilatado de tantos vergazos que había recibido. Tenía el ano de goma, se abría fácilmente. Las dos putonas escupían y le metían la lengua hasta el fondo. El maricón estaba alucinado y se había puesto colorado como una sandía. Buscaba desesperado mi pija con su mandíbula abierta pero no llegaba a chuparla. Se la dejé cerquita, a unos centímetros pero sin dejar que ni la rozara. El puto estiraba la lengua pero no había caso.
Era hermoso ver como las lenguas de mis dos putitas se juntaban en el agujero húmedo, se babeaban una a otra con el líquido acumulado en el orificio anal. Estaban realmente calientes las zorras.
Mi verga estaba como un trozo de mármol negro, las venas bombeaban a más no poder, y Rody babeaba como un doberman hambriento al mantener por mucho tiempo la boca abierta intentando comerse mi cabeza. Me divertía la situación.
En realidad Rody estaba excitado por mi verga y no por las putonas, algo no estaba funcionando. Así que le expliqué suavemente al oído que si quería mi verga debía ponérsela a alguna de las yeguas. Estaba como loco, y jadeando me dijo que sí, que haría cualquier cosa con tal de que ese trozo de carne hinchada y caliente cabalgará su culo. Alexia al oír esto empezó a mamarle los huevos desde atrás, mientras su hermanita seguía culeándolo con la lengua y los dedos.
Poco a poco Alex tenía toda la verga de Rody en su boca babeante, chupaba frenéticamente y sin parar.
Gaby me invitó a que acercara mi pija a su boca y a la puerta de entrada de Rody. Arrimé la cabeza al agujero pero sólo apoyándolo para que la puta al lamer el ano me chupara la cabeza, era una sensación divina…

(Continuará)