Para quienes no me siguen, seria bueno que leyeran mi anterior post, para asi comprender lo que hoy les relato.
http://www.poringa.net/posts/relatos/1697913/simplemente-Laura.html
Nuevamente Laura
Hacia prácticamente un año que me había juntado con mi actual mujer y estábamos de vacaciones en La Pampa, pasándola maravillosamente.
Un lunes por la tarde recibí un llamado de mi trabajo, informándome que debía suspenderlas dado que había fallecido mi reemplazo. Ante el estupor de la noticia, decidí emprender la vuelta solo, ya que dejé a mi mujer en el chalet que habíamos alquilado.
Debo decir, que no tenia ninguna intención de volver, pero la circunstancia lo ameritaba. Por mis trabajos viajaba poco, así que aquella era una oportunidad para despejarme que quedaba trunca.
Salí el mismo lunes muy tarde, pero tranquilo y bien descansado. Pase gran parte de la noche manejando, así que llegando a Las Grutas decidí pasar a descansar en una casita que tienen Laura y su esposo, para vacacionar, y de la cual tenia las llaves, que con anterioridad nos habían dado, para que todos en la vuelta nos encontráramos allí.
Cuando me aproximaba a la casa vi las luces encendidas, cosa que me llamó poderosamente la atención, y pensé que mi hermana del corazón y su familia, habían llegado de vacaciones, por lo que solo pasaría a saludarlos, y seguiría viaje.
Al llegar noté que el auto que se encontraba era el de Laura y no la traffic de Esteban (su marido), con la cual todos se iban de viaje.
Mas desconcertado quede, cuando al abrirme la puerta, Lau estaba con sus ojos llorosos y claras señales de no haber pasado buena noche.
- que carajo te paso? , porque estas así?...– pregunté
- Nada, nada…Y vos que haces acá?
Entramos mientras le contaba lo sucedido. Volví a preguntarle por su claro estado de angustia. Me contó que estaba deprimida puesto que había “pescado” a Esteban en un desliz amoroso. Ante tal hecho, había decidido junto con sus padres, dejarle los chicos y afrontarlo sola, lo mas lejos posible de nuestra ciudad. Necesitaba pensar que camino iba a tomar. Le dije que si no le parecía mal, descansaría un rato y luego seguiría mi camino, para que mi presencia u opinión no afectara o condicionara su decisión.
- No seas pelotudo, querés!!!... al contrario, lo que mas necesito ahora es de alguien como vos – me dijo, abrazándome y estallando en lagrimas.
Después de un rato, se calmó un poco. Y fue a mojarse un poco la cara, intentando borrar los rastros de su pesar. Al salir del baño, Laura me ofreció que desayunáramos juntos pues no se sentía con ánimo de acostarse.
- listo – le respondí
- deja que lo prepare yo… vos anda a cambiarte así después damos un paseo por la playa que esta re lindo afuera- agregue.
- Bueno, dale... – dijo
Lau volvió con un traje de baño muy pequeño color azul. Ya saben que estaba acostumbrado a ver ese cuerpo esplendido, y que si bien hacia prácticamente una década que no habíamos tenido relaciones, nada podía impresionarme. Seguía teniendo el mismo bello cuerpo de siempre. Presté puntual atención en que algunos vellitos dorados salían por sobre su diminuta bikini y su vulva se marcaba sutilmente.
Si bien la visión era por demás excitante, no le di mucha importancia (al menos eso creía), pero inconscientemente era todo lo contrario, ya que mi pene empezaba a ponerse firme. Fue muy obvio que Lau notó dicha condición, ya que con sus manos recorrió su vientre, sugestivamente, hasta llegar a su entrepierna, intentando disimular que de arreglaba la bikini, para mostrarme mas de lo que allí estaba escondido. La cosa terminó allí.
Acabamos de desayunar y nos dispusimos a salir a caminar por la playa.
Era una mañana hermosa, tranquila, la brisa marina era calida. Solo algún grupo de jóvenes recién salidos del boliche, rompían en silencio reinante. Después de eso, solo el mar era el dueño del lugar.
Caminamos por un largo rato, hablando de todo lo que había pasado. Intenté que la angustia no se apoderara de Laura nuevamente, metiendo algún bocadillo gracioso, que respondía con una generosa carcajada o una simple sonrisa.
Como estaba empezando hacer calor, Laura corrió hacia el agua y se zabulló. Yo como un boludo, había olvidado cambiarme, así que llevaba puesto la ropa con la que viajaba. Parado en la orilla, miraba como ella disfrutaba del la frescura del agua.
- que haces ahí? Veni, metete… esta buenísima!!! – me gritó
- no traje short – le respondí
- metete en bolas, tarado, no ves que no hay nadie – volvió a gritarme
Confieso que no lo pensé dos veces. Me puse en pelotas y corrí a su encuentro.
Estando en el mar, me comento que, a pesar de todo lo que le estaba pasando, se le hacia muy difícil verme como su “hermano elegido”, ya que en mas de una oportunidad en este tiempo, había querido volver a tener algo conmigo. Y ahí estábamos, los dos solos…
- Dame un beso – pidió
Accedí a su petición sin pensarlo.
Este beso encendió las pasiones que ambos habíamos guardado o reprimido durante tanto tiempo. Nuevamente mi pene respondió al estimulo, pero esta vez y bajo el agua ella me lo acaricio delicadamente, al tiempo que me decía, lo lindo que era volver a tenerlo en sus manos. La tome por la cintura y la acerque aun mas, comencé a acariciarla y besar sus senos. La calidez de su piel, la turgencia de sus pezones y lo salobre del mar, hacían la delicia de mi boca y sentidos.
Laura entonces me atrapo entre sus piernas y comenzó a moverse en una forma muy sugestiva. Agarre mi dura verga y corriendo su bikini, la penetré sin aviso alguno. El agua permitía que sus movimientos fueran cadenciosos y suaves. Lau, ya de por si, era muy liviana, sumado a la condición en que nos encontrábamos, casi sumergidos, hizo que me desentendiera de sostenerla, para así, amasar con mis manos sus pechos y pezones. La excitación de ambos era tal, que solo un par de movimientos frenéticos nos llevaron al esperado clímax.
Permanecimos abrazados, besándonos un rato, dejando que el compás de las olas, terminara por relajar nuestros tensos músculos.
Salimos del agua, y nos recostamos en la arena. No emitimos palabra alguna, solo nuestras manos se encontraron, mientras mirábamos aquel hermoso cielo, único testigo de lo sucedido.
Me tumbé sobre ella, para besarla. Mi pene estaba cobrando vida nuevamente. Quería estar otra vez dentro de ella, sentir el calor de su vagina abrazando mi verga. Los fluidos del anterior polvo, facilitaron la penetración. Podía ver como mi pija entraba y salía con total libertad. Laura miraba de a ratos como esto se producía… la calentaba…
Un nuevo orgasmo rompió el concierto de gemidos, para convertirse en un gutural grito salido desde el fondo de sus entrañas.
Ante tal espectáculo, comencé a bombear con más intensidad, casi con furia, hasta que un ruido en la lejanía hizo que me detuviera. Eran unos vehículos que se acercaban.
Como pude, me vestí a los apurones. Ya ambos de pie, pudimos ver que se trataban de varios cuatris.
Entre risas y chistes, nos encaminamos hacia la casa. Ya no era muy segura ni intima la playa.
Entrando en la casa me dijo que quería ducharse conmigo.
- Como en los viejos tiempos – le dije con una sonrisa, dejando que me condujera.
Ya en el baño comencé suavemente a desnudarla y percibí como su piel comenzaba a erizarse; una vez desnuda me extasiaba con lo que veían mis ojos…, una mujer hermosa. Ella comenzó a quitarme la ropa y al quedar mi pene expuesto a la altura de su carita, le dio un gran beso… Mi mente se nublo por completo en ese momento. Comenzamos así a enjabonarnos mutuamente, sentía como al pasar mis manos por su piel desnuda ella respondía al estimulo, la visión de como la espuma bajaba y quedaba expuesto su cuerpo era increíble. Laura empezó a besar mi cuerpo, mientras su mano enjabonada me masturbaba con cierta ternura, sentía como sus labios recorrían mi espalda, me estaba enloqueciendo. Notó que yo estaba a punto de acabar, así que sugirió que fuésemos a un lugar más cómodo, por lo que así mojados nos dirigimos al cuarto.
Me empujo sobre la cama, y se recostó a mi lado, boca abajo. Podía ver como las gotas de agua recorrían sus glúteos y se internaban en su deliciosa entrepierna.
Me lancé a lamerle y besarle la espalda, bajando mis manos por sus piernas; esta mujer que siempre había visto como una hermana, estaba en la cama, nuevamente deseosa que la poseyera. Se volvió boca arriba y tomándose los pechos me sugirió que los chupara. Inicie entonces mi recorrido por todo su cuerpo con mi boca, hasta llegar a ellos y cumplir con lo solicitado. Pude apreciar como ella acariciaba suavemente sus labios vaginales buscando excitar su clítoris. Procedí entonces a bajar por su vientre con mis labios y conforme iba llegando a su mojada concha, ella comenzaba a excitarse cada vez más. Con sus piernas abiertas de par en par, empecé la más dulce de las caricias que una mujer pretende alguna vez. Su rosada, sabrosa y caliente vulva, estaba totalmente húmeda y sus labios estaban increíblemente grandes, a su máximo esplendor. Al tocar su clítoris con mi lengua, Laura explotó en un orgasmo majestuoso. Después de mucho tiempo, volví a vivir ese momento único que tenia bien grabado en mis retinas. Sus gestos, su cuerpo retorciéndose de placer, sus espasmos orgásmicos…, que bella imagen, realmente IMPAGABLE…
- cojeme… ponemela ya, la quiero adentro – me suplico, con la voz entrecortada.
Le respondí que aun faltaba un poco mas (ese dejo sádico se hacia presente en mi).
La empecé a masturbar con mis dedos, ella hizo lo mismo, sus tersas manos acariciaban mi pene en una forma excepcional, única…Laura volvió a explotar con otro orgasmo mas intenso que el anterior.
Inmediatamente, bajó hasta mi pene y con su boca hecha agua por el placer, comenzó a chuparlo con delirio. Era una sensación increíble. Ahora era yo quien estaba enloqueciendo. Mi turno de gozar a pleno había llegado. Lamió con devoción por varios minutos. Una sola de sus miradas me indicó que ya estaba lista, que la quería adentro de una vez por todas. La tome delicadamente y la penetre muy lentamente. Podía sentir las contracciones de su vagina en mi pija. Bombee suavemente por unos instantes, como queriendo continuar lo interrumpido en la playa. Su cuerpo temblaba de placer, de la vagina fluían sus jugos, mojando su cola y las sabanas. Los pliegues de su concha no ofrecían ninguna resistencia ante los embates de mi caliente y rígida vara de carne. La hice poner en cuatro y la penetre de un solo envión hasta el fondo. Mis movimientos se fueron intensificando hasta arrancarle un nuevo orgasmo. No podía evitar gozar con su placer, era divino ver aquel estremecimiento. Mientras seguía moviéndome, mis dedos iban perdiéndose en su ano. Le pedí que se recostara boca arriba, y lamí su culito. Cuando ya estuvo bien húmedo, la fui penetrando de a poco, sus gemidos de gozo se volvían cada vez más intensos. La sacaba casi por completo, para volver a penetrarla lentamente. Quería extender ese maravilloso momento, Le pedí que fuera ella quien me cabalgara. Nos giramos sin sacarla de su culo y, después de unos minutos, con movimientos acompasados y besándonos apasionadamente llegamos juntos. Así como estábamos, nos prodigamos caricias y besos hasta quedarnos dormidos. Demás esta decir que al despertarnos, por la tarde, tuvimos otra sesión sexual, tan tórrida como esta, pero seria por demás extenso contarla en este relato.
Cabe decir, que esta fue la ultima oportunidad que tuvimos con Lau, de tener relaciones sexuales. Ella por su parte, recompuso su matrimonio al poco tiempo y me dio otro “sobrinito”. Por la mía, llegué a mi pueblo un día después de lo pensado, pergeñe una buena explicación para que mi mujer no sospechara y todo sigue su curso normal hasta el día de hoy.
Siempre quedara presente entre nosotros este secreto, que solo Laura y Yo… Buehh!!! y ahora ustedes conocen.
http://www.poringa.net/posts/relatos/1697913/simplemente-Laura.html
Nuevamente Laura
Hacia prácticamente un año que me había juntado con mi actual mujer y estábamos de vacaciones en La Pampa, pasándola maravillosamente.
Un lunes por la tarde recibí un llamado de mi trabajo, informándome que debía suspenderlas dado que había fallecido mi reemplazo. Ante el estupor de la noticia, decidí emprender la vuelta solo, ya que dejé a mi mujer en el chalet que habíamos alquilado.
Debo decir, que no tenia ninguna intención de volver, pero la circunstancia lo ameritaba. Por mis trabajos viajaba poco, así que aquella era una oportunidad para despejarme que quedaba trunca.
Salí el mismo lunes muy tarde, pero tranquilo y bien descansado. Pase gran parte de la noche manejando, así que llegando a Las Grutas decidí pasar a descansar en una casita que tienen Laura y su esposo, para vacacionar, y de la cual tenia las llaves, que con anterioridad nos habían dado, para que todos en la vuelta nos encontráramos allí.
Cuando me aproximaba a la casa vi las luces encendidas, cosa que me llamó poderosamente la atención, y pensé que mi hermana del corazón y su familia, habían llegado de vacaciones, por lo que solo pasaría a saludarlos, y seguiría viaje.
Al llegar noté que el auto que se encontraba era el de Laura y no la traffic de Esteban (su marido), con la cual todos se iban de viaje.
Mas desconcertado quede, cuando al abrirme la puerta, Lau estaba con sus ojos llorosos y claras señales de no haber pasado buena noche.
- que carajo te paso? , porque estas así?...– pregunté
- Nada, nada…Y vos que haces acá?
Entramos mientras le contaba lo sucedido. Volví a preguntarle por su claro estado de angustia. Me contó que estaba deprimida puesto que había “pescado” a Esteban en un desliz amoroso. Ante tal hecho, había decidido junto con sus padres, dejarle los chicos y afrontarlo sola, lo mas lejos posible de nuestra ciudad. Necesitaba pensar que camino iba a tomar. Le dije que si no le parecía mal, descansaría un rato y luego seguiría mi camino, para que mi presencia u opinión no afectara o condicionara su decisión.
- No seas pelotudo, querés!!!... al contrario, lo que mas necesito ahora es de alguien como vos – me dijo, abrazándome y estallando en lagrimas.
Después de un rato, se calmó un poco. Y fue a mojarse un poco la cara, intentando borrar los rastros de su pesar. Al salir del baño, Laura me ofreció que desayunáramos juntos pues no se sentía con ánimo de acostarse.
- listo – le respondí
- deja que lo prepare yo… vos anda a cambiarte así después damos un paseo por la playa que esta re lindo afuera- agregue.
- Bueno, dale... – dijo
Lau volvió con un traje de baño muy pequeño color azul. Ya saben que estaba acostumbrado a ver ese cuerpo esplendido, y que si bien hacia prácticamente una década que no habíamos tenido relaciones, nada podía impresionarme. Seguía teniendo el mismo bello cuerpo de siempre. Presté puntual atención en que algunos vellitos dorados salían por sobre su diminuta bikini y su vulva se marcaba sutilmente.
Si bien la visión era por demás excitante, no le di mucha importancia (al menos eso creía), pero inconscientemente era todo lo contrario, ya que mi pene empezaba a ponerse firme. Fue muy obvio que Lau notó dicha condición, ya que con sus manos recorrió su vientre, sugestivamente, hasta llegar a su entrepierna, intentando disimular que de arreglaba la bikini, para mostrarme mas de lo que allí estaba escondido. La cosa terminó allí.
Acabamos de desayunar y nos dispusimos a salir a caminar por la playa.
Era una mañana hermosa, tranquila, la brisa marina era calida. Solo algún grupo de jóvenes recién salidos del boliche, rompían en silencio reinante. Después de eso, solo el mar era el dueño del lugar.
Caminamos por un largo rato, hablando de todo lo que había pasado. Intenté que la angustia no se apoderara de Laura nuevamente, metiendo algún bocadillo gracioso, que respondía con una generosa carcajada o una simple sonrisa.
Como estaba empezando hacer calor, Laura corrió hacia el agua y se zabulló. Yo como un boludo, había olvidado cambiarme, así que llevaba puesto la ropa con la que viajaba. Parado en la orilla, miraba como ella disfrutaba del la frescura del agua.
- que haces ahí? Veni, metete… esta buenísima!!! – me gritó
- no traje short – le respondí
- metete en bolas, tarado, no ves que no hay nadie – volvió a gritarme
Confieso que no lo pensé dos veces. Me puse en pelotas y corrí a su encuentro.
Estando en el mar, me comento que, a pesar de todo lo que le estaba pasando, se le hacia muy difícil verme como su “hermano elegido”, ya que en mas de una oportunidad en este tiempo, había querido volver a tener algo conmigo. Y ahí estábamos, los dos solos…
- Dame un beso – pidió
Accedí a su petición sin pensarlo.
Este beso encendió las pasiones que ambos habíamos guardado o reprimido durante tanto tiempo. Nuevamente mi pene respondió al estimulo, pero esta vez y bajo el agua ella me lo acaricio delicadamente, al tiempo que me decía, lo lindo que era volver a tenerlo en sus manos. La tome por la cintura y la acerque aun mas, comencé a acariciarla y besar sus senos. La calidez de su piel, la turgencia de sus pezones y lo salobre del mar, hacían la delicia de mi boca y sentidos.
Laura entonces me atrapo entre sus piernas y comenzó a moverse en una forma muy sugestiva. Agarre mi dura verga y corriendo su bikini, la penetré sin aviso alguno. El agua permitía que sus movimientos fueran cadenciosos y suaves. Lau, ya de por si, era muy liviana, sumado a la condición en que nos encontrábamos, casi sumergidos, hizo que me desentendiera de sostenerla, para así, amasar con mis manos sus pechos y pezones. La excitación de ambos era tal, que solo un par de movimientos frenéticos nos llevaron al esperado clímax.
Permanecimos abrazados, besándonos un rato, dejando que el compás de las olas, terminara por relajar nuestros tensos músculos.
Salimos del agua, y nos recostamos en la arena. No emitimos palabra alguna, solo nuestras manos se encontraron, mientras mirábamos aquel hermoso cielo, único testigo de lo sucedido.
Me tumbé sobre ella, para besarla. Mi pene estaba cobrando vida nuevamente. Quería estar otra vez dentro de ella, sentir el calor de su vagina abrazando mi verga. Los fluidos del anterior polvo, facilitaron la penetración. Podía ver como mi pija entraba y salía con total libertad. Laura miraba de a ratos como esto se producía… la calentaba…
Un nuevo orgasmo rompió el concierto de gemidos, para convertirse en un gutural grito salido desde el fondo de sus entrañas.
Ante tal espectáculo, comencé a bombear con más intensidad, casi con furia, hasta que un ruido en la lejanía hizo que me detuviera. Eran unos vehículos que se acercaban.
Como pude, me vestí a los apurones. Ya ambos de pie, pudimos ver que se trataban de varios cuatris.
Entre risas y chistes, nos encaminamos hacia la casa. Ya no era muy segura ni intima la playa.
Entrando en la casa me dijo que quería ducharse conmigo.
- Como en los viejos tiempos – le dije con una sonrisa, dejando que me condujera.
Ya en el baño comencé suavemente a desnudarla y percibí como su piel comenzaba a erizarse; una vez desnuda me extasiaba con lo que veían mis ojos…, una mujer hermosa. Ella comenzó a quitarme la ropa y al quedar mi pene expuesto a la altura de su carita, le dio un gran beso… Mi mente se nublo por completo en ese momento. Comenzamos así a enjabonarnos mutuamente, sentía como al pasar mis manos por su piel desnuda ella respondía al estimulo, la visión de como la espuma bajaba y quedaba expuesto su cuerpo era increíble. Laura empezó a besar mi cuerpo, mientras su mano enjabonada me masturbaba con cierta ternura, sentía como sus labios recorrían mi espalda, me estaba enloqueciendo. Notó que yo estaba a punto de acabar, así que sugirió que fuésemos a un lugar más cómodo, por lo que así mojados nos dirigimos al cuarto.
Me empujo sobre la cama, y se recostó a mi lado, boca abajo. Podía ver como las gotas de agua recorrían sus glúteos y se internaban en su deliciosa entrepierna.
Me lancé a lamerle y besarle la espalda, bajando mis manos por sus piernas; esta mujer que siempre había visto como una hermana, estaba en la cama, nuevamente deseosa que la poseyera. Se volvió boca arriba y tomándose los pechos me sugirió que los chupara. Inicie entonces mi recorrido por todo su cuerpo con mi boca, hasta llegar a ellos y cumplir con lo solicitado. Pude apreciar como ella acariciaba suavemente sus labios vaginales buscando excitar su clítoris. Procedí entonces a bajar por su vientre con mis labios y conforme iba llegando a su mojada concha, ella comenzaba a excitarse cada vez más. Con sus piernas abiertas de par en par, empecé la más dulce de las caricias que una mujer pretende alguna vez. Su rosada, sabrosa y caliente vulva, estaba totalmente húmeda y sus labios estaban increíblemente grandes, a su máximo esplendor. Al tocar su clítoris con mi lengua, Laura explotó en un orgasmo majestuoso. Después de mucho tiempo, volví a vivir ese momento único que tenia bien grabado en mis retinas. Sus gestos, su cuerpo retorciéndose de placer, sus espasmos orgásmicos…, que bella imagen, realmente IMPAGABLE…
- cojeme… ponemela ya, la quiero adentro – me suplico, con la voz entrecortada.
Le respondí que aun faltaba un poco mas (ese dejo sádico se hacia presente en mi).
La empecé a masturbar con mis dedos, ella hizo lo mismo, sus tersas manos acariciaban mi pene en una forma excepcional, única…Laura volvió a explotar con otro orgasmo mas intenso que el anterior.
Inmediatamente, bajó hasta mi pene y con su boca hecha agua por el placer, comenzó a chuparlo con delirio. Era una sensación increíble. Ahora era yo quien estaba enloqueciendo. Mi turno de gozar a pleno había llegado. Lamió con devoción por varios minutos. Una sola de sus miradas me indicó que ya estaba lista, que la quería adentro de una vez por todas. La tome delicadamente y la penetre muy lentamente. Podía sentir las contracciones de su vagina en mi pija. Bombee suavemente por unos instantes, como queriendo continuar lo interrumpido en la playa. Su cuerpo temblaba de placer, de la vagina fluían sus jugos, mojando su cola y las sabanas. Los pliegues de su concha no ofrecían ninguna resistencia ante los embates de mi caliente y rígida vara de carne. La hice poner en cuatro y la penetre de un solo envión hasta el fondo. Mis movimientos se fueron intensificando hasta arrancarle un nuevo orgasmo. No podía evitar gozar con su placer, era divino ver aquel estremecimiento. Mientras seguía moviéndome, mis dedos iban perdiéndose en su ano. Le pedí que se recostara boca arriba, y lamí su culito. Cuando ya estuvo bien húmedo, la fui penetrando de a poco, sus gemidos de gozo se volvían cada vez más intensos. La sacaba casi por completo, para volver a penetrarla lentamente. Quería extender ese maravilloso momento, Le pedí que fuera ella quien me cabalgara. Nos giramos sin sacarla de su culo y, después de unos minutos, con movimientos acompasados y besándonos apasionadamente llegamos juntos. Así como estábamos, nos prodigamos caricias y besos hasta quedarnos dormidos. Demás esta decir que al despertarnos, por la tarde, tuvimos otra sesión sexual, tan tórrida como esta, pero seria por demás extenso contarla en este relato.
Cabe decir, que esta fue la ultima oportunidad que tuvimos con Lau, de tener relaciones sexuales. Ella por su parte, recompuso su matrimonio al poco tiempo y me dio otro “sobrinito”. Por la mía, llegué a mi pueblo un día después de lo pensado, pergeñe una buena explicación para que mi mujer no sospechara y todo sigue su curso normal hasta el día de hoy.
Siempre quedara presente entre nosotros este secreto, que solo Laura y Yo… Buehh!!! y ahora ustedes conocen.
6 comentarios - Nuevamente Laura
aplausos!!! aplausos!!!
SIEMPRE
PRESENTE
ALMAFUERTE1983
Mis puntos de hoy te los dejé en el anterior... Qué bueno leerlos los dos juntos!
Besote!!
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