El otro día me fui de vacaciones solo. Elegí por destino un hermoso valle rodeado de montañas.
La cabaña destinada para alojarme era cómoda y tenia chimenea para combatir el frio nocturno.
El motivo de este relato es el de contarles a ustedes mis amigos seguidores de mis relatos de autosatisfacción acerca de los dos mega pajazos que me pegue durante la estadía en tan bonito lugar.
El primero ocurrió luego de una larga caminata por un sendero para ascender a un mirador en lo alto de la montana. Durante el ascenso notaba que pasaban turistas que ya iban en descenso. En un momento dado note que yo era el único en el sendero, pero eso mas que asustarme me excito, pues mi mente enseguida voló y pensé: no me vendría nada mal una deslechada...
Continúe caminando y tal como si se me hubiera cumplido el deseo anteriormente descrito percibí a un costado del camino una especie de mirador o vivienda destruida. No tenia techo pero aun algunas paredes estaban en pie.
La vista del valle desde aquel lugar era impresionante. Por un rato me senté sobre lo que quedaba del lugar apoyando mi espalda contra una de las paredes.
Note que nadie pasaba y además la vivienda que menciono quedaba a un costado del camino pero había que caminar un poco para llegar a ella por lo tanto si me decidía a pegarme un pajazo tendría tiempo para disimular si alguien llegaba.
Como ya estarán adivinando algunos de mis amigos lectores, como buen pajero me decidí y es así que usando mi mochila de almohada me recosté sobre el piso y empecé a tocarme por encima de la ropa.
Al rato ya estaba a cien por lo que sin perder tiempo y sin importarme el viento algo frio empecé a quitarme la ropa. Me quede solo con las botas puestas.
Acomodándome sobre la ropa a modo de sabana procedí a empezarme a pelar la verga que ya estaba bien dura y palpitaba como pidiéndome que la tocara.
Se notaba que estaba excitado pues ni medio me retire hacia atrás un poco el prepucio note que ya el glande estaba totalmente húmedo y las gotas de pre seminal seguían brotando dejando mi glande brillante de tanta lubricación.
Era una delicia tocarme las tetillas con mis dedos fríos. Esta acción hacia que yo me quejara de excitación mientras sentía como mis tetillas se ponían duras.
Empecé a moverme la verga con una mano mientras con la otra me acariciaba los huevos y las nalgas, al igual que mis muslos en donde el contacto de mi mano contra los vellos de mis muslos me producía un cosquilleo muy excitante.
Los minutos transcurrían y yo seguía cada vez mas excitado. Sentía el orgasmo cada vez mas cerca por lo que doblándome sobre mi espalda procedí a jalarme la verga hasta acabar...
Ooohhh siiii...varios chorros de tibio semen salieron disparados sobre mi cayendo sobre mi cara y cuello.
Entre tanto frio era maravilloso sentir mi propio semen caliente encima.
Me reincorpore y procedí a vestirme y a limpiarme los restos de mi leche para emprender el retorno hacia la hostería.
Ya de noche en mi cabaña recordé lo que había realizado en la tarde en la montana y el solo hecho de acordarme hizo que mi verga nuevamente se pusiera dura.
Me levante de la cama y me acosté cerca de la chimenea a fin de recibir un poco mas de calor en tal fría noche.
Realmente nuevamente estaba excitado y me di cuenta de ello cuando note la manchota de humedad en mis boxers, justo en la zona donde mi pene hacia contacto sobre la tela.
Procedí a bajarme el bóxer y nuevamente el glande de mi verga brillaba por la excesiva humedad producto de mi lubricación. Nuevamente me pele la verga y me pase un dedo por la superficie del glande recogiendo algo de lubricación la cual al alejar mi dedo del glande formaba hilos cristalinos de babita lubricante.
Me embarre muy bien dos dedos con mi lubricación y procedí a frotarme directamente la cabeza de mi verga.
Con la otra mano me jalaba mis testículos, las cuales ante el calor de la chimenea habían descendido totalmente hacia el escroto por lo que me colgaban mucho.
A momentos también me estimulaba el culo como muchos hombres suelen hacerlo: ensalivándome el dedo e introduciéndolo y sacándolo con suavidad del ano.
Con la punta de mi dedo a ratos lograba estimularme directamente la próstata, lo cual me provocaba un placer exquisito y hacía que mi verga segregara aún más líquido pre seminal.
Aquel estimulo anal junto a mis dedos haciendo maravillas sobre mi glande hicieron que el primer chorro de leche fuera eyaculado hacia atrás de mi cabeza con gran fuerza.
Los siguientes chorros de semen cayeron sobre mi vello púbico y abdomen inundando la habitación con mi olor a hombre, a semen.
Quede tan rendido que me dormí desnudo pero todo valió la pena. Como pajero orgulloso que soy no podía ser de otra manera.
La cabaña destinada para alojarme era cómoda y tenia chimenea para combatir el frio nocturno.
El motivo de este relato es el de contarles a ustedes mis amigos seguidores de mis relatos de autosatisfacción acerca de los dos mega pajazos que me pegue durante la estadía en tan bonito lugar.
El primero ocurrió luego de una larga caminata por un sendero para ascender a un mirador en lo alto de la montana. Durante el ascenso notaba que pasaban turistas que ya iban en descenso. En un momento dado note que yo era el único en el sendero, pero eso mas que asustarme me excito, pues mi mente enseguida voló y pensé: no me vendría nada mal una deslechada...
Continúe caminando y tal como si se me hubiera cumplido el deseo anteriormente descrito percibí a un costado del camino una especie de mirador o vivienda destruida. No tenia techo pero aun algunas paredes estaban en pie.
La vista del valle desde aquel lugar era impresionante. Por un rato me senté sobre lo que quedaba del lugar apoyando mi espalda contra una de las paredes.
Note que nadie pasaba y además la vivienda que menciono quedaba a un costado del camino pero había que caminar un poco para llegar a ella por lo tanto si me decidía a pegarme un pajazo tendría tiempo para disimular si alguien llegaba.
Como ya estarán adivinando algunos de mis amigos lectores, como buen pajero me decidí y es así que usando mi mochila de almohada me recosté sobre el piso y empecé a tocarme por encima de la ropa.
Al rato ya estaba a cien por lo que sin perder tiempo y sin importarme el viento algo frio empecé a quitarme la ropa. Me quede solo con las botas puestas.
Acomodándome sobre la ropa a modo de sabana procedí a empezarme a pelar la verga que ya estaba bien dura y palpitaba como pidiéndome que la tocara.
Se notaba que estaba excitado pues ni medio me retire hacia atrás un poco el prepucio note que ya el glande estaba totalmente húmedo y las gotas de pre seminal seguían brotando dejando mi glande brillante de tanta lubricación.
Era una delicia tocarme las tetillas con mis dedos fríos. Esta acción hacia que yo me quejara de excitación mientras sentía como mis tetillas se ponían duras.
Empecé a moverme la verga con una mano mientras con la otra me acariciaba los huevos y las nalgas, al igual que mis muslos en donde el contacto de mi mano contra los vellos de mis muslos me producía un cosquilleo muy excitante.
Los minutos transcurrían y yo seguía cada vez mas excitado. Sentía el orgasmo cada vez mas cerca por lo que doblándome sobre mi espalda procedí a jalarme la verga hasta acabar...
Ooohhh siiii...varios chorros de tibio semen salieron disparados sobre mi cayendo sobre mi cara y cuello.
Entre tanto frio era maravilloso sentir mi propio semen caliente encima.
Me reincorpore y procedí a vestirme y a limpiarme los restos de mi leche para emprender el retorno hacia la hostería.
Ya de noche en mi cabaña recordé lo que había realizado en la tarde en la montana y el solo hecho de acordarme hizo que mi verga nuevamente se pusiera dura.
Me levante de la cama y me acosté cerca de la chimenea a fin de recibir un poco mas de calor en tal fría noche.
Realmente nuevamente estaba excitado y me di cuenta de ello cuando note la manchota de humedad en mis boxers, justo en la zona donde mi pene hacia contacto sobre la tela.
Procedí a bajarme el bóxer y nuevamente el glande de mi verga brillaba por la excesiva humedad producto de mi lubricación. Nuevamente me pele la verga y me pase un dedo por la superficie del glande recogiendo algo de lubricación la cual al alejar mi dedo del glande formaba hilos cristalinos de babita lubricante.
Me embarre muy bien dos dedos con mi lubricación y procedí a frotarme directamente la cabeza de mi verga.
Con la otra mano me jalaba mis testículos, las cuales ante el calor de la chimenea habían descendido totalmente hacia el escroto por lo que me colgaban mucho.
A momentos también me estimulaba el culo como muchos hombres suelen hacerlo: ensalivándome el dedo e introduciéndolo y sacándolo con suavidad del ano.
Con la punta de mi dedo a ratos lograba estimularme directamente la próstata, lo cual me provocaba un placer exquisito y hacía que mi verga segregara aún más líquido pre seminal.
Aquel estimulo anal junto a mis dedos haciendo maravillas sobre mi glande hicieron que el primer chorro de leche fuera eyaculado hacia atrás de mi cabeza con gran fuerza.
Los siguientes chorros de semen cayeron sobre mi vello púbico y abdomen inundando la habitación con mi olor a hombre, a semen.
Quede tan rendido que me dormí desnudo pero todo valió la pena. Como pajero orgulloso que soy no podía ser de otra manera.
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