Después de un tiempo de postear en P! y de compartir con ustedes intimidades que no les cuento ni a mis mejores amigas, me siento en confianza como para contarles algunos problemitas que estoy teniendo y que me mantienen algo alejada de la página. En primer lugar, estoy teniendo problemas con mi marido, no se trata para nada de los cuernos que le pongo, de los que no sospecha en lo absoluto, sino porque se le metió en la cabeza que quiere tener un hijo antes de los 30. La primera discusión vino cuándo me encontró los anticonceptivos. Supuestamente habíamos quedado en que no nos cuidaríamos dejando que el destino decidiera si debíamos ser padres hora o más tarde. Sin embargo, debido a ciertas actividades “extracurriculares” que estoy teniendo, empecé a cuidarme, ya que si voy a tener un hijo quiero que sea de mi marido y no de otro hombre, claro que no le podía explicar eso a él.
Mi excusa fue que todavía no me sentía lista para ser madre, y que además quería terminar mi carrera antes de embarazarme, que después, ya con un hijo en brazos todo se me haría cuesta arriba. No me entendió o no quiso entenderme. Claro, para él es fácil, solo tiene que meterla, acabar adentro y ya esta, después soy yo la que tiene que cargar con la panza durante nueve meses. No es que no quiera ser madre, no me malentiendan, no quiero serlo en este momento. Ser madre significaría perder esa libertad que tanto necesito y que me resulta tan indispensable.
Tras cartón, tengo una nueva jefa en el trabajo, se llama Irene y no se porque se la agarró conmigo desde el principio. No sé, quizás sea que fuimos enemigas en alguna vida anterior, y tengamos que seguir en esta con nuestras diferencias. La cuestión es que entre una cosa y otra mi vida se volvió un auténtico calvario, por suerte están esos momentos de “esparcimiento” en los que me olvido de todo y de todos, y puedo dedicarme a lo que más me gusta, eso que ustedes ya saben.
Por ejemplo el otro día, había discutido con mi marido por la mañana y luego me crucé fuerte con mi nueva jefa, tenía un humor de perros, no tenía ganas de nada, por suerte se hizo rápido las cuatro y media. Fui la primera en salir de la compañía. Iba hacia la parada del colectivo cuando en la esquina lo veo a Jorgito. ¿Se acuerdan del feo? Me tenía un regalo, una caja de bombones, me enterneció. Después de muchos hombres con los que estuve y seguiré estando, lo suyo era casi naif. Lo agarre de la mano y lo lleve a un telo. Debo decir que luego de nuestro primer encuentro, había mejorado mucho su rendimiento. Esta vez por él mismo busco mi entrepierna, y me prodigó una real mamada. Me quería meter la lengua casi hasta el caracú… jajaja… resultaba hasta divertido, obvio que aquella sesión de sexo resultó mucho más satisfactoria que la primera, por lo que no tengo duda que Jorgito se va a convertir en un amante de primera. Si es así, voy a estar feliz de haber sido su “madrina”.
Por otro lado también está Enrique, el policía, después de aquel encuentro que tuvimos en las mismas instalaciones de la compañía hubo algunos más. Cuándo le toca la guardia, me espera en la puerta de salida, me saluda de lo más normal y me guiña un ojo. Ya sé lo que eso significa. Me voy al bar de la esquina y pido un café. Tengo que esperar media hora más o menos, hasta asegurarme que se hayan ido todos. Entonces vuelvo y… nos matamos cogiendo en una de las oficinas. Con tiempo él se arma una camita en donde hacemos las mil y un posiciones. Por capricho mío me gusta que me coja con el uniforme puesto, solamente se saca el cinturón con el arma, la “otra” se la deja puesta y me deja usársela a mi gusto y antojo. En una ocasión me puse la gorra en la cabeza y le pregunté si no se había cogido a una compañera.
-A unas cuántas- me dijo todo canchero.
-¿Y presas?- insistí.
-Mamita, las minas antes de ficharlas pasan por el garrote- me contestó blandiendo enérgicamente su durísima pija.
Y como no hay dos sin tres, ahora también está Francisco, mi vecino. Después de la tremenda cogida que nos pegamos ese día de lluvia, volvió a avanzarme un par de veces más. Una de ellas dentro del ascensor. Entró tras de mí, y mientras subíamos empezó a sobarme el culo como si fuera lo más normal.
-¿Qué hacés?- le pregunté poniendo cara de enojada.
-Nada que no te guste- respondió.
-Mira, lo del otro día…- intenté decir, pero él enseguida me cortó.
-… estuvo increíble- completó por mí.
No pude contradecirlo. Por suerte llegamos a nuestro piso y cada quién se fue por su lado. Pero sin habérmelo propuesto llegué a algo que nunca quise: tener un amante, y a falta de uno parece que tengo tres. Aunque la pasé y la pasó bomba con los tres eso es algo que no quiero. No me gusta atarme a nadie, ya tengo suficiente con mi marido, así que no sé, creo que a mi vecino y al policía voy a terminar dándoles el olivo. Les daré las gracias por los servicios prestados y les plantearé las cosas tal cuál son. En cuánto a Jorgito… me inspira demasiada ternura como para darle el raje, además me gustaría probar hasta donde es capaz de llegar. No se, por lo menos hasta que él solito me pida hacerme la cola. Fui su primera mujer, así que no me gustaría decepcionarlo, además… con él puedo hacerlo sin preservativo y sentir como me llena hasta el último rincón con su leche. Y eso, señoras y señores, no tiene precio.
Mil perdones por toda esta perorata, ya se que no es un relato como tal, pero quería sacarme algunas cosas que tengo adentro (aparte de una buena pija…jajaja…) y no puedo compartir con nadie, solo con ustedes, estoy segura que comprenderán. Más allá de todo lo que puedo llegar a disfrutar, no todo es color de rosa, lamentablemente. Igual ya me decidí, esta tarde ni Jorgito, ni el policía ni Francisco. Es viernes y estoy escribiendo esto en un descanso. Pero apenas salga del laburo me voy a ir con el primer tipo que me guste. Me voy a echar un buen polvo y me voy a olvidar por lo menos por un buen rato de todos mis quilombos. Por eso el sexo resulta tan fascinante, porque durante ese mágico momento no existe nada más, solo dos seres complementándose a la perfección para darse mutuo placer, ni más ni menos. Besitos y si tengo tiempo mañana les pongo el relato de mi inminente cogida. ¿Con quién será? No lo sé, y eso es lo más emocionante, ¿no les parece?
Mi excusa fue que todavía no me sentía lista para ser madre, y que además quería terminar mi carrera antes de embarazarme, que después, ya con un hijo en brazos todo se me haría cuesta arriba. No me entendió o no quiso entenderme. Claro, para él es fácil, solo tiene que meterla, acabar adentro y ya esta, después soy yo la que tiene que cargar con la panza durante nueve meses. No es que no quiera ser madre, no me malentiendan, no quiero serlo en este momento. Ser madre significaría perder esa libertad que tanto necesito y que me resulta tan indispensable.
Tras cartón, tengo una nueva jefa en el trabajo, se llama Irene y no se porque se la agarró conmigo desde el principio. No sé, quizás sea que fuimos enemigas en alguna vida anterior, y tengamos que seguir en esta con nuestras diferencias. La cuestión es que entre una cosa y otra mi vida se volvió un auténtico calvario, por suerte están esos momentos de “esparcimiento” en los que me olvido de todo y de todos, y puedo dedicarme a lo que más me gusta, eso que ustedes ya saben.
Por ejemplo el otro día, había discutido con mi marido por la mañana y luego me crucé fuerte con mi nueva jefa, tenía un humor de perros, no tenía ganas de nada, por suerte se hizo rápido las cuatro y media. Fui la primera en salir de la compañía. Iba hacia la parada del colectivo cuando en la esquina lo veo a Jorgito. ¿Se acuerdan del feo? Me tenía un regalo, una caja de bombones, me enterneció. Después de muchos hombres con los que estuve y seguiré estando, lo suyo era casi naif. Lo agarre de la mano y lo lleve a un telo. Debo decir que luego de nuestro primer encuentro, había mejorado mucho su rendimiento. Esta vez por él mismo busco mi entrepierna, y me prodigó una real mamada. Me quería meter la lengua casi hasta el caracú… jajaja… resultaba hasta divertido, obvio que aquella sesión de sexo resultó mucho más satisfactoria que la primera, por lo que no tengo duda que Jorgito se va a convertir en un amante de primera. Si es así, voy a estar feliz de haber sido su “madrina”.
Por otro lado también está Enrique, el policía, después de aquel encuentro que tuvimos en las mismas instalaciones de la compañía hubo algunos más. Cuándo le toca la guardia, me espera en la puerta de salida, me saluda de lo más normal y me guiña un ojo. Ya sé lo que eso significa. Me voy al bar de la esquina y pido un café. Tengo que esperar media hora más o menos, hasta asegurarme que se hayan ido todos. Entonces vuelvo y… nos matamos cogiendo en una de las oficinas. Con tiempo él se arma una camita en donde hacemos las mil y un posiciones. Por capricho mío me gusta que me coja con el uniforme puesto, solamente se saca el cinturón con el arma, la “otra” se la deja puesta y me deja usársela a mi gusto y antojo. En una ocasión me puse la gorra en la cabeza y le pregunté si no se había cogido a una compañera.
-A unas cuántas- me dijo todo canchero.
-¿Y presas?- insistí.
-Mamita, las minas antes de ficharlas pasan por el garrote- me contestó blandiendo enérgicamente su durísima pija.
Y como no hay dos sin tres, ahora también está Francisco, mi vecino. Después de la tremenda cogida que nos pegamos ese día de lluvia, volvió a avanzarme un par de veces más. Una de ellas dentro del ascensor. Entró tras de mí, y mientras subíamos empezó a sobarme el culo como si fuera lo más normal.
-¿Qué hacés?- le pregunté poniendo cara de enojada.
-Nada que no te guste- respondió.
-Mira, lo del otro día…- intenté decir, pero él enseguida me cortó.
-… estuvo increíble- completó por mí.
No pude contradecirlo. Por suerte llegamos a nuestro piso y cada quién se fue por su lado. Pero sin habérmelo propuesto llegué a algo que nunca quise: tener un amante, y a falta de uno parece que tengo tres. Aunque la pasé y la pasó bomba con los tres eso es algo que no quiero. No me gusta atarme a nadie, ya tengo suficiente con mi marido, así que no sé, creo que a mi vecino y al policía voy a terminar dándoles el olivo. Les daré las gracias por los servicios prestados y les plantearé las cosas tal cuál son. En cuánto a Jorgito… me inspira demasiada ternura como para darle el raje, además me gustaría probar hasta donde es capaz de llegar. No se, por lo menos hasta que él solito me pida hacerme la cola. Fui su primera mujer, así que no me gustaría decepcionarlo, además… con él puedo hacerlo sin preservativo y sentir como me llena hasta el último rincón con su leche. Y eso, señoras y señores, no tiene precio.
Mil perdones por toda esta perorata, ya se que no es un relato como tal, pero quería sacarme algunas cosas que tengo adentro (aparte de una buena pija…jajaja…) y no puedo compartir con nadie, solo con ustedes, estoy segura que comprenderán. Más allá de todo lo que puedo llegar a disfrutar, no todo es color de rosa, lamentablemente. Igual ya me decidí, esta tarde ni Jorgito, ni el policía ni Francisco. Es viernes y estoy escribiendo esto en un descanso. Pero apenas salga del laburo me voy a ir con el primer tipo que me guste. Me voy a echar un buen polvo y me voy a olvidar por lo menos por un buen rato de todos mis quilombos. Por eso el sexo resulta tan fascinante, porque durante ese mágico momento no existe nada más, solo dos seres complementándose a la perfección para darse mutuo placer, ni más ni menos. Besitos y si tengo tiempo mañana les pongo el relato de mi inminente cogida. ¿Con quién será? No lo sé, y eso es lo más emocionante, ¿no les parece?
16 comentarios - Reflexion
La vida es una disfrutala y contame. saludos
Es que la pija es lo mejor que hay, ¿o acaso vos no pensas solo en conchas? Me extrañaria que no fuera así. Besos. ❤️
Tener hijos cambia todo. Es bueno que se tomen el tiempo y lo piensen bien.
Ahora mi reflexion:
Porque carajo nunca me cruzo una mina como vos?
Suerte!!!
por algo esta en poringa, no? jaja 😀 😀
pero en mi opinion, para cuando tengas familia deberias sentar cabeza, por el bien de los chicos 😉 +10
IMPRESIONANTE POST TE MANDASTE !!!
SEGUI ASI !!! FELICITACIONES !!!
GRACIAS POR COMPARTIR !!!
Me olvidaba: excelentes tus relatos