Pido a mis queridos lectores que lean los anteriores relatos para acabar de comprender totalmente esta nueva vivencia con la yegua de mi Tía. Los comentarios me ayudan a seguir en esta tarea hermosa de que todos se pajeen con mis historias reales y si quieres puedes dejarme puntos que me incentivan a seguir calentándolos…
Todo empezó una mañana de verano. Al levantarme desnudo listo para ir a ducharme vi a mi Tía tomando el sol en una terraza que sale de mi habitación en la segunda planta. Estaba boca abajo en tanga diminuto de hilo dental negro y fumaba…
Al verla mi verga se inyectó de sangre caliente y se puso gorda en pocos segundos. Como si nada fui a ducharme y al salir me tiré en una reposera a su lado completamente desnudo y empalmado, ella me miró asombrada detrás de sus gafas de sol disimulando y saludándome como si nada…
Fumamos juntos y charlamos. Mi pija se mantenía erecta y me había prometido aguantar todo lo que pudiera, a ver hasta cuándo aguantaba la yegua puta de mi tía…
Mientras charlábamos se apoyaba en sus brazos arqueando la espalda, sus tetas eran como dos pomelos redondos y morenos colgando, sus pezones rozaban la tela de la reposera y se ponían puntiagudos, la visión de su culo dorado y aceitado resultaba hipnótica.
Al charlar la descubría mirándome la verga cada dos por tres, relamiéndose y disimulando a la vez. Al llegar al mediodía me preguntó si me apetecía un trago, bajó a la cocina y al cabo de unos minutos llegó con unos Martinis bien fríos. Brindamos y seguimos charlando, bebiendo y fumando.
El alcohol y el sol empezaban a hacer sus efectos, nos desinhibía por completo, se nos soltaba la risa y cada vez estábamos más calientes, aunque tácitamente sabíamos cuál era el juego: Calentarnos hasta límites descontrolados pero sin siquiera tocarnos ni un solo dedo.
Mi pija empezaba a humedecerse y a segregar un líquido transparente y caliente que la lubricaba desde la cabeza hasta los huevos… A ella le hacía gracia y me decía que no necesitaba bronceador… A ella se le inundaba la concha de calentura…y notaba en sus piernas mojadas el efecto de mi plan.
Llevábamos varios Martinis sin comer y estábamos borrachitos, era una sensación deseada. El sol, nuestros cuerpos desnudos y calientes, el alcohol y el tabaco. Charlábamos con nuestras bocas muy juntas, a punto de rozarnos los labios, sintiendo el aliento del otro pero sin tocarnos, nos mirábamos a los ojos y comenzábamos a soltarnos.
-Sobrino, dile a tu tía cositas lindas…
-Si? ¿Quieres oír de mis labios lo que me provocas?
-Ajá… luego te diré yo.
- Eres una hembra que me vuelve loco- le susurraba cerca de su boca húmeda.
- Mmm sugerente sobrino… ¿Por qué?
-Porque tienes el cuerpo de una yegua madura, me encantan tus caderas redondas y tu culo bronceado con ese tanga metido hasta el fondo…
-Jajaja… qué lindo eres! Ahora mismo está empapado- se divertía mientras mojaba sus labios con saliva caliente. Estaba tan cerca de mi boca que casi podía sentir la humedad de su baba.
-Tus tetas son redondas y sueño con poder lamerlas, chuparlas con fuerza, escupirlas…
-Guauu sobrino, qué imaginación tienes! A mí también me calientas mucho… me encantaría lamer tus huevos, pero no lo haré…
-No te dejaré putita hermosa…
-Aunque se me ocurre una forma de chuparte sin chuparte…
-Ah sí? Cómo es eso…?
-Bueno… quizás babeándote un poquito no?
-Sí? Te parece?
-Ajá…- afirmó acercándose a mi pija.
Su boca estaba a 1 cm. de mi pija ardiente, abrió sus labios y dejó caer un hilo de saliva que recubrió toda mi cabeza morada… Mi verga se movía espasmódicamente.
-Te gusta amor?
-Me encanta… me sorprende que seas tan hija de puta.
Siguió humectando con su baba primero el tronco y llegando a los huevos hinchados y llenos de leche. Con la lengua fingía que me chupaba pero sin rozar ni un trozo de piel, mirándome fijamente a los ojos.
Cada vez aumentaba la cantidad de saliva que volcaba en mi verga, comenzando a escupir a un ritmo regular, suave pero continuo. A cada dosis de baba mi pija contestaba con un movimiento rítmico, me estaba cogiendo con su baba de puta mamona.
-Veo que te gusta sobri…- decía mirándome a los ojos y con su concha chorreando de calentura.
Poco a poco fue incrementando el ritmo y escupiendo con fuerza y chorreando cada vez más baba espesa en mi chota a punto de explotar… se metía los dedos en la garganta buscando más baba que saliera de su estómago, provocándose arcadas como si tuviera mi pija toda dentro de su boca, su ritmo era enloquecido y su vista no se apartaba de la mía.
Sentía la leche hirviendo en mis huevos y queriendo salir a borbotones…
-Sigue así Tía que estoy a punto…
Se volvió loca al oír esto y aumentó aún más su ritmo y escupía sin parar haciendo mucho ruido y gimiendo como la conchuda hija de puta que era…
Exploté cerca de su boca, el chorro le entró directamente a su garganta, ella permaneció con la boca abierta recibiendo su alimento a la vez que tenía un orgasmo enloquecedor. Su cara se puso roja y sus ojos vidriosos, estaba chorreando por su concha de yegua puta.
Toda la carita embadurnada de leche caliente. Jugó un buen rato con el néctar en su lengua y en su boca y finalmente se lo tragó mirándome, su boca pegada a la mía…
Al acabar nos quedamos en silencio cada uno en su reposera muertos de placer.
Era la primera vez que hacíamos el amor sin tocarnos…
Esa era mi tía y así la recuerdo en aquellos meses de verano….
Todo empezó una mañana de verano. Al levantarme desnudo listo para ir a ducharme vi a mi Tía tomando el sol en una terraza que sale de mi habitación en la segunda planta. Estaba boca abajo en tanga diminuto de hilo dental negro y fumaba…
Al verla mi verga se inyectó de sangre caliente y se puso gorda en pocos segundos. Como si nada fui a ducharme y al salir me tiré en una reposera a su lado completamente desnudo y empalmado, ella me miró asombrada detrás de sus gafas de sol disimulando y saludándome como si nada…
Fumamos juntos y charlamos. Mi pija se mantenía erecta y me había prometido aguantar todo lo que pudiera, a ver hasta cuándo aguantaba la yegua puta de mi tía…
Mientras charlábamos se apoyaba en sus brazos arqueando la espalda, sus tetas eran como dos pomelos redondos y morenos colgando, sus pezones rozaban la tela de la reposera y se ponían puntiagudos, la visión de su culo dorado y aceitado resultaba hipnótica.
Al charlar la descubría mirándome la verga cada dos por tres, relamiéndose y disimulando a la vez. Al llegar al mediodía me preguntó si me apetecía un trago, bajó a la cocina y al cabo de unos minutos llegó con unos Martinis bien fríos. Brindamos y seguimos charlando, bebiendo y fumando.
El alcohol y el sol empezaban a hacer sus efectos, nos desinhibía por completo, se nos soltaba la risa y cada vez estábamos más calientes, aunque tácitamente sabíamos cuál era el juego: Calentarnos hasta límites descontrolados pero sin siquiera tocarnos ni un solo dedo.
Mi pija empezaba a humedecerse y a segregar un líquido transparente y caliente que la lubricaba desde la cabeza hasta los huevos… A ella le hacía gracia y me decía que no necesitaba bronceador… A ella se le inundaba la concha de calentura…y notaba en sus piernas mojadas el efecto de mi plan.
Llevábamos varios Martinis sin comer y estábamos borrachitos, era una sensación deseada. El sol, nuestros cuerpos desnudos y calientes, el alcohol y el tabaco. Charlábamos con nuestras bocas muy juntas, a punto de rozarnos los labios, sintiendo el aliento del otro pero sin tocarnos, nos mirábamos a los ojos y comenzábamos a soltarnos.
-Sobrino, dile a tu tía cositas lindas…
-Si? ¿Quieres oír de mis labios lo que me provocas?
-Ajá… luego te diré yo.
- Eres una hembra que me vuelve loco- le susurraba cerca de su boca húmeda.
- Mmm sugerente sobrino… ¿Por qué?
-Porque tienes el cuerpo de una yegua madura, me encantan tus caderas redondas y tu culo bronceado con ese tanga metido hasta el fondo…
-Jajaja… qué lindo eres! Ahora mismo está empapado- se divertía mientras mojaba sus labios con saliva caliente. Estaba tan cerca de mi boca que casi podía sentir la humedad de su baba.
-Tus tetas son redondas y sueño con poder lamerlas, chuparlas con fuerza, escupirlas…
-Guauu sobrino, qué imaginación tienes! A mí también me calientas mucho… me encantaría lamer tus huevos, pero no lo haré…
-No te dejaré putita hermosa…
-Aunque se me ocurre una forma de chuparte sin chuparte…
-Ah sí? Cómo es eso…?
-Bueno… quizás babeándote un poquito no?
-Sí? Te parece?
-Ajá…- afirmó acercándose a mi pija.
Su boca estaba a 1 cm. de mi pija ardiente, abrió sus labios y dejó caer un hilo de saliva que recubrió toda mi cabeza morada… Mi verga se movía espasmódicamente.
-Te gusta amor?
-Me encanta… me sorprende que seas tan hija de puta.
Siguió humectando con su baba primero el tronco y llegando a los huevos hinchados y llenos de leche. Con la lengua fingía que me chupaba pero sin rozar ni un trozo de piel, mirándome fijamente a los ojos.
Cada vez aumentaba la cantidad de saliva que volcaba en mi verga, comenzando a escupir a un ritmo regular, suave pero continuo. A cada dosis de baba mi pija contestaba con un movimiento rítmico, me estaba cogiendo con su baba de puta mamona.
-Veo que te gusta sobri…- decía mirándome a los ojos y con su concha chorreando de calentura.
Poco a poco fue incrementando el ritmo y escupiendo con fuerza y chorreando cada vez más baba espesa en mi chota a punto de explotar… se metía los dedos en la garganta buscando más baba que saliera de su estómago, provocándose arcadas como si tuviera mi pija toda dentro de su boca, su ritmo era enloquecido y su vista no se apartaba de la mía.
Sentía la leche hirviendo en mis huevos y queriendo salir a borbotones…
-Sigue así Tía que estoy a punto…
Se volvió loca al oír esto y aumentó aún más su ritmo y escupía sin parar haciendo mucho ruido y gimiendo como la conchuda hija de puta que era…
Exploté cerca de su boca, el chorro le entró directamente a su garganta, ella permaneció con la boca abierta recibiendo su alimento a la vez que tenía un orgasmo enloquecedor. Su cara se puso roja y sus ojos vidriosos, estaba chorreando por su concha de yegua puta.
Toda la carita embadurnada de leche caliente. Jugó un buen rato con el néctar en su lengua y en su boca y finalmente se lo tragó mirándome, su boca pegada a la mía…
Al acabar nos quedamos en silencio cada uno en su reposera muertos de placer.
Era la primera vez que hacíamos el amor sin tocarnos…
Esa era mi tía y así la recuerdo en aquellos meses de verano….
10 comentarios - Mi Tía me folla sin tocarme