Hola a todos, me llamo Guadalupe, tengo 25 años y esta es mi primera vez en Poringa. Mido 1.76, soy morocha de pelo largo, ojos café, medidas 93-62-88, buena cola…en fin, una linda figurita, blanco de muchos piropos y otras cosas mas zafadas.
Debo confesarlo: soy una adicta al sexo, que al comienzo era una niña reservada, y a través de vivencias, de conocer nuevas cosas, me fui destapando hasta llegar a ser lo que soy hoy en día, que no puedo estar un día sin pensar en sexo. Y elegí Poringa como un lugar para descargar mis fantasías, mis experiencias, etc.
Bueno, basta de mí, y paso a contarles esta historia que ocurrió hace unos años. Espero que les guste y que se queden con ganas de más…
Yo tenía 22 años, estudiaba Ciencias Económicas en la UBA y trabajaba en el estudio contable de un amigo de mi papa, que muy gentilmente me había ofrecido un puesto. Estaba de novia por entonces con Ezequiel, un chico un año mayor que yo, y llevábamos una buena relación. Nos habíamos conocido por medio de Mariana, mi amiga desde primer grado, con la que más cosas había compartido en mi vida, que era compañera de facultad de Ezequiel. Con el estudio y el trabajo, la verdad es que no tenía mucho tiempo para él, ya que mis días estaban ocupados, él también trabajaba, y nos quedaba muy poco tiempo para nosotros.
Un día Ezequiel me comentó una idea que al principio no me convenció mucho, pero después me termino gustando: me proponía chatear desde el laburo, pero algo más bien subido de tono. En el trabajo, yo era como la nena mimada de Julio (el amigo de papá), así que tenía un escritorio propio y con bastante privacidad. Y así fue que empezaron mis aventuras en ese rincón de la oficina. Nos decíamos cosas muy zarpaditas, él a veces me pasaba fotos nuestras privadas (cogiendo mejor dicho), y mi calentura subía y subía. Tengo que confesar que me encanta tocarme, así que disimulando bastante, metía una manito adentro de la pollera y me tocaba por encima de la bombacha, hasta sentirla bien húmeda. También me tocaba las tetas, sintiendo como mis pezones se iban poniendo cada vez más duritos. Llegaba un momento en que no me importaba si alguien podía estar mirando, es más, el hecho de imaginar a un compañero de oficina espiando hacía que me excitara de sobremanera.
La cuestión es que un día Julio me comentó que tenía que quedarme a trabajar hasta más tarde, a lo cual accedí sin ningún problema, ya que no tenía nada previsto para ese día. A eso de las seis de la tarde, cuando ya se habían ido todos los que trabajaban en la oficina, Julio me llama a su despacho.
-Guada, ¿podes venir un segundo?
-Si Julio, ahí voy.
Entré a su despacho, y él se levantó de su silla para recibirme. Julio es un hombre soltero, que nunca se dedicó a la vida de familia, muy buen mozo, de unos 45 años, alto, ojos azules, buen porte, pero yo nunca lo vi más que como un amigo de papá que ahora era mi jefe. Noté que Julio esta vez tenía otras intenciones, más allá del laburo. Tal es así que se me acercó hasta quedar a unos pocos centímetros de mí.
-Mira Guada, vos sabés que te conozco de chiquita…- empezó a decir él.
-Sí…- contesté yo sorprendida, sin entender bien hacia donde quería ir Julio.
-Y bueno, la verdad es que a tu papá lo conozco hace muchos años, y…-
-Para Julio, ¿hay algo que me quieras decir?- le dije, cortando con discurso sin sentido.
-La verdad es que me calentás un montón nena, no te imaginás las fantasías que tengo con vos- respondió sin vueltas esta vez, al mismo tiempo que su mano derecha bajaba por mi espalda hasta mi cola.
-¡Pará! ¿Estás loco? ¡Ya me voy de acá y le cuento a papá todo!- grité totalmente alterada por la situación.
-Dejame mostrarte algo primero- dijo él, muy tranquilo.
Se dirigió a su computadora y empezó a pasarme las fotos que yo tenia guardadas en la mía, las fotos cogiendo con mi novio. El muy hijo de puta evidentemente había estado revisando en mi computadora, y las había encontrado, a pesar de estar muy bien guardadas.
-¿También le vas a contar esto?- me pregunto con una sonrisa degenerada.
Yo quedé totalmente petrificada, con la boca abierta. Julio, aprovechando la situación, se acercó y empezó a besarme muy suavemente, y me manoseaba las tetas por encima de mi camisa. Yo estaba absolutamente indefensa, no sabia que hacer.
-Sos un hijo de puta…- atiné a decirle
-Y vos una putita. Y las putitas me encantan…- me susurró al oído, de una manera desagradable.
No lo podía creer. Iba a tener que coger con Julio para que papá no se enterara de las cochinadas que hacía con mi novio. Lentamente, fue desabrochando los botones de mi camisa, y liberó mis tetas del corpiño que las apresaba. Las chupaba, les pasaba la lengua, y yo me entregaba sin ofrecer resistencia. Siguió bajando hasta quedar arrodillado frente a mí. Sus manos recorrían mis piernas desde abajo hasta arriba, se metían por la pollera y se entretenían con mi cola. Estuvo así un rato, hasta que las sacó para desabrocharme y bajarme la pollera. Así lo hizo y quedó frente a mi bombacha diminuta que, sin haberme dado cuenta, estaba toda mojada.
Me paso algo muy raro, ya que a pesar de la situación en que estaba, comencé a disfrutar el momento con Julio, me daba como un morbo que me ponía a mil. Sabía que lo que estaba haciendo estaba mal, pero la excitación se apodero de mí y ya después de esto no me pude controlar.
-Ves que sos una putita, ya estas toda mojada…- me decía Julio, antes de correr la tanga hacia un costado y empezar a demostrar sus habilidades con la lengua. La verdad es que se nota que los años vienen con experiencia, porque ahí abajo hizo maravillas, le encantaba jugar con mi conchita húmeda, metía algún que otro dedito y yo me sentía la puta más puta de la historia. Y lo peor era que me gustaba.
-Ahh…para Julio…- era lo único que me salía, tratando de disimular toda la putez que tenía adentro. Comencé a gemir y a dar suspiros de placer. Esto solo hacia que él aumentara su calentura, y movía su lengua cada vez más rápido dentro de mi conchita. Yo me mordía el labio inferior para controlar los gritos y la calentura, pero ya no podía aguantar mas, me temblaban las piernas de una forma increíble. En eso Julio detiene su tarea y se incorpora.
-Vení putita, ahora te toca chuparme la pija- decía Julio, y a mi me empezaba a gustar que me dijera “putita” todo el tiempo. Yo ya estaba decidida a disfrutar del sexo con Julio, así que inmediatamente me arrodille para hacer lo que mas me gusta: chupar una buena pija. Así que le saque el cinturón, baje el pantalón y me encontré con un bulto enorme pidiendo salir de su slip. Empecé a manosearlo por arriba y noté como se agrandaba cada vez mas, lo cual me ponía a mil. Entonces bajo el slip y me encontré con una pija inmensa, con pelos, gordita que me daban ganas de devorarla de un solo bocado.
-¿Te gusta mi pija, putita?- me preguntó Julio, a lo cual respondí con una sonrisa cómplice.
Sin perder tiempo, tomé esa pija con mis manos y empecé a masturbarlo mirándolo a los ojos, con mi mejor cara de atorranta. Lo metí en mi boca y comencé a chupar, no podía creer tener una pija así en mi boquita. Lo masturbaba con una mano y con la otra le acariciaba los huevos muy suavemente, como haciéndole cosquillas. Los jadeos de Julio no tardaron en aparecer, que ya había puesto sus manos sobre mi cabeza y acompañaba los movimientos. Yo seguía chupando y me seguía mojando, lo recorría con mi lengua desde la punta hasta los huevos, y me lo volvía a meter en la boca.
Estuvimos así un rato largo, hasta que me agarró de los brazos, me hizo parar, entonces me alzó y me sentó en su escritorio. Yo fui desabotonando su camisa y llenándolo de besos en el pecho mientras lo hacía. Luego me recosté y sentí como su pija se metía en mi concha. Julio se sujetó de mis piernas y empezó a bombear con toda su furia. Yo lo miraba y tenía una cara de desquiciado terrible, lo que hacía que me excitara de una forma increíble. Con mis manos empecé a acariciarme las tetas, a pellizcarme los pezones. Luego me frotaba la concha con una mano y me la llevaba a la boca para saborear mis jugos. Me arqueaba toda, como una bestia desenfrenada.
-¡Ahh! ¡Metemela toda! ¡Gogeme, cogeme!- gritaba yo descontrolada
-¡Te la voy a dar toda! ¿Sos mi putita, verdad?- contestaba Julio, mientras me cogía con todo.
-¡Siii, soy tu putita!- respondía yo, entregada totalmente al placer.
Yo deseaba que me cogieran como la puta que soy, así que me bajé del escritorio y me puse de espaldas a Julio, ofreciéndole mi colita. Julio se acercó y me lamía el culo, humedeciéndolo para meter su verga ahí. Me agarró de la cintura y sentí su totalidad adentro de mi cuerpo. El placer que sentía era indescriptible, algo monstruoso. Julio me daba con todas sus fuerzas, me agarraba las tetas con pasión y me culeaba sin compasión. Mis gritos se deben haber escuchado como a cinco cuadras a la redonda, soy lo más gritona que se puedan imaginar.
-¡Cómo me gusta tu colita nena!- gritaba Julio.
En eso me recostó sobre el escritorio y me agarraba del pelo con una mano mientras me con la otra me pegaba duro en la colita. De pronto sus manos se vinieron a mis tetas y me las apretaba sin ninguna delicadeza. Yo sentía su respiración en mi nuca, y me di cuenta que estaba por acabar. Entonces sentí toda su leche metiéndose en mi cuerpo, esparciéndose hasta el último rincón. Luego sacó su pija y yo inmediatamente fui a chuparla, a saborear ese semen que todavía quedaba en su miembro.
-Mira vos Guada lo putita que resultaste ser- me dijo Julio mientras se ponía de vuelta su camisa. Yo me acerqué, rodeé su cuello con mis brazos y le di un dulce beso en la boca.
-Me encantó ser tu putita- le contesté, mirándolo a los ojos y sonriendo.
Esa noche volví a mi casa con la certeza de que definitivamente era una autentica puta. Aunque me agarró cargo de conciencia por Ezequiel, era la primera vez que le había sido infiel. Entonces la llamé a Mariana para contarle todo, ante lo cual ella se puso muy mal ya que con Ezequiel eran buenos amigos, pero prometió no contar nada. Así fue como confíe mi experiencia a mi mejor amiga, que de ahora en más me iba a servir de excusa para mis encuentros calientes con Julio…
CONTINUARÁ
Bueno, este fue mi primer relato, espero que les haya gustado y que hayan quedado bien calentitos...Les prometo escribir lo antes que pueda como sigue esta apasionante historia...
Besitosss!!!
Debo confesarlo: soy una adicta al sexo, que al comienzo era una niña reservada, y a través de vivencias, de conocer nuevas cosas, me fui destapando hasta llegar a ser lo que soy hoy en día, que no puedo estar un día sin pensar en sexo. Y elegí Poringa como un lugar para descargar mis fantasías, mis experiencias, etc.
Bueno, basta de mí, y paso a contarles esta historia que ocurrió hace unos años. Espero que les guste y que se queden con ganas de más…
SOY PUTITA DE MI JEFE
Yo tenía 22 años, estudiaba Ciencias Económicas en la UBA y trabajaba en el estudio contable de un amigo de mi papa, que muy gentilmente me había ofrecido un puesto. Estaba de novia por entonces con Ezequiel, un chico un año mayor que yo, y llevábamos una buena relación. Nos habíamos conocido por medio de Mariana, mi amiga desde primer grado, con la que más cosas había compartido en mi vida, que era compañera de facultad de Ezequiel. Con el estudio y el trabajo, la verdad es que no tenía mucho tiempo para él, ya que mis días estaban ocupados, él también trabajaba, y nos quedaba muy poco tiempo para nosotros.
Un día Ezequiel me comentó una idea que al principio no me convenció mucho, pero después me termino gustando: me proponía chatear desde el laburo, pero algo más bien subido de tono. En el trabajo, yo era como la nena mimada de Julio (el amigo de papá), así que tenía un escritorio propio y con bastante privacidad. Y así fue que empezaron mis aventuras en ese rincón de la oficina. Nos decíamos cosas muy zarpaditas, él a veces me pasaba fotos nuestras privadas (cogiendo mejor dicho), y mi calentura subía y subía. Tengo que confesar que me encanta tocarme, así que disimulando bastante, metía una manito adentro de la pollera y me tocaba por encima de la bombacha, hasta sentirla bien húmeda. También me tocaba las tetas, sintiendo como mis pezones se iban poniendo cada vez más duritos. Llegaba un momento en que no me importaba si alguien podía estar mirando, es más, el hecho de imaginar a un compañero de oficina espiando hacía que me excitara de sobremanera.
La cuestión es que un día Julio me comentó que tenía que quedarme a trabajar hasta más tarde, a lo cual accedí sin ningún problema, ya que no tenía nada previsto para ese día. A eso de las seis de la tarde, cuando ya se habían ido todos los que trabajaban en la oficina, Julio me llama a su despacho.
-Guada, ¿podes venir un segundo?
-Si Julio, ahí voy.
Entré a su despacho, y él se levantó de su silla para recibirme. Julio es un hombre soltero, que nunca se dedicó a la vida de familia, muy buen mozo, de unos 45 años, alto, ojos azules, buen porte, pero yo nunca lo vi más que como un amigo de papá que ahora era mi jefe. Noté que Julio esta vez tenía otras intenciones, más allá del laburo. Tal es así que se me acercó hasta quedar a unos pocos centímetros de mí.
-Mira Guada, vos sabés que te conozco de chiquita…- empezó a decir él.
-Sí…- contesté yo sorprendida, sin entender bien hacia donde quería ir Julio.
-Y bueno, la verdad es que a tu papá lo conozco hace muchos años, y…-
-Para Julio, ¿hay algo que me quieras decir?- le dije, cortando con discurso sin sentido.
-La verdad es que me calentás un montón nena, no te imaginás las fantasías que tengo con vos- respondió sin vueltas esta vez, al mismo tiempo que su mano derecha bajaba por mi espalda hasta mi cola.
-¡Pará! ¿Estás loco? ¡Ya me voy de acá y le cuento a papá todo!- grité totalmente alterada por la situación.
-Dejame mostrarte algo primero- dijo él, muy tranquilo.
Se dirigió a su computadora y empezó a pasarme las fotos que yo tenia guardadas en la mía, las fotos cogiendo con mi novio. El muy hijo de puta evidentemente había estado revisando en mi computadora, y las había encontrado, a pesar de estar muy bien guardadas.
-¿También le vas a contar esto?- me pregunto con una sonrisa degenerada.
Yo quedé totalmente petrificada, con la boca abierta. Julio, aprovechando la situación, se acercó y empezó a besarme muy suavemente, y me manoseaba las tetas por encima de mi camisa. Yo estaba absolutamente indefensa, no sabia que hacer.
-Sos un hijo de puta…- atiné a decirle
-Y vos una putita. Y las putitas me encantan…- me susurró al oído, de una manera desagradable.
No lo podía creer. Iba a tener que coger con Julio para que papá no se enterara de las cochinadas que hacía con mi novio. Lentamente, fue desabrochando los botones de mi camisa, y liberó mis tetas del corpiño que las apresaba. Las chupaba, les pasaba la lengua, y yo me entregaba sin ofrecer resistencia. Siguió bajando hasta quedar arrodillado frente a mí. Sus manos recorrían mis piernas desde abajo hasta arriba, se metían por la pollera y se entretenían con mi cola. Estuvo así un rato, hasta que las sacó para desabrocharme y bajarme la pollera. Así lo hizo y quedó frente a mi bombacha diminuta que, sin haberme dado cuenta, estaba toda mojada.
Me paso algo muy raro, ya que a pesar de la situación en que estaba, comencé a disfrutar el momento con Julio, me daba como un morbo que me ponía a mil. Sabía que lo que estaba haciendo estaba mal, pero la excitación se apodero de mí y ya después de esto no me pude controlar.
-Ves que sos una putita, ya estas toda mojada…- me decía Julio, antes de correr la tanga hacia un costado y empezar a demostrar sus habilidades con la lengua. La verdad es que se nota que los años vienen con experiencia, porque ahí abajo hizo maravillas, le encantaba jugar con mi conchita húmeda, metía algún que otro dedito y yo me sentía la puta más puta de la historia. Y lo peor era que me gustaba.
-Ahh…para Julio…- era lo único que me salía, tratando de disimular toda la putez que tenía adentro. Comencé a gemir y a dar suspiros de placer. Esto solo hacia que él aumentara su calentura, y movía su lengua cada vez más rápido dentro de mi conchita. Yo me mordía el labio inferior para controlar los gritos y la calentura, pero ya no podía aguantar mas, me temblaban las piernas de una forma increíble. En eso Julio detiene su tarea y se incorpora.
-Vení putita, ahora te toca chuparme la pija- decía Julio, y a mi me empezaba a gustar que me dijera “putita” todo el tiempo. Yo ya estaba decidida a disfrutar del sexo con Julio, así que inmediatamente me arrodille para hacer lo que mas me gusta: chupar una buena pija. Así que le saque el cinturón, baje el pantalón y me encontré con un bulto enorme pidiendo salir de su slip. Empecé a manosearlo por arriba y noté como se agrandaba cada vez mas, lo cual me ponía a mil. Entonces bajo el slip y me encontré con una pija inmensa, con pelos, gordita que me daban ganas de devorarla de un solo bocado.
-¿Te gusta mi pija, putita?- me preguntó Julio, a lo cual respondí con una sonrisa cómplice.
Sin perder tiempo, tomé esa pija con mis manos y empecé a masturbarlo mirándolo a los ojos, con mi mejor cara de atorranta. Lo metí en mi boca y comencé a chupar, no podía creer tener una pija así en mi boquita. Lo masturbaba con una mano y con la otra le acariciaba los huevos muy suavemente, como haciéndole cosquillas. Los jadeos de Julio no tardaron en aparecer, que ya había puesto sus manos sobre mi cabeza y acompañaba los movimientos. Yo seguía chupando y me seguía mojando, lo recorría con mi lengua desde la punta hasta los huevos, y me lo volvía a meter en la boca.
Estuvimos así un rato largo, hasta que me agarró de los brazos, me hizo parar, entonces me alzó y me sentó en su escritorio. Yo fui desabotonando su camisa y llenándolo de besos en el pecho mientras lo hacía. Luego me recosté y sentí como su pija se metía en mi concha. Julio se sujetó de mis piernas y empezó a bombear con toda su furia. Yo lo miraba y tenía una cara de desquiciado terrible, lo que hacía que me excitara de una forma increíble. Con mis manos empecé a acariciarme las tetas, a pellizcarme los pezones. Luego me frotaba la concha con una mano y me la llevaba a la boca para saborear mis jugos. Me arqueaba toda, como una bestia desenfrenada.
-¡Ahh! ¡Metemela toda! ¡Gogeme, cogeme!- gritaba yo descontrolada
-¡Te la voy a dar toda! ¿Sos mi putita, verdad?- contestaba Julio, mientras me cogía con todo.
-¡Siii, soy tu putita!- respondía yo, entregada totalmente al placer.
Yo deseaba que me cogieran como la puta que soy, así que me bajé del escritorio y me puse de espaldas a Julio, ofreciéndole mi colita. Julio se acercó y me lamía el culo, humedeciéndolo para meter su verga ahí. Me agarró de la cintura y sentí su totalidad adentro de mi cuerpo. El placer que sentía era indescriptible, algo monstruoso. Julio me daba con todas sus fuerzas, me agarraba las tetas con pasión y me culeaba sin compasión. Mis gritos se deben haber escuchado como a cinco cuadras a la redonda, soy lo más gritona que se puedan imaginar.
-¡Cómo me gusta tu colita nena!- gritaba Julio.
En eso me recostó sobre el escritorio y me agarraba del pelo con una mano mientras me con la otra me pegaba duro en la colita. De pronto sus manos se vinieron a mis tetas y me las apretaba sin ninguna delicadeza. Yo sentía su respiración en mi nuca, y me di cuenta que estaba por acabar. Entonces sentí toda su leche metiéndose en mi cuerpo, esparciéndose hasta el último rincón. Luego sacó su pija y yo inmediatamente fui a chuparla, a saborear ese semen que todavía quedaba en su miembro.
-Mira vos Guada lo putita que resultaste ser- me dijo Julio mientras se ponía de vuelta su camisa. Yo me acerqué, rodeé su cuello con mis brazos y le di un dulce beso en la boca.
-Me encantó ser tu putita- le contesté, mirándolo a los ojos y sonriendo.
Esa noche volví a mi casa con la certeza de que definitivamente era una autentica puta. Aunque me agarró cargo de conciencia por Ezequiel, era la primera vez que le había sido infiel. Entonces la llamé a Mariana para contarle todo, ante lo cual ella se puso muy mal ya que con Ezequiel eran buenos amigos, pero prometió no contar nada. Así fue como confíe mi experiencia a mi mejor amiga, que de ahora en más me iba a servir de excusa para mis encuentros calientes con Julio…
CONTINUARÁ
Bueno, este fue mi primer relato, espero que les haya gustado y que hayan quedado bien calentitos...Les prometo escribir lo antes que pueda como sigue esta apasionante historia...
Besitosss!!!
17 comentarios - Cuernos...y más cuernos (1º Parte)
pasate por mis posts a ver qué te parecen, dale? Dos relatos, creo, bastante morbosos... Si te gusta la onda escribime por privado
morboso