“La Vaquerita” [El Escritor Erótico]

“La Vaquerita”



Atravesé el árido camino procurando encontrar refugio en aquel pueblo desolado. Prontamente, hallé una taberna que parecía resurgir de aquel paisaje como una fuente de salvación. Deseaba imperiosamente beber para calmar mi lengua que, a pesar de haber soportando una extensa caminata, conservaba el buen gusto por la bebida. Mi cuerpo se hallaba exhausto, y me tambaleé, prácticamente, hacía la puerta de madera del bar, con el rostro un tanto demacrado y la ansiedad que poco a poco se acrecentaba.

Abrí las puertas lentamente, anunciando mi presencia, deseando pasar desapercibido de las escrutadores miradas ajenas y sumirme lo más pronto posible en el regocijo de la bebida.

La taberna contaba con un gran número de visitantes. El humo generado de las pequeñas chimeneas que representaban los cigarros se expandían hasta culminar formando espesas nubes, tiñendo de gris la esencia de aquel bar. Los ventiladores intentaban, casi rendidos, disipar aquella neblina de vicio sin éxito alguno. La muchedumbre casi ni se percató de mi llegada, por lo cual suspiré profundamente y me arrimé a la barra.



Con un movimiento veloz de mis manos enguantadas, aparté el polvo y pedí un whisky. El cantinero, de prominentes bigotes y de mirada aburrida me dirigió un leve gruñido a modo de aceptación y me tendió lo que imperiosamente anhelaba. Mi preciado y amado whisky.

Cerré los ojos y dejé que el alcohol invadiera mi lengua y la marcara en fuego, mi espíritu se reanimaba y mis ojos destellaron de placer.

Con más calma, eché un vistazo hacia los alrededores y me encontré con un grupo de hombres rondando por los 40, bebiendo un vodka y sumergiéndose sin control en los vicios del juego . A su lado, 2 bellas señoritas de cuerpo voluptuoso observaban complacidas aquel juego y se inclinaba sensualmente para seducir a los rivales.


"Cambiarán rápidamente de dueño en cuanto pierdan el dinero" pensé.



Aquella hubiese sido una simple tarde en la taberna cuyo nombre no recordaba pero que posteriormente la nombré como "La Vaquerita", por los inminentes sucesos que me brindarían el momento más excitante que había presenciado hasta entonces.




Una mujer irrumpió en el bar, presentándose en la escena como una verdadera estrella. Aquella imponente figura femenina deslumbró el antro desde las botas de cuero hasta el sombrero de paja que adornaba con picardía su rostro.


Bebí otro vaso (por impulso) y me dediqué a observar sus movimientos.


La muchacha dirigióse al hombre de la barra. Parecían conocerse, teoría que posteriormente ratifiqué al contemplar la soltura con la que conversaban... y no solo aquel cantinero, sino varios de los hombres situados a su alrededor, se quitaron los sombreros en una mezcla de caballerosidad y borrachera expresada en un mismo movimiento.



"Pon algo de música por favor" dijo la mujer


Prontamente reconocí la melodía, tronaba en aquel entonces, la música de "Down in Mexico", y desde ese preciso momento comprendí el significado de la sensualidad en una manifestación de extrema feminidad y confianza.




La vaquerita sensual comenzó a bailar lentamente, escribiendo en el aire la armonía de la pieza musical, brindándole otro atractivo a aquella nubes de tono gris producto de los cigarros, retratando el ritmo como la más ávida de las bailarinas. Pero aquel, era un baile único. Jamás había contemplado una mujer que alcanzara el atractivo de una Diosa del desierto.





Down in Mexico continuó y la mujer de mis sueños áridos comenzó a menear y manifestar mediante las curvas de su cuerpo todo su encanto, Aquello me llevó al vértigo de la locura, al contemplar su piel levemente bronceada, esos pechos turgentes y amenazadores, su imponente mirada y la forma en que su cabello acompasaba su cuerpo disipando la neblina.




De un momento a otro sus ojos se clavaron en mí y sentí el mundo oscurecer y cerrarse solo para nosotros dos. La mujer del leve tinte bronceado y cuerpo sugestivo, se aproximó a mi utilizándome como parte de su repertorio, que de seguro nos enviaría a todos al infierno, por lujuriosos y pecadores.






Cuando la música alcanzo su punto máximo de vertiginosidad, la morena danzó como si su vida dependiera de aquellas manifestaciones tan atractivas... empezó a acariciar su pequeño Jean rasgado, tocándose fuertemente sus atributos de grandes proporciones y a menear su indomable ser pasional sobre mi rostro para luego recorrer mi cuerpo y dejarme en un letargo sexual....






Luego, acarició su cuerpo frenético, remarcando aquellos bellos pechos que lucían excitados y sudados a través de un escote despampanante. Pronto ,su rostro se halló a centímetros del mío, clavándome aquellos ojos negros, del color del océano nocturno, corrompiendo mi alma hasta el punto de llevarme a la desesperación. Se aferró a mí y me propinó un beso húmedo, donde nuestros labios ardieron por el fuego de la bebida y aquel infierno desatado por la vaquerita..aquel beso culminó en unos instantes pero no sin habernos disfrutado el uno al otro.

Honestamente, pensé que mi fortuna no podía sufrir otro golpe de suerte y que mi aventura terminaría allí, no obstante, estaba equivocado, puesto que, sorpresivamente, la vaquerita tomó lentamente su mojada remera blanca para quitársela en frente de su público, aun sosteniendo su penetrante y privada mirada, como si yo fuese el único ser que la observaba.





“Touch them” me susurró en un inglés texano, refiriéndose a sus pechos que súbitamente fueron presa de mis acaloradas manos... la muchacha se trepó a mi y comenzó a bailar con una destreza digna de una diosa desenfrenada. mientras me deleitaba con sus pechos que se endurecían con el húmedo recorrido de mi lengua.




Alcancé a percibir un leve "Yeees" en mi oído cuando....


"Hey, what are you doing sleeping over there?" we are closing now..


El cantinero me estaba anunciando la hora del cierre y yo, casi sin comprenderlo me sumí en una inmensa tristeza... luego de haber bebido mi mente había caído en un sueño apasionante, caliente y provocador...estaba hondamente defraudado por haber soñado un paraíso sexual y hallarme ahora tan lejos del mismo.. cuando, por ese entonces, eché un vistazo a la salida de la taberna y noté que bajo el intenso sol que proyectaba el más árido de los caminos, caminaba firme y sensualmente, una vaquerita, de tez bronceada y una cabellera larga y excitante.





By, The Erotic Writer.

Pd: Relato propio.