No era normal la relación que tenía Fernando con su madre, muchas veces me contaba secretos sobre ella. Algunas veces la había espiado mientras ella leía sus relatos y se masturbaba a la hora de la siesta. Creo que a mi amigo le calentaba su madre, y no era para menos, era muy puta y le encantaba calentar a cualquier macho.
Yo cada mañana me levantaba temprano y esperaba que saliera su marido para visitar a Olga que siempre me esperaba con alguna sorpresa, eso sí fumando y con el café negro humeante.
Le encantaba que le apoyara la pija dura en el orto mientras me preparaba una tostada, le mojaba los cachetes con el líquido que me salía de la punta de la verga.
La calentura a la que me llevaba esa hija de puta era descomunal, muchas veces me dejaba empalmado y no quería hacer nada más, decía que era para que la deseara. Una vez me esperó con el ano bien lubricado y dilatado, no sé cómo lo había hecho, pero me dijo que la culeara de un saque, yo embestí como si fuera una yegua, y mi chota entró hasta el fondo en ese canal húmedo y caliente. Fue para mí la primera experiencia en culearme a una mami, si bien Olga era lo que ahora llamaríamos una veterana espectacular, para mí sobre todo era la madre de mi amigo y me encantaba estar con mi pija en su culo, dándole caña a morir. La puta se pajeaba mientras y echaba unos chorros con cada orgasmo que tenía, ahí conocí el tan famoso multiorgasmo…
Seguíamos culeando a destajo de pie en la cocina y yo hacía lo imposible para no soltar la leche tan rápido, ya que quería prolongar el placer todo lo que pudiera. Ella bombeaba mi verga dentro de su cola morena, todavía llevaba puesto el tanguita de hilo dental negro que había corrido hacia un lado. En eso llamó por tel. el marido desde su trabajo, ella descolgó con normalidad y le dijo de malas maneras que estaba ocupada y que no tenía mucho tiempo, ahogaba los gemidos en cada frase. Él le respondió que iría para casa a echarle un polvo, que le había agarrado una calentura y se quería desahogar con su puta, ella le dijo que sí, que viniera y que era un hijo de puta que no se merecía nada pero aún así lo esperaría con un regalito…
Rápidamente me sacó la pija de su cola y me llevó arriba a su habitación, me dijo que me escondiera en el armario y que observara cómo se cogía a su marido.
Se quedó tumbada boca abajo, con su orto invitando a una embestida brutal. Cuando llegó su marido, se desnudó rápidamente y le quiso meter la chota por su vulva pero la yegua le dijo que no, que se la metiera por el culo. El pobre diablo del marido no podía creer semejante invitación. Eso sí, dijo la muy puta, quiero que me la metas de golpe…
El marido que tenía una verga enorme se la mandó a guardar de una estocada, Olga rió y dijo que le encantaba y que tenía que culearla así todas las mañanas porque si no se buscaría algún jovencito que la atendiera…El marido se burlaba de ella y le bombeaba el ano a destajo hasta llenarle el agujero de leche, sin decir nada se vistió y se fue al trabajo.
Yo salí del armario empalmadísimo y al igual que el marido se la volví a meter por el culo, la sensación de sentir la leche caliente en mi pija me calentó aún más y acabé en 3 minutos de reloj, la leche rebozaba en ese ojete moreno y redondo. Oímos como Fernando la llamaba desde abajo, y me dijo que me quedara ahí y que no hiciera ruido.
Al cabo de unos minutos oí como la increpaba y le decía que era una puta, yo no entendía nada e intenté asomarme por la escalera para ver qué pasaba. No podía creer lo que estaban viendo mis ojos. Ella arrodillada y llorando era obligada por Fernando a que le mamara la pija, ella aunque se resistía seguí masticando la carne de su hijo. Este le decía que era una puta, una yegua barata y que si no quería que papá se enterase del “secreto” debería seguir cumpliendo sus órdenes. Le llenó la boca de leche caliente y la dejó tirada en el piso, al cabo de un rato subió y más tranquila me dijo que me debía una explicación y que ya me la daría…
(Continuará…)
Yo cada mañana me levantaba temprano y esperaba que saliera su marido para visitar a Olga que siempre me esperaba con alguna sorpresa, eso sí fumando y con el café negro humeante.
Le encantaba que le apoyara la pija dura en el orto mientras me preparaba una tostada, le mojaba los cachetes con el líquido que me salía de la punta de la verga.
La calentura a la que me llevaba esa hija de puta era descomunal, muchas veces me dejaba empalmado y no quería hacer nada más, decía que era para que la deseara. Una vez me esperó con el ano bien lubricado y dilatado, no sé cómo lo había hecho, pero me dijo que la culeara de un saque, yo embestí como si fuera una yegua, y mi chota entró hasta el fondo en ese canal húmedo y caliente. Fue para mí la primera experiencia en culearme a una mami, si bien Olga era lo que ahora llamaríamos una veterana espectacular, para mí sobre todo era la madre de mi amigo y me encantaba estar con mi pija en su culo, dándole caña a morir. La puta se pajeaba mientras y echaba unos chorros con cada orgasmo que tenía, ahí conocí el tan famoso multiorgasmo…
Seguíamos culeando a destajo de pie en la cocina y yo hacía lo imposible para no soltar la leche tan rápido, ya que quería prolongar el placer todo lo que pudiera. Ella bombeaba mi verga dentro de su cola morena, todavía llevaba puesto el tanguita de hilo dental negro que había corrido hacia un lado. En eso llamó por tel. el marido desde su trabajo, ella descolgó con normalidad y le dijo de malas maneras que estaba ocupada y que no tenía mucho tiempo, ahogaba los gemidos en cada frase. Él le respondió que iría para casa a echarle un polvo, que le había agarrado una calentura y se quería desahogar con su puta, ella le dijo que sí, que viniera y que era un hijo de puta que no se merecía nada pero aún así lo esperaría con un regalito…
Rápidamente me sacó la pija de su cola y me llevó arriba a su habitación, me dijo que me escondiera en el armario y que observara cómo se cogía a su marido.
Se quedó tumbada boca abajo, con su orto invitando a una embestida brutal. Cuando llegó su marido, se desnudó rápidamente y le quiso meter la chota por su vulva pero la yegua le dijo que no, que se la metiera por el culo. El pobre diablo del marido no podía creer semejante invitación. Eso sí, dijo la muy puta, quiero que me la metas de golpe…
El marido que tenía una verga enorme se la mandó a guardar de una estocada, Olga rió y dijo que le encantaba y que tenía que culearla así todas las mañanas porque si no se buscaría algún jovencito que la atendiera…El marido se burlaba de ella y le bombeaba el ano a destajo hasta llenarle el agujero de leche, sin decir nada se vistió y se fue al trabajo.
Yo salí del armario empalmadísimo y al igual que el marido se la volví a meter por el culo, la sensación de sentir la leche caliente en mi pija me calentó aún más y acabé en 3 minutos de reloj, la leche rebozaba en ese ojete moreno y redondo. Oímos como Fernando la llamaba desde abajo, y me dijo que me quedara ahí y que no hiciera ruido.
Al cabo de unos minutos oí como la increpaba y le decía que era una puta, yo no entendía nada e intenté asomarme por la escalera para ver qué pasaba. No podía creer lo que estaban viendo mis ojos. Ella arrodillada y llorando era obligada por Fernando a que le mamara la pija, ella aunque se resistía seguí masticando la carne de su hijo. Este le decía que era una puta, una yegua barata y que si no quería que papá se enterase del “secreto” debería seguir cumpliendo sus órdenes. Le llenó la boca de leche caliente y la dejó tirada en el piso, al cabo de un rato subió y más tranquila me dijo que me debía una explicación y que ya me la daría…
(Continuará…)
0 comentarios - Olga, la madre de mi mejor amigo (Episodio 2)