Sigue la historia hasta que aburra
Romina, mi perra embarazada 5
A la semana de la cogida que me habían hecho presenciar quedaron en que Oscar vendría a cenar con su mujer. Nada podría sospechar su mujer y le permitía a Oscar venir a visitarla a mi mujer cuando quisiera, era una compañera de trabajo y amiga nada más. Cuando llegaron se hicieron las presentaciones de rigor, la esposa de Oscar era una morocha que estaba buenísima. Mi mujer fue a la cocina a terminar con la comida mientras nosotros nos sentábamos alrededor de la mesa, romi me pidió si podía ayudarla en la cocina. Oscar se ofreció a ayudar él mientras yo charlaba con su esposa. Me sentía como un idiota. La esposa de Oscar era una hembra deliciosa, se mostraba seductora todo el tiempo y yo me hacía el tonto, como si no me diera cuenta, hablando de naderías. En un momento me acerque hacia la cocina a ver que pasaba romi estaba apoyada con la pancita arriba de la mesada suavemente, la mini levantada en la cintura y Oscar cogiendola por el culo mientras se besaban para ahogar cualquier ruido que pudieran emitir. Desde la puerta de la cocina los miraba mientras la miraba a Mirta, la esposa de Oscar y les pregunte si estaba todo bien, dejaron de besarse y mi mujer dijo en voz alta que estaba por terminar con la ensalada. Que enseguida venía hacia la mesa. Volví yo hacia la mesa, me senté tratando de que Mirta no se diera cuenta de mi erección ni de mi turbación, me parecía que mis mejillas estaban más coloradas que nunca. Tardaron todavía un rato más. Supuse que Oscar no saldría hasta no dejarle su primer descarga en el culo a Romi. Luego de un rato salieron, Romi vino directo a besarme y Oscar le dio un beso a su mujer. Nos sentamos a comer.
Empezamos a cenar y la charla fue trascurriendo normalmente, en un momento Romi en plan de amiga le dijo a Mirta que lo tenía que cuidar a Oscar que las perras en la fábrica lo miraban con demasiadas ganas.
-Me llega a engañar y se la corto, dijo Mirta con una sonrisa, el sabe que es sólo mío, y girando la cabeza, le pregunto si no era así. –Oscar sonriéndole le aseguro que así era y que ella lo sabía bien, que era la única mujer en el mundo para él. Oscar se miro con Romi en un momento en que Mirta no los miraba y se rieron cómplices. Me sentía el bicho más tarado de la tierra. En un momento Romi me pregunto porque no le mostraba a Oscar la mancha de humedad que teníamos en la pieza, que el sabía mucho del tema, que quizás nos podría ayudar. Yo le dije que le mostrara ella. Imaginando que eso era lo que quería. Salieron de la cocina hacia la pieza, sentía mi sangre hervir. Mirta se puso de pie y se acercó hacia mi. Me pregunto si estábamos en período de abstinencia, mientras se apoyaba en la mesa de frente a mi con sus piernas rozando las mías. Se puso un cigarrillo en la boca y me pidió que se lo encendiera. Cuando se acercó hacia mi me dijo que debía ser duro.
-Sos muy buen mozo, me dijo. Me miro profundo a los ojos y me dijo que le gustaría conocerme más profundamente. Me sentía al borde de la locura, me parecía una hembra deliciosa, pero Romi era mi perrita, y era la única mujer que para mi contaba, aunque en ese momento me sentía muy caliente por toda la situación. Mirta empezó a llevar los platos a la cocina y me pidió que la ayudara, en un momento en la cocina se giro hacia mí y sus pechos quedaron apoyados casi en mi pecho, era una morocha hermosa, sintió la dureza de mi miembro se giro y me apoyo el culo contra mi pija mientras se ponía a lavar los platos. Movía su culito y me decía que le encantaría ayudarme en lo que pudiera, la tome de la cintura y pensé en Romi, le pedí perdón a Mirta y salí hacia el cuarto diciéndole que iba a ver si Romi necesitaba algo. Cuando entre en el cuarto, Romi estaba en cuatro en la cama con la ropa puesta, los pechos por encima de la remera sobresaliendo y la mini en la cintura, mientras Oscar la bombeaba bien duro,
-Enseguida vamos amor..., como me calienta la situación...., no puedo más..., -y empezó a acabar, estaba descontrolada, al mismo tiempo Oscar se contrajo y la clavó bien a fondo inundándola con su leche le mordía el hombro para que no se oyeran sus gritos, los dos estaban acabando como desesperados. Romi me miraba con cara de puta satisfecha.
-¿No habrás hecho nada con Mirta..., no? –y oscar me miro serio.
-No, vos sos mi amor.
-Bueno anda a la cocina... a entretenerla..., enseguida vamos...,
Volví a la cocina y Mirta me miró sonriendo, se acercó hacia mi y me planto un beso en los labios mientras me apretaba el bulto sobre el pantalón
-¿por qué no aprovechas?..., hoy es un día de fiesta..., ¿no?
Le dije que amaba a mi mujer y que nosotros no nos engañábamos, sonrió y salió de la cocina, salí disparado detrás de ella pero justo Oscar volvía del cuarto, me dijo que Romi no se sentía bien que mejor ellos se iban. Los acompañe hasta la puerta, Oscar me dio la mano antes de salir y Mirta me dio un beso que se apoyo en mis labios, mientras me decía que saludara a Romi de su parte. Me fui hacia el cuarto, Romi estaba desnuda sobre la cama.
-Si me chupas el culito..., te dejo que me lo hagas después..., esta llenito..., si te animas...
empecé a chupar como un desesperado romi se reía, en un momento se puso de costado y me dijo que podía cogerla si quería. Se la clavé al fondo de su culo que sentí bien caliente y lubricado con la leche de Oscar. En solo tres bombeos acabé.
-Suerte que ya me lo habían hecho bien..., sino me quedaba calentita...
Romina, mi perra embarazada 5
A la semana de la cogida que me habían hecho presenciar quedaron en que Oscar vendría a cenar con su mujer. Nada podría sospechar su mujer y le permitía a Oscar venir a visitarla a mi mujer cuando quisiera, era una compañera de trabajo y amiga nada más. Cuando llegaron se hicieron las presentaciones de rigor, la esposa de Oscar era una morocha que estaba buenísima. Mi mujer fue a la cocina a terminar con la comida mientras nosotros nos sentábamos alrededor de la mesa, romi me pidió si podía ayudarla en la cocina. Oscar se ofreció a ayudar él mientras yo charlaba con su esposa. Me sentía como un idiota. La esposa de Oscar era una hembra deliciosa, se mostraba seductora todo el tiempo y yo me hacía el tonto, como si no me diera cuenta, hablando de naderías. En un momento me acerque hacia la cocina a ver que pasaba romi estaba apoyada con la pancita arriba de la mesada suavemente, la mini levantada en la cintura y Oscar cogiendola por el culo mientras se besaban para ahogar cualquier ruido que pudieran emitir. Desde la puerta de la cocina los miraba mientras la miraba a Mirta, la esposa de Oscar y les pregunte si estaba todo bien, dejaron de besarse y mi mujer dijo en voz alta que estaba por terminar con la ensalada. Que enseguida venía hacia la mesa. Volví yo hacia la mesa, me senté tratando de que Mirta no se diera cuenta de mi erección ni de mi turbación, me parecía que mis mejillas estaban más coloradas que nunca. Tardaron todavía un rato más. Supuse que Oscar no saldría hasta no dejarle su primer descarga en el culo a Romi. Luego de un rato salieron, Romi vino directo a besarme y Oscar le dio un beso a su mujer. Nos sentamos a comer.
Empezamos a cenar y la charla fue trascurriendo normalmente, en un momento Romi en plan de amiga le dijo a Mirta que lo tenía que cuidar a Oscar que las perras en la fábrica lo miraban con demasiadas ganas.
-Me llega a engañar y se la corto, dijo Mirta con una sonrisa, el sabe que es sólo mío, y girando la cabeza, le pregunto si no era así. –Oscar sonriéndole le aseguro que así era y que ella lo sabía bien, que era la única mujer en el mundo para él. Oscar se miro con Romi en un momento en que Mirta no los miraba y se rieron cómplices. Me sentía el bicho más tarado de la tierra. En un momento Romi me pregunto porque no le mostraba a Oscar la mancha de humedad que teníamos en la pieza, que el sabía mucho del tema, que quizás nos podría ayudar. Yo le dije que le mostrara ella. Imaginando que eso era lo que quería. Salieron de la cocina hacia la pieza, sentía mi sangre hervir. Mirta se puso de pie y se acercó hacia mi. Me pregunto si estábamos en período de abstinencia, mientras se apoyaba en la mesa de frente a mi con sus piernas rozando las mías. Se puso un cigarrillo en la boca y me pidió que se lo encendiera. Cuando se acercó hacia mi me dijo que debía ser duro.
-Sos muy buen mozo, me dijo. Me miro profundo a los ojos y me dijo que le gustaría conocerme más profundamente. Me sentía al borde de la locura, me parecía una hembra deliciosa, pero Romi era mi perrita, y era la única mujer que para mi contaba, aunque en ese momento me sentía muy caliente por toda la situación. Mirta empezó a llevar los platos a la cocina y me pidió que la ayudara, en un momento en la cocina se giro hacia mí y sus pechos quedaron apoyados casi en mi pecho, era una morocha hermosa, sintió la dureza de mi miembro se giro y me apoyo el culo contra mi pija mientras se ponía a lavar los platos. Movía su culito y me decía que le encantaría ayudarme en lo que pudiera, la tome de la cintura y pensé en Romi, le pedí perdón a Mirta y salí hacia el cuarto diciéndole que iba a ver si Romi necesitaba algo. Cuando entre en el cuarto, Romi estaba en cuatro en la cama con la ropa puesta, los pechos por encima de la remera sobresaliendo y la mini en la cintura, mientras Oscar la bombeaba bien duro,
-Enseguida vamos amor..., como me calienta la situación...., no puedo más..., -y empezó a acabar, estaba descontrolada, al mismo tiempo Oscar se contrajo y la clavó bien a fondo inundándola con su leche le mordía el hombro para que no se oyeran sus gritos, los dos estaban acabando como desesperados. Romi me miraba con cara de puta satisfecha.
-¿No habrás hecho nada con Mirta..., no? –y oscar me miro serio.
-No, vos sos mi amor.
-Bueno anda a la cocina... a entretenerla..., enseguida vamos...,
Volví a la cocina y Mirta me miró sonriendo, se acercó hacia mi y me planto un beso en los labios mientras me apretaba el bulto sobre el pantalón
-¿por qué no aprovechas?..., hoy es un día de fiesta..., ¿no?
Le dije que amaba a mi mujer y que nosotros no nos engañábamos, sonrió y salió de la cocina, salí disparado detrás de ella pero justo Oscar volvía del cuarto, me dijo que Romi no se sentía bien que mejor ellos se iban. Los acompañe hasta la puerta, Oscar me dio la mano antes de salir y Mirta me dio un beso que se apoyo en mis labios, mientras me decía que saludara a Romi de su parte. Me fui hacia el cuarto, Romi estaba desnuda sobre la cama.
-Si me chupas el culito..., te dejo que me lo hagas después..., esta llenito..., si te animas...
empecé a chupar como un desesperado romi se reía, en un momento se puso de costado y me dijo que podía cogerla si quería. Se la clavé al fondo de su culo que sentí bien caliente y lubricado con la leche de Oscar. En solo tres bombeos acabé.
-Suerte que ya me lo habían hecho bien..., sino me quedaba calentita...
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