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Romina, mi perra 14

Sigue la tierna historia de amor


Romina, mi perra sucia 6

Pasaron unos días y hablé con Romi seriamente, teníamos que parar la historia con el viejo de al lado. Ella me miro con su cara de putita y me dijo
-Como vos quieras papi. La perrita hace lo que el chico quiere...
-Te hablo en serio Romi, tenemos que parar. Toda mi vida siempre termina desbandándose y yéndose al carajo. Por favor te lo pido. Así quedamos, ella empezó a salir conmigo todas las mañanas buscaba trabajo y después se iba a la casa de la hermana hasta que me pasaba a buscar por el trabajo. Parecía que todo se ordenaba, pero en realidad, cuando la cogía, estaba más excitado que nunca pensando en la cogida que le había pegado el viejo y no dejaba de pensar en el tema nunca, algo iba a pasar con seguridad.
Una tarde volvimos del trabajo y Romi se fue a arreglar el jardín, habíamos vuelto a nuestro juego habitual, en un momento la mire y Romi miro hacia la ventana y saludo al vecino que estaba en ella, empezó a hacer poses, pero ahora agachándose hacia la casa del vecino. Al rato vino Manuel a casa a tomar mate.
-Hola!!!, papi, dijo Romi, lo abrazó y beso tiernamente en la mejilla.
-Hola, dijo Manuel, que pasa que no me invitas más a tomar mate o arreglar el jardín.
-Es que está buscando trabajo. –le contesté
-Y vos, ¿no jugas mas al fútbol? –se quedo un rato más el viejo tomando unos mates y después se fue a su casa.
Esa noche cogimos más fogosamente que nunca, los dos estábamos recalientes, pero ninguno de los dos decía nada, solo nos dábamos bien fuerte. En un momento Romi hablo:
-Estuvo buena la terapia de Manuel, me estas echando casi todos los días dos polvitos..., y bastante abundantes..., estás bien caliente..., ¿eh...?
-Si a veces me parece que me voy a volver loco, no me puedo despegar del tema.
-Quedate tranquilo que la perrita no va a hacer nada..., hasta que vos me lo pidas..., pero si me pedís que lo haga..., después no hay vuelta atrás..., no me vas a dar un juguete para después sacármelo..., ¿esta claro? –explotamos los dos al unísono en una acabada descomunal. Así seguimos casi dos meses, en las vacaciones lo hacíamos mucho más tranquilos y relajados. Volvimos empezando el otoño. Otra vez la calentura era cada vez mayor, la sola cercanía del vecino nos excitaba horrores, yo trataba de cogerla todo el tiempo a Romi porque si estaba caliente sentía que le iba a pedir que se acostara de nuevo con el viejo, no podía sacarme de la cabeza la imagen mía entrando y el viejo cogiendola sobre nuestra cama, me calentaba a más no poder y sufría a horrores con la idea. Por eso algunas mañanas a pesar de que habíamos cogido intenso, me hacía una paja mientras me bañaba para no juntar calentura.
Una mañana Romi entró al baño mientras me masturbaba, me preguntó porque lo hacía.
Me dijo que si yo me pajeaba, ella se iba a coger de nuevo a Manuel, y además no lo iba a poder presenciar.
Romi estaba muy caliente también y creo que tenía ganas de que Manuel volviera a cogerla. Era un jueves a la noche y cenábamos tranquilos Romi me hacía mimitos, jugueteaba con mi pija, estaba solo con una tanguita diminuta y nada más. En un momento se levantó y me dijo que se iba a acostar. Yo fui al ratito, la vi culito arriba y empecé a acariciarla.
-Para amor, que quiero dormir, estoy cansada, camine mucho hoy. –me empujaba con su culito rechazándome y me calentaba más- Basta amor te dije que pares. –me di vuelta hacia mi costado y me dijo.
-Seguramente don Manuel me hubiera corrido el tanga y me la hubiera enterrado hasta el fondo. –me di vuelta, la apoye y me dijo que ahora no tenía gracia.
La mañana siguiente me levanté que volaba de la calentura, Romi también me rechazo y nos fuimos mimando en el tren lo que me ponía más caliente todavía. En el trabajo no aguantaba más de la calentura, la iba a llamar a Romi al celular y decirle que se lo cogiera al viejo, que yo la sorprendería en la cama con él. Disque el celular, sonó una vez y corte. No podía más de la calentura, fui hacia el baño y me hice una paja de locura.
Romi me paso a buscar por la oficina, me noto mas calmado, íbamos en el tren, me miraba a los ojos, se acercó a mi oído y me dijo:
-Me parece que te estuviste pajeando. ¿no? -Yo no le contesté, me miro profundo a los ojos, se acercó de nuevo al oído y me dijo:
-Habíamos quedado que nada de pajas, esta tarde vas a jugar al fútbol, Manuel me va a ayudar con el jardín. Cuando lo veas salir de casa recién vas a poder entrar. –se alejó un poco de mi y tenía cara de enojada. Bajamos del tren y caminamos en silencio hasta casa, pasamos por la puerta del vecino y Romi se detuvo, tocó el timbre, se asomó Carmen.
-Esta don Manuel? –el viejo se asomo por la puerta- Manuel, mi marido se va a jugar al fútbol quisiera preguntarle unas cosas del jardín, ¿no se vendría a tomar unos mates? El viejo con una sonrisa dijo que estaría encantado, que ya le extrañaba que no lo invitaran más. Voy a tomar una pastillita que estoy tomando, le dijo a Romi sonriendo y voy. Carmen parecía también encantada con la situación, para ella era todo inocencia. Entramos a casa y Romi me pidió que preparara el mate, le cebe uno y me dijo que me fuera a cambiar que iba a llegar tarde a fútbol y sonrió. Cuando iba hacia la pieza sonó el timbre, fui a abrir y me fui a cambiar. Cuando fui a la cocina el viejo la miraba con lujuria.
-Mi amor ya te vas..., que te diviertas..., mira que trabo la puerta..., por las dudas..., avísame si venís....
-Que te diviertas. –dijo Manuel. Me quede escondido en la esquina cerca de dos horas, eran las nueve cuando el viejo salió, su mujer lo estaría esperando. Mi corazón me latía con fuerza, entre a la casa y Romi estaba tirada en la cama, otra vez culo arriba. Restos de semen en sus glúteos.
-Hola amor!!, ¿Qué tal el partido...? –le separé los glúteos y su culo aún estaba dilatado.
-No lo puedo evitar mi amor, me da tan duro... por la conchita..., que cuando me da vuelta y me la mete en el culo..., no me puedo negar... –empecé a desnudarme, Romi se giro quedando boca arriba, me miraba seria. Me acerque para montarla y se corrió a un costado.
-Dijimos que pajas no y te pajeaste, allá está el baño, pajero... –Fui al baño y me la casque como un mono, mi leche salió en todas direcciones. Nos dormimos sin hablar y sin cenar, en un momento de la noche Romi me abrazó desde atrás, me dijo entre sueños, ya te perdoné, pero basta de pajas. No me lo voy a coger más al viejo hasta que vos me lo pidas. Pero nada de pajas..., espero que la próxima vez que me coja estés haciéndote la paja al lado, pero a partir de ese momento..., no hay vuelta atrás..., lo vas a ver seguido...

1 comentarios - Romina, mi perra 14

maguito
que lindo va esto capo.....