Mi primita!
Esta historia que os voy a contar, tiene parte de real, parte de fantasía, que cada un@ de vosotr@s imagine qué es real y que no lo es.
Me presentare, soy un chico de 24 años, ojos marrones, 171, cuerpo atlético, según dicen x ahí, de buen ver. Hace ya un tiempo que siento una cierta atracción por mi prima, la cual creo, por sus comentarios, que también tiene esa atracción hacia mí. Ella es 2 años menos que yo. Morena, 165, ni gorda ni flaca, pero con un buen trasero y una encantadora sonrisa. Siempre hemos tenido una buena relación, muy estrecha y cordial, llena de bromas y de juegos con cierto acento sexual.
Hace ya un tiempo que esos juegos han ido subiendo de temperatura, hasta el punto en que no dudamos de provocarnos mutuamente en público. Raro es el día en que nos juntamos y no nos tocamos el culo mutuamente, nos damos unos picos… todo de forma muy "disimulada" para no levantar sospechas sobre nuestra relación.
Cierto día, nos juntamos en un bar, un día de fiesta, y como viene siendo habitual, nos abrazamos y nos dimos un piquito.
¿Qué tal va la noche?- pregunté yo.
Bien, pero me he perdido de mis amigas y no sé donde están- me dijo ella.
Quédate conmigo, que yo tampoco encuentro a mis amigos- le respondí.
Ella me rió pícaramente y yo rápidamente intuí que esa noche no iba a ser una noche más. Empezamos a hablar y sus caricias en mi cuerpo eran continuas, en mi pecho, en mi culo… ella no dejaba de provocarme, sin importarle lo más mínimo toda la gente que nos rodeaba. Yo me dejaba hacer, y de vez en cuando, le abrazaba y metía mi mano bajo su pantalón, acariciando su potente trasero por encima de su tanga. Como era de esperar, yo estaba completamente empalmado y ella lo notaba, pero hacía como que no se daba cuenta la muy pícara. Con el paso de la noche, sus caricias fueron aumentando y las mías, también. Nos juntábamos con amigos comunes que no se daban cuenta de nada, pues iba algo borracho. Eso hacía aumentar mi excitación y la suya, creo que también. En un momento que nos quedamos solos, ella me dijo que necesitaba ir al baño y yo le respondí que la acompañaba, esperando una respuesta negativa, pero me dijo que no le importaba, por lo que fuimos los dos al baño juntos.
Al entrar al baño, cerramos la puerta y nada más hacerlo, ella se abalanzó sobre mí, dándome un beso muy apasionado que no olvidaré nunca. Esa fue la primera vez que nos besábamos de verdad, abrazándonos. Sus manos recorrían toda mi espalda, nuestras lenguas jugaban juntas y mis manos se habían perdido por toda su espalda y su trasero, apretándola fuerte contra mí, para que notara mi excitación. Me dijo al oído que la tenía muy dura y le dije que era por la noche que estábamos pasando, y ella cogio mi mano y se la puso entre sus piernas. No podía creérmelo, estaba completamente caliente ahí en medio. Apreté fuerte y le dije "¿jugamos aquí mismo? Se río, me miró. No hizo falta respuesta.
Desabroche su camisa, dejando su pecho al aire, y empecé a lamer sus tetas, poniendo completamente erectos sus pezones, mordisqueándolos, saboreándolos. Ella reclinó su cabeza hacia atrás, dejando escapar unos cuantos gemidos. Sus manos entraron bajo mi calzoncillo, acariciando mi verga con mucha suavidad y dulzura, meneándola bajo el pantalón. Así que yo me decidí a bajar mi mano a su coñito, completamente rasurado para mi sorpresa, y empecé a masturbarla. Primero solo en su clítoris, después, acariciando sus labios y metiendo 2 dedos suavemente, desabroche su pantalón y lo dejé caer, para que no me molestara, ella hizo lo propio con el mío. Bajó mi calzoncillo, se arrodilló y empezó a chapármela con cara de putita. Su lengua empezó a jugar con la punta de mi verga, después, bajó hasta mis huevos, lamiéndolos y succionándolos. Su cara de viciosa era espectacular, estaba disfrutando más que yo todavía. No dudo en metérsela hasta dentro a la vez que su lengua acariciaba toda mi verga. Yo no me podía contener, cogía su cabeza, la acariciaba, y de vez en cuando, le obligaba a metérsela entera. Con la excitación, apenas pude mantener mis impulsos y le comenté que me iba a correr enseguida. Ella aparto su cara de mi verga y me dijo, échamela en las tetas. Me la empecé a cascar con fuerza, rápidamente, y al poco, salió un inmenso chorro de semen que empapó sus tetas y parte de su cuello. Ella lo cogió con sus manos y se lo metió en la boca, para degustar mis líquidos. Estaba completamente cachonda y yo también. La senté en la taza del water, me arrodille y baje su tanta asta las rodillas. Ahí empecé a lamer su coño. Apretándome fuerte contra él y succionando con todas mis ganas su clítoris, a la vez que 3 dedos míos entraban y salían con fuerza en su coño. Ella se retorcía, me cogía la cabeza, la apretaba más y más contra sus clítoris y yo seguía sin parar, aumentando constantemente el ritmo de mi lengua y mis dedos. En muy poco tiempo, mi cara se empapó por completo de sus líquidos y ella se retorcía de placer. Jadeaba, hasta que tuvo un impresionante orgasmo, llegando incluso a chillar. Yo creía que nos iban a oír.
Paramos los dos y nos dimos otro gran beso, con sabor a nuestros flujos.
Esta va a ser la primera vez de muchas mas- le dije.
Claro que sí- me respondió.
Antes de que te vayas, te voy a pedir una cosa- añadí- dame tu tanga, hoy vas a ir sin ropa interior a casa.
No lo dudó un instante, se lo quitó y me lo metió en el bolsillo. Salimos del baño, y continuamos la fiesta como si nada hubiera pasado, aparte de las caras de impresión de la gente que esperaba a entrar, pues estuvimos cerca de media hora disfrutando en aquel baño.
Esta historia que os voy a contar, tiene parte de real, parte de fantasía, que cada un@ de vosotr@s imagine qué es real y que no lo es.
Me presentare, soy un chico de 24 años, ojos marrones, 171, cuerpo atlético, según dicen x ahí, de buen ver. Hace ya un tiempo que siento una cierta atracción por mi prima, la cual creo, por sus comentarios, que también tiene esa atracción hacia mí. Ella es 2 años menos que yo. Morena, 165, ni gorda ni flaca, pero con un buen trasero y una encantadora sonrisa. Siempre hemos tenido una buena relación, muy estrecha y cordial, llena de bromas y de juegos con cierto acento sexual.
Hace ya un tiempo que esos juegos han ido subiendo de temperatura, hasta el punto en que no dudamos de provocarnos mutuamente en público. Raro es el día en que nos juntamos y no nos tocamos el culo mutuamente, nos damos unos picos… todo de forma muy "disimulada" para no levantar sospechas sobre nuestra relación.
Cierto día, nos juntamos en un bar, un día de fiesta, y como viene siendo habitual, nos abrazamos y nos dimos un piquito.
¿Qué tal va la noche?- pregunté yo.
Bien, pero me he perdido de mis amigas y no sé donde están- me dijo ella.
Quédate conmigo, que yo tampoco encuentro a mis amigos- le respondí.
Ella me rió pícaramente y yo rápidamente intuí que esa noche no iba a ser una noche más. Empezamos a hablar y sus caricias en mi cuerpo eran continuas, en mi pecho, en mi culo… ella no dejaba de provocarme, sin importarle lo más mínimo toda la gente que nos rodeaba. Yo me dejaba hacer, y de vez en cuando, le abrazaba y metía mi mano bajo su pantalón, acariciando su potente trasero por encima de su tanga. Como era de esperar, yo estaba completamente empalmado y ella lo notaba, pero hacía como que no se daba cuenta la muy pícara. Con el paso de la noche, sus caricias fueron aumentando y las mías, también. Nos juntábamos con amigos comunes que no se daban cuenta de nada, pues iba algo borracho. Eso hacía aumentar mi excitación y la suya, creo que también. En un momento que nos quedamos solos, ella me dijo que necesitaba ir al baño y yo le respondí que la acompañaba, esperando una respuesta negativa, pero me dijo que no le importaba, por lo que fuimos los dos al baño juntos.
Al entrar al baño, cerramos la puerta y nada más hacerlo, ella se abalanzó sobre mí, dándome un beso muy apasionado que no olvidaré nunca. Esa fue la primera vez que nos besábamos de verdad, abrazándonos. Sus manos recorrían toda mi espalda, nuestras lenguas jugaban juntas y mis manos se habían perdido por toda su espalda y su trasero, apretándola fuerte contra mí, para que notara mi excitación. Me dijo al oído que la tenía muy dura y le dije que era por la noche que estábamos pasando, y ella cogio mi mano y se la puso entre sus piernas. No podía creérmelo, estaba completamente caliente ahí en medio. Apreté fuerte y le dije "¿jugamos aquí mismo? Se río, me miró. No hizo falta respuesta.
Desabroche su camisa, dejando su pecho al aire, y empecé a lamer sus tetas, poniendo completamente erectos sus pezones, mordisqueándolos, saboreándolos. Ella reclinó su cabeza hacia atrás, dejando escapar unos cuantos gemidos. Sus manos entraron bajo mi calzoncillo, acariciando mi verga con mucha suavidad y dulzura, meneándola bajo el pantalón. Así que yo me decidí a bajar mi mano a su coñito, completamente rasurado para mi sorpresa, y empecé a masturbarla. Primero solo en su clítoris, después, acariciando sus labios y metiendo 2 dedos suavemente, desabroche su pantalón y lo dejé caer, para que no me molestara, ella hizo lo propio con el mío. Bajó mi calzoncillo, se arrodilló y empezó a chapármela con cara de putita. Su lengua empezó a jugar con la punta de mi verga, después, bajó hasta mis huevos, lamiéndolos y succionándolos. Su cara de viciosa era espectacular, estaba disfrutando más que yo todavía. No dudo en metérsela hasta dentro a la vez que su lengua acariciaba toda mi verga. Yo no me podía contener, cogía su cabeza, la acariciaba, y de vez en cuando, le obligaba a metérsela entera. Con la excitación, apenas pude mantener mis impulsos y le comenté que me iba a correr enseguida. Ella aparto su cara de mi verga y me dijo, échamela en las tetas. Me la empecé a cascar con fuerza, rápidamente, y al poco, salió un inmenso chorro de semen que empapó sus tetas y parte de su cuello. Ella lo cogió con sus manos y se lo metió en la boca, para degustar mis líquidos. Estaba completamente cachonda y yo también. La senté en la taza del water, me arrodille y baje su tanta asta las rodillas. Ahí empecé a lamer su coño. Apretándome fuerte contra él y succionando con todas mis ganas su clítoris, a la vez que 3 dedos míos entraban y salían con fuerza en su coño. Ella se retorcía, me cogía la cabeza, la apretaba más y más contra sus clítoris y yo seguía sin parar, aumentando constantemente el ritmo de mi lengua y mis dedos. En muy poco tiempo, mi cara se empapó por completo de sus líquidos y ella se retorcía de placer. Jadeaba, hasta que tuvo un impresionante orgasmo, llegando incluso a chillar. Yo creía que nos iban a oír.
Paramos los dos y nos dimos otro gran beso, con sabor a nuestros flujos.
Esta va a ser la primera vez de muchas mas- le dije.
Claro que sí- me respondió.
Antes de que te vayas, te voy a pedir una cosa- añadí- dame tu tanga, hoy vas a ir sin ropa interior a casa.
No lo dudó un instante, se lo quitó y me lo metió en el bolsillo. Salimos del baño, y continuamos la fiesta como si nada hubiera pasado, aparte de las caras de impresión de la gente que esperaba a entrar, pues estuvimos cerca de media hora disfrutando en aquel baño.
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