Cada vez son más las que se adentran en el mundo virtual para buscar sexo, echarse un ligue, un ciberamante, comprar juguetes eróticos o ver pornografía. Muchas mujeres aprovechan el anonimato que les proporciona Internet para librarse de sus prejuicios y buscar sexo. La Red ofrece en un solo clic infinidad de posibilidades con las que experimentar y es el ámbito perfecto para desinhibirse. Cuando alguien practica el cibersexo lo hace para poder hacer y decir libremente, sin coacciones, todo aquello que piensa o desea sobre el sexo, algo que tradicionalmente le ha estado vetado a las mujeres bajo la espada de Damocles del qué dirán.
¿Y qué quieren las mujeres cuando buscan sexo en la Red? La periodista especializada en sociología, psicología y sexología Elisabeth G. Iborra se ha infiltrado en varios portales y ha quedado con sus usuarios para documentarse de primera mano y dar respuesta a ésta y otras preguntas, cuyas conclusiones ha publicado en un libro que se llama EnRedadas, cómo disfrutamos las chicas a través de Internet.
La autora ha descubierto que el sexo a través de la Red resulta ideal para las chicas porque les pone en bandeja llevar a cabo fantasías con las que sueñan pero que no se atreven a llevar a cabo por culpa de miedos, pudores, complejos, timidez o temor al juicio ajeno. La libertad en Internet es amplísima y allí ellas se sienten tranquilas porque nadie les va a decir nada.
“Algunas lo hacen para experimentar fantasías sexuales que podrían conllevar ciertos riesgos si se realizan de verdad, pero que excitan a muchas mujeres cuando las imaginan: tríos, forzamientos o pseudoviolaciones que pueden ser recreados a través del teclado sin ensuciarte ni una uña –afirma la autora-. Fantasías que de llevarse a cabo en la realidad podrían dar lugar a malentendidos o incluso ser peligrosas o acabar de mala manera. De esta forma nadie sale perjudicado porque en la distancia la agresión es inviable”.
Otras buscan encontrar una relación que las satisfaga. Con el móvil y la cámara de vídeo se abre la posibilidad de mantener una relación sexual a través de Internet. “Conocer y preservar un ciberamante puede ser satisfactorio para una mujer, porque todo se queda en un espacio virtual, no se llega nunca al contacto carnal si no se quiere, y si se tiene pareja la ciberinfidelidad parecerá menos trascendente que una cita a escondidas”, explica Iborra.
A muchas mujeres un ciberamante les sirve para llenar los vacíos que soportan con sus cónyuges, apáticos ante sus emociones y esfuerzos por reflotar su vida sexual. De hecho estas mujeres confiesan que gracias a ello se han vuelto a sentir atractivas, sexualmente apetecibles, escuchadas y comprendidas como no lo estaban desde hace tiempo.
El peligro, dice Iborra, es que “muchas caen en la tentación de traspasar la pantalla y confirmar que el sentimiento es más fuerte del que creían y del que les provoca su pareja oficial, y al final acaban llevándolo a la realidad. Otras, sin embargo, se dan cuenta de que sólo ha sido una aventura pasajera, sexualmente satisfactoria en cuanto que han descubierto habilidades propias y aficiones ajenas, y utilizan lo aprendido para innovar con su compañero de siempre”. Aunque los amantes virtuales generan psicológicamente los mismos sentimientos que proporciona un amante real, y si las dejan les supone un trauma igual o mayor que si les hubieran plantado en la vicaría. Al final, los sentimientos se viven de igual manera porque todo está en la mente, no en el espacio, donde se empiece a sentir.
En un buscador como Google la palabra sexo cuenta con 95 millones de entradas. Entre los peligros del sexo por Internet, cuenta Iborra, “está la tentación de que te vaya tan bien y disfrutes tanto que puedas caer en el abuso y convertirte en una adicta que recurra al cibersexo como algo compulsivo e incontrolado, hasta el extremo de perder el contacto con el entorno real y relegar facetas imprescindibles, como las relaciones personales con la familia o los amigos, los estudios o el trabajo”.
En cuanto a otras prácticas habituales entre las mujeres como grabar vídeos calentitos, la autora recomienda que no enseñen ni una sola zona susceptible de parecer erótica: “Al día siguiente tus compañeros de oficina pueden descubrirte desnuda en alguna página web a la vista de todo el cibermundo. Las venganzas de los ex novios demostrándoles a los cibernautas lo liberada que estás sexualmente son algo habitual y de lo más desagradable”.
Según la autora, para las que les motive eso de quitarse la ropa frente a la pantalla, el ciberstreeptease es la mejor opción ya que se transmite en directo, con lo cual no queda para la posteridad y así se evitan los problemas de su posterior difusión.
Lo más fuerte.
En el cibersexo hay foros de camas redondas que suelen estar enfocados a prácticas más bien transgresoras, en los que las provocaciones, el lenguaje obsceno y los comentarios desinhibidos son habituales. Uno de los problemas es que en estos foros el riesgo de suplantaciones y embaucamientos es grande y hay que ser prudente. “Un amante del sado puede esconderse tras un nick de sumisa para sonsacar tus datos personales en plan amiga, e intentar contactar realmente contigo para practicar sin haber pasado los filtros previos. Por eso siempre hay que quedar en el bar más concurrido de la ciudad para evitar problemas o avisar a alguien de a dónde vas a ir”, advierte la autora.
Y para las que siempre han deseado hacerse con un juguete erótico pero les da pánico entrar en un sex shop, a través de la Red pueden recibir discretamente un pedido encargado a través de su web a una compañía “por ejemplo de algún país nórdico, que son los mejores fabricantes de juguetes eróticos”, recomienda Elisabeth G. Iborra.
Las mujeres también acuden a los muchos foros de sexología que existen en la Red para aclarar sus dudas sobre sexualidad o problemas con sus parejas. Son foros que normalmente tienen al frente a uno o varios expertos como sexólogos, psicólogos, terapeutas de pareja o ginecólogos para responder a las dudas, problemas y quejas que se les ocurren. Muchos foreros además dan su opinión y comparten sus experiencias, lo cual sirve a las mujeres para sentirse comprendidas y acompañadas e, incluso, en algunas ocasiones, comprobar que la rareza de su situación no es tal, sino que hay más internautas que la comparten. ¿Que padeces anorgasmia? y miles de mujeres más. ¿Que la disfunción eréctil enturbia la vida sexual de tu pareja?, allí comprueban que no son un caso único ni bichos raros y se sienten comprendidas.
En cuanto a la pornografía por Internet, a pesar de que está enfocada directamente a los hombres, según la autora aquí las mujeres también pueden tener ventaja. La mayoría de los contenidos porno, aunque dan una imagen de gratuidad, ponen la miel en los labios y luego te llevan a pasar por caja, de manera que si no pagas te quedas con las ganas y según Iborra: “La verdad es que si vas calentita, con ver cuatro fotos e inspirarte en los textos, que describen con frases bastante obscenas, la mayoría de las chicas tienen más que suficiente para elaborar su propia fantasía y llegar al clímax sin gastarse unos euros, que pueden invertir en un buen vibrador”, aconseja la autora.
Libros de sexo para mujeres: EnRedadas, cómo disfrutamos las chicas a través de Internet de Elisabeth G. Iborra (en la foto) es el primero de una serie de la colección Somossexy, una línea de libros escritos por y para mujeres con los que se quiere ofrecer una visión fresca y audaz de los temas eróticos que les interesan. Le seguirá Nuestro Kamasutra, que está ya en imprenta, en el que las mujeres hablan de sus posturas sexuales preferidas. Un libro entretenido, divertido y muy práctico.
tomado de:
http://www.blogsomoslibros.com/2009/05/enredadas-el-cibersexo-que-quieren-las-mujeres/#more-404
¿Y qué quieren las mujeres cuando buscan sexo en la Red? La periodista especializada en sociología, psicología y sexología Elisabeth G. Iborra se ha infiltrado en varios portales y ha quedado con sus usuarios para documentarse de primera mano y dar respuesta a ésta y otras preguntas, cuyas conclusiones ha publicado en un libro que se llama EnRedadas, cómo disfrutamos las chicas a través de Internet.
La autora ha descubierto que el sexo a través de la Red resulta ideal para las chicas porque les pone en bandeja llevar a cabo fantasías con las que sueñan pero que no se atreven a llevar a cabo por culpa de miedos, pudores, complejos, timidez o temor al juicio ajeno. La libertad en Internet es amplísima y allí ellas se sienten tranquilas porque nadie les va a decir nada.
“Algunas lo hacen para experimentar fantasías sexuales que podrían conllevar ciertos riesgos si se realizan de verdad, pero que excitan a muchas mujeres cuando las imaginan: tríos, forzamientos o pseudoviolaciones que pueden ser recreados a través del teclado sin ensuciarte ni una uña –afirma la autora-. Fantasías que de llevarse a cabo en la realidad podrían dar lugar a malentendidos o incluso ser peligrosas o acabar de mala manera. De esta forma nadie sale perjudicado porque en la distancia la agresión es inviable”.
Ciberamantes.
Otras buscan encontrar una relación que las satisfaga. Con el móvil y la cámara de vídeo se abre la posibilidad de mantener una relación sexual a través de Internet. “Conocer y preservar un ciberamante puede ser satisfactorio para una mujer, porque todo se queda en un espacio virtual, no se llega nunca al contacto carnal si no se quiere, y si se tiene pareja la ciberinfidelidad parecerá menos trascendente que una cita a escondidas”, explica Iborra.
A muchas mujeres un ciberamante les sirve para llenar los vacíos que soportan con sus cónyuges, apáticos ante sus emociones y esfuerzos por reflotar su vida sexual. De hecho estas mujeres confiesan que gracias a ello se han vuelto a sentir atractivas, sexualmente apetecibles, escuchadas y comprendidas como no lo estaban desde hace tiempo.
El peligro, dice Iborra, es que “muchas caen en la tentación de traspasar la pantalla y confirmar que el sentimiento es más fuerte del que creían y del que les provoca su pareja oficial, y al final acaban llevándolo a la realidad. Otras, sin embargo, se dan cuenta de que sólo ha sido una aventura pasajera, sexualmente satisfactoria en cuanto que han descubierto habilidades propias y aficiones ajenas, y utilizan lo aprendido para innovar con su compañero de siempre”. Aunque los amantes virtuales generan psicológicamente los mismos sentimientos que proporciona un amante real, y si las dejan les supone un trauma igual o mayor que si les hubieran plantado en la vicaría. Al final, los sentimientos se viven de igual manera porque todo está en la mente, no en el espacio, donde se empiece a sentir.
En un buscador como Google la palabra sexo cuenta con 95 millones de entradas. Entre los peligros del sexo por Internet, cuenta Iborra, “está la tentación de que te vaya tan bien y disfrutes tanto que puedas caer en el abuso y convertirte en una adicta que recurra al cibersexo como algo compulsivo e incontrolado, hasta el extremo de perder el contacto con el entorno real y relegar facetas imprescindibles, como las relaciones personales con la familia o los amigos, los estudios o el trabajo”.
En cuanto a otras prácticas habituales entre las mujeres como grabar vídeos calentitos, la autora recomienda que no enseñen ni una sola zona susceptible de parecer erótica: “Al día siguiente tus compañeros de oficina pueden descubrirte desnuda en alguna página web a la vista de todo el cibermundo. Las venganzas de los ex novios demostrándoles a los cibernautas lo liberada que estás sexualmente son algo habitual y de lo más desagradable”.
Según la autora, para las que les motive eso de quitarse la ropa frente a la pantalla, el ciberstreeptease es la mejor opción ya que se transmite en directo, con lo cual no queda para la posteridad y así se evitan los problemas de su posterior difusión.
Lo más fuerte.
En el cibersexo hay foros de camas redondas que suelen estar enfocados a prácticas más bien transgresoras, en los que las provocaciones, el lenguaje obsceno y los comentarios desinhibidos son habituales. Uno de los problemas es que en estos foros el riesgo de suplantaciones y embaucamientos es grande y hay que ser prudente. “Un amante del sado puede esconderse tras un nick de sumisa para sonsacar tus datos personales en plan amiga, e intentar contactar realmente contigo para practicar sin haber pasado los filtros previos. Por eso siempre hay que quedar en el bar más concurrido de la ciudad para evitar problemas o avisar a alguien de a dónde vas a ir”, advierte la autora.
Y para las que siempre han deseado hacerse con un juguete erótico pero les da pánico entrar en un sex shop, a través de la Red pueden recibir discretamente un pedido encargado a través de su web a una compañía “por ejemplo de algún país nórdico, que son los mejores fabricantes de juguetes eróticos”, recomienda Elisabeth G. Iborra.
Las mujeres también acuden a los muchos foros de sexología que existen en la Red para aclarar sus dudas sobre sexualidad o problemas con sus parejas. Son foros que normalmente tienen al frente a uno o varios expertos como sexólogos, psicólogos, terapeutas de pareja o ginecólogos para responder a las dudas, problemas y quejas que se les ocurren. Muchos foreros además dan su opinión y comparten sus experiencias, lo cual sirve a las mujeres para sentirse comprendidas y acompañadas e, incluso, en algunas ocasiones, comprobar que la rareza de su situación no es tal, sino que hay más internautas que la comparten. ¿Que padeces anorgasmia? y miles de mujeres más. ¿Que la disfunción eréctil enturbia la vida sexual de tu pareja?, allí comprueban que no son un caso único ni bichos raros y se sienten comprendidas.
En cuanto a la pornografía por Internet, a pesar de que está enfocada directamente a los hombres, según la autora aquí las mujeres también pueden tener ventaja. La mayoría de los contenidos porno, aunque dan una imagen de gratuidad, ponen la miel en los labios y luego te llevan a pasar por caja, de manera que si no pagas te quedas con las ganas y según Iborra: “La verdad es que si vas calentita, con ver cuatro fotos e inspirarte en los textos, que describen con frases bastante obscenas, la mayoría de las chicas tienen más que suficiente para elaborar su propia fantasía y llegar al clímax sin gastarse unos euros, que pueden invertir en un buen vibrador”, aconseja la autora.
Libros de sexo para mujeres: EnRedadas, cómo disfrutamos las chicas a través de Internet de Elisabeth G. Iborra (en la foto) es el primero de una serie de la colección Somossexy, una línea de libros escritos por y para mujeres con los que se quiere ofrecer una visión fresca y audaz de los temas eróticos que les interesan. Le seguirá Nuestro Kamasutra, que está ya en imprenta, en el que las mujeres hablan de sus posturas sexuales preferidas. Un libro entretenido, divertido y muy práctico.
tomado de:
http://www.blogsomoslibros.com/2009/05/enredadas-el-cibersexo-que-quieren-las-mujeres/#more-404
3 comentarios - El cibersexo que quieren las mujeres