El texto más corto de todos mis escritos, espero que les guste:
Le acaricio los brazos suaves con mis manos mientras la abrazo, pasando mi brazo por su espalda. Ella parece no darse cuenta de cómo me siento, quiero lanzarme encima suyo y destrozarle la boca, sí, destrozársela. Ella continúa entretenida con la película.
Jamás voy a saber cómo, pero después de 30 minutos de ver aquella filmación, me mira, la miro y le doy un beso, sólo uno y me corre la cara, “Qué arisca” ya andaban pensando mis neuronas. Pero no, no pasaron 10 minutos que ella tenía su lengua sobre la mia, era hermoso sentir como sus manos me acariciaban y rozaban mi cara. Yo acariciaba su espalda, luego la panza, iba subiendo la mano hasta que llegué a sus tetas. Eran perfectamente redondas, se sentían como dos bolsitas llenas de leche, se las acariciaba y apretaba al son de nuestros labios. Ella me acaricia la panza, pasa su mano por mi pierna hasta llegar a mi pene, y lo agarra y lo acaricia suavemente, aún con ropa la exitación era demasiada.
Después de que terminara la película, subimos arriba a mi cuarto. “Tengo un poco de sueño”, me dijo. “Yo también”, le respondí. Enseguida nos acostamos y acercamos nuestros labios, un labio sobre el otro, una lengua acariciando a la otra, un acto hermoso. Veo como se va acomodando para terminar encima mio. Yo organizo mi estrategia otra vez para volver a sus tetas, que seguían tan hermosas, redondas, suaves y perfectas como siempre. Ella se levanta de arriba mio para que pueda acariciarla mejor y poder apretar más a tanta exitación. Pasa su mano por mi pantalón, acariciándome todo, me excitaba completamente. Yo no aguantaba más.
Nos dimos vuelta, terminé yo encima suyo, ella dejó de acariciarme: ahora era mi turno. Yo comencé a bajar su mano, hasta que llegué a su vagina, si bien tenía el pantalón puesto, podía sentir todo. Fue casi como una masturbación: se le aceleró el corazón, su respiración se profundizaba, ella se movía acorde con mis manos, y yo apretaba más para que lo sintiera bien. Casi se le escapa un gemido, ahí decidió parar. Ya era tarde, tenía que volver a su casa, al otro día iría de viaje y quién sabe cuándo volvería. Por más que intenté convencerla, se fue. Hoy la espero para volver a sentir aquella exitación, que, aunque en este momento lo esté, no se compara a la de aquél momento.
Le acaricio los brazos suaves con mis manos mientras la abrazo, pasando mi brazo por su espalda. Ella parece no darse cuenta de cómo me siento, quiero lanzarme encima suyo y destrozarle la boca, sí, destrozársela. Ella continúa entretenida con la película.
Jamás voy a saber cómo, pero después de 30 minutos de ver aquella filmación, me mira, la miro y le doy un beso, sólo uno y me corre la cara, “Qué arisca” ya andaban pensando mis neuronas. Pero no, no pasaron 10 minutos que ella tenía su lengua sobre la mia, era hermoso sentir como sus manos me acariciaban y rozaban mi cara. Yo acariciaba su espalda, luego la panza, iba subiendo la mano hasta que llegué a sus tetas. Eran perfectamente redondas, se sentían como dos bolsitas llenas de leche, se las acariciaba y apretaba al son de nuestros labios. Ella me acaricia la panza, pasa su mano por mi pierna hasta llegar a mi pene, y lo agarra y lo acaricia suavemente, aún con ropa la exitación era demasiada.
Después de que terminara la película, subimos arriba a mi cuarto. “Tengo un poco de sueño”, me dijo. “Yo también”, le respondí. Enseguida nos acostamos y acercamos nuestros labios, un labio sobre el otro, una lengua acariciando a la otra, un acto hermoso. Veo como se va acomodando para terminar encima mio. Yo organizo mi estrategia otra vez para volver a sus tetas, que seguían tan hermosas, redondas, suaves y perfectas como siempre. Ella se levanta de arriba mio para que pueda acariciarla mejor y poder apretar más a tanta exitación. Pasa su mano por mi pantalón, acariciándome todo, me excitaba completamente. Yo no aguantaba más.
Nos dimos vuelta, terminé yo encima suyo, ella dejó de acariciarme: ahora era mi turno. Yo comencé a bajar su mano, hasta que llegué a su vagina, si bien tenía el pantalón puesto, podía sentir todo. Fue casi como una masturbación: se le aceleró el corazón, su respiración se profundizaba, ella se movía acorde con mis manos, y yo apretaba más para que lo sintiera bien. Casi se le escapa un gemido, ahí decidió parar. Ya era tarde, tenía que volver a su casa, al otro día iría de viaje y quién sabe cuándo volvería. Por más que intenté convencerla, se fue. Hoy la espero para volver a sentir aquella exitación, que, aunque en este momento lo esté, no se compara a la de aquél momento.
Saludos y espero opiniones
2 comentarios - El sexo comienza con el amor
te dejo mi aporte 😉 http://www.poringa.net/posts/videos/1617782/Te-gustan-las-rubias___[SuperMegapost].html