Sigue la historia, todo gira da vueltas y... es siempre lo mismo?
Romina, mi perra buscona, mi amor 7
La noche empezó a avanzar, los tragos fueron corriendo y si a alguno de los tres nos quedaba alguna inhibición desapareció por completo. Juan estaba económicamente muy bien, era un chico del interior del país, al que sus padres bancaban y le alquilaban un departamento en Capital para que estudie. Yo era siempre el encargado de ir a buscar los tragos y cuando me alejaba los veía torearse todo el tiempo, hacerse chistes, tironcitos de pelo, todo un juego introductorio de cortejo bastante obvio. Cuando estaba en la barra me pareció que se estaban besando. Cuando volví, los vi que iban hacia la pista, era música salsa y nunca la había visto a Romí bailarla, lo hacia delicioso, Juan aprovechaba las oportunidades de acercarla hacia él, acariciarla, apretarla o lo que diera, era obvio por como se miraban que la calentura entre los dos era cada vez más grande. Cuando volvieron a tomar asiento, Romi se giro a mirarme a mi y me beso y empezó a morrearse conmigo, ella giro el cuerpo hacia mi y Juan lentamente se fue acercando desde atrás apoyándola, me miro, le sonreí y vi aparecer su mano izquierda desde atrás que fue directo al pecho de Romi que acaricio sobre la ropa, sentía que no iba a poder aguantar mucho más, me iba a correr como un adolescente. Mientras Juan se le pegaba desde atrás y ahora su mano acariciaba sus piernas metiendose despacito entre los muslos de Romi que dejo de besarme y empezó a gemir en mi oído.
-Que hábil que es con los dedos... –su mano se dirigió a mi bragueta, la bajo y se fue a mi miembro, su cuerpo lo giro para permitirle a Juan un acceso más cómodo desde atrás. Toco mi miembro y me dijo:
-Cuanto juguito que largaste..., ¿no podes mas...? –Juan se seguía acomodando y por lo que intuía, mas que veía, estaba liberando su miembro del pantalón.
-Me la apoyo en el culito..., que hermosa me parece..., me esta corriendo la tanguita a un costadito... –se acomodo para atrás, al tiempo que empezó a pajearme y me dijo.
-Me la esta metiendo..., que perra soy... , ¿por qué no le decís que pare...?, que soy tu perrita... –empezó pajearme más violentamente. Mi pija empezó a escupir leche y ella la sintió en su mano.
-Ay... si mi amor... dame mucha lechita..., mientras este guacho me bombea bien fuerte... , ¿te gusta perro... entregarme así de fácil...?, ¿por qué no le decís que pare...., mira que si me sigue cogiendo me va a llenar de lechita... y... desde que estoy con vos nadie me había llenado la conchita... más que vos... –puso su mayor voz de puta, mi pija que nunca había disminuido de tamaño estaba bien dura de vuelta.
-Pará esto..., mi amor... –y empezó de nuevo a pajearme y a mover sus caderas acompasadas con Juan que la seguía bombeando. Este en un momento se detuvo y se puso de pie.
-¿Te lleno, amor? –Romi iba a contestarme y Juan tomándola de la cintura, la acomodo apoyada contra el respaldo del sillón, su mano izquierda seguía en mi pija y su cara seguía mirándome de cerca. Juan se acomodo el y volvió a metersela, el de pie detrás de Romi. La agarró fuerte de la cintura y empezó a bombearla, Romi dejo caer su cabeza de costado sobre el sillón y me acerque a besarla. Acerque mi oído hacia ella que se recompuso y volvió a pajearme.
-Que gusto mi amor..., que bien me coge..., -a mi me parecía que no iban a terminar nunca, Juan se había desabrochado sus pantalones que habían caído hasta sus piernas, la bombeaba bien a fondo a Romi, mi atención se dirigió al culo del muchacho y miraba los movimientos de su cintura clavando a mi chica, como se balanceaba su cadera. Aguantaba un montón sin acabar y Romi estaba totalmente fuera de sí.
-Ay..., mi amor..., pedile que no acabe nunca..., que me coja así para siempre... –y seguía pajeandome lentamente.
-¿Te gusta mi pajerito, como me coge...?, ¿Viste que perra soy...? –empezó a acelerar su paja y su cadera la veía empujar bien para atrás. La clavaba hacia atrás.
-Ya está cerquita papi..., decile que acabe afuera..., decía mientras sacudía sus nalgas y seguía empujando hacia atrás, en un momento Juan giro su cabeza y me miro con una sonrisa y dijo que perra deliciosa tu chica..., te debo una. Y su pelvis empezó a moverse mas duro en el bombeo, se mordió el labio inferior y se apoyo sobre la espalda de Romi girando su cabeza y mirando hacia el otro lado.
-Ay..., mi amor..., esta por llegar...!!!, que delicia..., hacelo salir... y veía sus caderas empujando para atrás... , explota...!!!, cuanta leche...!!!!, que rico!!!!...como le late!!! –y su cadera se seguía moviendo contra Juan que se había quedado clavado a fondo. Mi pija también exploto en la mano de Romi y eso la hizo engancharse en otra serie de contracciones y movimientos de su pelvis. Romi se giro saliéndose, Juan quedo parado en el lugar y Romi empezó a limpiársela con su boca, mirándolo con cara de perra a los ojos. Que rico me cogiste..., y se la chupetió un rato. Juan le acariciaba los pechos por el escote. Juan se sentó, su pija estaba aún dura, la mía estaba en reposo. Romi giro hacia mi y me dio unos cuantos besos mientras con su mano hacia atrás había agarrado la pija de Juan, ya vengo, me dijo.
Se giro hacia Juan y montándolo se la acomodo ella solita. Se estuvo moviendo un rato. Juan entre el cansancio y el alcohol tenía la cabeza apoyada en el respaldo y los ojos cerrados. Romí lo estuvo cogiendo un rato más. Luego se puso de rodillas al borde del sillón y empezó a chuparsela mientras me miraba a los ojos a mi. Cuando lo sintió venir, se la saco de la boca y la tiro toda hacia arriba y mirándola caer sobre la misma pelvis de Juan. Luego le vi pasar su lengua por entre los pelos del pubis de este juntando la leche con su lengüita y ahora a Juan lo miraba, que sonreía exhausto. Romí se puso de pie lo beso a Juan, se arreglo un poco la ropa y sin despedirse me tomo de la mano y salimos del lugar. Se montó en la moto detrás mío, me dijo al oído, te amo, sos el hombre más maravilloso del mundo y yo volví a creerle, la sentí amarrarse fuerte desde atrás y emprendí el camino a casa cual Rambo sudaca.
Romina, mi perra buscona, mi amor 7
La noche empezó a avanzar, los tragos fueron corriendo y si a alguno de los tres nos quedaba alguna inhibición desapareció por completo. Juan estaba económicamente muy bien, era un chico del interior del país, al que sus padres bancaban y le alquilaban un departamento en Capital para que estudie. Yo era siempre el encargado de ir a buscar los tragos y cuando me alejaba los veía torearse todo el tiempo, hacerse chistes, tironcitos de pelo, todo un juego introductorio de cortejo bastante obvio. Cuando estaba en la barra me pareció que se estaban besando. Cuando volví, los vi que iban hacia la pista, era música salsa y nunca la había visto a Romí bailarla, lo hacia delicioso, Juan aprovechaba las oportunidades de acercarla hacia él, acariciarla, apretarla o lo que diera, era obvio por como se miraban que la calentura entre los dos era cada vez más grande. Cuando volvieron a tomar asiento, Romi se giro a mirarme a mi y me beso y empezó a morrearse conmigo, ella giro el cuerpo hacia mi y Juan lentamente se fue acercando desde atrás apoyándola, me miro, le sonreí y vi aparecer su mano izquierda desde atrás que fue directo al pecho de Romi que acaricio sobre la ropa, sentía que no iba a poder aguantar mucho más, me iba a correr como un adolescente. Mientras Juan se le pegaba desde atrás y ahora su mano acariciaba sus piernas metiendose despacito entre los muslos de Romi que dejo de besarme y empezó a gemir en mi oído.
-Que hábil que es con los dedos... –su mano se dirigió a mi bragueta, la bajo y se fue a mi miembro, su cuerpo lo giro para permitirle a Juan un acceso más cómodo desde atrás. Toco mi miembro y me dijo:
-Cuanto juguito que largaste..., ¿no podes mas...? –Juan se seguía acomodando y por lo que intuía, mas que veía, estaba liberando su miembro del pantalón.
-Me la apoyo en el culito..., que hermosa me parece..., me esta corriendo la tanguita a un costadito... –se acomodo para atrás, al tiempo que empezó a pajearme y me dijo.
-Me la esta metiendo..., que perra soy... , ¿por qué no le decís que pare...?, que soy tu perrita... –empezó pajearme más violentamente. Mi pija empezó a escupir leche y ella la sintió en su mano.
-Ay... si mi amor... dame mucha lechita..., mientras este guacho me bombea bien fuerte... , ¿te gusta perro... entregarme así de fácil...?, ¿por qué no le decís que pare...., mira que si me sigue cogiendo me va a llenar de lechita... y... desde que estoy con vos nadie me había llenado la conchita... más que vos... –puso su mayor voz de puta, mi pija que nunca había disminuido de tamaño estaba bien dura de vuelta.
-Pará esto..., mi amor... –y empezó de nuevo a pajearme y a mover sus caderas acompasadas con Juan que la seguía bombeando. Este en un momento se detuvo y se puso de pie.
-¿Te lleno, amor? –Romi iba a contestarme y Juan tomándola de la cintura, la acomodo apoyada contra el respaldo del sillón, su mano izquierda seguía en mi pija y su cara seguía mirándome de cerca. Juan se acomodo el y volvió a metersela, el de pie detrás de Romi. La agarró fuerte de la cintura y empezó a bombearla, Romi dejo caer su cabeza de costado sobre el sillón y me acerque a besarla. Acerque mi oído hacia ella que se recompuso y volvió a pajearme.
-Que gusto mi amor..., que bien me coge..., -a mi me parecía que no iban a terminar nunca, Juan se había desabrochado sus pantalones que habían caído hasta sus piernas, la bombeaba bien a fondo a Romi, mi atención se dirigió al culo del muchacho y miraba los movimientos de su cintura clavando a mi chica, como se balanceaba su cadera. Aguantaba un montón sin acabar y Romi estaba totalmente fuera de sí.
-Ay..., mi amor..., pedile que no acabe nunca..., que me coja así para siempre... –y seguía pajeandome lentamente.
-¿Te gusta mi pajerito, como me coge...?, ¿Viste que perra soy...? –empezó a acelerar su paja y su cadera la veía empujar bien para atrás. La clavaba hacia atrás.
-Ya está cerquita papi..., decile que acabe afuera..., decía mientras sacudía sus nalgas y seguía empujando hacia atrás, en un momento Juan giro su cabeza y me miro con una sonrisa y dijo que perra deliciosa tu chica..., te debo una. Y su pelvis empezó a moverse mas duro en el bombeo, se mordió el labio inferior y se apoyo sobre la espalda de Romi girando su cabeza y mirando hacia el otro lado.
-Ay..., mi amor..., esta por llegar...!!!, que delicia..., hacelo salir... y veía sus caderas empujando para atrás... , explota...!!!, cuanta leche...!!!!, que rico!!!!...como le late!!! –y su cadera se seguía moviendo contra Juan que se había quedado clavado a fondo. Mi pija también exploto en la mano de Romi y eso la hizo engancharse en otra serie de contracciones y movimientos de su pelvis. Romi se giro saliéndose, Juan quedo parado en el lugar y Romi empezó a limpiársela con su boca, mirándolo con cara de perra a los ojos. Que rico me cogiste..., y se la chupetió un rato. Juan le acariciaba los pechos por el escote. Juan se sentó, su pija estaba aún dura, la mía estaba en reposo. Romi giro hacia mi y me dio unos cuantos besos mientras con su mano hacia atrás había agarrado la pija de Juan, ya vengo, me dijo.
Se giro hacia Juan y montándolo se la acomodo ella solita. Se estuvo moviendo un rato. Juan entre el cansancio y el alcohol tenía la cabeza apoyada en el respaldo y los ojos cerrados. Romí lo estuvo cogiendo un rato más. Luego se puso de rodillas al borde del sillón y empezó a chuparsela mientras me miraba a los ojos a mi. Cuando lo sintió venir, se la saco de la boca y la tiro toda hacia arriba y mirándola caer sobre la misma pelvis de Juan. Luego le vi pasar su lengua por entre los pelos del pubis de este juntando la leche con su lengüita y ahora a Juan lo miraba, que sonreía exhausto. Romí se puso de pie lo beso a Juan, se arreglo un poco la ropa y sin despedirse me tomo de la mano y salimos del lugar. Se montó en la moto detrás mío, me dijo al oído, te amo, sos el hombre más maravilloso del mundo y yo volví a creerle, la sentí amarrarse fuerte desde atrás y emprendí el camino a casa cual Rambo sudaca.
4 comentarios - Romina, mi perra 7
buenisimooo
besoss
micamorocha
ya me pongo a leer desde el pirmero hasta que la pija aguante