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violaciones en la antiguedad

Este es un relato que extraje de una pagina, y me parecio loco. Nada que ver con lo que a mi me paso obviamente.

Compañeros con derecho a roce IV: La violación de Elisabeth
Advertencia: Este relato contiene escenas de agresión sexual. No leer si no es una temática de su agrado
– ¡Despierta Zorra!
Elisabeth recibió una sonora bofetada que le hizo despertarse. El golpe le hizo quejarse. Abrió los ojos y se encontró a Apofis.
Elisabeth se encontraba desnuda y estaba encadenada de pie. Las cadenas eran de acero grueso. Una potente luz de un foco apuntaba hacia ella cegándola parcialmente. Apofis por su parte se había vestido con un traje de cuero negro típico de las que usan las dominatrix. Al percatarse de su situación un golpe de terror invadió la mente de Eli.
– ¿Qué es esto?¡Suéltame!
– Grita todo lo que quieras. Es más quiero que grites mucho. Tú y yo lo vamos a pasar muy bien esta noche.
– ¡Maldita sádica del infierno!
Eli recibió otra bofetada.
– En realidad no tenia que haberte pegado, para mi eso es un piropo. Pero déjame infórmate de porque estas aquí. Esto te pasa por meterte donde no te llaman. Los de nuestra especie no nos jodemos entre nosotros. Y tú quieres joderme. ¿Que coño hacías mirándome de esa manera ayer? - Apofis le lanzo otra bofetada
– Puta. - Eli recibió un golpe que le partió el labio - Sabes muy bien que te odio desde hace siglos.
– Erzcébe, que rencorosa eres. Aún todavía con eso. De todas formas esto también es un asunto profesional. En mi negocio no se mete nadie.
– Así que ahora te dedicas a vender drogas. Cada vez cayendo más bajo.
– Eso es querida. Le vendo veneno a los humanos. Y sabes lo más gracioso que son unas hierbas y flores de tu tierra natal.
– Ya lo sé. Leí un informe de científica y aparte le metes Amanita Muscaria, Peyote, Ayahuasca, y a la Datura Brugmancia. Una combinación letal.
– Veo que has hecho los deberes – Apofis le golpeo un azote en el trasero- Bien alumna aventajada. Pero lo más divertido es como se matan entre ellos por esa mierda. Ja ja ja ja – la risa de Apofis era sardónica
– Pues te pienso cerrar el negocio, camella de mierda.
– Veo que sigues sin comprender tu situación. Vamos a aclararte la mente que parece que el taser te dejo atolondrada.
Apofis fue a una mesa y recogió una látigo se puso a la espalda de Elisabeth
– ¡No! ¡No hagas eso! ¡No lo hagas!
– ¿Ahora suplicas? ¡Demasiado tarde!
Apofis lanzo el látigo y este corto el aire golpeando a la indefensa y desnuda espalda de Elisabeth. El cruel golpe impacto en su cuerpo y un agónico grito de dolor salio de la garganta de Elisabeth. Pero Apofis sadicamente no se conformo con uno sino que continuo golpeándola una y otra vez. Hasta 20 latigazos. Sus risas inundaban aquella habitación mientras eran acompañadas por los gritos y llantos de Elisabeth. Apofis parecía disfrutar hasta gemía de placer. Al llegar al 20 dejo de golpear y se puso a masturbarse con ferocidad su coño, en un instante alcanzo el orgasmo. Eli noto los gemidos de placer y eso aumento aún mas su terror. ¿Que clase de mujer era Apofis? Poco después noto que Apofis se acerco a su espalda y con su lengua recogía la sangre derramada para bebersela.
– ¡Ah! Sangre , fuente de nuestra inmortalidad. Que difícil es ahora obtener sangre. Gasto una barbaridad de dinero en chantajear a gente para que me robe en bancos de donación. Ahora es casi imposible matar a alguien ya que vosotros los polis husmeáis en todo.
– Zorra. ¿Que pretendes dejar hileras de cadáveres a tu paso?
– Cállate puta. No te confundas no solo vendo esa basura para financiarme. También lo hago por satisfacción personal. Ya que no puedo matar directamente que se maten entre ellos.
– A ti la vida te importa una mierda
– Siempre fuiste débil para con los humanos. No se que ves en ellos, ¡ son inferiores ! ¡ Son ganado ! Al igual que ellos crían a terneros ellos son eso para nosotros.
– Apofis estas enferma
– No Erzcébe, la enferma eres tú. Eres zoofilica. Ellos se dan asco si alguien folla con una animal y tú follas con ellos. Eres repugnante acostándote con un ser inferior – Elisabeth recibió un escupitajo – pero no te preocupes que hoy recibirás todo tu merecido por tus pecados.
– Y tú hablas de pecados
– Eres una vergüenza. Denigras a tu apellido Bathory
– No vuelvas a nombrar esa palabra. Eso es la peor de mis humillaciones. Haber nacido de mi madre
– ¡Bathory!¡Bathory!¡Bathory! Eres hija de tu tocaya Junior. Erzcébe Bathory, la gran asesina en serie de Hungría. Ella se follo y mato a cientos de chicas jóvenes en el siglo XIII. Pero su hija salio escrupulosa la jodida.
– Deja de nombrarla. Aún siento nauseas cuando me convirtió a la fuerza. Ella dijo que era por mi bien, que era un gran honor ser vampira. Pero es la peor de las maldiciones. La más repugnante de las marcas. Y encima tener que soportar ser de su sangre. Aún siento nauseas de lo que soy. La hija de la mayor criminal de la historia.
– ¡Maldita maleducada! ¿No te han enseñado a respetar a tu madre? ¡Yo te enseñare modales!
Entonces Apofis pulso un botón y un mecanismo hizo girar las cadenas. Estas se elevaron y torcieron de forma que ahora el cuerpo de Elisabeth quedo flotando en el aire boca arriba. El dolor de tener que soportar su peso en las muñecas y tobillos era insoportable. Apofis fue a la mesa y trajo una vela y la encendió y se acerco a Eli. Entonces la giro y la cera derretido cayo sobre los pechos de la detective. Esta dio un aterrador grito de dolor. Apofis en cambio empezó a jadear. Al parecer oír el dolor ajeno le excitaba sobremanera. Con una mano se volvió de nuevo a masturbar mientras seguía torturando el cuerpo de su pobre victima. La mente de Elisabeth deseaba despertar de esta horrible pesadilla. Que todo fuera una mal sueño. Pero era consciente que estaba atrapada en el más profundo de los infiernos. Y parecía no tener escapatoria. Estaba a merced de una de las más sádicas vampiresas. En unos minutos Apofis volvió a correrse, mientras se retorcía de placer en el suelo. Había alcanzado un potente orgasmo maltratando a su congénere. Esta respiraba agitadamente en el suelo mientras la hungara seguía flotando en la habitación.
Apofis era una vampiresa antigua, pero ese no era su nombre en aquellos momentos. Posiblemente fue de las primeras. Nació en el antiguo Egipto, hija de la esposa de un faraón. Ella estaba destinada a continuar el gobierno de la nación del Nilo. Durante toda su niñez fue una niña malcriada que torturaba a todos los esclavos. Ya en su juventud descubrió que el placer sexual solo le llegaba con el látigo hacia sus sudbitos. Siempre se inventaba una excusa para exigir un castigo a los siervos de la corte. Fue terriblemente temida y todo el mundo la trataba con miedo cuando se acercaba. Cuando llego su madurez se le asigno en matrimonio a un príncipe destinado a continuar el legado. En la noche de bodas su marido descubrió el temible carácter y su imponente narcisismo y la repudio. El escándalo se hizo notorio. La humillación fue tal que ella organizo un complot para matar a su esposo. Ella consiguió su objetivo pero también se descubrió la trama y la presión fue tal sobre el gobierno que el faraón tuvo que ceder a castigarla. Fue desterrada a un recóndita población del reino del sur en mitad del desierto. El odio hizo aún mas mella en su podrida alma y se volvió aún más misántropa. Odiaba a toda la humanidad. En el viaje al sur un terrible tormenta de arena devoro a su corte. Y se quedo sola y aislada en mitad de ninguna parte. Entonces perdida a través del desierto con una sed mortal y un calor abrasador estaba a punto de morir. Entonces se le pareció la diosa Apofis. Esta le ofreció un trato a la joven. Ella se encarnaría en su cuerpo y seria su sirvienta para efectuar su venganza. Y así fue. El espíritu de la diosa de los muertos entro en su cuerpo y llegaron de nuevo a Thebas. De manera silenciosa la nueva vampiresa empezó a provocar al terror en los habitantes de la capital y consiguió incluso matar a su padre que le había desterrado. Pero la presión de sus crímenes se hizo tan fuerte que tuvo que huir. Así durante cuatro mil años se camuflo entre humanos para alimentarse de ellos en las oscuridades de la noche. Durante miles de años vivió como un parásito de vidas ajenas hasta llegar a la actualidad en aquella ciudad de Estados unidos.
Apofis se acerca al cuerpo de Eli y la olio
– Que extraño. Hueles raro. Parece como si no te alimentases últimamente. ¿Desde cuando no bebes sangre?
– Ya prácticamente no la necesito.
– ¿Como que no la necesitas?
– He descubierto que puedo vivir de otra forma
– ¿De que coño hablas?
– No es necesario la sangre. Hay otro liquido del cual alimentarnos
– ¿Cual? Si sabes como podemos evitar tener que vivir de la sangre de los humanos multitud de los problemas nuestros desaparecerían.
– Aunque te lo dijese no lo querías saber.
– Tan malo no puede ser.
– Son … Los fluidos sexuales de los humanos.
– ¿¡Que¡? No te burles de mi. ¡ Estas mintiendo zorra !
– No miento. Y es más, me gusta. Ellos son nuestros hermanos. No nuestro ganado. Aunque no sean tan fuertes cuando una se enamora de alguno de ellos los adora. Mi corazón late con fuerza. No te imaginas lo que te pierdes al ver sus ojos de deseo, y como tú lo quieres complacer. Te vuelves a cien y su placer se convierte en tu placer. No soy como tu que necesita maltratar a otros para gozar. El gozo viene de compartir con los demás no con humillarlos y matarlos.
– Eres una jodida puerca. ¿Eso es lo que quieres que hagamos?. ¿Reducirnos ante esos inferiores seres?. No son nuestros hermanos, son nuestros sirvientes. Están hay para que nos alimentemos de ellos y que sean nuestros juguetes. Tú en cambio parece que quieres que nos arrodillemos ante ellos para chuparles sus pollas y hacerlos disfrutar. ¡Eso jamas!
– Tú te lo pierdes. La inmortalidad yo la consigo cada vez que mi hombre se corre dentro de mi.
– Si ya se a quien te refieres. Lo note ayer. A ti te gusta tu compañero. Ese tal Alex. Que bajo caes. Dejándote follar por un humano. ¿Que pasa con tu orgullo? ¡Eres una vampiresa! Tu naciste para joder a todo bicho viviente. No para que te metan el rabo. Eso es degradante. ¡Dándole placer a un hombre! ¡Me das asco! ¡Siento ganas de vomitar cada vez que pienso que se corre dentro de ti! Yo de solo imaginarme los gemidos de gusto de un hombre mientras me folla me se revuelve el estomago. Somos superiores, hemos sido designados para estar en la cima de la cadena alimentaria no para compartir las vidas con esos frágiles seres. Somos fuertes y los fuertes deben someter a los débiles.
– Siento pena por ti Apofis. Estas enferma. No sé que te ocurrió. Pero hacer el amor con un humano es lo más hermoso de este mundo. Yo no elegí ser vampira. Fui forzada por mi madre. Y serlo es la mayor de las maldiciones. La inmortalidad es una carga insoportable. He visto morir a muchos de mis amantes ya sea por la violencia de este mundo o por el paso de la edad. Hace ya mucho que repudio esta maldición que tu tanto aprecias. Es demasiada la pena de ver a los seres amados irse. Hace tiempo que hubiese preferido morir de una vez.
– Con el asco que me das por lo que me comentas quizás te haga ese favor esta noche. Pero ahora te voy a dar lo que tanto te gusta. Te he preparado una sorpresita . Ya que te gusta tanto follar. Hoy te voy a follar. Mejor dicho te voy a violar. Te se van a quitar las ganas de que un tío te meta la polla otra vez. Para este ocasión he preparado algo especial. Y me ha costado bastante obtenerlo.
El mecanismo se volvió a activar y las cadenas giraron de nuevo el indefenso cuerpo de Elisabeth. Ahora fue colocada cabeza abajo con las rodillas en el suelo.
Apofis cogió un pergamino antiguo y polvoriento. Por su aspecto parecía tremendamente antiguo, milenario. En el estaba dibujado multitud de jeroglíficos. Ella leyó de esa lengua muerta y una áureas de color azulados rodearon su cuerpo y un cierto viento circulo por la habitación. Entonces para terror de Elisabeth algo único que sucedió. El clítoris de Apofis empezó a vibrar y a crecer en tamaño. En unos instantes tomo la forma un pene humano de casi 30 centímetros pero era muy grueso.
– Así que te gustan las pollas. Pues aquí tienes una. Y no esa minúscula de Alex. Voy a probar hoy lo que sienten los hombres. Y tu vas a ser mi conejilla de Indias.
– ¡No!¡No me metas esa barbaridad!¡No lo hagas por favor!¡Eso no!
– Eso es, suplica zorra. Cuantos más ruegues más disfrutare.
– Entonces no gritare. No te daré esa satisfacción
– Eso lo veremos.- dándole una palmada sonora en el trasero.
Apunto su pene a la entrada de la vagina de Elisabeth y de una sola estocada la metió hasta el fondo. Elisabeth sintió como si le hubiesen clavado un puñal en su interior. Aún su promesa un ahogado grito se le escapo y empezó a llorar desconsoladamente. Apofis penetraba con brutalidad y su pelvis golpeaba sin compasión las nalgas. La excitación de esta era sin par y bufia de placer. En menos de dos minutos llego al orgasmo y Elisabeth noto que un liquido ardiente que le quemaba se deslizaba por su vagina. Ese pene también eyaculaba.
– ¡ Aja ! Así que es esto lo que sienten los humanos. Debí nacer hombre. Que gustazo da violar mujeres con una polla. Esas infames humanas deberían servirme. A partir de ahora a parte de matarlas me las pasare por la piedra. Les reventaré sus coños. Vamos allá otra vez.
El pene maldito de Apofis no perdió la erección y volvió a iniciar las brutales penetraciones. El cuerpo de Elisabeth se movía como un péndulo sujetado por las cadenas por su agresora. La mente de Elisabeth se había ya derrumbado. La humillación de ser usada para el placer de su mayor enemiga la estuvo haciendo caer a la mayor de las desesperaciones. Las lagrimas se caían por su rostro y su cuerpo le dolía completamente. Ya solo suplicaba en su interior de que un milagro sucediese y de que alguna ayuda llegará que le arrancase de las garras de su violadora. Deseando dormir para siempre y deseando a la vez no caer en el sueño y que vuelva a suceder en tus pesadillas. Elisabeth suplicaba por que la dejase morir y la dejase en paz. Pero para Apofis esas palabras la excitaban aún más y entro en una larguísima serie de orgasmos en el que cada eyaculación aumentaba el dolor de Eli.
Paso una hora que le pareció una eternidad a Ercebeth. Apofis había eyaculado unas 6 veces en el interior de su victima. Entonces extrajo el pene. Una sensación de alivio apareció en Eli que por fin pudo descansar de tanta agresión.
– No respires mucho que pienso continuar. Por lo que dices crees que la vampiresas deberían dedicarse a mamarles la polla a los hombres. A darles placer con nuestras bocas. A humillarnos de tal forma que eyaculen en nuestro paladar. Pues te voy a dar lo que te gusta. Ahora me la vas a comer.
– Como acerques eso a mi boca te la arranco de un mordisco.
– No, no lo harás.
Apofis volvió a lanzar un nuevo hechizo poniendo su mano sobre la cabeza de la eslava. El cuerpo de Eli se paralizo y dejo de estar a sus ordenes. Entonces fuera de su voluntad su boca se abrió de par en par. Aún así el grueso pene entro con dificultad un ligero dolor de mandíbula hizo acto de presencia para albergar al invasor. Pero eso no fue todo , Apofis siguió empujando hasta atravesarle la campanilla. Y aún más adentro y empezó a entrar en el esófago. La garganta se dilató y expandió para albergar la polla.
- ¡ Eso es ! ¡ Chupa ! ¡ Mama ! ¡ Cometela entera zorra !
Elisabeth no paraba de tener nauseas y apenas podía respirar. Los ojos se le pusieron blancos ante la falta de oxigeno y de forma refleja las lagrimas hicieron de nuevo acto de presencia. La pelvis de Apofis choco con la nariz de Eli y entonces volvió a realizar otro brutal vaiven. Apofis era totalmente descuidada y la penetración era tal como si fuese vaginal. Los gritos de placer hacían eco en la habitación. Pero la egipcia no estaba acostumbrada al placer de las mamadas y la tortura fue breve. En un par de minutos eyaculo abrasando el aparato digestivo de Eli. El aire volvió a los pulmones de Eli cuando esta se retiro después de correrse profundamente con el pene casi en la entrada del estomago.
– Esto es lo que tu haces. Pues si quieres caldo toma dos tazas. ¿A que ahora no te agrada tanto chupar pollas?. Lo hago lo por tu bien. Ya no queras chupar una polla nunca más. Si quieres vivir deberás volver a las buenas costumbres de matarlos para beber su sangre.
Eli tuvo una arcada y devolvió el maligno esperma. Este cayo al suelo y pareció humear en el suelo como si fuese un ácido.
– Déjame en paz de una vez. ¿No me has humillado ya lo suficiente?
– Te equivocas húngara. La humillación ha de ser total. Piensa en lo siguiente estoy haciendo contigo es algo muy parecido a lo que hacia tu madre con sus victimas. ¿A que mola continuar las buenas costumbre familiares?
– Vete al infierno.
– Allí nos veremos las dos. Pero me temo que tu me esperaras allí primero. Por cierto me enteré por uno de tus antiguos amantes de que te gusta una practica muy peculiar. No solo te humillas mamándoles la polla sino que en tu bestialidad te degradas tanto ante ellos. Que haces.. me da asco hasta nombrarlo. ¿Pero no tienes autoestima? ¿Como? ¿Dices que te he humillado lo suficiente? ¿Pero si tu te humillas ante ellos por voluntad propia? ¿Te dejas que te rompan el culo? Como si fueras un botín de guerra. Eso a las mujeres solo se lo hacían cuando una ciudad caía ante los soldados y estos cobraban su precio a las mujeres de sus enemigos. Si hasta tu padre cuando cogía prisioneros turcos los empalaba como lo hizo Vlad. Pero tú … tú ofreces tu ano para que te lo follen. No solo le das placer con tu boca sino que encima les haces disfrutar de esa humillante forma. ¡Contéstame! ¿Que satisfacción obtienes en someterte de esa manera a un hombre?
– Es inútil decírtelo. Tú no lo comprenderás. Cuando el amor esta en tu alma entregar lo más preciado y sagrado, complacer y entregarte totalmente al ser que quieres hace que lo que tú consideres humillante se vuelva lo más maravilloso.
– Cállate de una vez. Me repugnas. ¡Amor! El amor no existe, es una falacia. Mírate la historia, yo los he visto toda mi vida. Los humanos han estado desde que pisaron este planeta machacándose los unos a los otros. Es el poder y el miedo las fuerzas que gobiernan este mundo. No el amoooor.
– Tienes razón. Pero tanto ellos como yo albergamos la esperanza de que algún día sea así.
– Ingenua. De todas formas hoy estas de suerte. Así que si te gusta que te revienten el esfinter a puyazos hoy lo vas a tener.
Elisabeth entendió a la primera lo que quería decir pero se resigno a su suerte. Toda suplica era fútil. Apofis apunto el pene al ano de Eli pero este se negó a entrar, era demasiado grueso. Entonces Apofis dilato con sus dedos la entrada. Elisabeth estaba demasiado destrozada para ofrecer resistencia. Así que sumisamente se dejo hacer. Apofis volvió a intentarlo y una vez que el grueso glande atravesó el esfinter y alcanzo el recto volvió a ser cruel y la introdujo de un solo envión. Eli volvió a gritar desconsoladamente.
– ¡ Joder ! Como aprieta esto. Es cierto lo que dicen. Los hombres prefieren por detrás. A parte de sentir que os dominan el placer que sienten es una pasada. Coño ya me corro. Ahhhh
El abrasador liquido salio disparado a los intestinos de Eli. De nuevo una larga y cruel sesión de violaciones continuas hacían sentir a Erzebeth estar en el más profundo de los infiernos. Y Apofis siendo Lucifer en persona torturándola por toda la eternidad. El dolor la hizo desmayar. Pero Apofis en su brutalidad la hechizaba para volverla a la consciencia y asi que desgutase hasta la ultima gota de dolor. Apofis retiro su pene con crueldad y al ardiente liquido se deslizo por los muslos de la detective
– Dime miserable. ¿A que ya no te entran ganas de follar en tu puta vida.?
– Quiero morirme
– Tranquila niñata. Eso es el último plato. Pero antes te tengo que confesar un par de cosas. La primera es cuando nos vimos en Paris. ¿Te acuerdas cuando eras cortesana de la corte de Luis XV? En aquel momento estabas encaprichada de un poeta. ¿Como se llamaba? Ah si, ya me acuerdo. Pierre. Te veía muy feliz con él. El me contó lo de tu culito. Por lo que me dijo le encantaba hacértelo. Ahora supongo que ya no te gustará. Dime, ¿Le querías?
– Si, con toda mi alma. Pero entonces tu apareciste y lo perdí de vista. ¿Que sabes de él?
– ¿Hace falta que te lo diga?
– ¿Lo mataste?
Apofis asintió.
– Debiste oír sus suplicas, su cara de terror cuando le arrancaba de su cuello hasta la ultima gota de su sangre. Ver en sus ojos como la vida se va. No hay nada más hermoso que ver la muerte de alguien. Un mariconazo que escribía poesías. Los hombres están para matar en la guerra.
– ¡Hija de puta! Te arrancare las entrañas. Te matare lentamente. Te haré sufrir por años.
– Relájate querida. Aún hay más. Ese tal Alex. Tu compañero. Ese es mi próximo objetivo. Y pienso deleitarme con él cuando lo mate. Mira que generosa soy. Así tendrás compañía en el infierno. Iréis juntos de la mano por sus jardines- se burlo Apofis.
– Ni se te ocurra. Me oyes. Si lo haces me vengaré aquí o en la otra vida. Pero el infierno te parecerá el paraíso si te cojo.
– No te preocupes te mando saludos. Ahora te explicare nuestro fin de fiestas. Queda media hora para el amanecer. Estas persianas están programadas para elevarse a dicha hora. Vete poniendo una buena crema solar. Por cierto tengo una videocámara para grabar como tu cuerpo arde en llamas cuando eso ocurra. Bueno eso y toda nuestra fiestecita. Me regodeare todos los días con lo que he disfrutado hoy. Amorcito.
Entonces en la puerta un potente golpe se oyó. Apareció Alex y vio a su compañera entonces descargo todas las balas sobre Apofis. Alex se acerco y desato a su compañera. Pero vio el rostro de Eli y vio que puso cara de furia y unos colmillos enormes salio de su boca. Pero estaba mirando a su espalda. Alex se giro y quedo aterrorizado, aquella mujer se había levantado y a pesar de los impactos de bala estaba como si nada. Pero Apofis al ver a Eli liberada se encogió, lanzo otro hechizo y su cuerpo se transformo en una niebla negra que se escurrió a toda velocidad por la puerta.
– ¡Joder Eli! ¿Que ha sido eso? ¿Que te ha pasado?
– Alex, por favor ayúdame. Necesito que me lleves a mi apartamento. Tengo que llegar en menos de media hora. No me hagas preguntas. Es cosa de vida o muerte
– Pero te tengo que llevar al hospital
– En el hospital no pueden ayudarme. Hazme caso por una vez. Te lo ruego.- dijo entre lagrimas
Alex obedeció y con su chaqueta cubrió el cuerpo de Eli. La cogió con sus brazos y la llevo a su coche. Con la sirena puesta a tope atravesaron la ciudad a toda velocidad en dirección al centro. Milagrosamente llegaron justo a tiempo antes de que las primeras luces del día acabaran con la existencia de Eli.

3 comentarios - violaciones en la antiguedad

pollorosa +2
me quedo la pija como para matar conejos y sacar perros de abajo de la cama
SEXOGP
as segunda parte