Esta noche presentamos: Calentita el agua de la pileta
Mi nombre es Cristina y voy a contar cómo empezó lo que hoy es una relación puramente sexual. De esto hace ya tres años, cuando yo tenía 18. En aquel momento yo salía con Javier, un chico de 22 años moreno y muy atractivo, 1,80 cm. de estatura, 76 kilos y un cuerpo muy trabajado en el gimnasio. Como ya he dicho antes, yo era una chica de 18 años de pelo largo y moreno, ojos verdes, unos labios carnosos, unos pechos generosos como es normal en las mujeres de mi familia, 1,70 cm. de estatura y 58 kilos.
La nuestra era una relación perfecta, sobre todo en la cama. Nuestras relaciones sexuales eran más que satisfactorias y siempre nos gustaba experimentar cosas nuevas, incluso habíamos hecho orgías con amigos/as. Pero para mí eso no era suficiente. Más de una vez le comenté a Javier el interés que yo tenía por mantener sexo con un hombre madurito, no hablo del típico viejo verde, si no de un hombre de mediana edad y atractivo, como por ejemplo el padre de mi novio, Fernando. Yo ya me había fijado en cómo se le iban los ojos detrás de mi cuerpo cuando yo desfilaba en bikini por su casa hacia la piscina.
Le confesé a Javier que una de mis fantasías sexuales era montármelo con su padre. El no se ofendía, al contrario, reía y decía que había visto follar a su padre con putas pero que no creía que se atreviera con la novia de su hijo. (Según me contó Javier cuando cumplió 18 años (aún no éramos novios) su padre le llevó de viaje a Holanda y allí hicieron realidad sus fantasías sexuales con prostitutas.)
Pasó el tiempo y yo veía cada vez más imposible hacer realidad mi fantasía, así que fui olvidando eso. Una calurosa tarde de agosto Javier me dijo que me llevaría a su casa y así pasaríamos mejor la tarde refrescándonos en la piscina a solas, ya que su madre estaba esa semana de viaje con sus amigas (ya sabéis, un viaje solo de mujeres) y su padre había ido a pasar el día con unos amigos en la playa. Yo acepté, sobre todo después de que me dijera que tenía en su casa una sorpresa para mí.
Nada más llegar me quité la ropa y la deje tirada en el césped del jardín, quedándome en bikini y lanzándome enseguida a la piscina, mientras Javier entraba en la casa para coger su bañador. Cuando me metí en la piscina me despojé en seguida de mi bikini, quedándome desnuda ya que sabía que estábamos solos. Cuando llegó Javier y me vio así, se quitó su bañador quedando sus 23 cm. de polla al descubierto. Entonces salí de la piscina y me acosté en una hamaca esperando a que él viniera a mí.
Enseguida se arrodilló delante de mí y metió su lengua en mi coño caliente, recorriendo de arriba abajo mi raja. Yo gemía como una loca, pues si hay algo que me pone muy cachonda es saber que los vecinos oyen cómo follo. Cuando estaba a punto de correrme le dije a Javier que parara y que se pusiera de pie, entonces me arrodillé ante él y me metí su enorme polla en la boca. Chupaba como una auténtica zorra, creo que nunca se la había mamado así. Envolvía su polla con mi lengua y lamía esos 23 cm. sin parar hasta que Javier gritó "Chupa puta, cómeme la polla". En ese momento noté como un chorro calentito llenaba mi boca y recorría mi garganta, entonces saqué la polla de mi boca y parte de su leche calló en mis tetas y la restregué por mi cuerpo como si fuera crema.
Después de eso, la polla de Javier volvió a estar dura como si no hubiera pasado nada. Le dije que quería que me follara el culo, él era el único hombre que había metido su polla en esa parte de mi cuerpo. Y él me obedeció, me acostó en la hamaca, de espaldas a él y me la metió de una sola embestida. Yo estaba hecha una loca, solo quería follar y que me la metiera por todos los agujeros de mi cuerpo. De repente Javier la sacó un segundo de mi culo y cuando la volvió a meter noté que el grosor de su polla había crecido notablemente. Cuando me disponía a felicitar a Javier por su manera de follarme, noté que una polla entraba en mi boca, abrí mis ojos y cuál fue mi sorpresa al ver a Javier follándome la boca otra vez. Entonces ¿quién me estaba dando por el culo? Me di la vuelta y vi la sorpresa que Javier me tenía preparada: a Fernando (su padre) clavándomela con una cara de placer increíble mientras me decía: "Mmmmmmmm qué culo más sabroso tiene la zorrita de mi nuera. ¿No querías mi polla? Pues aquí la tienes" y me dio una embestida que casi pierdo el conocimiento del placer que sentí.
Desde ese momento jugaron conmigo como si yo fuera una muñeca. Mientras uno me la metía por el culo, el otro me la metía por el coño. Mientras le chupaba la polla a uno, el otro restregaba su cipote por mis tetas. Después Fernando se acostó en el suelo y yo, que estaba como poseída, me senté sobre su polla, follándole sin parar mientras se la mamaba a mi novio que estaba de pie delante de mi. Finalmente me corrí y caí rendida en el césped, no tenía fuerzas ni para moverme, mientras ellos se masturbaban de pie y se corrieron sobre mi cuerpo como una fuente. Creo que era la quinta vez que Fernando se corría y la sexta para Javier esa tarde. Fue una orgía fantástica, la mejor sesión de sexo que he tenido en mi vida.
Pero la cosa no quedó ahí. Desde aquel día hace tres años, sigo follando con ellos, un día los tres juntos, otro día solo mi marido y yo (nos hemos casado), otro día solo con mi suegro y algunas veces mi suegro me lleva a casa de un amigo suyo donde me follan sin parar, pero esto ya os lo contaré en otra ocasión
Mi nombre es Cristina y voy a contar cómo empezó lo que hoy es una relación puramente sexual. De esto hace ya tres años, cuando yo tenía 18. En aquel momento yo salía con Javier, un chico de 22 años moreno y muy atractivo, 1,80 cm. de estatura, 76 kilos y un cuerpo muy trabajado en el gimnasio. Como ya he dicho antes, yo era una chica de 18 años de pelo largo y moreno, ojos verdes, unos labios carnosos, unos pechos generosos como es normal en las mujeres de mi familia, 1,70 cm. de estatura y 58 kilos.
La nuestra era una relación perfecta, sobre todo en la cama. Nuestras relaciones sexuales eran más que satisfactorias y siempre nos gustaba experimentar cosas nuevas, incluso habíamos hecho orgías con amigos/as. Pero para mí eso no era suficiente. Más de una vez le comenté a Javier el interés que yo tenía por mantener sexo con un hombre madurito, no hablo del típico viejo verde, si no de un hombre de mediana edad y atractivo, como por ejemplo el padre de mi novio, Fernando. Yo ya me había fijado en cómo se le iban los ojos detrás de mi cuerpo cuando yo desfilaba en bikini por su casa hacia la piscina.
Le confesé a Javier que una de mis fantasías sexuales era montármelo con su padre. El no se ofendía, al contrario, reía y decía que había visto follar a su padre con putas pero que no creía que se atreviera con la novia de su hijo. (Según me contó Javier cuando cumplió 18 años (aún no éramos novios) su padre le llevó de viaje a Holanda y allí hicieron realidad sus fantasías sexuales con prostitutas.)
Pasó el tiempo y yo veía cada vez más imposible hacer realidad mi fantasía, así que fui olvidando eso. Una calurosa tarde de agosto Javier me dijo que me llevaría a su casa y así pasaríamos mejor la tarde refrescándonos en la piscina a solas, ya que su madre estaba esa semana de viaje con sus amigas (ya sabéis, un viaje solo de mujeres) y su padre había ido a pasar el día con unos amigos en la playa. Yo acepté, sobre todo después de que me dijera que tenía en su casa una sorpresa para mí.
Nada más llegar me quité la ropa y la deje tirada en el césped del jardín, quedándome en bikini y lanzándome enseguida a la piscina, mientras Javier entraba en la casa para coger su bañador. Cuando me metí en la piscina me despojé en seguida de mi bikini, quedándome desnuda ya que sabía que estábamos solos. Cuando llegó Javier y me vio así, se quitó su bañador quedando sus 23 cm. de polla al descubierto. Entonces salí de la piscina y me acosté en una hamaca esperando a que él viniera a mí.
Enseguida se arrodilló delante de mí y metió su lengua en mi coño caliente, recorriendo de arriba abajo mi raja. Yo gemía como una loca, pues si hay algo que me pone muy cachonda es saber que los vecinos oyen cómo follo. Cuando estaba a punto de correrme le dije a Javier que parara y que se pusiera de pie, entonces me arrodillé ante él y me metí su enorme polla en la boca. Chupaba como una auténtica zorra, creo que nunca se la había mamado así. Envolvía su polla con mi lengua y lamía esos 23 cm. sin parar hasta que Javier gritó "Chupa puta, cómeme la polla". En ese momento noté como un chorro calentito llenaba mi boca y recorría mi garganta, entonces saqué la polla de mi boca y parte de su leche calló en mis tetas y la restregué por mi cuerpo como si fuera crema.
Después de eso, la polla de Javier volvió a estar dura como si no hubiera pasado nada. Le dije que quería que me follara el culo, él era el único hombre que había metido su polla en esa parte de mi cuerpo. Y él me obedeció, me acostó en la hamaca, de espaldas a él y me la metió de una sola embestida. Yo estaba hecha una loca, solo quería follar y que me la metiera por todos los agujeros de mi cuerpo. De repente Javier la sacó un segundo de mi culo y cuando la volvió a meter noté que el grosor de su polla había crecido notablemente. Cuando me disponía a felicitar a Javier por su manera de follarme, noté que una polla entraba en mi boca, abrí mis ojos y cuál fue mi sorpresa al ver a Javier follándome la boca otra vez. Entonces ¿quién me estaba dando por el culo? Me di la vuelta y vi la sorpresa que Javier me tenía preparada: a Fernando (su padre) clavándomela con una cara de placer increíble mientras me decía: "Mmmmmmmm qué culo más sabroso tiene la zorrita de mi nuera. ¿No querías mi polla? Pues aquí la tienes" y me dio una embestida que casi pierdo el conocimiento del placer que sentí.
Desde ese momento jugaron conmigo como si yo fuera una muñeca. Mientras uno me la metía por el culo, el otro me la metía por el coño. Mientras le chupaba la polla a uno, el otro restregaba su cipote por mis tetas. Después Fernando se acostó en el suelo y yo, que estaba como poseída, me senté sobre su polla, follándole sin parar mientras se la mamaba a mi novio que estaba de pie delante de mi. Finalmente me corrí y caí rendida en el césped, no tenía fuerzas ni para moverme, mientras ellos se masturbaban de pie y se corrieron sobre mi cuerpo como una fuente. Creo que era la quinta vez que Fernando se corría y la sexta para Javier esa tarde. Fue una orgía fantástica, la mejor sesión de sexo que he tenido en mi vida.
Pero la cosa no quedó ahí. Desde aquel día hace tres años, sigo follando con ellos, un día los tres juntos, otro día solo mi marido y yo (nos hemos casado), otro día solo con mi suegro y algunas veces mi suegro me lleva a casa de un amigo suyo donde me follan sin parar, pero esto ya os lo contaré en otra ocasión
5 comentarios - Mis relatos eroticos para dormir acompañados 6 (mojadita)
Me encanto, siempre con temas tan controversiales!