Luego de muchos meridianos, tuvimos que dejar la escuela de religión.
Son las doce,
las campanas retiñeron la hora pico
y el sudor se cuela por cada poro
porque estoy en el convento del desenfreno.
Busqué el mejor lugar para esconderte
para meterme dentro de tu pasión,
siendo un tiempo sacrificial para ambos
mientras la lista es pasada, que mala suerte.
Santas y Curas buscan por los rincones
encontrando solo nuestras señales de amor pasajero,
hoy es el bodegón el afortunado paraíso
de dos amantes que no buscan compromiso.
Sotana y Rosario quedaron por el suelo
los bajos instintos desnudaron nuestra humanidad
revelando perversiones jamás cumplidas
en el inicio de nuestra activa edad.
El calor del día, la aventura vivida es el preámbulo
y las campanas resonaron en nuestros oídos sordos
entre tanto las paredes escuchan tus gemidos
y el suelo percibe el calor de nuestros sentidos.
¿Esclavos? Del deseo jamás cumplido en libertad
una libertad que ahora es una sutil realidad,
profanando cada rincón obscuro al dar las doce
las perversiones de meridiano son nuestra única lealtad.
Son las doce,
las campanas retiñeron la hora pico
y el sudor se cuela por cada poro
porque estoy en el convento del desenfreno.
Busqué el mejor lugar para esconderte
para meterme dentro de tu pasión,
siendo un tiempo sacrificial para ambos
mientras la lista es pasada, que mala suerte.
Santas y Curas buscan por los rincones
encontrando solo nuestras señales de amor pasajero,
hoy es el bodegón el afortunado paraíso
de dos amantes que no buscan compromiso.
Sotana y Rosario quedaron por el suelo
los bajos instintos desnudaron nuestra humanidad
revelando perversiones jamás cumplidas
en el inicio de nuestra activa edad.
El calor del día, la aventura vivida es el preámbulo
y las campanas resonaron en nuestros oídos sordos
entre tanto las paredes escuchan tus gemidos
y el suelo percibe el calor de nuestros sentidos.
¿Esclavos? Del deseo jamás cumplido en libertad
una libertad que ahora es una sutil realidad,
profanando cada rincón obscuro al dar las doce
las perversiones de meridiano son nuestra única lealtad.
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