Sexo que da miedo...(Historia de terror - con estilo P!)

A idea de prólogo, los invito a leer una historia de terror. En ella encontrarán una experiencia única dificil de imaginar. Mi gusto por las historias de zombies, de muerte, de supervivencia; me han llevado por un camino nuevo, este que van a vivir ahora. Esta historia intenta convinar el frío mundo de los muertos aun sin descanzo y el placer del sexo. Una historia que en P! no podia faltar.

Espero que sea de su agrado... si se animan... sigan leyendo.


… corría y corría… gritos por todos lados… alaridos de terror y de muerte invadían la capital de Buenos Aires. Creo que hoy es lunes 15 de enero de 2010… es de noche el cielo está oculto por las nubes y creo que va a llover, no sé qué hora es. Ponerme a explicar que es lo que está pasando es un poco difícil (aunque aún no se sabe bien qué es); lo resumo así… no sé de donde pero un virus o algo así se esparció por toda la ciudad. Dicen que es como una mutación de aquel que ataco a las “vacas locas” parece un chiste pero no lo es. Ahora eso pasó a infectar a la gente… todos se enferman y se convierten en seres hambrientos violentos que solo buscan una cosa. Solo quieren saciar su sed con carne humana aparentemente… por qué?... mmm no lo sé… pero si te cruzas con uno corré o vuélale la cabeza con lo que tengas.

Llevó en el cinturón una mágnum 357 automática. La robé de una armería y casa de camping en micro centro (vengo caminando desde La Boca –la república de la boca como dicen algunos hinchas de ese cuadro- vivía ahí… cerca de la cancha… perdón, Estadio) en mi espalda llevo una mochila llena de balas. Lo único que queda por hacer es sobrevivir o dejarme morir.

Mi “casa” por decirlo de algún modo fue arrasada por estos seres… me encontraron y tuve que salir corriendo en búsqueda de un refugio… y acá estoy… corriendo en medio de la lluvia por Av. de Mayo, nunca me imaginé así en este lugar; cuantas veces estuve en el 64 yendo al trabajo por acá, y ahora esto… es un caos todo.

Camino despacio por 9 de julio yendo a hacia el obelisco. Mi plan es esconderme en el interior y ver desde arriba como está todo para pensar hacia dónde ir. Además cerca de ahí hay muchos negocios de dónde puedo sacar lo que necesito…
Se escuchan gritos de ayuda de hombres y mujeres por todos lados, no sé cuántos son. Desde que pasó esto hace unas semanas, no pienso más que en mí, no me interesa salvar a nadie. No pienso ser un héroe.

Pero cada vez que camino esos gritos se hacen más claros, son de un hombre y una mujer. Ella grita papaaaaaá… el grita correeeeee. Cruzo la calle hasta el boulevard para evitar mezclarme en esa situación. Veo una chica corre por la esquina de Sarmiento y Carlos Pellegrini y viene hacia mí pero no me ve. Me oculto y observo que pasa. Detrás de ella cinco de estos seres la persiguen. El hombre ya no grita debe haber muerto. Dudo que hacer, si intentar salvarla o evitarme el cruce con esos seres. Ella me ve, su mirada se clava en mis ojos y se detiene asustada; no sé por qué pero saqué mi arma y volé los sesos del primero que se acercaba; me sorprendo de mi puntería creo que con el tiempo voy mejorando. Llego a ella y disparo casi todo mi cargador en los cuatro restantes. Caen al piso, tiemblan violentamente, me acerco con cuidado a cada uno de ellos y vuelo sus cabezas de un tiro. Debo reconocer que cierto placer me da hacerlo. La tomo de la mano, pero está en shock. Sacudo su rostro… necesito que reaccione no podemos seguir acá puede ser peligroso…

Corremos… bah yo corría, la llevaba arrastrando por la calle. Saltamos las rejas que rodean al obelisco. Rompo el candado de la puerta a tiros y entramos. Era un lugar no muy grande húmedo con olor a encierro. Estábamos a oscuras. Buscando entre las cosas que había encontré un linterna que entre rezos apreté el botón y encendió. Luego de calmarnos nos dormimos. Al otro día subimos las escaleras interminables del monumento para ver cómo estaba la ciudad. El horror que vimos cuando llegamos a la sima fue desesperanzador la ciudad estaba arrasada no sabíamos a dónde ir. Los días pasaron… nos fuimos acostumbrando a la rutina de sobrevivir. Aunque ella lloraba la pérdida de su padre...

El obelisco para los que no conocen… mejor que explicar dejo una imagen de cómo es… la obtuve de un folleto turístico.


A la media tarde salíamos a buscar la comida cuando era necesario, así que de vez en cuando íbamos algún supermercado y sacábamos todo lo que podíamos. En nuestra última salida tomé una botella de whisky, la verdad que nunca bebí… luego descubrí que ella tampoco. La agarré del mostrador con la idea de tener algo con que relajar un toque tanta adrenalina constante.
Cuando la noche fue haciéndose presente subimos a la sima y dejamos la comida, abrimos las persianas de las 4 ventanas y nos dispusimos a cenar. Aun nos iluminaba la luz del sol que se rendía ante la noche. Pero esa noche algo cambió. Recuerdo estar mirando hacia el sur ella a espaldas mías miraba la luna. Cuando volteé a verla me di cuenta que Micaela era diferente. Veía como su rostro iluminado por la luna era hermoso. Era radiante. Su cabello largo castaño. Su mirada triste y preciosa. Esa noche recuerdo que la vi como mujer hasta esa noche no la había notado así. Su cuerpo delgado su piel blanca, las líneas de su cintura era perfectas. Recuerdo sus manos pequeñas cuando tomo el vaso de whisky que le convidé. Nos morimos de risa cuando tomo el primer trago y sintió el fuerte sabor en su garganta quemándola por dentro. En ese momento nos relajamos y olvidamos del horror por un momento. Charlamos hasta entrada la madrugada y nos dormimos abrazados.

La noche siguiente hacía mucho calor. Ella vestía con una musculosa de tela fina blanca y un pantalón muy corto que robamos de un local yo, solo un jean. Nos pusimos como siempre a mirar por las ventanas muertos de calor en búsqueda de aire para refrescarnos. Una suave brisa entraba por su lado por lo que opté por ir con ella. Mientras daba unos pasos veo la botella de Jack Daniel’s en el suelo. Tome un vaso fui hasta ella con unas ganas que no había tenido antes. Colmé el vaso con la bebida y entre los dos nos fuimos dejando llevar por el dulce espíritu del alcohol.

Recuerdo poner mis manos en su delgada cintura. Su piel húmeda por la transpiración me resultaba excitante. Ella no se opuso. La acerqué sentí el aroma de la whisky en sus labios y nos fundimos en un beso que se venía reprimiendo. No podíamos parar. Yo me sentía excitado. Mi miembro estaba reaccionando entro de mi ropa. Sentía sus pezones duros clavándose en mi pecho. Sus manos me apretaban contra su piel. Mientras nos besamos intensamente. Sentía sus uñas como me arañaban dulcemente. Su lengua en mi boca. Mis manos iban quitando sus ropas dejando sus pechos iluminados por la luz de la noche. La llevo contra la pared ella me toma del pelo y lleva mi cabeza entre sus pechos. Con mi boca busco sus pezones grandes y claros. Tomo con mi mano uno de ellos y lamo su pezón duro clavarse en mi lengua. Siento la sal de su sudor en mi boca. Me gusta sentir su piel… Mientras mi boca se sacia con sus pechos voy quitando su pantalón. Lo dejo caer en sus tobillos junto con su ropa interior. Me arrodillo ella levanta su pierna acomodándola en mi hombro aprieto sus nalgas mientras juego con mi lengua en su sexo. Siento el dulce sabor de su placer en mi boca. Mi rostro se humedece con su placer. Sus jugos se vuelven más espesos cuando su placer aumenta. Hasta que llena mi boca con cada espasmo de su orgasmo. Pero no puedo esperar a que se calme. La alzo. Saco mi pija sin quitarme el pantalón y la penetro sin dudar. La veo con los ojos cerrados… su boca entre abierta… perdida en el placer. Busco su boca con mis labios me besa. Me lame la boca diciéndome cuanto le gusta sentir el sabor de su conchita en mis labios. Yo no aguanto sentirla así. Su sexo me acobija. Me llega de gozo. Me encanta sentirme hundido en su interior, sentir como me aprieta la pija con dada embestida. Nos tiramos al suelo y ahora la siento sobre mí. Ella me mira… me disfruta, me saborea, me coje como ninguna mujer lo hizo. Me siento devorado y eso me excita hasta que no puedo contenerme. Ella lo nota y me mira con picardía, sonríe y se mueve más intensamente; hasta que exploto en su interior. Ella se desploma sobre mí y nos dormimos sin darnos cuenta.


Desde esa noche no dejamos de hacernos el amor, exploramos nuestras fantasías y el amor va creciendo entre nosotros… era nuestro paraíso en medio del infierno.

Recuerdo la última noche en que el horror nos abatió. Salimos de nuestro refugio más tarde que de costumbre. Ya el sol se iba ocultando y no dábamos más de hambre. No nos gustaba salir de noche… todo es más propenso al desastre. Preferíamos la luz del día nos hacía sentir más protegidos. Pero esa tarde-noche optamos por salir.

No vimos peligro en cuanto cruzamos la puerta. Corrimos hasta el COTO (cadena de supermercado) que está a unas cuadras. Yo me quedé en la puerta mirando si alguno de estos seres podía acecharnos. Mica entró, metía en una mochila todo lo que podíamos comer. En cuanto salió tomé la mochila pero estaba muy pesada. No debíamos cargar tanto peso… si teníamos que correr se nos iba a complicar escapar. Cuando nos acercábamos a la reja varios de estos zombis (odio esa palabra) estaban tratando de escalarlas buscando entrar. Tomo mi arma y los elimino sin mucho problema. En cuanto entramos dos de estos seres no aparecen por detrás. Uno de ellos muerde a Mica en el brazo. Yo, desesperado, me abalanzo sobre él empujándolo contra las rejas. Saco mi arma una vez más y veo volar sus sesos. En ese momento siento como una presión rasga mi piel en el tobillo; con un grito medio contenido… miro hacia abajo y lo veo ahí mordiéndome. Su rostro desfigurado. Sus ojos blancos tenidos con sangre me da repulsión. Apoyo mi arma en su cabeza y termino con su existencia. Apenas puedo caminar. Mica me ayuda a entrar y trabamos la puerta detrás de nosotros.
Asustado y lastimados subimos las escaleras hasta arriba de todo. No nos hablábamos. Yo sabía que esto no iba a ir bien. Cuanto todo esto no existía y todo era normal leía y veía películas de zombis. La regla era: o te comen o te muerden y si te muerden tarde o temprano vas a terminar igual que ellos; esto último era mi miedo ahora. Luego de vendar nuestras heridas y al final sin comer la comida que fuimos a buscar nos dormimos abrazados… sentíamos mucho frio.

Nos despertamos a la media tarde del otro día yo me sentía mal… mareado… Mica me decía que estaba pálido. Ella también lo estaba pero no quería asustarla. Sentíamos frio aun. Pero estábamos transpirados. Creo que tenemos fiebre le dije. Sentía mi corazón latir a mil. Pero en cuanto me apoye en su pecho noté que su corazón iba a la misma velocidad que el mío. Estábamos como sin fuerzas y el miedo se apoderaba de mí. Mica con mucha dificultad va hasta la ventana y de a poco va dejando entrar la luz del atardecer. Cae rendida debajo de la ventana frente a mí nos miramos por largo rato y no decimos nada. El frio cesa… siento un calor que crece, me arde la piel. Mis músculos se tensan como en un espasmo. Ella hace lo mismo y todo vuelve a la calma. Nos miramos y siento el deseo de sentirla. Miro su piel y me resulta irresistible. Su cuerpo, su aroma. Las gotas de sudor que recorren su piel. Me quito la remera tengo mucho calor. Ella reacciona me mira me come con la mirada al ver mi piel. Se muerde el labio inferior. Su boca morada despierta un deseo en mi, algo muy intenso que no puedo explicar.

De rodillas me acerco a ella arrastrándome en el suelo. Mientras voy acercándome a sus piernas siento que mi sexo se erecta. Quiero cogerla. Voy subiendo por sus piernas rosando mis labios. Apoyando mi lengua seca saboreando su piel saciando mi sed con su sudor. Mis besos la hacen temblar, gime como si mi lengua fuese de fuego y la quema. Llego a su pelvis destrozo su pantalón con mis manos. Siento una fuerza que desconozco despierta por la desesperación que me provoca su cuerpo. Es como un hambre voraz por su piel. No tolero verla cubierta de ropa. La tomo de los hombros y la tiro al suelo. Cae de espaldas a mí y la miro como un lobo a su presa. Clavo mis uñas en sus ropas y las desgarro; la dejo completamente desnuda. Veo su piel pálida pero es hermosa irresistible. Me lanzo sobre ella; recorro su piel con mi lengua. Su aroma me lleva a un éxtasis. Me vuelvo incontrolable, me desconozco; sé que actúo extrañamente pero no puedo parar. Ella grita repentinamente. Como si algo atravesara su cuerpo. Me mira… siento que me mira como yo a ella. Se lanza sobre mí y la atropo en mis brazos. Su piel desnuda quema de fiebre mi cuerpo. Alza su rostro y muerde mi piel. Siento su dientes atravesarme pero no me duele. Es más me resulta excitante. La aparto de mí y veo mi sangre en sus labios veo su lengua buscar las gotas que caen de la comisura. Ver su boca ensangrentada y eso despertó el deseo en mí… quiero besarla.


Sentí el dulce sabor de mi sangre en su boca, eso hacía más intenso el beso. Todo se volvió aun más fuerte, nos besábamos hasta que nuestras bocas sangraban nuestra sangre se mezclaba en nuestros labios. Su uñas rasgaban mi piel dejando largas líneas de sangre por donde pasaban. Me desnudo completamente y me lanzo sobre ella, caemos contra el suelo. La veo intentar incorporase pero al verla así en cuatro… no pude resistir y la penetre fuertemente.


Un grito desgarrador lanzo en cuanto entre en su cuerpo. Sentí como mi piel se desgarraba al entrar pero no existía el dolor como tal, el calor de su cuerpo quemaba, su conchita mojada apretaba mi pija que luchaba con su cuerpo. Veía como se desgarraba su cuerpo con cada embestida. Me miró con su rostro desencajado. Mezcla de placer y furia. Llevó sus dedos como garras a mi pecho clavándolos literalmente en mi carne. No entendía nada… porqué no dolía? Pero aun así no iba a parar. Lleve mis manos a su espalda para empujarme contra ella penetrándola más profundamente y corte su piel con mis uñas. Su carne viva era aun más exquisita. Nuestros gemidos eran como gritos de horror. Pero no podíamos parar. No solo yo disfrutaba de lo que hacíamos. Ya no éramos nosotros. Nos devorábamos de placer. Me sacó de su interior y se lanzo sobre mí. Caímos al suelo. Ella comenzó a lamer mi pecho herido, bebía mi sangre, me gustaba verla hacerlo pero su cuerpo… mmm despertaba un deseo nuevo. Quería sentir su carne sentía el deseo de morderla. Bajó con lamidas y mordiscos hasta mi sexo ensangrentado por la sangre que caía de mi pecho. Lo lamió, saboreo mi sexo con una intensidad que creía que iba a arrancarlo; su lengua y su boca recorrían cada centímetro de mi pija, volviéndola loca… de su boca salió un gruñido y mordió arrancando un trozo. Una furia creció en mí, la tome de los brazos y satisfice mi deseo morderla. Acerque sus pechos a mi boca y de un mordisco comí su piel y su carne. Que sabor tan delicioso… pero no pude pensar mucho. Mica se lanzo sobre mi cuello. No pude desistir. Un mar de sangre mancho el suelo y las paredes. En ese momento me perdí completamente…

Supongo que pasó lo que más temía y no me había dado cuenta, perdimos nuestra conciencia… mis ojos se nublaron… y nada mas volví a sentir…

Espero sus comentarios... Quizas la historia resulte chocante. Me gustaría mucho saber que impresión les dejó.

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Saludos... y Terrorificos orgasmos...

P.D. Espero que este post sea digno de P!