Paula tenía muy clara como aprovechar mi fantasía. Ella sabía que cuando llega mi momento, mi cola se transforma en el centro del universo. Ella sabía que abriendo mi cola, llegaría hasta mi alma. Sabía también que para llegar a la poesía del sentimiento, debía comenzar por abrir la puerta con juegos explícitos, con recorridos por lo prohibido, por varias perversiones que luego se transformarían en sutiles pero poderosos placeres.
Primero, la bienvenida. Cuando entré a su departamento me esperaba con una mini de lycra que dejaba asomar una tanguita negra. Arriba una remera sobria. Su cuerpo lucía más espectacular que en las fotos de su web.
No alcancé a pasar la puerta que me metió un beso en la boca que me tranquilizó. Me invitó a beber chapagne y comenzamos a hablar. Ella desvió la conversación a las colas. Si, comenzó, insistió en hablar de culos. De las sensaciones que da abrir las piernas y dejar que el aire recorra tu rayita, de los placeres de sentir un agujerito que se calienta y agranda.
Y notó que me calentaba. Entoces se me arrimó, me tomó del brazo y me paró. Puso música tranquila y se acercó para bailar, pero de inmediato sus manos recorrieron mi espalda para agarrar mi cola: "te gusta bebé. Dejate", me dijo y me desnudó. Me pidió que desnudo me pusiera mirando a la pared con los brazos en ella. Y me ordenó abrir las piernas. Sus manos separaron mis nalgas y su lengua comenzó a dejar borbotones de su saliva. Me inundaba suave y tibia.
Ahora vas a ser mi putita, me dijo mientras se sacaba la tanga. Me la pasó por la cara para que la oliera caliente y húmeda, luego me la colocó. Lo mejor fue cuando la tanga se metió suave en mi raya, desplazando la saliva, ceñida a mi deseo. Sentí como la tanga empujaba esa saliva que comenzaba a penetrarme. Luego pasó su índice recorriendo esatela suave empapada en sus jugos y me pidió que le muestre como gemía. Te gusta? Claro que te gusta, porque sos mi putita, me calentó mientras comenzaba a sentir su miembro duro y caliente a rosar mi agujerito que ella comenzaba a agrandar...
... pero fue sólo un segundo y con eso alcanzó. Vamos despacio así abrimos bien ese agujerito me dijo mientras me tomaba de las manos, me hacía girara en dirección a la cama, y tomaba con ambas palmas mis gluteos. Abrí las piernas, me pidió otra ves. Sentí de nuevo la tanguita pentrándome con sus jugos. Ponete en cuatro, me ordenó. Y así me llevó hasta la cama. Quedate boca abajo, que te va a gustar, me dijo mientras acomodaba miles de almoadas debajo de mi estómago. Dejó mi cola alta y abierta, tapada solo por la tanguita. Corrió la tirita y su lengua se sambulló en mi raya, ahora con precisión quirúrgica, descubriendo cada rincon de la puerta de mi agujerito. cambiando de ritmo, de curso, jugando, descubriendo. Te gusta esto? me decía cada tanto, mientras cambiaba el juego de su lengua en mi cola, que se calentaba y abría...
Nota: comenten si les gusta, así les cuento el resto. También tengo fotos
Primero, la bienvenida. Cuando entré a su departamento me esperaba con una mini de lycra que dejaba asomar una tanguita negra. Arriba una remera sobria. Su cuerpo lucía más espectacular que en las fotos de su web.
No alcancé a pasar la puerta que me metió un beso en la boca que me tranquilizó. Me invitó a beber chapagne y comenzamos a hablar. Ella desvió la conversación a las colas. Si, comenzó, insistió en hablar de culos. De las sensaciones que da abrir las piernas y dejar que el aire recorra tu rayita, de los placeres de sentir un agujerito que se calienta y agranda.
Y notó que me calentaba. Entoces se me arrimó, me tomó del brazo y me paró. Puso música tranquila y se acercó para bailar, pero de inmediato sus manos recorrieron mi espalda para agarrar mi cola: "te gusta bebé. Dejate", me dijo y me desnudó. Me pidió que desnudo me pusiera mirando a la pared con los brazos en ella. Y me ordenó abrir las piernas. Sus manos separaron mis nalgas y su lengua comenzó a dejar borbotones de su saliva. Me inundaba suave y tibia.
Ahora vas a ser mi putita, me dijo mientras se sacaba la tanga. Me la pasó por la cara para que la oliera caliente y húmeda, luego me la colocó. Lo mejor fue cuando la tanga se metió suave en mi raya, desplazando la saliva, ceñida a mi deseo. Sentí como la tanga empujaba esa saliva que comenzaba a penetrarme. Luego pasó su índice recorriendo esatela suave empapada en sus jugos y me pidió que le muestre como gemía. Te gusta? Claro que te gusta, porque sos mi putita, me calentó mientras comenzaba a sentir su miembro duro y caliente a rosar mi agujerito que ella comenzaba a agrandar...
... pero fue sólo un segundo y con eso alcanzó. Vamos despacio así abrimos bien ese agujerito me dijo mientras me tomaba de las manos, me hacía girara en dirección a la cama, y tomaba con ambas palmas mis gluteos. Abrí las piernas, me pidió otra ves. Sentí de nuevo la tanguita pentrándome con sus jugos. Ponete en cuatro, me ordenó. Y así me llevó hasta la cama. Quedate boca abajo, que te va a gustar, me dijo mientras acomodaba miles de almoadas debajo de mi estómago. Dejó mi cola alta y abierta, tapada solo por la tanguita. Corrió la tirita y su lengua se sambulló en mi raya, ahora con precisión quirúrgica, descubriendo cada rincon de la puerta de mi agujerito. cambiando de ritmo, de curso, jugando, descubriendo. Te gusta esto? me decía cada tanto, mientras cambiaba el juego de su lengua en mi cola, que se calentaba y abría...
Nota: comenten si les gusta, así les cuento el resto. También tengo fotos
11 comentarios - Mi larga noche con Paula I
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