"Enero Tilcareño (1)"
Unos cuantos veranos atras -unos 4- , mi primo fue nombrado como jefe de seguridad en un complejo turistico en Tilcara, Jujuy. Me llamó y me ofreció ser algo así como un patovica. Aunque mida 1,84 y pese 90kg, nunca pensé siquiera trabajar de seguridad; hace un año que estaba llendo al gimnasio y los musculos se hacían evidentes, por lo que mi primo me dijo que me animara, que me conseguiría el sector más tranquilo: el hotel.
Promediando la segunda semana llegó a Tilcara Mariel, una compañera de secundaria y amiga. Su tío era dueño del complejo. Como estudiante era buena, pero como mujer era increíble. Uno sesenta y pico, piernas firmes al igual que sus tetas, de cara andaba bastante aceptable, aunque el premio lo ganaba su cola; grande, firme, carnoso... además de ser la parte del cuerpo que más me gusta.
Con ella yo tenía el mejor de los tratos, confiaba en mi para contarme lo que sea de quien sea; así me había enterado de unos detalles escabriosos -según ella- de su vida sexual, en realidad no eran más que un par de travesuras inocentes.
Habiamos arreglado salir el fin de semana a recorrer las peñas del pueblo y los fogones del río.
En mi noche de franco fuimos a dar una vuelta a la plaza, para después entrar en una peña, tomamos algo y fuimos a otra, tomamos de nuevo y así lo hicimos durante la mitad de la noche. Después fuimos al fogon del rio que daba a la salida del complejo.
Al llegar el que estaba cantando nos dió la bienvenida, nos presentamos y él me puso el titulo de novio de ella. Claro está, yo no me opuse al mote y Mariel tampoco parecía muy disgustada.
Eran las 7 siete y entre vino, guitarra y canto se termino a velada. Nos retiramos a mi habitación con una botella de vino a la mitad, se me acababan los cigarros por lo que le propuse ir a comprar provisiones. Yo me quedé esperando afuera, luego ella salió con mi paquete de cigarros, una coca y un whisky (a simple vista). Llegamos a la habitación y dejamos lo comprado en un costado. Le dije que se pusiera comoda, la noche había sido larga y ella parecía un poco mareada. Después me dijo que tenía que ir al baño.
Volvió en cinco minutos con una medida, limon y sal.
-Tomate esto- me dijo sosteniendo la botella de whisky en una mano y en la otra un vaso, un limon y sal.
-Jaja...yo si ¿y vos?
-Yo no, ya estoy algo mareadita, no quiero tomar más.
-Entonces que chiste tiene ¿yo que gano?
-Shhhhtt, mirá- arrojo la medida rompiendola contra el piso- lo hagamos más divertido...
Se acostó en mi cama dejando los pies sobresaliendo en la parte izquierda, se mojo el cuello con la bebida y saló su cuello,dejo un cuarto de limón apoyado en sus tetas, justo en el medio y dijo:
-¿Venis?- preguntó ella.
-¡Obvio!
Pasé mi lengua por su cuello y succione un poquito, a la vez que Mariel llevaba la botella a su boca, luego me agarro de la cabeza y me dio un beso de lengua, sentía la bebida mojando mi paladar mientras su cabeza se erguia por la pasión del beso. Finalmente exprimia el fruto en su pecho dejando mi lengua impregnada del jugo.
Francamente, aunque me excito mucho la imagen, quería hacer otra cosa. Pero para seguirle el juego agarre la botella de whisky y derrame un poco en su pecho, mojando también la musculosa celeste que llevaba puesta. Pasé mi lengua nuevamente y una mano tocaba sus tetas por arriba de la remera. Ella se excitaba, podía sentirlo. La bese otra vez pero ahora estaba más reclinado y mis manos sostenían mi cuerpo. Suevamente me acostó sobre ella, sus piernas me abrazaban y también sus brazos. Mis labios alternaban entre su boca y su cuello. Ella comenzó a levantarme la remera.
-Mariel, no tengo forros- dije, pero solo esperaba un "¡Que importa, seguí!".
-Acá traje- dijo ella manoteando la bolsa plastica donde trajimos las compras. Supe que ella, capaz, había planificado esto hace bastante.
Continué besandola y entre jadeos comenté:
-¿Te gusta? sacate esto- y tome la base de su musculosa.
Ella se sentó apoyada en sus tobillos, se despojo de la prenda; podía notar algo de inexperiencia y nerviosismo en sus movimientos pero... a quien le importa. La bese esta vez sentado, tocando sus pechos por sobre del corpiño blanco de tirantes transparentes. Continué sacando una de sus tetas del corpiño, corriendo este hacia abajo, luego el otro. Los empape de saliba, sentía sus pechos firmes, sus pezones de pronto se iban endurando entre mis labios, al compaz del jugueteo de mi lengua. Su rostro de excitación lo decía todo y le saque el corpiño. La acosté con toda la ternura que pude, mis labios delineaban su ombligo mientras mis manos desprendian su jean. Antes de bajarselos bese la costura de bombachita blanca, luego continué deslizando el pantalón por medio de sus firmes piernas. Se me hacía agua la boca.
Sin apuro saque su ropa interior de su centro, estaba empapada, el olor era irresistible y mi boca ya iba en camino.
Mezcle sus flujos con mi saliba y los disperce por toda su entrepierna. Su clítoris era sencillamente hermoso, los labios en su bulba estaban hinchados, más los lamía más me excitaba. Mi pene pedía por favor algo de acción, igual espere unos momentos más disfrutando la maravilla de su goce.
Luego me situe arriba de ella sus piernas estaban abiertas apoyadas en la cama, y sus brazos me rodeaban, en una maniobra algo complicada me calcé el condón. Comenzé a penetrarla y observé como cerraba sus ojos, mordia sus labios y movia su cabeza hacía atras. Una carita de placer que me volvio loco. La segunda penetración fue más profunda y disfrutaba de todo; su vagina estaba muy humeda, mi pene no encontraba mucho resistencia pero me daba cosquillas en el glande, una sensación más que agradable. A partir de ahí el ritmo aumentó paulatinamente. Llegué a sentir algunas contracciones de su vagina.
Estaba por acabar y su gemido era fuerte, lo que me excitaba más. Se lo dije pero a ella eso la excito sobremanera; de un empujon me dejo boca abajo, pero antes de que me montara logré ponerla en cuatro sobre la cama. La fuerza de sus movimientos era increible, yo tenías un brazo en su espalda y ella estimulaba su clítoris con un rapido movimiento de sus dedos. Podía imaginar su boca abierta gozando cada penetración, sintiendo cada centímetro en sus adentros.
Sentía que iba a explotar en su vagina. Ella se detuvo pero yo simplemente no podía.
Agarre su cintura con fuerzas y por los gemidos de Mariel me pareció que sufría de placer. De pronto sentí un leve calor en mi entrepierna que comenzaba a asentuarse más y más. Supe que me estaba meando y de inmediato acabe, pero fue de una forma desgarradora; sentí que el condón no era suficiente para contener todo. Ella se sonrojo un poco por haber mojado la cama, pero yo estaba feliz.
Mariel consiguió un colchon nuevo en cuestión de minutos; fumamos un par de Phillip's y nos dormimos juntos.
A la tarde, cuando nos levantamos, fumamos otro par de cigarrillos más y nos depedimos. Pero no iba a ser la última aventura de ese glorioso enero en Tilcara...
Gracias por leer!
A partir de la siguiente publico las continuaciones de los relatos de los post anteriores...
Un saludo!
Unos cuantos veranos atras -unos 4- , mi primo fue nombrado como jefe de seguridad en un complejo turistico en Tilcara, Jujuy. Me llamó y me ofreció ser algo así como un patovica. Aunque mida 1,84 y pese 90kg, nunca pensé siquiera trabajar de seguridad; hace un año que estaba llendo al gimnasio y los musculos se hacían evidentes, por lo que mi primo me dijo que me animara, que me conseguiría el sector más tranquilo: el hotel.
Promediando la segunda semana llegó a Tilcara Mariel, una compañera de secundaria y amiga. Su tío era dueño del complejo. Como estudiante era buena, pero como mujer era increíble. Uno sesenta y pico, piernas firmes al igual que sus tetas, de cara andaba bastante aceptable, aunque el premio lo ganaba su cola; grande, firme, carnoso... además de ser la parte del cuerpo que más me gusta.
Con ella yo tenía el mejor de los tratos, confiaba en mi para contarme lo que sea de quien sea; así me había enterado de unos detalles escabriosos -según ella- de su vida sexual, en realidad no eran más que un par de travesuras inocentes.
Habiamos arreglado salir el fin de semana a recorrer las peñas del pueblo y los fogones del río.
En mi noche de franco fuimos a dar una vuelta a la plaza, para después entrar en una peña, tomamos algo y fuimos a otra, tomamos de nuevo y así lo hicimos durante la mitad de la noche. Después fuimos al fogon del rio que daba a la salida del complejo.
Al llegar el que estaba cantando nos dió la bienvenida, nos presentamos y él me puso el titulo de novio de ella. Claro está, yo no me opuse al mote y Mariel tampoco parecía muy disgustada.
Eran las 7 siete y entre vino, guitarra y canto se termino a velada. Nos retiramos a mi habitación con una botella de vino a la mitad, se me acababan los cigarros por lo que le propuse ir a comprar provisiones. Yo me quedé esperando afuera, luego ella salió con mi paquete de cigarros, una coca y un whisky (a simple vista). Llegamos a la habitación y dejamos lo comprado en un costado. Le dije que se pusiera comoda, la noche había sido larga y ella parecía un poco mareada. Después me dijo que tenía que ir al baño.
Volvió en cinco minutos con una medida, limon y sal.
-Tomate esto- me dijo sosteniendo la botella de whisky en una mano y en la otra un vaso, un limon y sal.
-Jaja...yo si ¿y vos?
-Yo no, ya estoy algo mareadita, no quiero tomar más.
-Entonces que chiste tiene ¿yo que gano?
-Shhhhtt, mirá- arrojo la medida rompiendola contra el piso- lo hagamos más divertido...
Se acostó en mi cama dejando los pies sobresaliendo en la parte izquierda, se mojo el cuello con la bebida y saló su cuello,dejo un cuarto de limón apoyado en sus tetas, justo en el medio y dijo:
-¿Venis?- preguntó ella.
-¡Obvio!
Pasé mi lengua por su cuello y succione un poquito, a la vez que Mariel llevaba la botella a su boca, luego me agarro de la cabeza y me dio un beso de lengua, sentía la bebida mojando mi paladar mientras su cabeza se erguia por la pasión del beso. Finalmente exprimia el fruto en su pecho dejando mi lengua impregnada del jugo.
Francamente, aunque me excito mucho la imagen, quería hacer otra cosa. Pero para seguirle el juego agarre la botella de whisky y derrame un poco en su pecho, mojando también la musculosa celeste que llevaba puesta. Pasé mi lengua nuevamente y una mano tocaba sus tetas por arriba de la remera. Ella se excitaba, podía sentirlo. La bese otra vez pero ahora estaba más reclinado y mis manos sostenían mi cuerpo. Suevamente me acostó sobre ella, sus piernas me abrazaban y también sus brazos. Mis labios alternaban entre su boca y su cuello. Ella comenzó a levantarme la remera.
-Mariel, no tengo forros- dije, pero solo esperaba un "¡Que importa, seguí!".
-Acá traje- dijo ella manoteando la bolsa plastica donde trajimos las compras. Supe que ella, capaz, había planificado esto hace bastante.
Continué besandola y entre jadeos comenté:
-¿Te gusta? sacate esto- y tome la base de su musculosa.
Ella se sentó apoyada en sus tobillos, se despojo de la prenda; podía notar algo de inexperiencia y nerviosismo en sus movimientos pero... a quien le importa. La bese esta vez sentado, tocando sus pechos por sobre del corpiño blanco de tirantes transparentes. Continué sacando una de sus tetas del corpiño, corriendo este hacia abajo, luego el otro. Los empape de saliba, sentía sus pechos firmes, sus pezones de pronto se iban endurando entre mis labios, al compaz del jugueteo de mi lengua. Su rostro de excitación lo decía todo y le saque el corpiño. La acosté con toda la ternura que pude, mis labios delineaban su ombligo mientras mis manos desprendian su jean. Antes de bajarselos bese la costura de bombachita blanca, luego continué deslizando el pantalón por medio de sus firmes piernas. Se me hacía agua la boca.
Sin apuro saque su ropa interior de su centro, estaba empapada, el olor era irresistible y mi boca ya iba en camino.
Mezcle sus flujos con mi saliba y los disperce por toda su entrepierna. Su clítoris era sencillamente hermoso, los labios en su bulba estaban hinchados, más los lamía más me excitaba. Mi pene pedía por favor algo de acción, igual espere unos momentos más disfrutando la maravilla de su goce.
Luego me situe arriba de ella sus piernas estaban abiertas apoyadas en la cama, y sus brazos me rodeaban, en una maniobra algo complicada me calcé el condón. Comenzé a penetrarla y observé como cerraba sus ojos, mordia sus labios y movia su cabeza hacía atras. Una carita de placer que me volvio loco. La segunda penetración fue más profunda y disfrutaba de todo; su vagina estaba muy humeda, mi pene no encontraba mucho resistencia pero me daba cosquillas en el glande, una sensación más que agradable. A partir de ahí el ritmo aumentó paulatinamente. Llegué a sentir algunas contracciones de su vagina.
Estaba por acabar y su gemido era fuerte, lo que me excitaba más. Se lo dije pero a ella eso la excito sobremanera; de un empujon me dejo boca abajo, pero antes de que me montara logré ponerla en cuatro sobre la cama. La fuerza de sus movimientos era increible, yo tenías un brazo en su espalda y ella estimulaba su clítoris con un rapido movimiento de sus dedos. Podía imaginar su boca abierta gozando cada penetración, sintiendo cada centímetro en sus adentros.
Sentía que iba a explotar en su vagina. Ella se detuvo pero yo simplemente no podía.
Agarre su cintura con fuerzas y por los gemidos de Mariel me pareció que sufría de placer. De pronto sentí un leve calor en mi entrepierna que comenzaba a asentuarse más y más. Supe que me estaba meando y de inmediato acabe, pero fue de una forma desgarradora; sentí que el condón no era suficiente para contener todo. Ella se sonrojo un poco por haber mojado la cama, pero yo estaba feliz.
Mariel consiguió un colchon nuevo en cuestión de minutos; fumamos un par de Phillip's y nos dormimos juntos.
A la tarde, cuando nos levantamos, fumamos otro par de cigarrillos más y nos depedimos. Pero no iba a ser la última aventura de ese glorioso enero en Tilcara...
Gracias por leer!
A partir de la siguiente publico las continuaciones de los relatos de los post anteriores...
Un saludo!
3 comentarios - Enero Tilcareño(1)
con eso mata...muy bien continua el éxito poringuero-juy 🆒