Yo habia salido sin rumbo, llevaba lo elemental, mediante aventones mehabía acercado a una caseta de cobro, hasta ahí terminaba la oferta delconductor de turno, por lo que decidí dirigirme a tomar un café. Enrealidad ni conciencia tenia, de donde estaba, absorbí con premura eloscuro líquido, sin saber el porqué de la prisa. Fue entonces que penséen que era necesario un poco de comodidad para continuar mi viaje. Porlo que corri a alcanzar el bús que se orillaba para abandonar unpasajero, respondiendo a mi señal, el chofer me permitió el acceso. Elpasaje dormía, empencé a buscar un lugar donde acomodarme sin muchoéxito al principio, visualicé un asiento cercano a la ventanilla,acomodé mi valija en el maletero y me dispuse a acomodarme con cuidado,pretendiendo no despertar al vecino de viaje, me pareció era unasilueta femenina, pero la cobija que la arropaba no me permitíaprecisarlo. Me senté y enfilé la mirada al oscuro infinito, noté lonublado de la noche, que apenas dejaba pasar un rayo de luna llena queprontamente se ocultaria por completo. Mis ideas inmediatamente tealcanzaron, como todos los dias desde el comienzo de mi relacióncontigo, mi primer pensamiento al levantarme y el último al dormirme.Aún después de algún tiempo añoraba volver a tenerte, pero siempreconcluía en lo mismo: tu felicidad no está conmigo. Empecé a divagar enlos eternos y gratos recuerdos tuyos, y es que en todo ese tiempo, laexperiencia fue nutriéndose de muchos momentos, familiares, emotivos,románticos, sexuales….. Inmediatamente recordé que no era el mejorlugar para eso, lo dejaría mejor para un ambiente más apropiado, dondeel ruido del motor, los truenos y la lluvia que empezaban a sentirse,no distrajeran mi memoria.Creo que dormité, no sé en que momento, deslicé mi brazo y alcancé sucuerpo, su respuesta fue pegarse aún mas a mi, y es que al recobrar laconciencia me percaté que en algún momento, quizás por el movimientodel vehiculo, sus nalgas rozaban mi verga. Instintivamente alcancé sustetas, deslicé mi mano por su corta falda y alcancé el bulto entre suspiernas, me recordó inmediatamente a ti, y es que tu panocha, siempreme excitó por su pronunciada prominencia. Por entre la tanga deslicé midedo y noté que estaba mojadísima. No perdí tiempo y la despojé de laprenda. Ella me pedía con su cuerpo que no fuera brusco, quizáspretendiendo no llamar la atención. Aún de espaldas a mi, cogió miverga una vez liberada del pantalón y sin pensarlo la dirigió hasta suvagina. Mi pene se sintió cómodo, parecía que no era la primera vez quepenetraba esas profundidades. Ella empezó a culear suavemente, yo tratéde seguirle el paso, era difícil acomodarnos, no queriamos levantarsospechas y provocar un escándalo local. Entraba y salía de ella,mientras apuraba a acariciarle sus tetas, tan delicadamente como lorudo del camino lo permitia. Fueron solo necesarios varias bombeadas, ysin poder impedirlo la invadí de mi leche, apenas y oí un gemido. Seacurrucó sin voltear y pretendimos alcanzar el sueño.Una vez más emprendías una misión donde pondrías a prueba tu valía enel trabajo, el cómodo autobús devoraba el camino acortando cada vez másla distancia, pero no era tu encomienda lo que ocupaba tu mente, haciacasi dos meses, que habías hecho gala de tu contundencia y me habíassacado definitivamente de tu vida.Querías darte una oportunidad nueva, eras un ser humano más en laabstracta búsqueda de ser feliz y es que le habías apostado a una nuevarelación, que te brindaría lo que según tú jamás tendrías de mí. El díahabía sido largo, esos complicados ambientes de oficina donde tú erasel centro de la operación, por lo que tu mente para esta hora estabaagotada. También tenias un sentimiento de remordimiento al dejar a unlado un compromiso familiar, por resolver un asunto más en la oficina.Sin poder evitarlo empezaste a dormitar, alcanzaste una frazada y tevenciste al descanso.Un estruendo te sobresaltó, al abrir los ojos te percataste de lalluvia intensa, pero te invadía un agradable placer, habias pegado tusnalgas a una verga dura, que parecia taladrarte, de repente sentisteque una mano alcanzaba tu seno, la sensación era muy intensa por lo quedecidiste sin pensarlo, pegarte más él………………
0 comentarios - la fuerza del destino