hola, mi nombre es Guadalupe, y la madre de aquel que me llamé Lupe, bueno después de leer varios de los relatos que encontré en esta página, pensé si hay quienes escriben de sus particulares experiencias en el sexo, porque yo no escribía sobre la mía, y se preguntaran ¿Qué tiene que ver eso, con aprender a manejar? Bueno, si leen mi relato, verán que tiene que ver mucho.
Para cuando cumplí los 18 años, ya estaba en edad de sacar la licencia de manejar, pero mi padre me puso como único requisito, que me enseñase mi hermano mayor.
El detalle era que sería mi hermano mayor quien me debía enseñar, cosa con la que yo no estaba muy de acuerdo, por las constantes peleas que él y yo manteníamos. La parte teórica, me resultó bien fácil, por lo que me expidieron la licencia provisional, y después de tres meses podía tomar el examen práctico y ya tendría mi tan deseada licencia de conducir.
Como de costumbre entre mi hermano y yo constantemente manteníamos una riña por cualquier tontería, mientras que pasaban los días y yo nada que había practicado, por lo que después de pensarlo mucho y en contra de mis deseos de mandarlo a las ventas del carajo, le pedí disculpas a mi hermano. Finalmente comenzó a darme las prácticas, de las que yo salía más confusa, ya que aparte de no tenerme paciencia, me daba unos fuertes insultos, diciéndome lo bruta y tonta que yo era para aprender a manejar. Un día, estuve a punto de decidir no sacar la licencia. Pero finalmente decidí no darme por vencida así que me puse a pensar de qué manera podía hacer que mi hermano realmente me enseñase a manejar.
La respuesta a mi pregunta llegó por accidente, por lo general yo siempre que salía con mi hermano, tenía puestos pantalones, pero ese día me había puesto una provocativa mini falda, ya que después de la práctica, pensaba salir con mi novio a una discoteca y de seguro pasaríamos la noche juntos en su apartamento. Desde que me senté tras el volante, noté que mi hermano no quitaba sus ojos de mis piernas, así que por primera vez desde que había comenzado a practicar con él me trató bastante bien. Claro que me di cuenta de que mi hermano, la mayor parte del tiempo dirigía su mirada a mis muslos. Al ver su interés en mis piernas, desde ese día buscaba ponerme alguna de mis cortas faldas para ir a las prácticas de manejo con mi hermano. A medida que practicábamos también me di cuenta que si distraídamente dejaba que él me viera las pantaletas, las prácticas eran un poco más largas. Así que comencé a sentarme tras el volante con mis piernas bien separadas. Lo que permitía que mi hermano me viera las pantaletas sin dificultad alguna.
Pero únicamente las prácticas de manejo se limitaban a las cercanías de la casa, hasta que conversando con él, le insinué que si las prácticas fueran por alguna de las carreteras que salen o llegan al pueblo, seguramente yo aprendería un poco más, y al tiempo que decía esas palabras, volví abrir mis piernas de manera distraída, mientras me acomodaba la pantaletas, que había dejado que se me enterrase superficialmente dentro de mi coño. Decir y hacer eso, trajo en consecuencia inmediata que mi hermano, abriendo sus ojos me dijera, que esperas Guadalupe, dirígete hacia la vía de la finca. La finca es una propiedad de mis padres, que por lo general nunca había nadie, en la que tenemos una casa y un sembrado de frutos menores. En el trayecto mi hermano acercó su cuerpo más al mío, y continuó diciendo, mientras colocaba su mano izquierda sobre mi rodilla derecha. El control lo tienes en esta pierna, acuérdate con ella aceleras y frena. Pero al tiempo que dijo eso su mano subió por mi muslo hasta casi llegar a mi coño, pero de inmediato la volvió a deslizar hasta mi rodilla.
No sé, pero sentir su mano deslizándose por casi toda mi pierna, me agradó. Por lo que únicamente le dirigí una picara sonrisa, durante el trayecto, me fue diciendo que cosas hacer y qué no hacer mientras manejaba, al tiempo que de cuando en cuando su mano volvía a ponerla sobre mi muslo derecho. Así estuvo haciéndolo, hasta que llegamos a la finca. Al llegar me propuso, bueno Guadalupe vamos hacer esto, yo me voy a bajar del auto y tú vas a conducir alrededor de la casa y hasta los corrales, como si estuvieras en el pueblo, acuérdate que en cada esquina hay un pare, que debes respetar, pero por cada error que cometas, para hacerlo más interesante pierdes una prenda, al escuchar su propuesta me pareció que lo único que a mi hermano le interesaba era verme desnuda.
Pero en el fondo su jueguito me gustaba, ya que deseaba ver qué cara ponía, si yo me quedaba del todo desnuda ante él. Por un buen rato conduje de verdad bien, y solo cometí un par de errores, por lo que si perdería algo serían los zapatos, por lo que mi hermano, ya cansado me dijo bueno está bien, vámonos para la casa. Pero con una seductora sonrisa, le pedí que me dejara hacerlo nuevamente. Desde el inicio, no hice otra cosa que cometer errores a propósito, y al regresar me dijo, bueno Guadalupe te va hacer falta más ropa, para poder pagar todos los errores que cometiste. Yo buscando excusarme le dije. Es que como estoy sin zapatos, se me hace difícil el controlar el freno y el acelerador. Lo que no era cierto.
Mi hermano comentó. Si desde que se inventaron las excusas, nadie queda mal, pero si tú quieres que sigamos practicando, tienes que cumplir con el trato, así que quítate toda la ropa. Por un momento pensé en pedirle que me sacase la cuenta de mis errores, pero en lugar de eso le dije, mirando alrededor de nosotros, bueno ¿Pero donde quieres que me la quite, aquí mismo? ¿Y si llega alguien y me ve así? de seguro van donde papá con el cuento. A lo que mi hermano, después de dar un corto vistazo alrededor de nosotros, me dijo. Vamos a la casa, que yo tengo las llaves.
Ya dentro de la casa, cerró la puerta por dentro, y mientras me veía con un raro brillo en sus ojos, me dijo bueno ahora sí, quítate toda la ropa, yo lentamente me fui despojando de mis medias, de manera coqueta después de mi blusa, y acto seguido me desprendí la corta falda que estaba usando en esos momentos, mientras que mi hermano, tomaba asiento en el sofá de la casa, observándome sin perder de vista ninguno de mis movimientos, ya únicamente estaba en sostén y pantis, cuando él algo ansioso me dijo, bueno que esperas para quitarte el resto. A lo que con otra sonrisa coqueta le respondí, si no tienes paciencia, mejor me visto y nos vamos a casa. Al escucharme decir eso, se tranquilizó un poco mientras que yo comencé a retirar mi sostén, y quedar con mis senos al aire, moviéndome como había visto a una que otra chica que lo hacía en las películas porno, que mi novio y yo veíamos antes de comenzar a tener sexo.
Finalmente comencé a deslizar mis pantis hasta el piso de la sala, mientras mi hermano seguía mirándome pero ya con mayor insistencia. En ese momento se me ocurrió hacerle una pequeña maldad, y mientras tomaba asiento en la butaca frente a él, separé mis piernas y dirigiendo mis dedos dentro de mi coño comencé a introducirlos lentamente, mientras que él con la boca abierta seguía observándome, mientras que sus manos comenzaron a bajar el cierre de su pantalón, hasta ese momento pensaba en tomar mi ropa y dejarlo con las ganas de seguirme viendo. Pero cuando lo tuvo fuera, ya completamente erecto, me sorprendí al ver que su verga era más grande y gruesa que la de mi novio. Algo dentro de mí, me hizo levantarme de la butaca donde estaba sentada, y gateando desnuda por el piso, me fui acercando a mi hermano, quien no dejaba de verme y de manipular su verga entre sus dedos.
No lo podía creer, estaba deseando locamente acostarme con mi hermano mayor, y lo mejor de todo es que la sola idea me excitaba tremendamente. Él por su parte cuando mi cara quedó a la altura de su verga, mi hermano colocó sus manos sobre mi cabeza, guiándola directamente a su verga la que apenas tuve al alcance de mi boca, comencé a lamer lentamente, hasta que poco a poco la introduje dentro de mi boca, y comencé a chupársela lentamente. Por un buen rato sus manos dirigían mi cabeza, pero de momento comenzó a acariciar mis tetas, y apretar deliciosamente mis pezones hasta que separó mi boca de su verga, la que al yo mamar me parecía mucho más grande aún.
Sin perder tiempo, me recosté sobre el sofá abriendo del todo mis piernas, mientras que mi hermano dirigía su verga directamente a mi coño. Comencé a sentir como lentamente todo mi coño era invadido por su grueso y largo pedazo de carne, me encontraba tan excitada, por el hecho de estar acostándome con mi propio hermano mayor, que sentía que toda mi vulva estaba bien húmeda, y caliente. Sus manos me sujetaban con fuerza por mis caderas, al tiempo que lo único que el muy tonto alcanzaba a decirme era. Qué rica estás hermanita.
Su gran verga entraba y salía una y otra vez de mi coño, lo que a medida que pasaba yo movía con mayor fuerza mis caderas, en ciertos momentos me chupaba las tetas, cuando no me besaba como loco en la boca. Así los dos entregados al tremendo placer que sentíamos continuamos por un buen rato, hasta que él se comenzó a venir dentro de mi coño, pero como que intentó sacar su verga de mi coño en el preciso momento en que yo comenzaba a disfrutar de un lujurioso orgasmo, por lo que apretando sus bolas y a punto de enterrarle las uñas, le dije. No te atrevas hacerme eso, porque aquí te castro cabrón. Mi hermano continuó dándome verga hasta que no pude más y disfruté plenamente de ese orgasmo tan brutal.
Al terminar los dos, quedamos algo agotados, y por un buen rato no dijimos nada. Hasta que él me dijo. ¿Te volviste loca?, ¿y si te dejo preñada, qué vamos hacer? Yo más tranquila que él, mientras me reía, le dije. No te preocupes, que estoy tomando las anticonceptivas, además con lavarme bien el coño con agua oxigenada tengo.
Después de eso me acerqué a su boca y lo volví a besar. Quizás por el hecho de ser mi hermano, eso me excita tanto, es algo que no podemos evitar y en cada ocasión que se nos presenta lo hacemos. Ha se me olvidaba, lo de la licencia de conducir, la saqué con muy buena puntuación, ya que le di tremenda mamada de verga al examinador.
🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤
dejenme unos puntitos
Para cuando cumplí los 18 años, ya estaba en edad de sacar la licencia de manejar, pero mi padre me puso como único requisito, que me enseñase mi hermano mayor.
El detalle era que sería mi hermano mayor quien me debía enseñar, cosa con la que yo no estaba muy de acuerdo, por las constantes peleas que él y yo manteníamos. La parte teórica, me resultó bien fácil, por lo que me expidieron la licencia provisional, y después de tres meses podía tomar el examen práctico y ya tendría mi tan deseada licencia de conducir.
Como de costumbre entre mi hermano y yo constantemente manteníamos una riña por cualquier tontería, mientras que pasaban los días y yo nada que había practicado, por lo que después de pensarlo mucho y en contra de mis deseos de mandarlo a las ventas del carajo, le pedí disculpas a mi hermano. Finalmente comenzó a darme las prácticas, de las que yo salía más confusa, ya que aparte de no tenerme paciencia, me daba unos fuertes insultos, diciéndome lo bruta y tonta que yo era para aprender a manejar. Un día, estuve a punto de decidir no sacar la licencia. Pero finalmente decidí no darme por vencida así que me puse a pensar de qué manera podía hacer que mi hermano realmente me enseñase a manejar.
La respuesta a mi pregunta llegó por accidente, por lo general yo siempre que salía con mi hermano, tenía puestos pantalones, pero ese día me había puesto una provocativa mini falda, ya que después de la práctica, pensaba salir con mi novio a una discoteca y de seguro pasaríamos la noche juntos en su apartamento. Desde que me senté tras el volante, noté que mi hermano no quitaba sus ojos de mis piernas, así que por primera vez desde que había comenzado a practicar con él me trató bastante bien. Claro que me di cuenta de que mi hermano, la mayor parte del tiempo dirigía su mirada a mis muslos. Al ver su interés en mis piernas, desde ese día buscaba ponerme alguna de mis cortas faldas para ir a las prácticas de manejo con mi hermano. A medida que practicábamos también me di cuenta que si distraídamente dejaba que él me viera las pantaletas, las prácticas eran un poco más largas. Así que comencé a sentarme tras el volante con mis piernas bien separadas. Lo que permitía que mi hermano me viera las pantaletas sin dificultad alguna.
Pero únicamente las prácticas de manejo se limitaban a las cercanías de la casa, hasta que conversando con él, le insinué que si las prácticas fueran por alguna de las carreteras que salen o llegan al pueblo, seguramente yo aprendería un poco más, y al tiempo que decía esas palabras, volví abrir mis piernas de manera distraída, mientras me acomodaba la pantaletas, que había dejado que se me enterrase superficialmente dentro de mi coño. Decir y hacer eso, trajo en consecuencia inmediata que mi hermano, abriendo sus ojos me dijera, que esperas Guadalupe, dirígete hacia la vía de la finca. La finca es una propiedad de mis padres, que por lo general nunca había nadie, en la que tenemos una casa y un sembrado de frutos menores. En el trayecto mi hermano acercó su cuerpo más al mío, y continuó diciendo, mientras colocaba su mano izquierda sobre mi rodilla derecha. El control lo tienes en esta pierna, acuérdate con ella aceleras y frena. Pero al tiempo que dijo eso su mano subió por mi muslo hasta casi llegar a mi coño, pero de inmediato la volvió a deslizar hasta mi rodilla.
No sé, pero sentir su mano deslizándose por casi toda mi pierna, me agradó. Por lo que únicamente le dirigí una picara sonrisa, durante el trayecto, me fue diciendo que cosas hacer y qué no hacer mientras manejaba, al tiempo que de cuando en cuando su mano volvía a ponerla sobre mi muslo derecho. Así estuvo haciéndolo, hasta que llegamos a la finca. Al llegar me propuso, bueno Guadalupe vamos hacer esto, yo me voy a bajar del auto y tú vas a conducir alrededor de la casa y hasta los corrales, como si estuvieras en el pueblo, acuérdate que en cada esquina hay un pare, que debes respetar, pero por cada error que cometas, para hacerlo más interesante pierdes una prenda, al escuchar su propuesta me pareció que lo único que a mi hermano le interesaba era verme desnuda.
Pero en el fondo su jueguito me gustaba, ya que deseaba ver qué cara ponía, si yo me quedaba del todo desnuda ante él. Por un buen rato conduje de verdad bien, y solo cometí un par de errores, por lo que si perdería algo serían los zapatos, por lo que mi hermano, ya cansado me dijo bueno está bien, vámonos para la casa. Pero con una seductora sonrisa, le pedí que me dejara hacerlo nuevamente. Desde el inicio, no hice otra cosa que cometer errores a propósito, y al regresar me dijo, bueno Guadalupe te va hacer falta más ropa, para poder pagar todos los errores que cometiste. Yo buscando excusarme le dije. Es que como estoy sin zapatos, se me hace difícil el controlar el freno y el acelerador. Lo que no era cierto.
Mi hermano comentó. Si desde que se inventaron las excusas, nadie queda mal, pero si tú quieres que sigamos practicando, tienes que cumplir con el trato, así que quítate toda la ropa. Por un momento pensé en pedirle que me sacase la cuenta de mis errores, pero en lugar de eso le dije, mirando alrededor de nosotros, bueno ¿Pero donde quieres que me la quite, aquí mismo? ¿Y si llega alguien y me ve así? de seguro van donde papá con el cuento. A lo que mi hermano, después de dar un corto vistazo alrededor de nosotros, me dijo. Vamos a la casa, que yo tengo las llaves.
Ya dentro de la casa, cerró la puerta por dentro, y mientras me veía con un raro brillo en sus ojos, me dijo bueno ahora sí, quítate toda la ropa, yo lentamente me fui despojando de mis medias, de manera coqueta después de mi blusa, y acto seguido me desprendí la corta falda que estaba usando en esos momentos, mientras que mi hermano, tomaba asiento en el sofá de la casa, observándome sin perder de vista ninguno de mis movimientos, ya únicamente estaba en sostén y pantis, cuando él algo ansioso me dijo, bueno que esperas para quitarte el resto. A lo que con otra sonrisa coqueta le respondí, si no tienes paciencia, mejor me visto y nos vamos a casa. Al escucharme decir eso, se tranquilizó un poco mientras que yo comencé a retirar mi sostén, y quedar con mis senos al aire, moviéndome como había visto a una que otra chica que lo hacía en las películas porno, que mi novio y yo veíamos antes de comenzar a tener sexo.
Finalmente comencé a deslizar mis pantis hasta el piso de la sala, mientras mi hermano seguía mirándome pero ya con mayor insistencia. En ese momento se me ocurrió hacerle una pequeña maldad, y mientras tomaba asiento en la butaca frente a él, separé mis piernas y dirigiendo mis dedos dentro de mi coño comencé a introducirlos lentamente, mientras que él con la boca abierta seguía observándome, mientras que sus manos comenzaron a bajar el cierre de su pantalón, hasta ese momento pensaba en tomar mi ropa y dejarlo con las ganas de seguirme viendo. Pero cuando lo tuvo fuera, ya completamente erecto, me sorprendí al ver que su verga era más grande y gruesa que la de mi novio. Algo dentro de mí, me hizo levantarme de la butaca donde estaba sentada, y gateando desnuda por el piso, me fui acercando a mi hermano, quien no dejaba de verme y de manipular su verga entre sus dedos.
No lo podía creer, estaba deseando locamente acostarme con mi hermano mayor, y lo mejor de todo es que la sola idea me excitaba tremendamente. Él por su parte cuando mi cara quedó a la altura de su verga, mi hermano colocó sus manos sobre mi cabeza, guiándola directamente a su verga la que apenas tuve al alcance de mi boca, comencé a lamer lentamente, hasta que poco a poco la introduje dentro de mi boca, y comencé a chupársela lentamente. Por un buen rato sus manos dirigían mi cabeza, pero de momento comenzó a acariciar mis tetas, y apretar deliciosamente mis pezones hasta que separó mi boca de su verga, la que al yo mamar me parecía mucho más grande aún.
Sin perder tiempo, me recosté sobre el sofá abriendo del todo mis piernas, mientras que mi hermano dirigía su verga directamente a mi coño. Comencé a sentir como lentamente todo mi coño era invadido por su grueso y largo pedazo de carne, me encontraba tan excitada, por el hecho de estar acostándome con mi propio hermano mayor, que sentía que toda mi vulva estaba bien húmeda, y caliente. Sus manos me sujetaban con fuerza por mis caderas, al tiempo que lo único que el muy tonto alcanzaba a decirme era. Qué rica estás hermanita.
Su gran verga entraba y salía una y otra vez de mi coño, lo que a medida que pasaba yo movía con mayor fuerza mis caderas, en ciertos momentos me chupaba las tetas, cuando no me besaba como loco en la boca. Así los dos entregados al tremendo placer que sentíamos continuamos por un buen rato, hasta que él se comenzó a venir dentro de mi coño, pero como que intentó sacar su verga de mi coño en el preciso momento en que yo comenzaba a disfrutar de un lujurioso orgasmo, por lo que apretando sus bolas y a punto de enterrarle las uñas, le dije. No te atrevas hacerme eso, porque aquí te castro cabrón. Mi hermano continuó dándome verga hasta que no pude más y disfruté plenamente de ese orgasmo tan brutal.
Al terminar los dos, quedamos algo agotados, y por un buen rato no dijimos nada. Hasta que él me dijo. ¿Te volviste loca?, ¿y si te dejo preñada, qué vamos hacer? Yo más tranquila que él, mientras me reía, le dije. No te preocupes, que estoy tomando las anticonceptivas, además con lavarme bien el coño con agua oxigenada tengo.
Después de eso me acerqué a su boca y lo volví a besar. Quizás por el hecho de ser mi hermano, eso me excita tanto, es algo que no podemos evitar y en cada ocasión que se nos presenta lo hacemos. Ha se me olvidaba, lo de la licencia de conducir, la saqué con muy buena puntuación, ya que le di tremenda mamada de verga al examinador.
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16 comentarios - mi hermano me enseño a manejar!!!
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