Hace unos cuatro o cinco años, con el chico con el que estaba, obviamente un morocho de labios carnosos, nos fuimos un fin de semana a la costa, mas precisamente a mar del plata. Dado que él desde chico iba a las playas de punta mogotes, nos fuimos para ese lado.
Debo aclarar que el bronceado en mi piel me hace casi casi irresistible, yo lo se, y el también lo sabia.
Salimos a caminar un rato por la playa, era cerca del mediodía y en pleno enero, así que se imaginaran lo que eran esas playas. Caminamos un rato, mas temprano nos habíamos metido al mar, y nos habíamos estado tocando dentro del agua, me había alzado, él estaba al palo, recuerdo que una de las cosas que pensé en ese momento fue ¿cómo es posible que se le pare de tal modo adentro del mar helado de mar del plata?, pero bueno, me olvide de eso en el momento que entro en mi estando adentro del agua, recuerdo que nos pasaba la gente por al lado y mas me calentaba sabiendo que en ese momento nadie se percataba que lo tenia adentro mío, y el me miraba y se sonreía, creo pensando lo mismo.
Igual estuvimos solo un rato y salimos del agua, pero ya el ambiente había quedado caldeado, cualquier cosa, una mirada, un roce, daba pie a que todo se descontrolara.
Decidimos salir a caminar, como para calmar los ánimos, era temprano, como dije antes, cerca del mediodía. Caminamos hacia el lado de las rocas, de repente vimos un paredón, había gente pero ya era mucha menos que en las playas, así que ahí nos fuimos. El paredón estaba bien en frente del mar, no era un escondite, sino mas bien un lugar donde uno se podía sentar y mirar el esplendor del mar en toda su magnitud.
Nos sentamos, uno al lado del otro, apoyados en el paredón, y mirábamos el mar. La sensación era hermosa, pero de repente comencé a sentir otra sensación, mas linda todavía, y era su mano que pasaba por debajo de mi pollerita de jean. La mezcla entre mi maya mojada del mar y su mano caliente eran perfectas; de a poco el simple roce del comienzo empezó a hacerse mas fuerte, ya no me rozaba sino que me tocaba muy bien mis partes. Sobre que el ambiente ya venia caldeado, y yo levanto temperatura enseguida, no aguante mas y me subí la pollerita y me senté sobre el, de espaldas al mar. Comenzamos a besarnos, mientras mis partes ahora rozaban su sexo, después de unos minutos el saco su hermoso miembro grande y rosado de su maya, me corrió la mi mayita y me la metió. Gracias a la pollerita, la poca gente que pasaba ni se percataba de lo que estaba pasando, al menos por el momento.
Las cosas se fueron subiendo de tono cada vez mas, hasta que yo sentía que explotaba de placer, en ese momento, en el que uno sabe que solo faltan unos pocos segundos para tocar el cielo con las manos, se aparecen un grupito de pibes de unos 11 o 12 años, eran 3 o 4, no recuerdo exactamente, pero lógicamente que les llamo la atención vernos realizar ese vaivén uno encima del otro. El morocho los vio y se freno como para cortar todo ahí, si en ese momento hubiese tenido un porcentaje mínimo de mi capacidad de razonamiento quizás lo hubiese acompañado, pero yo estaba mas allá de todo. Frenamos unos pocos segundo, los pendejos se alejaron unos cuantos metros por las rocas, pero aun desde lejos calculo que podían vernos.
En realidad no me importaba que alguien mirara o no, era un polvo demasiado bueno como para dejarlo ahí. Así fue que los movimientos que dejo de hacer el morocho los hice yo, estando arriba tenia el control, y lo tome sin dudarlo hasta el final.
Besos!!!
Fuente: Mi Vida
Si te gusto visita mi relato anterior....
http://www.poringa.net/posts/relatos/1248888/Una-noche-con-el-morocho.html
7 comentarios - Que lindo que es el sexo en mar del plata....
Muy buen relato putita linda calentona como yo dos bsos y te clave
Saluditos