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Sexo con Marianita (Final)

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Después de esa terrible cojida no me quedaban más fuerzas. Me pegué una ducha y volví a la cama con Caro mientras Marian seguía sentada en el bidet.

Cuando volvió al cuarto, Caro me tenía abrazado. Marian se acostó del otro lado. Al rato caí dormido. Cuando me desperté a la mañana siguiente Marian no estaba. Se había pasado a su cama supuse.

Increíblemente tenía la pija dura. En realidad siempre la tengo dura a la mañana, pero después del desgaste, no me tenía tanta fe. El roce con el culo de Caro me la puso más al palo. Se la apoyé. Caro ya estaba medio despierta.

Manoteó la pija con una mano. Todavía estaba de espaldas a mi. De golpe se dio vuelta y sin cachondeo de por medio se fue de una con su boca a la pija.

El pete me dejó al palo. Después se me subió, y con una energía que no suelo tener a la mañana, me cabalgó. Yo todavía dormido disfrutaba de la montada.

-Ayy, me gusta tenerte así para mi solita un rato.
-Entonces no hagamos mucho ruido.
-No se si voy a poder, me encanta mal

Plop, plop, plop. La concha mojada rebotaba contra mi pelvis. Mi pija resbalaba dentro de su agujero y ella parecía no cansarse y me cojía rapidísimo.

-Qué buena pija que tenés Max, me la vas a dar seguido?,- me decía entre gemiditos.
-Vos tenés la de Martín,-le contesté.
-Pero yo quiero ésta.
-Dijo tu hermana que te la presta…
-Yo la conozco mejor que vos a mi hermana, se hace la superada pero es re celosa. Y yo quiero tu pija Max! Ahora que la probé la quiero todas las semanas!
-Bueno, cuando tengas ganas me llamás y te venís a casa
-En serio?,- preguntó contenta
-Si, y te rompo bien el orto.
-Si quiero que me lo rompas bien, los dos solitos, ayyy , cómo me calentás. Me sentís?. Estoy remojada. Más, más, cojeme que acabo.

La silencié con un beso y le bombié la concha levantando el culo y pistoneándole la argolla hasta que se revolvió en un espasmo y acabó mordiéndole los labio. Me dolió. Entonces me dio un besito tierno mientras seguía frotándose el clítoris contra mis pendejos.

-Que linda que sos puta! Igual de putas las dos!
-Ayy si, estoy reemputecida, hasta le chupe la concha a mi hermana por vos…
-No mientas puta! A esa concha le tenías ganas de antes!
-Pero no lo hubiese hecho si vos no nos hubieras calentado así a las dos.
-Vení, chupame la pija que te lleno esa boquita de trola con mi lechita.

Me chupó la chota, las bolas el orto, otra vez la pija, las bolas, la pija, y así, hasta que le mandé la leche. Se la tragó y siguió chupando hasta que se me bajó.

-Qué bien que la chupas, mejor que Marian.
-En serio?
-Si, pero más me calentó verte comerte una conchita. Ya lo habías hecho?
-Con otra chica?
-Sí.
-Cuándo?
-Cuando era pendeja, y otra con Xime, las dos reborachas y calientes después de haber ido a bailar.
-Marian sabe?
-Si, Xime varias veces le tiró los perros borracha. Le encantan las minas.

Me quedé callado.
-Ya se qué estas pensando. Pero no da.
-Tampoco le ponía fichas a esto y mirá.
-Si, pero te pido por favor que no digas nada. De acá no tiene que salir. Una cosa es que tortiemos un ratito con Xime y otra que me coma a mi hermana. Lo otro lo saben las chicas y quedó como una joda. Esto es otra cosa.
-Quedáte tranquila que no digo nada a nadie.
-No mientas, se que se lo vas a contar a todos tus amigos. Pero que no salga de ahí.
-Ok, voy a tratar de no correr a contárselo a todo el mundo.
-Que pelotudo. Bueno, en serio, me prometes que te lo vas a guardar.
-Si, te lo prometo.

Al rato me fui. Marian seguía durmiendo. Llegué a mi casa y me tiré de nuevo a dormir. Me levanté a las tres horas y avisé en el laburo que no iba, que me sentía mal.

Dormí hasta el almuerzo. Me levanté cansado. Me di una ducha y llamé a Marian. Me disculpé por no haberla saludado. Estaba medio celosa que me había quedado en la cama de la hermana pero entendió que estaba cansado y que caí donde caí. Me preguntó si quería que nos viéramos a la noche. No le pude decir que no.

Vino a casa. Charlamos obviamente de lo de la noche anterior. Me dijo que le había encantado. Que nunca se hubiese imaginado que iba a hacer un trío con Caro. Y que había hablado con la hermana. Entonces me dio otra vez el discurso de no decírselo a nadie.

-Si te callás la boca por ahí se vuelve a dar. Si boqueás se pudre todo,- fue el mensaje clarito.
Después cojimos como siempre. Yo seguía recaliente y en cada pijazo se me cruzaban imágenes de la noche anterior. Acabé (casi agua), dos veces en una hora.

En la semana me clavé media docena de pajas y cojí con otras para sacarme la calentura. Al Colo y a Nacho les conté la épica sexual, pero les pedí que no dijeran nada. Insistieron en que organizara una partuza. Pero no quería socializar mis putitas y armar más bardo.

A Marian la volví a ver el sábado, cuando la fui a buscar a la casa para salir. Caro se estaba cambiando para verse con Martín, y andaba en bombachita y remera larga. Se fue al baño a maquillarse, cuando salió entró Marian. Caro se fue a su cuarto. Yo esperaba en el living.

Caro volvió al toque y me dio un beso en la mejilla.
-Cuando nos vemos?,- me preguntó después.
-Llamáme el lunes,- le dije.
Todo muy freak.

Después de cenar e ir a bailar con Marian, quiso que fuésemos a su casa. Las luces estaban apagadas, y nos fuimos al cuarto de ella. Al rato la tenía en cuatro en la cama y le serruchaba el orto.

-Despacio, despacio hijo de puta, la tenés enorme.
-Pensé que ya te habías acostumbrado a mi pija.
-Ayy, si pero hoy la tenés enorme. La siento hasta el estómago. Sentí, tocáme acá.

Llevé mis manos a su abdomen, que se contraía y relajaba con cada pijazo en el culo. Le agarré la cinturita con las dos manos y apretando la pancita me la cojí a full. Mariana gritaba al lo loca.

Aflojé un poco y de golpe me asusté al ver dos personas en la puerta del cuarto. Caro y Martín. Los dos en pelotas.
-Podemos entrar?,- preguntó Caro con voz de putita.
-Salgan hijos de puta!,- gritó Marian sacada.

Martín que no había esperado invitación ya estaba a los pies de la cama. Y se subió acercándose a Caro.
-Sssssss, no grites que se van a enterar los vecinos. Vení, ponéte ésta en la boca así no gritás mientras te descocen el culo,- dijo sacado. Y le acercó la pija a la boca.

Se pajeaba como loco.
-Salí puto,- le gritó Marian. Pero no luchaba por salirse. Es más revolvía el culo. Marian tardó en decidirse pero al final se la comió entera.

-Que par de putas que son estas dos! Cómo les gusta la pija!,- comentó el pibe.

Yo estaba duro, no sabía cuánto sabía él. Y todavía no terminaba de caer en la situación. La busqué con la vista a Caro, que por sobre el hombro de Martín miraba como Marian se comía la poronga de su novio. Me vio.

-No pares Max, dale por el orto que le encanta,- me tiró Martín ahora en tono de amigo. Yo le entré a dar pero era como si mi cabeza estuviera en otro lado.
-Qué bien que chupa tu hermanita!,- le dijo a Caro. Mariana se comía la pija como una estrella porno. Estaba recaliente.
-Cómo le gusta la pija a la pendeja.
-Y qué buen orto que tiene la hija de puta. Qué lindo estar ahí donde estás vos…

Hablaba él sólo. Y ya sabía a dónde iba.
-No me dejás probar ese culito un rato?, me preguntó.
Yo no contesté.
-Vení Caro, chupále la pija a Maxi un rato.
-Pará nene, que no soy tu puta?,- largó Caro enojada.

Martín ni bola. Ya se había parado en la cama y avanzaba hacia donde estaba yo con la pija apuntadome. Me corrí por instinto para atrás y me salí. Ocupó mi lugar.

-Mirá hija de puta, como le rompo el culo a tu hermana,- le contestó a Caro sin mirarla.
-La querés pendeja?,- le preguntó a Marian.
-Si, ponémela por el culo.
Yo seguía la escena sin reaccionar.

Martín se la clavó y la empezó a culiar.
-Que ganas que tenía de hacerte el orto pendeja. La de pajas que le dediqué a ese culo. Finalmente te la puse. Mira conchuda, le estoy haciendo el culo a tu hermana y a la muy puta le encanta!,- le gritó a Caro.

La hermana de Caro salió disparada de la habitación. Yo fui atrás de ella mientras escuchaba los gritos de Mariana y al pibe que bufaba a punto de acabar.

“Ayyy pendeja, te voy a llenar el orto de leche”, decía. “Cojéme un poquito más, aguantá un cachito”, pedía Marian. “No puedo, no puedo, aahhhhhhhh”. “No pará, no acabés, un poquitito más”, reclamó Mariana tarde. “Ahhhhh, siiii que bueno, que culo que tenés mierda. Pendeja del orto, ahhhhhhh”, largó él.

Yo ya estaba entrando al cuarto de Caro que lloraba en la cama. “Andate Max, andáte, dejáme sóla”, me dijo. “Moríte vos también”, le dije. Fueron las primeras palabras que pronunciaba y me salió la calentura. “Yo no hice nada”, me contestó. Era mentira, pero verla llorar me desarmó. “Ya está, ya fue, no llores”.

Antes de que ella contestara. Escuché la voz de Martín. “No le des bola, dejála que se le pase sola”. “Callate forro, sos un pelotudo”, se escuchó la voz de Mariana. “Vayanse las dos a la mierda”, dijo el pibe. Agarró sus cosas se vistió y se fue. “Andate Max”, me dijo Marian sin mirarme.

Pasaron los días y no llamé. El martes me llamó Caro. Me pidió de vernos. Le dije que era para quilombo pero insistió. Vino a casa. Me contó que ella le había dicho a Martín que lo había visto con Marian en Mar de las Pampas. Y que cuando nos escucharon garchar, él la convenció de sumarse. Ella esperaba que los cuatro hiciéramos una partuza. Pero que el pelotudo de Martín se había ido de mambo.

Después me dijo que Marian también estaba arrepentida. “No jodas, son las dos muy putas, está bien, no se arrepientan”, dije con una alta cuota de cinismo que Caro no interpretó. “En serio, no sabe cómo llamarte y pedirte perdón. Se fue todo de las manos, ella pensó que estaba todo bien, dice que se dio cuenta recién cuando salimos los dos del cuarto que se había quedado sola con Martín”. “A tu hermana yo la escuché gritar como una puta del orto mientras tu novio le hacía el culo, no la defiendas. Está todo bien, ya fue, no tengo porqué enojarme, las dos me regalaron la mejor cojida de mi vida”, le dije.

-Yo quiero que lo volvamos a hacer. Con Martín no va más. Lo mandé a la mierda.
-No se, todavía estoy medio sacado. Me parece que es para quilombo. Mejor dejarlo acá.

Me insitió un rato más. Pero me hice el duro. Por suerte los amigos me hicieron entender que era un pelotudo. “De que te calentás”, me preguntó el Colo. Tenía razón. A la semana me la cojí a Caro en casa. Y le hice un par de fotitos.

Y dos días después me arreglé con Marian. “De ahora en más nosotros dos sólos”, me dijo. “Ni en pedo. Si te encanta la partuza y a mi también. Si querés otra pija traigo a un amigo con el que haya onda y listo. Pero yo quiero ver a tu hermana comiéndote la conchita una vez más”, le dije. Se quedó dura, después me echó una puteada. Al rato estábamos cojiendo.

Y una semana después me las volví a enfiestar a las dos. Lo mejor de esa noche fue tener a Caro de espaldas a mi ensartada por el culo y a Marian devolviéndole el favor de la vez pasada: o sea comiéndole la conchita.

En un momento veo que Marian se separa y me mira.
-La hija de puta te está cagando toda la pija.
-No importa, dejála que se cague si quiere,- dije yo
-Ayyy, esta posición es fatal, para, dejame ir al baño,- pidió Caro.
-Ni se te ocurra, seguí que esta buenísimo.

La agarré de la cintura a Caro y le seguí marcando el ritmo de la culiada. No podía ver mi pija pero sentía un poco de olor a caca. No me importó. “Aaaaaahhhhhhhhhh, aaaahhhhhhhhhh, ayyy me estoy mojando mallllll!!!!!!”, largó Caro. Marian le dio un par de chupadas más a la concha, pero le daba rechazo el olor a mierda. “Dale chupame, chupame un poquito más que acabo otra vez”, le pidió Caro.

-Cuantas veces acabaste?,- pregunté yo
-Tressss!! Nunca goce tanto con una pija en el orto

Marian que no quería chupar más pero quería ver a su hermana sacada y acabando fue por su consolador y se lo mandó en la concha a Caro que gritó agradecida: “Siii, cojémen la concha así, ayyy, siento que voy a explotar!!!”.

Yo me aferré más a si cinturita y le apreté la pancita.
-Ayyy como te siento en el orto. Tu pija me roza por dentro con el consolador, ahhhhhhhh, ayyyyyyyy, acabo, acabo, acaboooooooooo!!!!

Marian, que le revolvía el consolador adentro de la concha con bronca se ligó un chorrito de flujo en la mano.
-Me measte la mano,- le dijo. Y se rió.

Yo después de eso me lavé la pija y la cojí por todos los agujeros a Mariana que recibió una chupada de pezones y concha de Caro. Al final le llené el orto de leche y le saqué unas fotos.

La historia siguió con Marian un tiempo más. Me garché otras veces a Caro sólo. Pero nunca más lo hicimos los tres. La pendeja se puso medios pesada con que no daba para más y cortamos. Al año me encontré en un boliche con Caro y me dijo que la hermana se había vuelto para Miami con la vieja.

Caro estaba de novia pero al tiempo se peleó y me llamó y volvimos a coger. Y hasta la convencí de hacer otro trío con una baby, que contaré en otra oportunidad.

FIN

5 comentarios - Sexo con Marianita (Final)

brolypcs
ES UN BUEN RELATO MASTER,GRACIAS!!!!
Sexo con Marianita (Final)
BioAlex
muy bueno!!!
No soy fan de los relatos asi de largos, pero hay excepciones, increibles asi como esta...
maguito
QUE BUENA SAGA FENOMENOOOO!!!GRACIAS!!!Y....SALUD!+10 😉
tabi2771
👏 👏 👏 👏 👏 👏 👏 👏 👏 👏 👏 👏 👏 👏 👏 👏 EXCELENTE @maxi1652 👍