Diego salió fuera del centro de la ciudad y se adentró en una zona industrial, parando en un callejón bastante oscuro y solitario.
- No te preocupes, conozco muy bien esta zona... - Me dijo Diego como adivinando mis preocupaciones.
Yo seguía un poco preocupado por mi novia pero no puedo negaros que la seguridad de Diego en todo lo que hacía me tranquilizaba, aparte, al fin y al cabo, había conseguido dejar a Patri a nuestra merced y capricho, en nuestras manos, eso cada vez me iba poniendo más cachondo.
- Bueno tio, llegó la hora de la verdad...¿Estás preparado para ver a tu novia convertida en una auténtica puta? ¿No te echarás ahora a atrás, no? - Me preguntó Diego mirándome fijamente a los ojos.
- No, venga, lo estoy deseando, ya lo sabes...- Le contesté.
- Genial colega, entonces lo primero es arreglarla un poquito, pulir sus defectos y sacar todo el potencial que tiene tu zorrita antes de que se despierte del todo...jejejeje...confia en mí, aquí nadie nos molestará. -
Diego se bajó del coche y abrió el maletero, yo fue tras él y me asome por la ventanilla de detrás, Patri dormía como un bebé.
- ¿Qué es todo esto tio? - Le pregunté.
- Jejejeje, ¿te gusta colega? Ayer me fui de compras y he traído unas cuantas cositas para tu nena, jejejeje... - Me contestó.
- Vete desnudándola mientras yo me organizo un poco, quitale esa mierda de ropa y guardala para darsela a las monjas, jejejeje... - Me ordeno Diego.
Yo abrí la puerta y me encogí medio incorpaorado encima de ella, toque su cara y la llame por su nombre pero no contestó, respiraba pesadamente y no era consciente de nada. Desabroché su camisa y y tirando de sus mangas se la quité, luego le desabroché el sujetador por detrás y dejé libres sus tetas, mi polla se empezó a poner muy dura, le dí la vuelta después de desabrocharle el pantalón, le quite sus horribles zapatos planos y me deshice de ellos, arratre sus pantalones conmigo y descubrí su redondo y precioso culo, llevaba un tanga negro que también le quité. Patri se revolvió desnuda en el asiento, y notando el frío de la calle se acurrucó adopatando una posición casi fetal.
En ese momento se acerco Diegotodo cargado de cosas.
- Genial tio, no has tardado nada, ¿puedo tocarla?... - Me preguntó ansioso.
- Sí claro, ahora no se entra...- Le contesté.
Diego se avalanzó sobre ella y la puso boca arriba, empezó por manosearle las tetas sin ningún reparo, su cara de pervertido era un poema, luego le acarició el pubis y su rajita mientras le lamía la boca.
- Bufff, tenías razón tío, Dios le dió el cuerpo de una puta, es una pena que se esté desperdiciando sólo contigo, hay que ponerse manos a la obra... - Me dijo con la cara sudorosa mientras volvía a salir del coche.
- Lo primero que hay que ponerle es este conjunto de lencería, espero que te mole colega, lo compré en un sex shop bastante barato, jejejeje. - Me dijo Diego acercandome una bolsita negra.
Me metí de nuevo dentro con la bolsa de Diego y la vacíe sobre Patri, eran un tanga y un sujetador como de piel de Leopardo bastantes horteras pero muy morbosos, el tanga tenía una abertura enorme por delante, a la altura de la vagina y por detrás tenía una cadenita dorada que sería lo que se metiera entre sus gluteos. Me afané por abrirle las piernas y con mucho sudor y esfuerzo conseguí colarle aquella prenda diminuta donde debía ir. El sujetador me pareció diminuto desde el primer momento, el cabrón de Diego se lo había comprado de una talla menos y con relleno, le introduje los brazos y se lo abroché por detrás a duras penas, le ajusté los tirantes al máximo y la contemple con gran excitación, sus tetas de una talla 90 parecnía enormes, tan apretados y apenas cubiertos por aquel artilugio, toda su carne se desbordaba hacía su garganta haciendole un escote espectacular.
- Ya está Diego, me encanta ese sujetador... - Le felicite.
- Jejejeje...Pues a ver si te gusta esto, es su nuevo uniforme de trabajo...jejejeje. - Me alcanzó una prenda negra doblada.
La desplegué, era un mini vestido, pero que muy mini.
- Lo tengo que ver puesto, jejeje, ayudame... - Le dije.
Entre los dos la sentamos al borde la puerta y conseguimos meterle el vestido por la cabeza, luego yo la puso de pie tirando de ella mientras él se lo bajaba y le cerraba la cremallera de la espalda.
- Ya puedes sentarla otra vez tronco. - Me dijo Diego...
Aquello era un escándalo de vestido, apenas le tapaba nada por ningún sitio, ni por arriba ni por abajo, era negro y muy apretado, escotadísimo y más que corto, sus formas y sus curvas se sugerían de una manera burda, era claramente el vestido de una puta.
- Se te está poniendo dura,¿verdad? Pues esperaté que todavía le faltan cosas tio, jejeje... - Me dijo diego.
- Cada vez se parece más a una puta de verdad colega...-
- Toma esto, son su calzado, jejejeje, a ella no le gustaba llevar mucho tacones altos ¿no? Pues me parece que hoy va a tener que aguantarse bastante, jejejeje...Teníamos que alzarle se culo de infarto tio...Ponselas anda. - me pidio Diego.
Aquellas eran las típicas botas altas de película porno, de color blanco, con unos tacones de aguja altísimos que se ajustaban con unos cordones por detrás y que sólo se terminaban por encima de us rodillas. Le iban como un guante y contrastaban bastante con su minivestidito negro.
- Joder, que morbo me está dando mi piba ahora Diego... - Le comenté.
- Ya termino con ella tio, sólo faltan los adornos y el maquillaje digno de una zorra. - me contestó.
Él se metió dentro con ella y yo me aparté a la pared de al lado para echar una meada, ya no me preocupa por Patri, mi mente estaba dominada por el plan y la excitación era su gasolina...
- Ya está tío, tu piba ya parece una puta, te presento a la nueva Patri... - Me dijo señalando el interior del coche.
Ella seguía dormida, pero él la había dejado sentada con las piernas cruzadas y la cabeza apoyada en el reposacabezas del asiento. Entre delante y desde allí me gire para mirarla. Apestaba a perfume barato de vainilla, al cuello llevaba una especie de collar de terciopelo muy apretado con unas enormes letras doradas que decían "sexy", en las orejas dos enormes pendientes muy gruesos de aro dorados, y en el rostro más maquillaje del jamás le había visto llevar, sus labios rojos y húmedos, las pestañas negras y enormes, los parpados oscuros como los de una gata...
Sino supiera de sobra lo que le habíamos hecho no la reconocería, era la puta con la que cualquier hombre tiene sus fantasías...
Continuará...
- No te preocupes, conozco muy bien esta zona... - Me dijo Diego como adivinando mis preocupaciones.
Yo seguía un poco preocupado por mi novia pero no puedo negaros que la seguridad de Diego en todo lo que hacía me tranquilizaba, aparte, al fin y al cabo, había conseguido dejar a Patri a nuestra merced y capricho, en nuestras manos, eso cada vez me iba poniendo más cachondo.
- Bueno tio, llegó la hora de la verdad...¿Estás preparado para ver a tu novia convertida en una auténtica puta? ¿No te echarás ahora a atrás, no? - Me preguntó Diego mirándome fijamente a los ojos.
- No, venga, lo estoy deseando, ya lo sabes...- Le contesté.
- Genial colega, entonces lo primero es arreglarla un poquito, pulir sus defectos y sacar todo el potencial que tiene tu zorrita antes de que se despierte del todo...jejejeje...confia en mí, aquí nadie nos molestará. -
Diego se bajó del coche y abrió el maletero, yo fue tras él y me asome por la ventanilla de detrás, Patri dormía como un bebé.
- ¿Qué es todo esto tio? - Le pregunté.
- Jejejeje, ¿te gusta colega? Ayer me fui de compras y he traído unas cuantas cositas para tu nena, jejejeje... - Me contestó.
- Vete desnudándola mientras yo me organizo un poco, quitale esa mierda de ropa y guardala para darsela a las monjas, jejejeje... - Me ordeno Diego.
Yo abrí la puerta y me encogí medio incorpaorado encima de ella, toque su cara y la llame por su nombre pero no contestó, respiraba pesadamente y no era consciente de nada. Desabroché su camisa y y tirando de sus mangas se la quité, luego le desabroché el sujetador por detrás y dejé libres sus tetas, mi polla se empezó a poner muy dura, le dí la vuelta después de desabrocharle el pantalón, le quite sus horribles zapatos planos y me deshice de ellos, arratre sus pantalones conmigo y descubrí su redondo y precioso culo, llevaba un tanga negro que también le quité. Patri se revolvió desnuda en el asiento, y notando el frío de la calle se acurrucó adopatando una posición casi fetal.
En ese momento se acerco Diegotodo cargado de cosas.
- Genial tio, no has tardado nada, ¿puedo tocarla?... - Me preguntó ansioso.
- Sí claro, ahora no se entra...- Le contesté.
Diego se avalanzó sobre ella y la puso boca arriba, empezó por manosearle las tetas sin ningún reparo, su cara de pervertido era un poema, luego le acarició el pubis y su rajita mientras le lamía la boca.
- Bufff, tenías razón tío, Dios le dió el cuerpo de una puta, es una pena que se esté desperdiciando sólo contigo, hay que ponerse manos a la obra... - Me dijo con la cara sudorosa mientras volvía a salir del coche.
- Lo primero que hay que ponerle es este conjunto de lencería, espero que te mole colega, lo compré en un sex shop bastante barato, jejejeje. - Me dijo Diego acercandome una bolsita negra.
Me metí de nuevo dentro con la bolsa de Diego y la vacíe sobre Patri, eran un tanga y un sujetador como de piel de Leopardo bastantes horteras pero muy morbosos, el tanga tenía una abertura enorme por delante, a la altura de la vagina y por detrás tenía una cadenita dorada que sería lo que se metiera entre sus gluteos. Me afané por abrirle las piernas y con mucho sudor y esfuerzo conseguí colarle aquella prenda diminuta donde debía ir. El sujetador me pareció diminuto desde el primer momento, el cabrón de Diego se lo había comprado de una talla menos y con relleno, le introduje los brazos y se lo abroché por detrás a duras penas, le ajusté los tirantes al máximo y la contemple con gran excitación, sus tetas de una talla 90 parecnía enormes, tan apretados y apenas cubiertos por aquel artilugio, toda su carne se desbordaba hacía su garganta haciendole un escote espectacular.
- Ya está Diego, me encanta ese sujetador... - Le felicite.
- Jejejeje...Pues a ver si te gusta esto, es su nuevo uniforme de trabajo...jejejeje. - Me alcanzó una prenda negra doblada.
La desplegué, era un mini vestido, pero que muy mini.
- Lo tengo que ver puesto, jejeje, ayudame... - Le dije.
Entre los dos la sentamos al borde la puerta y conseguimos meterle el vestido por la cabeza, luego yo la puso de pie tirando de ella mientras él se lo bajaba y le cerraba la cremallera de la espalda.
- Ya puedes sentarla otra vez tronco. - Me dijo Diego...
Aquello era un escándalo de vestido, apenas le tapaba nada por ningún sitio, ni por arriba ni por abajo, era negro y muy apretado, escotadísimo y más que corto, sus formas y sus curvas se sugerían de una manera burda, era claramente el vestido de una puta.
- Se te está poniendo dura,¿verdad? Pues esperaté que todavía le faltan cosas tio, jejeje... - Me dijo diego.
- Cada vez se parece más a una puta de verdad colega...-
- Toma esto, son su calzado, jejejeje, a ella no le gustaba llevar mucho tacones altos ¿no? Pues me parece que hoy va a tener que aguantarse bastante, jejejeje...Teníamos que alzarle se culo de infarto tio...Ponselas anda. - me pidio Diego.
Aquellas eran las típicas botas altas de película porno, de color blanco, con unos tacones de aguja altísimos que se ajustaban con unos cordones por detrás y que sólo se terminaban por encima de us rodillas. Le iban como un guante y contrastaban bastante con su minivestidito negro.
- Joder, que morbo me está dando mi piba ahora Diego... - Le comenté.
- Ya termino con ella tio, sólo faltan los adornos y el maquillaje digno de una zorra. - me contestó.
Él se metió dentro con ella y yo me aparté a la pared de al lado para echar una meada, ya no me preocupa por Patri, mi mente estaba dominada por el plan y la excitación era su gasolina...
- Ya está tío, tu piba ya parece una puta, te presento a la nueva Patri... - Me dijo señalando el interior del coche.
Ella seguía dormida, pero él la había dejado sentada con las piernas cruzadas y la cabeza apoyada en el reposacabezas del asiento. Entre delante y desde allí me gire para mirarla. Apestaba a perfume barato de vainilla, al cuello llevaba una especie de collar de terciopelo muy apretado con unas enormes letras doradas que decían "sexy", en las orejas dos enormes pendientes muy gruesos de aro dorados, y en el rostro más maquillaje del jamás le había visto llevar, sus labios rojos y húmedos, las pestañas negras y enormes, los parpados oscuros como los de una gata...
Sino supiera de sobra lo que le habíamos hecho no la reconocería, era la puta con la que cualquier hombre tiene sus fantasías...
Continuará...
4 comentarios - Chantaje a mi novia 3
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