Una relación que perdura con los años
Habían pasado un poco mas de tres años de la aventura que tuve con mis dos amigas, cuando mi padre me anuncia que esa noche deberíamos ir a una fiesta que el padre de Maria, haría con motivo del regreso de ésta.
Mi hermana mayor, como de costumbre, decidió no ir, inventando alguna de sus excusas de siempre, por lo que me tocó a mí, ir con mis padres a dicha fiesta.
Dos motivos me llevaban a asistir a la fiesta de bienvenida de Maria, uno era que hacía muy poco que yo había obtenido mi título de abogado y necesitaba congraciarme con el padre de Maria, (socio del mío) para intentar mis primeras armas en el camino de las leyes, representando a la empresa que ellos poseían, la otra era ver a Maria, como estaba, como le había ido y también que sentiría al verla, ya que era mucho el tiempo que había pasado después de nuestra aventura, pero que internamente, yo jamás había olvidado.
Cuando llegamos a la casa, nos recibió Maria, debo decirles que la vi ¡mas linda que nunca!, Sus cabellos eran mas largos, y también mas lisos, su cuerpo había tomado una mejor forma que la que en mis retinas retenían en mi memoria, la última vez que nos vimos. Me miró de una forma especial, quizás en ese momento vino a su memoria nuestra aventura sucedida hacía mas de tres años, digo esto porque a mí me sucedió lo mismo al verla.
La fiesta era un pequeño lunch para familiares y amigos mas íntimos, y el motivo era anunciar que Maria había llegado para quedarse y también para casarse con Joaquín, un Madrileño de aproximadamente la edad de Maria, de 1.90 mts de alto (mas o menos) y a decir verdad el muchacho tenia su pinta y hacia buena pareja con ella.
Cuando nos dirigimos al parque de la casa, me encontré con Ana quien tenía en brazos un pequeño bebé de apenas seis meses, la saludé y ahí me entere que hacía menos año se había casado embarazada y que su matrimonio lamentablemente no había funcionado por lo que se encontraba ahora separada y a cargo de su bebé.
Mientras la fiesta se sucedía, pude ver a Maria muy enamorada de su novio, quien se propiciaban caricia y besos por lo que pensé que solamente a mi se había ocurrido que cuando me recibió en la entrada algo le había pasado al verme, por lo que decidí retirarme adentro de su casa a prepararme un trago, cuando llegué a la cocina, Ana estaba tratando de enfriar la mamadera para darle de comer a su hijo, nos miramos, nos sonreímos y creo que si a ella, los recuerdos le llegaron a su mente, por lo que me dispuse a tratar de entablar una nueva conversación cuando de repente Maria irrumpió en esa cocina y mirándonos a los ojos nos dijo: - Espero que antes de casarme nos reunamos para que me hagan la despedida – beso los labios de Ana suavemente, acarició mi mejilla y con una sonrisa se dispuso a servir una bandeja llena de copas de champaña para brindar.
Yo me voy a encargar de todo.- acoto después
Bueno, si tú lo quieres.- solo atiné a decirle para estallar los tres en una sonrisa.
Tenés que avisarme con tiempo, ya que tengo que arreglar todo con el bebé.- dijo Ana.
No se preocupen, ya tendrán noticias mías.- dijo Maria tomando la bandeja con sus dos manos, tirándonos un beso y enfilando hacia el parque donde se encontraba el resto de los invitados.
¡Era evidente que lo sucedido años atrás, había dejado dentro de nosotros los mejores recuerdos!
La noche transcurrió sin demasiados acontecimientos, yo me dedique a seguir charlando con Ana, donde me contó que había debido abandonar sus estudios debido a su embarazo, y que los retomaría en ese año tratando de completar lo que se había propuesto.
Maria siguió muy enamorada de su novio y el resto de la gente que ahí estaba cada uno estuvo en lo suyo, como es habitual en esa clase de reuniones, las cuales tanto odio.
Había pasado un poco mas de 15 días de la charla con mis amigas, cuando sonó mi teléfono celular y una voz que me decía: - Tío, que tienes planeado hacer este fin de semana-.
Nada – respondí adivinando de quien era esa voz, aparte sabiendo que algunas palabras utilizadas en España se le habían pegado a Maria.
Bueno te espero el viernes por la tarde, - y me pasó una dirección- trae un poco de ropa para quedarte el fin de semana- acotó Maria.
Bueno ahí estaré Maria, hasta pronto-. Me despedí de ella.
El viernes por la tarde me dispuse a viajar a la Capital Federal, en busca de mis amigas sin saber que había preparado Maria para esta vez, pero estaba seguro que algo bueno sucedería.
Debo reconocer que nuevamente los nervios se apoderaron de mí, ya que mucho tiempo había pasado desde que ellas y yo tuviéramos esas fantásticas experiencias sexuales.
La dirección era de un pequeño pero coqueto hotel de barrio norte, una de las zonas más caras de la capital. Ahí, en el estar del hotel estaban ellas, (debo aclarar que no soy muy puntual en mis citas), las saludé, tomamos algo y me registre en la habitación contigua a las de ellas que ya Maria había reservado.
Nos arreglamos y fuimos a cenar cerca del hotel, ahí durante la cena Maria contó que en España, todo era muy diferente la gente estaba mas abierta a los cambios y sexualmente mucho mas avanzada que nuestra sociedad, por lo que pude extraer hasta ese momento, ella había vivido experiencias diferentes que habían cambiado mucho su manera de pensar, atrás quedaba aquella chica adolescente, prepotente y altanera que supe conocer en mi juventud.
Maria nos hacia reír muchísimo con esas palabras que había traído de allá como por ejemplo, polla, coño, raja, bragas, etc.
Ana por lo pronto dejo entrever que desde su separación, poca y nada era la actividad sexual que había tenido ya que el atender a su bebe le influía mucho tiempo, por lo que pidió que seamos condescendientes en el trato sexual hacia ella.
Yo por lo pronto conté que estaba viviendo una experiencia extraordinaria con la mejor amiga de mi hermana (experiencia que contaré en otro relato, ya que es realmente impresionante lo que me viene sucediendo), y que además la vida me estaba ofertando sexualmente diversas experiencias que dada las circunstancias pensaba que debía aprovechar, aunque siempre está en mi memoria la más grande de mis experiencias que fue con estas dos amigas.
Luego de cenar y tomar algunas copas nos dirigimos al hotel, directamente hacia mi habitación, cuando pasamos frente a la habitación de ellas, Maria entro y tomó un pequeño maletín negro para luego entrar los tres dispuestos a pasar la más gloriosa noche que hasta ese momento nunca había vivido.
Sin mucho preámbulo, Maria tomó la posta y poniendo un poco de música, se empezó a desvestir, su cuerpo ya no era la de aquella adolescente de años atrás, había tomado mucho mejor forma, sus pechos se habían agrandado, su cintura se había moldeado y sus caderas tenían la proporción justa a una mujer extremadamente maravillosa. Lo que mas me llamó la atención fue que su concha estaba totalmente depilada y un pequeño destello de brillo dejaba entrever desde allí, era un pequeño aro que se había colocado justamente en su clítoris.
Ana por su parte, con mucho mas precaución y quizás vergüenza solo atinó a sacarse la camisa, por lo que Maria con gran astucia empezó a desnudarla poco a poco, empezando ahí una sección de lesbianismo que dejaría grabada en mis retinas para siempre.
Maria comenzó mirándola a los ojos fijamente, y la besó frenéticamente, luego la abrazo, beso sus pechos para seguir hacia abajo. Ana seguía ahí parada, por lo que Maria agachada le abrió las piernas y metió su cabeza empezando a lamer desde su clítoris hasta su culo, acompañándola con sus dedos que se metían en la vagina, se lubricaban bien para luego entrar por el culo, viendo como a Ana le temblaban las piernas en cada paso, tanto era el temblor que creí en un momento que se caería al suelo.
Mientras yo preparaba unos tragos (que nunca fueron tomados) escuche al poco tiempo que ellas estaban haciendo el amor, que Ana le decía a Maria: " tengo los pechos cargadísimos ya que desde hoy al mediodía no le doy de amamantar al bebé". Pude ver como se ilumino la cara de Maria que acostándola en la cama, sentada y apoyada sobre el respaldar de la misma, hizo abrir las piernas de Ana y se sentó en medio de ellas prendiéndose de los pechos de manera de aliviar esa sensación de Ana y empezando a succionar de los mismos, tal cual lo hubiera echo su propio bebé.
Ana acariciaba la cara y los cabellos de Maria como si fuera su bebé, mientras ella succionaba
de sus pechos el alimento que da vida y placer a los niños, y con sus manos acariciaba su clítoris en una calentura que jamás había visto en ella (era la primera vez que le pasaba esto según contó), por lo que yo ayude a Maria metiendo mi cabeza entre sus piernas y tomando todos sus jugos que de su concha salían.
Después de varios orgasmos de Maria y una vez que Ana calmo su necesidad de distribuir su alimento, ambas se abalanzaron sobre mi pene que estaba tan duro que a decir verdad me dolía.
Con gran maestría, ambas se turnaban para lamer y succionar el pene, por lo que al rato no aguanté mas y le solicité a Maria que se subiera encima de mí, lo cual hizo y comenzamos una sección de sexo que hizo que a los pocos minutos ambos estalláramos en un orgasmo.
Ana se acomodó entre las piernas de Maria y lamió todos los jugos que de la concha de ella fluían, mientras yo acariciaba el clítoris de Ana tratando de arrancarle su orgasmo, cosa que sucedió al poco tiempo.
Una vez terminada nuestra primer sección sexual, Maria se retiro al baño con el maletín que había traído y a los pocos minutos apareció con un arnés que prendía de su cintura y de la cual pendía un largo y grueso consolador, parecía rarísimo que una mujer tuviera pene pero a su vez debo ser sincero me resultaba simpático y hasta excitante.
Maria acercó el grueso aparato a la boca de Ana, lo cual ella sin mucho preámbulo empezó a lamer.
Una vez que Ana hubo lubricado el consolador, Maria hizo que se pusiera arrodillada en el borde de la cama y con sus dos manos acompañó su grueso pene artificial hacia el orificio de Ana para introducirlo lentamente hasta el fondo comenzando así las embestidas que Ana recibió con alaridos de placer. Por mi parte, acerqué mi pene hacia la boca de Ana, que lo recibió con agrado empezando a succionar entre suspiros y gemidos que su amiga le proporcionaba en cada embestida.
No puedo precisar la cantidad de orgasmos que Ana tuvo, si puedo comentarles que para mi asombro, ella pedía mas y mas, hasta que Maria decidió acostarse boca arriba, haciendo subir a Ana sobre su consolador, para que luego, ésta me ofertara el culo, lo cual no rechacé.
Pude sentir a través de la delgada pared, como el consolador de Maria penetraba y masajeaba la vagina de Ana, extrayendo de ella múltiples orgasmos a cada instante, mientras yo con precaución pero sin pausa cogía el culo de Ana con el mayor de los placeres. Cada orgasmo de Ana se podía sentir, dado que ella apretaba fuertemente su culo, haciéndome sentir una sensación espectacular tanto sucedió eso que no tuve mas remedio que terminar adentro, soltando grandes chorros de semen que luego al sacarla se escurrieron hacia la vagina de Ana y el consolador de Maria.
Cuando creí que todo había terminado, ya que tanto Ana como Maria habían tenido lo suyo, y estando yo mas que satisfecho con lo acontecido hasta el momento, Maria se levantó de la cama desprendiéndose el arnés y le solicitó a Ana que se acercara que quería colocárselo a ella, por lo que Ana no se hizo esperar.
Luego de colocado el arnés, Maria comenzó a lamer ese aparato como una verdadera profesional, tal era la forma que lo hacía que Ana estaba como posesionada en su papel de hombre y tomaba la cabeza de Maria, empujándola hacia adentro mas y mas como queriéndola ahogar con semejante consolador, por lo que Maria respondía dicha solicitud chupando cada vez con mas ahínco.
Maria se colocó en la cama boca arriba y Ana se abalanzó sobre ella desesperadamente por lo que me dispuse solamente a mirar y esperar la solicitud de ayuda de Maria por que a decir verdad, Ana nunca había tenido control de sus movimientos, pareciendo a veces que estaba poseída, pero para mi asombro nada de eso sucedió, Maria pedía mas y mas y no paraba de tener orgasmos. La situación me excitó sobremanera poniendo mi pene tan duro como si recién empezara nuestra sección de sexo, era evidente que los gemidos y gritos de Maria me hacían poner a mil y de alguna manera necesitaba descargar esa furia interna que me llenaba por dentro.
Me acerque a ellas tratando de compartir la fiesta, por lo que empecé a besar a Maria que tenia la garganta seca de tanto jadeo y gemidos, y pude ver que con su mirada agradecía mi acto.
Acerque mi boca al oído de ella y suavemente le dije: "quiero ocupar el lugar de ese consolador, para hacerte tener los orgasmos que nunca imaginaste", eso puso a mil a Maria que estalló en un genial orgasmo para luego pedirle a Ana que me dejara ocupar su lugar.
Todo empezó a cambiar para Maria, los empellones que Ana le propiciara, se convirtieron en suaves movimientos de mete y saca tratando de que Maria disfrutara cada roce que mi pene acariciara en las paredes de su vagina, los mordisqueos en sus pechos se convirtieron en suaves besos en los pezones haciéndolos parar cual dos montañas que permanecen erguidas de por vida, sus labios fueron lubricados para evitar la resequedad que producían sus jadeos y así dejar que ella esgrimiera sus gritos de placer hasta que el sonido abandonara su garganta anunciando el final de ese éxtasis y empezar de nuevo a construir cual un arquitecto edifica su puente, el próximo orgasmo.
Luego de un buen rato de mimos y orgasmos, Maria hizo que me acostara boca arriba para así ella subir encima mío para comenzar el final de lo empezado, solicitó a Ana que con su consolador embistiera por atrás en su ano y así fue, Ana de un brinco y tomado con sus dos manos el aparato arremetió hasta el fondo, pudiendo así nuevamente pero por otro agujero sentir la fricción en la pared que limita su ano con su vagina.
Así sucedió durante un lapso de tiempo prudencial hasta que Maria empezó a temblar de una manera muy especial anunciando su final, final que concluyo junto con el mío para quedar extasiados y dormidos por largo rato.
Era ya la tarde del sábado cuando nos despertamos, (es que la fiesta había durado hasta bien entrada la madrugada) por lo que pude ver que solamente Maria y yo estábamos en la cama, en mi mesita de luz había una nota de Ana que anunciaba su partida para atender ( como era lógico) las necesidades de su bebe y dejando bien por escrito que por la noche volvería a compartir una nueva sección de sexo con nosotros.
Pedimos algo de comer y ahí entre charla y charla, Maria me comento que su futuro esposo, Joaquín, era bisexual, cosa que me asombró, aunque viniendo de ella no debería haberme sorprendido y es mas me solicito con la anuencia de nosotros, que le gustaría en alguna oportunidad compartiéramos estas reuniones sexuales con él, por lo que no me quedo mas remedio que decirle que si, aunque internamente no me agradaba la idea de compartir esta hermosa experiencia con nadie.
Era por eso que ella contaba con ese arnés, con su consolador y otros accesorios, porque de vez en cuando Maria lo "enculaba" (palabra usada por ella) y así Joaquín no tenía que ir por otro lado a calmar su apetito sexual.
Me parecía una barbaridad que teniendo una mujer como Maria, este "tío" tuviera que buscar a un hombre para aplacar su sed sexual, por lo que así le hice saber a ella.
No te confundas Riki es muy lindo para mi hacer de vez en cuando el papel de macho y encularme a Joaquín.
¡ Pero Maria, sos una mujer extraordinaria, abierta sexualmente a todos las experiencias que un hombre puede necesitar, para que queres un puto en tu casa! Exclame indignado con Joaquín.
Deberías alguna vez probar y después me contás.- replicó Maria.
Alguna vez será así – dije graciosamente – pero seguro que si ocurriera, sería contigo.
La cara de Maria se iluminó y lentamente, pero con una mirada libidinosa se acerco a mi y me dio un apasionado beso, donde su lengua toco los rincones mas ocultos de mi boca. Fueron momentos de placer infinitos donde nuestros cuerpos se acercaron y cada uno podía escuchar los latidos del corazón ajeno, hasta que ambos se juntaron en uno solo sonido, nuestras manos recorrieron sin pausa pero lentamente nuestros cuerpos, sintiendo cada centímetros de nuestro cuerpo y como nuestra piel se erizaba con cada roce, con cada caricia.
Lentamente nuestras ropas fueron cayendo al piso hasta encontrarnos totalmente desnudos y junto con nuestras manos, las lenguas pasaron a ocupar un lugar preponderante en nuestra relación.
Sus pechos parecían estallar, estaban a una temperatura nunca por mi soñada, su pelvis se ponía cada vez mas dura y de su vagina fluía una cantidad de líquido cual un volcán en erupción. Mientras yo lamía ese torrente de líquido que fluía de su vagina, Maria acomodaba su boca para recibir mi pene erecto y con maestría chupar cada centímetro de ese ser, para hundirlo hasta el tronco de un empellón.
Lentamente su lengua fue recorriendo mis testículos, para terminar chapándome el ano proporcionándome sensaciones jamás vividas.
Comenzamos así a acomodarnos para realizar una sección de sexo que quedará grabada en mi mente por el resto de mis días, cada empujón que suavemente yo le daba ella respondía con otro suave empujón tratando así de acaparar el total de mi pene dentro suyo, cada beso que nos proporcionábamos, tratábamos de ambos sacar tajada de ello quizás queriendo lubricar nuestras gargantas que se secaban ante los gemidos emitidos, cada orgasmo que tenía, daban ganas de bajarse a tomar la totalidad de líquidos que de ella fluían como si fuera el mas preciado néctar de la vida.
Así pasó mas de una hora en que comenzamos a hacerlo, y a cada instante solamente rondaba una idea en mi cabeza, que era que nunca se terminara esto que estaba viviendo y gozando.
¡ Por favor, no termines dentro mío!- dijo como rogando Maria.
¿ Por que?- pregunté extrañado.
Ahora verás- me dijo y de un solo movimiento estaba arrodillada besando mi pene.
Maria me hizo parar al borde de la cama, succionó mi glande varias veces, luego mi tronco para proseguir con mis testículos y acabar lamiendo mi culo en forma magistral, tan magistral fue que cuando menos me descuidé ella había introducido un dedo dentro de mi ano y masajeando suavemente mientras chupaba mi pene me pregunto:¿ queres que te encule?, ¿queres que probemos con el aparatito?
No Maria, no me siento preparado aún. –contesté.
¡ Bueno entonces acaba en mi cara ¡, ¿ si?, pero déjame seguir jugando con mi dedo dentro tuyo.
Lamió mi glande y el tronco varias veces, mientras ayudaba con su mano masturbándome y con el dedo de su otra mano jugaba dentro de mi ano, haciendo pequeños círculos y metiendo y sacándolo de vez en cuando, por lo que el orgasmo no se hizo esperar. Mi pene expulsaba semen sobre la cara de Maria, cual una manguera riega sus plantas para que florezcan rápidamente, ella tragó todo lo que pudo, pero ante tanta cantidad, retiró su boca para que yo rociara parte de sus pómulos y pechos. No se si la sensación que me produjo Maria con su boca y manos fue que yo explotara con tanto placer, pero debo asegurar que hacia mucho tiempo que no tenía semejante orgasmo.
Pronto me abalancé sobre Maria y lamí su cara, para luego limpiar sus pechos, mientras ella se frotaba con sus dedos el clítoris justo donde el aro pendía, por lo que estalló con gritos de placer en un magistral orgasmo para luego quedar rendida tirada en la cama.
Salimos del hotel para tomar aire puro y tal vez para no empezar nuevamente con otra sección de sexo, dado que parecíamos psicópatas sexuales, teniendo en cuenta que ya hacia casi un día que llevábamos haciéndolo (con los descansos necesarios para recuperarnos , se sobreentiende).
Tomados de la mano caminamos hablando de nuestros planes, bebimos y comimos alguna que otra cosa para luego regresar al hotel a esperar a Ana.
Grande fue nuestra sorpresa cuando llegamos, ya que Ana había llegado quien sabe desde hacía cuanto tiempo, tanto que, cansada de esperar había comenzado a jugar con los aparatos de Maria ella sola. Estaba sentada en mi cama, con sus piernas abiertas introduciéndose el consolador que lo sostenía de su arnés y se proporcionaba tremendos empellones, cerrando sus ojos en una postura de placer al cual viéndola nos hizo recordar aquella noche en la costa hace ya mas de tres años.
Parecía (aunque no fué así), que ella no se había dado cuenta que nosotros estábamos ahí mirándola, por lo que ambos nos acercamos sigilosamente hacia los pies de la cama como queriendo ver de cerca lo que estaba sucediendo.
No se queden ahí parados, ayúdenme por favor – suplicó Ana.
Ya vamos Ana, aunque por lo que veo no necesitas demasiada ayuda – contestó Maria.
Quien se corrió hacia un costado y con la ayuda de sus dedos que empezaron a frotar el clítoris de Ana, completo el orgasmo que ésta venia fabricando. Pego un alarido fantástico y empujo aun mas el consolador hacia adentro era evidente que ese había sido su mejor orgasmo en esta sección por lo que me dispuse a tomar con mi lengua los líquidos que de allí fluían, que por cierto eran abundantes.
Maria ya entusiasmada con el cuadro que estábamos viviendo, comenzó a desvestirse para apropiarse de Ana en toda su dimensión, por lo que en un mágico 69, se fundió con el cuerpo de su amiga.
Me retire por un momento observando aquella situación que en verdad me gustaba y me gusta muchísimo, ver como dos mujeres transmiten toda su experiencia sexual a través de sus manos y bocas. Siempre he tenido la sensación que solamente ellas, conocen demasiado bien cuales son los momentos y puntos débiles que una mujer tiene, tocando el timbre del sexo en la ocasión justa para extraer de la otra sus mas extraños y placenteros orgasmos que hacen la envidia de cualquier hombre (seguramente si alguna mujer está leyendo este relato coincidirá conmigo y me gustaría me lo hagan saber a mi dirección de E-mail contándome su experiencia).
Luego de un rato de ver acciones amorosas impartidas por ambas chicas, y de escuchar gemidos y susurros por doquier, decidí tomar parte de la fiesta empezando por lo que tenía mas a mano que era el culo de Maria. Comencé a besarlo, a pasarle mi lengua hurgueteando el agujero con mis dedos sintiendo como ella se retorcía de placer, al cabo de un rato Ana solicitó que me ocupara de ella lo cual acudí sin hacerla esperar, Maria se corrió y yo comencé a cosechar los jugos que ésta había sabido extraer de ella, mientras Ana enfundaba en su boca mi pene erecto que recibió una abundante cantidad de saliva para quedar lubricado y dispuesto a entrar en acción.
Así fue como dándome vuelta emprendí mi arremetida contra Ana que extremadamente caliente no hizo mas que acabar apenas mi pene abría camino dentro de su vagina y cuando hubo terminado creyendo yo que tomaría un pequeño descanso, para mi asombro nuevamente un nuevo orgasmo buscaba salida al exterior siendo así y por segunda vez consecutiva el orgasmos mas grande que ella tenia en ese momento.
Maria estaba ya enfundada en su arnés y su grueso pene colgaba como buscando un lugar en esa situación, por lo que me miró como solicitando le dejara mi lugar. Dio vuelta a Ana y suavemente apoyo su pene en la puerta de su ano haciendo fuerza para abrir las entrañas hasta quedar todo adentro, mientras me miraba como enseñándome la manera de "encular" a una persona.
No estoy preparado todavía- le dije como adivinando las intenciones posteriores de Maria.
Esta bien, esta bien, yo no te dije nada-insinuó como haciéndose la desentendida.
Muévete por favor – suplico Ana.
¡Así, así!- pareció con estas palabras indicar el camino correcto hacia el orgasmo.
Orgasmo que no tardo demasiado en llegar, pero Maria instalada en la posición que le tocaba ocupar en ese momento siguió en su mete y saca poniendo nuevamente a Ana en la orbita deseada, por lo que yo parado sobre la cama oferté mi pene a Maria que con su boca tomó animosamente comenzando a succionar levemente primero para luego dar unas estocada que me producirían un orgasmo fenomenal..
Ana después de tener creo su séptimo orgasmo, se levanto y saco con mucha autoridad el arnés que Maria tenía puesto, instalándoselo y clocando a ella en posición de recibir las andanadas que ésta estaba deseando, por lo que primeramente atropello por su vagina empujado alocadamente hasta conseguir que Maria estallara en un orgasmo de dimensiones insospechadas.
Luego de un rato, y cuando ya ana enfundaba a Maria por atrás mi pene comenzó a tomar las dimensiones deseadas uniéndome nuevamente a la fiesta.
Les sugerí que ambas se colocaran arrodilladas en el borde de la cama, cosa que las dos hicieron y turnándome, metí en ambas vaginas, un rato a cada una obteniendo sobre mi pene una mezcla de orgasmos de las dos amigas, mientras Maria masajeaba el consolador aun colgando de Ana.
Luego de un rato de efectuar este trabajo, decidí cojerlas a ambas por el culo lo cual sin preguntar nada apunté primeramente sobre el de Ana que lo recibió con agrado, para luego seguir con Maria que agradecía con sus miradas, esta acción.
A Maria se le ocurrió hacer un trencito, que era ni mas ni menos que Ana cojiera el culo de ella y yo el de Ana, acción que me pareció divertida y acepté,. Fue bastante complicado entrar los tres en el mismo ritmo integral, pero una vez que esto sucedió, no puedo expresar con palabras la sensación de goce que causa entrar en ese estado, es como si una nota musical entrara en el armónico fundamental exponiendo el mas bello sonido a los iodos de los escuchas.
El orgasmo fue de los tres al mismo tiempo, los cuerpos empezaron a temblar de una manera especial hasta que el grito de Ana, seguido por el de Maria y luego el mío, hicieron saber a todos los habitantes del hotel que en esa habitación se estaba produciendo el mas hermoso de los actos sexuales que jamás se hallan escuchado.
Al otro día nos retiramos cada uno a su hogar para seguir viviendo nuestras vidas pero recordando que existen unas personas que pueden en determinadas ocasiones hacer cambiar el rumbo monótono de lo cotidiano, sacándote lo mejor de si.
Hace unos días y con motivo del cumpleaños de Maria la llamé para saludarla y comentarle que en la pagina de TODORELATOS.COM, nuestra historia estaba siendo plasmada para que el resto del mundo se enterara de nuestra relación, por lo que mandé vía E-mail este último capitulo para que fuera ella la primera en leerlo, pero a los pocos días recibí una contestación que decida así:
He leído en TodoRelatos.com los dos primeros capítulos y también éste. Me asombra tu memoria y la fidelidad de los datos ahí escritos.
Por lo que te propongo no terminar acá nuestra historia. Hagamos un último encuentro para sellar definitivamente en esta página lo que sería una verdadera relación de "amistad".
Un beso Maria.
P/d : No creo que te animes a contar como fué la inclusión de mi esposo en esta relación.
Te quiere Maria.
Por lo que verán lo que yo creía terminado no es así, por lo que prometo que de concretarse un nuevo encuentro, serán ustedes los primeros en saberlo.
Habían pasado un poco mas de tres años de la aventura que tuve con mis dos amigas, cuando mi padre me anuncia que esa noche deberíamos ir a una fiesta que el padre de Maria, haría con motivo del regreso de ésta.
Mi hermana mayor, como de costumbre, decidió no ir, inventando alguna de sus excusas de siempre, por lo que me tocó a mí, ir con mis padres a dicha fiesta.
Dos motivos me llevaban a asistir a la fiesta de bienvenida de Maria, uno era que hacía muy poco que yo había obtenido mi título de abogado y necesitaba congraciarme con el padre de Maria, (socio del mío) para intentar mis primeras armas en el camino de las leyes, representando a la empresa que ellos poseían, la otra era ver a Maria, como estaba, como le había ido y también que sentiría al verla, ya que era mucho el tiempo que había pasado después de nuestra aventura, pero que internamente, yo jamás había olvidado.
Cuando llegamos a la casa, nos recibió Maria, debo decirles que la vi ¡mas linda que nunca!, Sus cabellos eran mas largos, y también mas lisos, su cuerpo había tomado una mejor forma que la que en mis retinas retenían en mi memoria, la última vez que nos vimos. Me miró de una forma especial, quizás en ese momento vino a su memoria nuestra aventura sucedida hacía mas de tres años, digo esto porque a mí me sucedió lo mismo al verla.
La fiesta era un pequeño lunch para familiares y amigos mas íntimos, y el motivo era anunciar que Maria había llegado para quedarse y también para casarse con Joaquín, un Madrileño de aproximadamente la edad de Maria, de 1.90 mts de alto (mas o menos) y a decir verdad el muchacho tenia su pinta y hacia buena pareja con ella.
Cuando nos dirigimos al parque de la casa, me encontré con Ana quien tenía en brazos un pequeño bebé de apenas seis meses, la saludé y ahí me entere que hacía menos año se había casado embarazada y que su matrimonio lamentablemente no había funcionado por lo que se encontraba ahora separada y a cargo de su bebé.
Mientras la fiesta se sucedía, pude ver a Maria muy enamorada de su novio, quien se propiciaban caricia y besos por lo que pensé que solamente a mi se había ocurrido que cuando me recibió en la entrada algo le había pasado al verme, por lo que decidí retirarme adentro de su casa a prepararme un trago, cuando llegué a la cocina, Ana estaba tratando de enfriar la mamadera para darle de comer a su hijo, nos miramos, nos sonreímos y creo que si a ella, los recuerdos le llegaron a su mente, por lo que me dispuse a tratar de entablar una nueva conversación cuando de repente Maria irrumpió en esa cocina y mirándonos a los ojos nos dijo: - Espero que antes de casarme nos reunamos para que me hagan la despedida – beso los labios de Ana suavemente, acarició mi mejilla y con una sonrisa se dispuso a servir una bandeja llena de copas de champaña para brindar.
Yo me voy a encargar de todo.- acoto después
Bueno, si tú lo quieres.- solo atiné a decirle para estallar los tres en una sonrisa.
Tenés que avisarme con tiempo, ya que tengo que arreglar todo con el bebé.- dijo Ana.
No se preocupen, ya tendrán noticias mías.- dijo Maria tomando la bandeja con sus dos manos, tirándonos un beso y enfilando hacia el parque donde se encontraba el resto de los invitados.
¡Era evidente que lo sucedido años atrás, había dejado dentro de nosotros los mejores recuerdos!
La noche transcurrió sin demasiados acontecimientos, yo me dedique a seguir charlando con Ana, donde me contó que había debido abandonar sus estudios debido a su embarazo, y que los retomaría en ese año tratando de completar lo que se había propuesto.
Maria siguió muy enamorada de su novio y el resto de la gente que ahí estaba cada uno estuvo en lo suyo, como es habitual en esa clase de reuniones, las cuales tanto odio.
Había pasado un poco mas de 15 días de la charla con mis amigas, cuando sonó mi teléfono celular y una voz que me decía: - Tío, que tienes planeado hacer este fin de semana-.
Nada – respondí adivinando de quien era esa voz, aparte sabiendo que algunas palabras utilizadas en España se le habían pegado a Maria.
Bueno te espero el viernes por la tarde, - y me pasó una dirección- trae un poco de ropa para quedarte el fin de semana- acotó Maria.
Bueno ahí estaré Maria, hasta pronto-. Me despedí de ella.
El viernes por la tarde me dispuse a viajar a la Capital Federal, en busca de mis amigas sin saber que había preparado Maria para esta vez, pero estaba seguro que algo bueno sucedería.
Debo reconocer que nuevamente los nervios se apoderaron de mí, ya que mucho tiempo había pasado desde que ellas y yo tuviéramos esas fantásticas experiencias sexuales.
La dirección era de un pequeño pero coqueto hotel de barrio norte, una de las zonas más caras de la capital. Ahí, en el estar del hotel estaban ellas, (debo aclarar que no soy muy puntual en mis citas), las saludé, tomamos algo y me registre en la habitación contigua a las de ellas que ya Maria había reservado.
Nos arreglamos y fuimos a cenar cerca del hotel, ahí durante la cena Maria contó que en España, todo era muy diferente la gente estaba mas abierta a los cambios y sexualmente mucho mas avanzada que nuestra sociedad, por lo que pude extraer hasta ese momento, ella había vivido experiencias diferentes que habían cambiado mucho su manera de pensar, atrás quedaba aquella chica adolescente, prepotente y altanera que supe conocer en mi juventud.
Maria nos hacia reír muchísimo con esas palabras que había traído de allá como por ejemplo, polla, coño, raja, bragas, etc.
Ana por lo pronto dejo entrever que desde su separación, poca y nada era la actividad sexual que había tenido ya que el atender a su bebe le influía mucho tiempo, por lo que pidió que seamos condescendientes en el trato sexual hacia ella.
Yo por lo pronto conté que estaba viviendo una experiencia extraordinaria con la mejor amiga de mi hermana (experiencia que contaré en otro relato, ya que es realmente impresionante lo que me viene sucediendo), y que además la vida me estaba ofertando sexualmente diversas experiencias que dada las circunstancias pensaba que debía aprovechar, aunque siempre está en mi memoria la más grande de mis experiencias que fue con estas dos amigas.
Luego de cenar y tomar algunas copas nos dirigimos al hotel, directamente hacia mi habitación, cuando pasamos frente a la habitación de ellas, Maria entro y tomó un pequeño maletín negro para luego entrar los tres dispuestos a pasar la más gloriosa noche que hasta ese momento nunca había vivido.
Sin mucho preámbulo, Maria tomó la posta y poniendo un poco de música, se empezó a desvestir, su cuerpo ya no era la de aquella adolescente de años atrás, había tomado mucho mejor forma, sus pechos se habían agrandado, su cintura se había moldeado y sus caderas tenían la proporción justa a una mujer extremadamente maravillosa. Lo que mas me llamó la atención fue que su concha estaba totalmente depilada y un pequeño destello de brillo dejaba entrever desde allí, era un pequeño aro que se había colocado justamente en su clítoris.
Ana por su parte, con mucho mas precaución y quizás vergüenza solo atinó a sacarse la camisa, por lo que Maria con gran astucia empezó a desnudarla poco a poco, empezando ahí una sección de lesbianismo que dejaría grabada en mis retinas para siempre.
Maria comenzó mirándola a los ojos fijamente, y la besó frenéticamente, luego la abrazo, beso sus pechos para seguir hacia abajo. Ana seguía ahí parada, por lo que Maria agachada le abrió las piernas y metió su cabeza empezando a lamer desde su clítoris hasta su culo, acompañándola con sus dedos que se metían en la vagina, se lubricaban bien para luego entrar por el culo, viendo como a Ana le temblaban las piernas en cada paso, tanto era el temblor que creí en un momento que se caería al suelo.
Mientras yo preparaba unos tragos (que nunca fueron tomados) escuche al poco tiempo que ellas estaban haciendo el amor, que Ana le decía a Maria: " tengo los pechos cargadísimos ya que desde hoy al mediodía no le doy de amamantar al bebé". Pude ver como se ilumino la cara de Maria que acostándola en la cama, sentada y apoyada sobre el respaldar de la misma, hizo abrir las piernas de Ana y se sentó en medio de ellas prendiéndose de los pechos de manera de aliviar esa sensación de Ana y empezando a succionar de los mismos, tal cual lo hubiera echo su propio bebé.
Ana acariciaba la cara y los cabellos de Maria como si fuera su bebé, mientras ella succionaba
de sus pechos el alimento que da vida y placer a los niños, y con sus manos acariciaba su clítoris en una calentura que jamás había visto en ella (era la primera vez que le pasaba esto según contó), por lo que yo ayude a Maria metiendo mi cabeza entre sus piernas y tomando todos sus jugos que de su concha salían.
Después de varios orgasmos de Maria y una vez que Ana calmo su necesidad de distribuir su alimento, ambas se abalanzaron sobre mi pene que estaba tan duro que a decir verdad me dolía.
Con gran maestría, ambas se turnaban para lamer y succionar el pene, por lo que al rato no aguanté mas y le solicité a Maria que se subiera encima de mí, lo cual hizo y comenzamos una sección de sexo que hizo que a los pocos minutos ambos estalláramos en un orgasmo.
Ana se acomodó entre las piernas de Maria y lamió todos los jugos que de la concha de ella fluían, mientras yo acariciaba el clítoris de Ana tratando de arrancarle su orgasmo, cosa que sucedió al poco tiempo.
Una vez terminada nuestra primer sección sexual, Maria se retiro al baño con el maletín que había traído y a los pocos minutos apareció con un arnés que prendía de su cintura y de la cual pendía un largo y grueso consolador, parecía rarísimo que una mujer tuviera pene pero a su vez debo ser sincero me resultaba simpático y hasta excitante.
Maria acercó el grueso aparato a la boca de Ana, lo cual ella sin mucho preámbulo empezó a lamer.
Una vez que Ana hubo lubricado el consolador, Maria hizo que se pusiera arrodillada en el borde de la cama y con sus dos manos acompañó su grueso pene artificial hacia el orificio de Ana para introducirlo lentamente hasta el fondo comenzando así las embestidas que Ana recibió con alaridos de placer. Por mi parte, acerqué mi pene hacia la boca de Ana, que lo recibió con agrado empezando a succionar entre suspiros y gemidos que su amiga le proporcionaba en cada embestida.
No puedo precisar la cantidad de orgasmos que Ana tuvo, si puedo comentarles que para mi asombro, ella pedía mas y mas, hasta que Maria decidió acostarse boca arriba, haciendo subir a Ana sobre su consolador, para que luego, ésta me ofertara el culo, lo cual no rechacé.
Pude sentir a través de la delgada pared, como el consolador de Maria penetraba y masajeaba la vagina de Ana, extrayendo de ella múltiples orgasmos a cada instante, mientras yo con precaución pero sin pausa cogía el culo de Ana con el mayor de los placeres. Cada orgasmo de Ana se podía sentir, dado que ella apretaba fuertemente su culo, haciéndome sentir una sensación espectacular tanto sucedió eso que no tuve mas remedio que terminar adentro, soltando grandes chorros de semen que luego al sacarla se escurrieron hacia la vagina de Ana y el consolador de Maria.
Cuando creí que todo había terminado, ya que tanto Ana como Maria habían tenido lo suyo, y estando yo mas que satisfecho con lo acontecido hasta el momento, Maria se levantó de la cama desprendiéndose el arnés y le solicitó a Ana que se acercara que quería colocárselo a ella, por lo que Ana no se hizo esperar.
Luego de colocado el arnés, Maria comenzó a lamer ese aparato como una verdadera profesional, tal era la forma que lo hacía que Ana estaba como posesionada en su papel de hombre y tomaba la cabeza de Maria, empujándola hacia adentro mas y mas como queriéndola ahogar con semejante consolador, por lo que Maria respondía dicha solicitud chupando cada vez con mas ahínco.
Maria se colocó en la cama boca arriba y Ana se abalanzó sobre ella desesperadamente por lo que me dispuse solamente a mirar y esperar la solicitud de ayuda de Maria por que a decir verdad, Ana nunca había tenido control de sus movimientos, pareciendo a veces que estaba poseída, pero para mi asombro nada de eso sucedió, Maria pedía mas y mas y no paraba de tener orgasmos. La situación me excitó sobremanera poniendo mi pene tan duro como si recién empezara nuestra sección de sexo, era evidente que los gemidos y gritos de Maria me hacían poner a mil y de alguna manera necesitaba descargar esa furia interna que me llenaba por dentro.
Me acerque a ellas tratando de compartir la fiesta, por lo que empecé a besar a Maria que tenia la garganta seca de tanto jadeo y gemidos, y pude ver que con su mirada agradecía mi acto.
Acerque mi boca al oído de ella y suavemente le dije: "quiero ocupar el lugar de ese consolador, para hacerte tener los orgasmos que nunca imaginaste", eso puso a mil a Maria que estalló en un genial orgasmo para luego pedirle a Ana que me dejara ocupar su lugar.
Todo empezó a cambiar para Maria, los empellones que Ana le propiciara, se convirtieron en suaves movimientos de mete y saca tratando de que Maria disfrutara cada roce que mi pene acariciara en las paredes de su vagina, los mordisqueos en sus pechos se convirtieron en suaves besos en los pezones haciéndolos parar cual dos montañas que permanecen erguidas de por vida, sus labios fueron lubricados para evitar la resequedad que producían sus jadeos y así dejar que ella esgrimiera sus gritos de placer hasta que el sonido abandonara su garganta anunciando el final de ese éxtasis y empezar de nuevo a construir cual un arquitecto edifica su puente, el próximo orgasmo.
Luego de un buen rato de mimos y orgasmos, Maria hizo que me acostara boca arriba para así ella subir encima mío para comenzar el final de lo empezado, solicitó a Ana que con su consolador embistiera por atrás en su ano y así fue, Ana de un brinco y tomado con sus dos manos el aparato arremetió hasta el fondo, pudiendo así nuevamente pero por otro agujero sentir la fricción en la pared que limita su ano con su vagina.
Así sucedió durante un lapso de tiempo prudencial hasta que Maria empezó a temblar de una manera muy especial anunciando su final, final que concluyo junto con el mío para quedar extasiados y dormidos por largo rato.
Era ya la tarde del sábado cuando nos despertamos, (es que la fiesta había durado hasta bien entrada la madrugada) por lo que pude ver que solamente Maria y yo estábamos en la cama, en mi mesita de luz había una nota de Ana que anunciaba su partida para atender ( como era lógico) las necesidades de su bebe y dejando bien por escrito que por la noche volvería a compartir una nueva sección de sexo con nosotros.
Pedimos algo de comer y ahí entre charla y charla, Maria me comento que su futuro esposo, Joaquín, era bisexual, cosa que me asombró, aunque viniendo de ella no debería haberme sorprendido y es mas me solicito con la anuencia de nosotros, que le gustaría en alguna oportunidad compartiéramos estas reuniones sexuales con él, por lo que no me quedo mas remedio que decirle que si, aunque internamente no me agradaba la idea de compartir esta hermosa experiencia con nadie.
Era por eso que ella contaba con ese arnés, con su consolador y otros accesorios, porque de vez en cuando Maria lo "enculaba" (palabra usada por ella) y así Joaquín no tenía que ir por otro lado a calmar su apetito sexual.
Me parecía una barbaridad que teniendo una mujer como Maria, este "tío" tuviera que buscar a un hombre para aplacar su sed sexual, por lo que así le hice saber a ella.
No te confundas Riki es muy lindo para mi hacer de vez en cuando el papel de macho y encularme a Joaquín.
¡ Pero Maria, sos una mujer extraordinaria, abierta sexualmente a todos las experiencias que un hombre puede necesitar, para que queres un puto en tu casa! Exclame indignado con Joaquín.
Deberías alguna vez probar y después me contás.- replicó Maria.
Alguna vez será así – dije graciosamente – pero seguro que si ocurriera, sería contigo.
La cara de Maria se iluminó y lentamente, pero con una mirada libidinosa se acerco a mi y me dio un apasionado beso, donde su lengua toco los rincones mas ocultos de mi boca. Fueron momentos de placer infinitos donde nuestros cuerpos se acercaron y cada uno podía escuchar los latidos del corazón ajeno, hasta que ambos se juntaron en uno solo sonido, nuestras manos recorrieron sin pausa pero lentamente nuestros cuerpos, sintiendo cada centímetros de nuestro cuerpo y como nuestra piel se erizaba con cada roce, con cada caricia.
Lentamente nuestras ropas fueron cayendo al piso hasta encontrarnos totalmente desnudos y junto con nuestras manos, las lenguas pasaron a ocupar un lugar preponderante en nuestra relación.
Sus pechos parecían estallar, estaban a una temperatura nunca por mi soñada, su pelvis se ponía cada vez mas dura y de su vagina fluía una cantidad de líquido cual un volcán en erupción. Mientras yo lamía ese torrente de líquido que fluía de su vagina, Maria acomodaba su boca para recibir mi pene erecto y con maestría chupar cada centímetro de ese ser, para hundirlo hasta el tronco de un empellón.
Lentamente su lengua fue recorriendo mis testículos, para terminar chapándome el ano proporcionándome sensaciones jamás vividas.
Comenzamos así a acomodarnos para realizar una sección de sexo que quedará grabada en mi mente por el resto de mis días, cada empujón que suavemente yo le daba ella respondía con otro suave empujón tratando así de acaparar el total de mi pene dentro suyo, cada beso que nos proporcionábamos, tratábamos de ambos sacar tajada de ello quizás queriendo lubricar nuestras gargantas que se secaban ante los gemidos emitidos, cada orgasmo que tenía, daban ganas de bajarse a tomar la totalidad de líquidos que de ella fluían como si fuera el mas preciado néctar de la vida.
Así pasó mas de una hora en que comenzamos a hacerlo, y a cada instante solamente rondaba una idea en mi cabeza, que era que nunca se terminara esto que estaba viviendo y gozando.
¡ Por favor, no termines dentro mío!- dijo como rogando Maria.
¿ Por que?- pregunté extrañado.
Ahora verás- me dijo y de un solo movimiento estaba arrodillada besando mi pene.
Maria me hizo parar al borde de la cama, succionó mi glande varias veces, luego mi tronco para proseguir con mis testículos y acabar lamiendo mi culo en forma magistral, tan magistral fue que cuando menos me descuidé ella había introducido un dedo dentro de mi ano y masajeando suavemente mientras chupaba mi pene me pregunto:¿ queres que te encule?, ¿queres que probemos con el aparatito?
No Maria, no me siento preparado aún. –contesté.
¡ Bueno entonces acaba en mi cara ¡, ¿ si?, pero déjame seguir jugando con mi dedo dentro tuyo.
Lamió mi glande y el tronco varias veces, mientras ayudaba con su mano masturbándome y con el dedo de su otra mano jugaba dentro de mi ano, haciendo pequeños círculos y metiendo y sacándolo de vez en cuando, por lo que el orgasmo no se hizo esperar. Mi pene expulsaba semen sobre la cara de Maria, cual una manguera riega sus plantas para que florezcan rápidamente, ella tragó todo lo que pudo, pero ante tanta cantidad, retiró su boca para que yo rociara parte de sus pómulos y pechos. No se si la sensación que me produjo Maria con su boca y manos fue que yo explotara con tanto placer, pero debo asegurar que hacia mucho tiempo que no tenía semejante orgasmo.
Pronto me abalancé sobre Maria y lamí su cara, para luego limpiar sus pechos, mientras ella se frotaba con sus dedos el clítoris justo donde el aro pendía, por lo que estalló con gritos de placer en un magistral orgasmo para luego quedar rendida tirada en la cama.
Salimos del hotel para tomar aire puro y tal vez para no empezar nuevamente con otra sección de sexo, dado que parecíamos psicópatas sexuales, teniendo en cuenta que ya hacia casi un día que llevábamos haciéndolo (con los descansos necesarios para recuperarnos , se sobreentiende).
Tomados de la mano caminamos hablando de nuestros planes, bebimos y comimos alguna que otra cosa para luego regresar al hotel a esperar a Ana.
Grande fue nuestra sorpresa cuando llegamos, ya que Ana había llegado quien sabe desde hacía cuanto tiempo, tanto que, cansada de esperar había comenzado a jugar con los aparatos de Maria ella sola. Estaba sentada en mi cama, con sus piernas abiertas introduciéndose el consolador que lo sostenía de su arnés y se proporcionaba tremendos empellones, cerrando sus ojos en una postura de placer al cual viéndola nos hizo recordar aquella noche en la costa hace ya mas de tres años.
Parecía (aunque no fué así), que ella no se había dado cuenta que nosotros estábamos ahí mirándola, por lo que ambos nos acercamos sigilosamente hacia los pies de la cama como queriendo ver de cerca lo que estaba sucediendo.
No se queden ahí parados, ayúdenme por favor – suplicó Ana.
Ya vamos Ana, aunque por lo que veo no necesitas demasiada ayuda – contestó Maria.
Quien se corrió hacia un costado y con la ayuda de sus dedos que empezaron a frotar el clítoris de Ana, completo el orgasmo que ésta venia fabricando. Pego un alarido fantástico y empujo aun mas el consolador hacia adentro era evidente que ese había sido su mejor orgasmo en esta sección por lo que me dispuse a tomar con mi lengua los líquidos que de allí fluían, que por cierto eran abundantes.
Maria ya entusiasmada con el cuadro que estábamos viviendo, comenzó a desvestirse para apropiarse de Ana en toda su dimensión, por lo que en un mágico 69, se fundió con el cuerpo de su amiga.
Me retire por un momento observando aquella situación que en verdad me gustaba y me gusta muchísimo, ver como dos mujeres transmiten toda su experiencia sexual a través de sus manos y bocas. Siempre he tenido la sensación que solamente ellas, conocen demasiado bien cuales son los momentos y puntos débiles que una mujer tiene, tocando el timbre del sexo en la ocasión justa para extraer de la otra sus mas extraños y placenteros orgasmos que hacen la envidia de cualquier hombre (seguramente si alguna mujer está leyendo este relato coincidirá conmigo y me gustaría me lo hagan saber a mi dirección de E-mail contándome su experiencia).
Luego de un rato de ver acciones amorosas impartidas por ambas chicas, y de escuchar gemidos y susurros por doquier, decidí tomar parte de la fiesta empezando por lo que tenía mas a mano que era el culo de Maria. Comencé a besarlo, a pasarle mi lengua hurgueteando el agujero con mis dedos sintiendo como ella se retorcía de placer, al cabo de un rato Ana solicitó que me ocupara de ella lo cual acudí sin hacerla esperar, Maria se corrió y yo comencé a cosechar los jugos que ésta había sabido extraer de ella, mientras Ana enfundaba en su boca mi pene erecto que recibió una abundante cantidad de saliva para quedar lubricado y dispuesto a entrar en acción.
Así fue como dándome vuelta emprendí mi arremetida contra Ana que extremadamente caliente no hizo mas que acabar apenas mi pene abría camino dentro de su vagina y cuando hubo terminado creyendo yo que tomaría un pequeño descanso, para mi asombro nuevamente un nuevo orgasmo buscaba salida al exterior siendo así y por segunda vez consecutiva el orgasmos mas grande que ella tenia en ese momento.
Maria estaba ya enfundada en su arnés y su grueso pene colgaba como buscando un lugar en esa situación, por lo que me miró como solicitando le dejara mi lugar. Dio vuelta a Ana y suavemente apoyo su pene en la puerta de su ano haciendo fuerza para abrir las entrañas hasta quedar todo adentro, mientras me miraba como enseñándome la manera de "encular" a una persona.
No estoy preparado todavía- le dije como adivinando las intenciones posteriores de Maria.
Esta bien, esta bien, yo no te dije nada-insinuó como haciéndose la desentendida.
Muévete por favor – suplico Ana.
¡Así, así!- pareció con estas palabras indicar el camino correcto hacia el orgasmo.
Orgasmo que no tardo demasiado en llegar, pero Maria instalada en la posición que le tocaba ocupar en ese momento siguió en su mete y saca poniendo nuevamente a Ana en la orbita deseada, por lo que yo parado sobre la cama oferté mi pene a Maria que con su boca tomó animosamente comenzando a succionar levemente primero para luego dar unas estocada que me producirían un orgasmo fenomenal..
Ana después de tener creo su séptimo orgasmo, se levanto y saco con mucha autoridad el arnés que Maria tenía puesto, instalándoselo y clocando a ella en posición de recibir las andanadas que ésta estaba deseando, por lo que primeramente atropello por su vagina empujado alocadamente hasta conseguir que Maria estallara en un orgasmo de dimensiones insospechadas.
Luego de un rato, y cuando ya ana enfundaba a Maria por atrás mi pene comenzó a tomar las dimensiones deseadas uniéndome nuevamente a la fiesta.
Les sugerí que ambas se colocaran arrodilladas en el borde de la cama, cosa que las dos hicieron y turnándome, metí en ambas vaginas, un rato a cada una obteniendo sobre mi pene una mezcla de orgasmos de las dos amigas, mientras Maria masajeaba el consolador aun colgando de Ana.
Luego de un rato de efectuar este trabajo, decidí cojerlas a ambas por el culo lo cual sin preguntar nada apunté primeramente sobre el de Ana que lo recibió con agrado, para luego seguir con Maria que agradecía con sus miradas, esta acción.
A Maria se le ocurrió hacer un trencito, que era ni mas ni menos que Ana cojiera el culo de ella y yo el de Ana, acción que me pareció divertida y acepté,. Fue bastante complicado entrar los tres en el mismo ritmo integral, pero una vez que esto sucedió, no puedo expresar con palabras la sensación de goce que causa entrar en ese estado, es como si una nota musical entrara en el armónico fundamental exponiendo el mas bello sonido a los iodos de los escuchas.
El orgasmo fue de los tres al mismo tiempo, los cuerpos empezaron a temblar de una manera especial hasta que el grito de Ana, seguido por el de Maria y luego el mío, hicieron saber a todos los habitantes del hotel que en esa habitación se estaba produciendo el mas hermoso de los actos sexuales que jamás se hallan escuchado.
Al otro día nos retiramos cada uno a su hogar para seguir viviendo nuestras vidas pero recordando que existen unas personas que pueden en determinadas ocasiones hacer cambiar el rumbo monótono de lo cotidiano, sacándote lo mejor de si.
Hace unos días y con motivo del cumpleaños de Maria la llamé para saludarla y comentarle que en la pagina de TODORELATOS.COM, nuestra historia estaba siendo plasmada para que el resto del mundo se enterara de nuestra relación, por lo que mandé vía E-mail este último capitulo para que fuera ella la primera en leerlo, pero a los pocos días recibí una contestación que decida así:
He leído en TodoRelatos.com los dos primeros capítulos y también éste. Me asombra tu memoria y la fidelidad de los datos ahí escritos.
Por lo que te propongo no terminar acá nuestra historia. Hagamos un último encuentro para sellar definitivamente en esta página lo que sería una verdadera relación de "amistad".
Un beso Maria.
P/d : No creo que te animes a contar como fué la inclusión de mi esposo en esta relación.
Te quiere Maria.
Por lo que verán lo que yo creía terminado no es así, por lo que prometo que de concretarse un nuevo encuentro, serán ustedes los primeros en saberlo.
5 comentarios - Mis dos amigas (III)
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