si recuerdan la parte anterior, su compañera la había llevado a una fiestita, luego se sorprenderse y excitarse con las imágenes y las situaciones que vió; su compañera la llevó y la invitó a entrar a una habitación y la dejo preparada para sus acompañantes.
Ella se imaginó lo que sucedería y se dejó llevar
los dos hombres sobre la cama comenzaron a acariciarla y a besarla, haciendo que se sintiera como una reina.
Luego ella devolvió las gentilezas e investigó los miembros de sus compañeros de cama
una vez reconocidos y humedecidos los cuerpos, se reacomodaron para transitar la danza del amor de tres, ella porsiguió con su lengua sobre uno de ellos, mientras el otro le arrancó sus primeros gemidos
quien se encargó de humedecer su vagina, ahora preparaba su cola; de esta manera, ella estaba quedando con sus tres agujeros más activos aptos para el intercambio y el tránsito de un pene
las posturas rotaban y entre los tres encontraban una nueva; el tren subía la temperatura y la velocidad de los actos
estaba sucediendo lo que ella suponía que le iba a pasar tarde o temprano. Estaba dejando que su cuerpo dictara las normas y ella incorporaba la experiencia sexual más intensa hasta ese día vivida
de pronto, ella se monta sobre el pene que tanto había preparado y saboreado, cuando al instante siente una segunda penetración. La sensación nueva de tener dos penes dentro, le arranca un gemido profundo.
el acompasado andar de los tres cuerpos, los sorprende con eyaculaciones al unísono.
Pero a pesar del desgaste, lo repitieron tres veces más, como buscando el límite de la satisfacción
Continuará
Ella se imaginó lo que sucedería y se dejó llevar
los dos hombres sobre la cama comenzaron a acariciarla y a besarla, haciendo que se sintiera como una reina.
Luego ella devolvió las gentilezas e investigó los miembros de sus compañeros de cama
una vez reconocidos y humedecidos los cuerpos, se reacomodaron para transitar la danza del amor de tres, ella porsiguió con su lengua sobre uno de ellos, mientras el otro le arrancó sus primeros gemidos
quien se encargó de humedecer su vagina, ahora preparaba su cola; de esta manera, ella estaba quedando con sus tres agujeros más activos aptos para el intercambio y el tránsito de un pene
las posturas rotaban y entre los tres encontraban una nueva; el tren subía la temperatura y la velocidad de los actos
estaba sucediendo lo que ella suponía que le iba a pasar tarde o temprano. Estaba dejando que su cuerpo dictara las normas y ella incorporaba la experiencia sexual más intensa hasta ese día vivida
de pronto, ella se monta sobre el pene que tanto había preparado y saboreado, cuando al instante siente una segunda penetración. La sensación nueva de tener dos penes dentro, le arranca un gemido profundo.
el acompasado andar de los tres cuerpos, los sorprende con eyaculaciones al unísono.
Pero a pesar del desgaste, lo repitieron tres veces más, como buscando el límite de la satisfacción
Continuará
0 comentarios - La crisis sexual de mi esposa. Parte III (continuación)