Hola locos locotes , perras y perritas aca les dejo un relato que los encontre de una Doc.llamada marcela.Espero les guste, como a mí que soy amante de los relatos..
Hola, soy Marcela nuevamente, la verdad que me estoy enganchando mal con esto de contar mis historias sexuales, pero bueno… digamos que me excita saber que ustedes los leen y se ratonean conmigo.
Para los que no me conocen (o no leyeron mis 2 anteriores relatos) les comento que soy rubia, 1,70 de estatura, 36 años pelo rubio y lacio, uso anteojos de marco fino, ejerzo la medicina; de lolas mas o menos pero tengo una cola muy caliente y redonda. Estoy casada con un marido al que conozco desde hace diez años, también medico pero nos casamos hace seis. El sexo con el no es bueno ya que solo me la mete de prepo y lo hace mecánicamente, y lo peor de todo aparte de meterme los cuernos conmigo es eyaculador precoz. Las veces que tenemos relaciones, yo me siento bien. Naturalmente que hay que tratar de buscar posiciones que a el lo hagan sentir cómodo, por ejemplo nunca ponerme en cuatro patas, porque se obsesiona con mi traste y me llena de leche al instante. Lo cierto es que, en medio de este contexto poco alentador me las tengo que arreglar “sola” o bien buscando quien me pueda satisfacer, después de todo soy una mujer sexualmente activa.
Debo confesar que en los últimos tiempos he recibido todo tipo de propuestas, mas aun, de aquellos hombres que conocen a mi pareja y suponen que mi intimidad sexual no es del todo feliz. Lo cierto es que le soy infiel con un paciente mío algo mayor que me deja con la cola pidiendo agua, jaja… hasta que pasó lo que alguna vez tenía que pasar. Tengo una amiga, Maria Eugenia, de 33 años, una medica residente, que sale con un pibe que tiene 25 años. Se llama Juan Martín.
Voy a utilizar términos vulgares porque de ese modo el testimonio se va a potenciar para aquellos que lo están leyendo. Mi amiga me dijo una vez...”No sabes lo bien que me coge y el pedazo de pija que tiene...” Así habla Euge... Lo cierto es que yo no le di importancia hasta que conocí a Juan Martín y era muy lindo... Alto, siempre peinado para atrás, con gel, y con unos músculos bárbaros... hacia fierros el pendejo. Ella me lo presentó y yo no pude hacer otra cosa que mirarlo e imaginarme lo que Eugenia me contaba sobre él. Nos saludamos y nada mas... Cuando pasábamos con mi marido con el auto por su casa, yo miraba para verlo y nunca tenia la suerte, aunque solo formaba parte de mi fantasía. Me imaginaba como sería una noche de sexo con él. Lo veía muy rudo, salvaje y eso me impulsaba la libido aunque era solo un momento, para mi era un púber. Una noche fuimos a una fiesta junto a otra pareja amiga (no era Eugenia) y allí se desencadenó el nudo de esta historia. Estábamos cenando con mi marido cuando lo vi sentado en otra mesa. Era Juan Martín. En un principio me inquieto, pero yo no podía desequilibrarme ya que mi esposo podía darse cuenta... Trate de simular que nada había visto y me acomode los anteojos. Al fin y al cabo era el amante de mi amiga y no mío... Fuimos a bailar y en un momento, mi marido se puso a conversar con alguien que estaba bailando detrás de el. Yo hablaba con mi amiga que bailaba a mi lado cuando de pronto sentí que alguien me tomaba de la cintura. Era él, que aprovechó la distracción de mi esposo para agarrarme fuerte y apoyarme su pedazo contra mi prominente cola que estaba enmarcada por un pantalón de lino color natural muy ajustado al cuerpo. Lo sentí y me corrió un escalofrió...”Hola Marce” me dijo mojándome el lóbulo de mi oreja con los labios y solo atine a contestarle con un balbuceo... El turro me apoyo y siguió de largo sin darme mas bola en toda la noche. Mi marido ni se dio cuenta, pero yo me quede muy excitada durante el resto de la fiesta. Cuando llegaron las 3 y media de la madrugada, mi esposo se fue, ya que a las 4 viajaba a una ciudad cercana para un congreso medico y me insistió para que me quedara con la pareja amiga nuestra. Yo no quería quedarme sola. Tenía miedo de no superar ese estado de embriaguez que me provocaba el pibe con el que me había soñado desnuda alguna vez. Eran las 4 y media cuando mis amigos me ofrecieron a llevarme a casa.
Les dije que no, que estaba muy cerca (es cierto, ya que del lugar de la fiesta vivo solo a tres cuadras) y cuando ellos se fueron, tome mi cartera y comencé a caminar hacia casa. A media cuadra del departamento me tocan bocina. Yo me quede helada. Estaba acostumbrada a que me digan cosas en la calle queriéndome levantar, pero este era él... Me invitó a subir a un Renault 6 color celeste y no pude decirle que no... Me dijo que hacía tiempo se había fijado en mi, que le gustaba mucho y que quería sacar la trola que se escondía detrás de esos anteojos, deseaba verme desnuda, tenerme solo para el. Yo me quede mirándolo y por dentro estaba muy caliente. Y me dije “por que no”. Nos besamos... no pude evitarlo y me llevó hasta un descampado, un lugar hermoso donde habitualmente van parejas. Allí me pidió que saliéramos del auto, que estaríamos más cómodos. Era una noche de verano, calurosa, hermosa, especial para estar al aire libre. Me llevo agarrándome las manos a la parte del capot del Renault celeste. No esperó nada para desnudarme. Se abalanzo sobre mí con muchas ganas de cogerme... Yo deseaba que me arrancara la ropa y así lo hizo. Lo que más le gustó fue bajarme despacio el pantalón y tener en su cara la cola que tantas veces lo había excitado. Yo estaba en las nubes. Ni me acordaba que tenía un marido... Me mordió el traste con ganas, puso sus enormes manos en mis nalgas y las manoseo a gusto y antojo mientras me besaba toda... ¿No me vas a sacar la bombachita? Le dije con una cara de trola bárbara, a lo que me dijo, “no Doctora, la voy a coger con la tanga puesta”. Esas palabras aceleraron más mis latidos, tomo mi tanga negra que se metía en lo más profundo de mi parte posterior para posarla en mi cachete izquierdo. Cuando se bajo la ropa interior y saco su verga, me quería morir. Eugenia no había exagerado. Si bien no era descomunal, estaba impresionante. Me tomo de los pelos y me lleno la boca con su pija...”Tráguesela Doc...” me decía. Yo quería que me humillara. A esa altura, solo deseaba que hiciera lo que quisiera. Quería tragarme ese pedazo al que sacó de la boca para evitar un orgasmo prematuro. Me tiro sobre el capot caliente del auto abriendo mis piernas y echo su cuerpo encima del mío... mientras me besaba, me empezó a coger despacito... Sentía esa carne caliente dentro de mí y explotaba de placer. Mas aun cuando a los pocos minutos comenzó a meterla con fuerza. Me mataba, yo gritaba como una loca. Nunca había sentido una pija juvenil dentro de mí. Era hermosa... Empujaba cada vez más y parecía que mi concha se estiraba en un esfuerzo imposible. Tenía un cuerpo escultural. Yo le mordía el cuello, los hombros... Me volvía loca. Nunca me habían cogido así ni me habían dicho tantas cosas...”Sos la peor de las trolas Marcelita eh..., hace tiempo que querías coger conmigo. Acá tenés mi verga para que no te olvides mas de mí”... decía en mi oído. Sabes cuantas veces te vi con tu marido y pensaba en tenerte para mí y cogerte todas las veces que quiera...” Yo estaba enloquecida. Solo quería más y más de esa verga increíble. Quería que me tratara como la más perra. Me estaba descubriendo un costado erótico que deseaba impulsar cada vez más... Solo sabia que quería coger así y con un macho como el. En un momento me da vuelta y mientras me muerde la espalda, me pasa la lengua por la cola y me hizo delirar de placer...es un vicio que tengo, es mi segundo punto G. El se sacó las ganas, en verdad si que me deseaba porque me chupo el ojete largamente (mi culo lo enloqueció, yo agradecida) y de pronto me dijo “Mar, te quiero hacer la cola, no aguanto mas”... Yo no me opuse, Juan Martín tenía una verga multiplicada al lado de la de mi esposo, pero no hubo manera de contenerlo y me cogió por atrás... De tal manera que dolían los ovarios... Me hizo la cola como nunca pensé que me la iban a hacer. Al principio me dolió un poco, pero después me dio un inmenso placer. Yo apoyada de manos sobre el pobre Renault 6 sacando
la cola al máximo y el atrás, agarrándose de mi. Mis nalgas golpeaban terriblemente fuerte en su cuerpo, ya las tenía coloradas por el golpeteo. Terminó acabando en mi culazo, no llego a sacar su pene y me llenó de leche y yo termine con orgasmos múltiples... Me ardía todo, esa verga había hecho estragos en mí, pero me encantó... Con el tiempo estuvimos saliendo otras veces... Cada vez me cogía mejor pero esas son otras historias... Hoy soy una infiel empedernida. Me cambió la vida... El sexo me vuelve loca y lo único que me pone rara es saber que mi maridito debe imaginarse que otros se cogen a su mujer. Con Juan Martín no me puedo resistir y todo gracias a Eugenia, aunque ella no lo sabe. Otro día les cuento mas historias ya que me han pasado muchas cosas...Un besote.
Marcela, la doc.
6 comentarios - Marce Doc..Medica de urgencias
gracias por postearlo, saludos:D
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