Yo me desvestí.
Me dejé puesto solamente los calzoncillos.
Me acerque a ellos, acaricié los pechos de Silvia, y comencé a quitarle los pantalones, le dejé puestas sus botas cortas de taco alto. Ella sin dejar de chupar la pija de Daniel corrió su cuerpo para que yo pudiera desabrochárselos y sacarlos.
Quedó con su diminuta tanga color piel, al ponerse de costado pude ver que estaba toda mojada, la calentura que le estaba dando a Daniel había comenzado a trasladarse a ella.
Daniel aprovechó que el culo de Silvia estaba descubierto y comenzó a acariciarle las nalgas, buscando tocar su ano o su concha por detrás, ella abrió las piernas y con la cabeza metida entre las piernas de él, le mostró el triángulo de su tanga toda mojada.
El comenzó a acariciarla por el borde de la tanga, corrió los bordes, y le masajeó los labios, eso la llevó al éxtasis.
Abrió aún más sus piernas, yo parado podía ver como la cara de Silvia se apoyaba en la entrepierna de Daniel, para chupársela, mientras ponía su cuerpo lo más de costado que podía para que el la pajeara.
Creo que empezó a sentir un orgasmo. Dejó de chupar la pija de Daniel, lo tomó de la mano y lo invitó a levantarse, al levantarse la vista de su cuerpo desnudo, apenas tapado con su tanga medio corrida, y sus botas tacos altos, era una vista exquisita, caminaron lentamente tomados de la mano, sus pezones duros, la pija de Daniel ridículamente dura sobresalía de su cuerpo, fue hasta la mesa del living y se sentó en la mesa, abrió sus piernas y le pidió que le chupara la concha, así sentada en la mesa.
Daniel se sentó en una silla, y buscó dejar la concha de Silvia a la altura de su boca.
Yo me acerque, para ver la cara de Silvia, ella me pidió que le diera un beso, mientras la besaba, ví como Daniel le corría el borde de la tanga y masajeaba su clítoris y sus labios con su lengua. Subía y bajaba su lengua por la concha se Silvia, ella apoyó los codos en la mesa, tiró la cabeza para atrás, y se entregó a la boca de él.
Al tirar su cabeza para atrás, me le acerqué y comencé a besarla dulcemente en la boca, ella buscaba mi lengua y me transmitía a través de sus besos todo el placer que le estaba dando Daniel con su lengua.
El le sacó la tanga, y pudo comerle la concha más libremente.
Pude sentir a través de los besos de Silvia, como gozaba, como se abrían sus labios, como se entregaba a la lengua de Daniel, hasta que por fin le entregó su orgasmo, y me lo entregó a mi con un profundo beso en la boca.
Me pidió que trajera unos forros de la habitación.
Cuando volví al living Silvia estaba sentada de espaldas sobre la pija de Daniel pero no la estaba penetrando, ella lo estaba pajeando con sus nalgas, tomó un de los forros, lo sacó del envoltorio, antes de ponérselo a Daniel me preguntó.
“Te gustaría ver como me coje?”
A modo de respuesta me acerqué y le acaricié los pechos, ella levanto su barbilla para que la besara.
Quizás para agregarle más morbo a la situación, sin bajarse del regazo de Daniel, tiró su cuerpo para atrás y dejó su cara junto a la de él, entonces le preguntó:
“Y vos, tenés ganas de cogerme?”
Daniel, buscó su boca de costado, con sus dos manos le apretó los pechos, y le susurró. “Te voy a llenar de leche”
Silvia se levantó, le puso el forro, y volvio a montarlo pero ésta vez de frente. Subió y bajó hasta que logró introducirse toda la pija, frotaba sus tetas por la cara de Daniel, quién aprovechaba para chupárselas, la apretaba, la mordía, ella gemía, yo veía su espalda sudada, las manos de Daniel empujarla contra su cuerpo.
Silvia sabía que yo estaba ardiendo, cada tanto miraba por sobre su hombro para ver mi erección, yo me tocaba rítmicamente, no para acabar, pero la calentura era incontenible.
Se dio vuelta, lo montó de espaldas y me pidió que me acercara, ahora era ella la que me pajeaba, pasaba la cabeza de mi pija húmeda por su cara, la introducía en su boca, la acariciaba, pude ver la cara roja de Daniel que anticipaba su acabada, sentí como Silvia apretaba mi verga con fuerza al sentir que Daniel le estaba acabando en su concha.
Daniel soltó un grito gutural, le apretó los pechos, le mordió la espalda, levantando su cuerpo del sillón buscando la última embestida.
Silvia le dejó la pija adentro, cuando sintió que su ritmo volvia a la normalidad se desmontó, lo beso, él se sacó el forro, que estaba rebosante de leche.
“Ahora te toca mirar a vos” le dijo.
Inclinó su cuerpo apoyando su abdomen sobre el apoyabrazos del sillón, y me ofreció su culo.
Daniel estaba sentado a poca distancia y contemplaba como yo la penetraba lentamente por el culo, sus caderas se abrieron, y comenzó a gemir.
Quizás por los beneficios que dá la juventud, Daniel comenzó a tener otra erección, pude ver como comenzaba a pajearse.
Silvia estaba de espalda, y se movía jadeante con toda mi pija adentro.
Daniel se paró en la cabecera para mostrarle que ya estaba listo para otro encuentro, Silvia lo acercó con su mano, el se pajeaba en su cara mientras yo le comía el culo, ella cada tanto dejaba su boca abierta para que al pajearse Daniel le metiera la cabeza de su pito.
Con su mano en la entrepierna se pajeaba al ritmo de mis embestidas.
Sentí que estaba acabando, Silvia tiró su cola hacia atrás, bombeó con fuerza para quedarse con mi leche, y entregarme su más lindo orgasmo.
Daniel se pajeaba, viéndola acabar por el culo.
Yo me aparté de la espalda de Silvia, ella se quedó apoyada en el sillón, estaba en cuatro patas, Daniel se acercó por detrás, apoyó su pija dura en la entrada del ano de ella, ella se dio vuelta y apoyó su mano en al abdomen de él, dándole una señal de que parara.
Yo contemplaba, la escena.
Silvia, con cara lujuriosa me preguntó:
“Te gustaría ver como que hace la cola?”
Esta vez quise ser yo, el que le ponía presión a la cosa. “Me parece que la que tiene ganas de que le cojan la cola, sos vos” le dije.
Los dos nos reímos.
“Vení para acá” me dijo, y me indicó que me acercara a su cara.
Ella volvió a dejar su cuerpo tendido, y abrió sus nalgas, le dijo a Daniel que se pusiera un forro. Con la primera estocada Daniel ya la había penetrado, ella gimió de placer, comenzó a bombearla, hasta que sus cuerpos hicieron tope, como lo había hecho conmigo, con su mano buscó su vagina para acariciar sus labios y llegar a una orgasmo más pleno.
Metió mi pija, aún floja, en su boca, comenzó a lamerla para provocarme una erección.
Ellos se bombeaban mutuamente, Silvia me pidió que me pajeara en su boca y que le diera mi leche, que quería comerse mi leche.
Susurraba de placer, se acariciaba, le pedía a Daniel que le cogiera la cola suavemente, y a mí que le diera mi leche. Era un ir y venir de cuerpos, la calentura estaba en el aire.
Daniel acabó primero, la tomó fuertemente de las caderas, y la penetró con fuerza, le gritaba “tomá mi lechita Silvia, mirá como te doy la lechita en el culo”, Silvia se excitaba al escucharlo gritar y decirle ésas cosas, me pidió que no aguantara más que quería mi leche, que le llenara la boca, le pidió a Daniel que le metiera los dedos en la concha que quería acabar.
“Por favor haceme acabar” gritaba.
Daniel le sacó la pija del culo, y paso sus mano por la entrepierna de Silvia, ella se masajeaba el clítoris, mientras Daniel metía y sacaba los dedos.
Comencé a largar mis primeros jugos al mismo tiempo que Silvia se estremecía por un orgasmo violento, Daniel le metía y le sacaba los dedos con más rapidez, ella apretó sus piernas para detener la mano de Daniel, metió toda mi pija en su boca, y succionó toda mi acabada.
Nos quedamos los tres jadeando unos instantes.
Daniel se apartó, Silvia se levantó, buscó su ropa, se acercó a Daniel, le dio un beso en la boca, y le dijo:
“Fue un gusto conocerte, realmente la pasé muy bien, pero ahora me voy al cuarto”
“Si querés podés pasar a darte una ducha”
Me dio un beso a mí, y con su ropa en la mano se fue.
Nos quedamos los dos sin saber qué decirnos. Daniel me pidió permiso para ir al baño, me dijo que no se iba a bañar, pero que quería arreglarse un poco. Agarró su ropa, y los dos condones usados. Creo que pasada la calentura, tenía un poco de vergüenza.
Minutos más tardes volvió todo cambiado, le pregunté si tenía como volverse, si necesitaba plata para un taxi. Me dijo que estaba todo bien, que no había problemas.
Lo acompañe hasta la puerta, al salir me extendió la mano, y esbozó una sonrisa. Era evidente que estaba avergonzado. Lo saludé y le agradecí su compañía. Al verlo irse, me recordó toda la inexperiencia que yo había tenido a su edad.
“Esperá un momento” le grité.
Volvió sobre sus paso y se paró en la puerta.
“Obviamente no vás a volver a saber de nosotros, pero fue una velada inolvidable para todos, quisiera darte algo para que vos más adelante en tu vida te acuerdes que ésta noche existió”
Saqué las llaves de mi llavero Mont Blank y se lo entregué “Tomalo como un recuerdo de parte nuestra” “Cada vez que abras la puerta de tu casa te vás a acordar de nosotros”
Amagó a rechazarlo, yo se lo apoyé en la palma de la mano y le dije “Gracias y suerte”. Cerré la puerta.
Fui a la cocina, serví dos copas de champagne, agarré la botella y fui al cuarto. Silvia estaba tendida sobre la cama. Le acerqué una copa y brindamos. Busqué en mi placard el regalo de aniversario que le había comprado. Saqué la pequeña caja envuelta en papel celeste, y cintas blancas, Silvia lo abrió y con una amplia sonrisa probó el anillo en su dedo.
Después de casi cuatro años y varias aventuras vividas juntos había llegado el momento de comprometernos.
FINAL
Me dejé puesto solamente los calzoncillos.
Me acerque a ellos, acaricié los pechos de Silvia, y comencé a quitarle los pantalones, le dejé puestas sus botas cortas de taco alto. Ella sin dejar de chupar la pija de Daniel corrió su cuerpo para que yo pudiera desabrochárselos y sacarlos.
Quedó con su diminuta tanga color piel, al ponerse de costado pude ver que estaba toda mojada, la calentura que le estaba dando a Daniel había comenzado a trasladarse a ella.
Daniel aprovechó que el culo de Silvia estaba descubierto y comenzó a acariciarle las nalgas, buscando tocar su ano o su concha por detrás, ella abrió las piernas y con la cabeza metida entre las piernas de él, le mostró el triángulo de su tanga toda mojada.
El comenzó a acariciarla por el borde de la tanga, corrió los bordes, y le masajeó los labios, eso la llevó al éxtasis.
Abrió aún más sus piernas, yo parado podía ver como la cara de Silvia se apoyaba en la entrepierna de Daniel, para chupársela, mientras ponía su cuerpo lo más de costado que podía para que el la pajeara.
Creo que empezó a sentir un orgasmo. Dejó de chupar la pija de Daniel, lo tomó de la mano y lo invitó a levantarse, al levantarse la vista de su cuerpo desnudo, apenas tapado con su tanga medio corrida, y sus botas tacos altos, era una vista exquisita, caminaron lentamente tomados de la mano, sus pezones duros, la pija de Daniel ridículamente dura sobresalía de su cuerpo, fue hasta la mesa del living y se sentó en la mesa, abrió sus piernas y le pidió que le chupara la concha, así sentada en la mesa.
Daniel se sentó en una silla, y buscó dejar la concha de Silvia a la altura de su boca.
Yo me acerque, para ver la cara de Silvia, ella me pidió que le diera un beso, mientras la besaba, ví como Daniel le corría el borde de la tanga y masajeaba su clítoris y sus labios con su lengua. Subía y bajaba su lengua por la concha se Silvia, ella apoyó los codos en la mesa, tiró la cabeza para atrás, y se entregó a la boca de él.
Al tirar su cabeza para atrás, me le acerqué y comencé a besarla dulcemente en la boca, ella buscaba mi lengua y me transmitía a través de sus besos todo el placer que le estaba dando Daniel con su lengua.
El le sacó la tanga, y pudo comerle la concha más libremente.
Pude sentir a través de los besos de Silvia, como gozaba, como se abrían sus labios, como se entregaba a la lengua de Daniel, hasta que por fin le entregó su orgasmo, y me lo entregó a mi con un profundo beso en la boca.
Me pidió que trajera unos forros de la habitación.
Cuando volví al living Silvia estaba sentada de espaldas sobre la pija de Daniel pero no la estaba penetrando, ella lo estaba pajeando con sus nalgas, tomó un de los forros, lo sacó del envoltorio, antes de ponérselo a Daniel me preguntó.
“Te gustaría ver como me coje?”
A modo de respuesta me acerqué y le acaricié los pechos, ella levanto su barbilla para que la besara.
Quizás para agregarle más morbo a la situación, sin bajarse del regazo de Daniel, tiró su cuerpo para atrás y dejó su cara junto a la de él, entonces le preguntó:
“Y vos, tenés ganas de cogerme?”
Daniel, buscó su boca de costado, con sus dos manos le apretó los pechos, y le susurró. “Te voy a llenar de leche”
Silvia se levantó, le puso el forro, y volvio a montarlo pero ésta vez de frente. Subió y bajó hasta que logró introducirse toda la pija, frotaba sus tetas por la cara de Daniel, quién aprovechaba para chupárselas, la apretaba, la mordía, ella gemía, yo veía su espalda sudada, las manos de Daniel empujarla contra su cuerpo.
Silvia sabía que yo estaba ardiendo, cada tanto miraba por sobre su hombro para ver mi erección, yo me tocaba rítmicamente, no para acabar, pero la calentura era incontenible.
Se dio vuelta, lo montó de espaldas y me pidió que me acercara, ahora era ella la que me pajeaba, pasaba la cabeza de mi pija húmeda por su cara, la introducía en su boca, la acariciaba, pude ver la cara roja de Daniel que anticipaba su acabada, sentí como Silvia apretaba mi verga con fuerza al sentir que Daniel le estaba acabando en su concha.
Daniel soltó un grito gutural, le apretó los pechos, le mordió la espalda, levantando su cuerpo del sillón buscando la última embestida.
Silvia le dejó la pija adentro, cuando sintió que su ritmo volvia a la normalidad se desmontó, lo beso, él se sacó el forro, que estaba rebosante de leche.
“Ahora te toca mirar a vos” le dijo.
Inclinó su cuerpo apoyando su abdomen sobre el apoyabrazos del sillón, y me ofreció su culo.
Daniel estaba sentado a poca distancia y contemplaba como yo la penetraba lentamente por el culo, sus caderas se abrieron, y comenzó a gemir.
Quizás por los beneficios que dá la juventud, Daniel comenzó a tener otra erección, pude ver como comenzaba a pajearse.
Silvia estaba de espalda, y se movía jadeante con toda mi pija adentro.
Daniel se paró en la cabecera para mostrarle que ya estaba listo para otro encuentro, Silvia lo acercó con su mano, el se pajeaba en su cara mientras yo le comía el culo, ella cada tanto dejaba su boca abierta para que al pajearse Daniel le metiera la cabeza de su pito.
Con su mano en la entrepierna se pajeaba al ritmo de mis embestidas.
Sentí que estaba acabando, Silvia tiró su cola hacia atrás, bombeó con fuerza para quedarse con mi leche, y entregarme su más lindo orgasmo.
Daniel se pajeaba, viéndola acabar por el culo.
Yo me aparté de la espalda de Silvia, ella se quedó apoyada en el sillón, estaba en cuatro patas, Daniel se acercó por detrás, apoyó su pija dura en la entrada del ano de ella, ella se dio vuelta y apoyó su mano en al abdomen de él, dándole una señal de que parara.
Yo contemplaba, la escena.
Silvia, con cara lujuriosa me preguntó:
“Te gustaría ver como que hace la cola?”
Esta vez quise ser yo, el que le ponía presión a la cosa. “Me parece que la que tiene ganas de que le cojan la cola, sos vos” le dije.
Los dos nos reímos.
“Vení para acá” me dijo, y me indicó que me acercara a su cara.
Ella volvió a dejar su cuerpo tendido, y abrió sus nalgas, le dijo a Daniel que se pusiera un forro. Con la primera estocada Daniel ya la había penetrado, ella gimió de placer, comenzó a bombearla, hasta que sus cuerpos hicieron tope, como lo había hecho conmigo, con su mano buscó su vagina para acariciar sus labios y llegar a una orgasmo más pleno.
Metió mi pija, aún floja, en su boca, comenzó a lamerla para provocarme una erección.
Ellos se bombeaban mutuamente, Silvia me pidió que me pajeara en su boca y que le diera mi leche, que quería comerse mi leche.
Susurraba de placer, se acariciaba, le pedía a Daniel que le cogiera la cola suavemente, y a mí que le diera mi leche. Era un ir y venir de cuerpos, la calentura estaba en el aire.
Daniel acabó primero, la tomó fuertemente de las caderas, y la penetró con fuerza, le gritaba “tomá mi lechita Silvia, mirá como te doy la lechita en el culo”, Silvia se excitaba al escucharlo gritar y decirle ésas cosas, me pidió que no aguantara más que quería mi leche, que le llenara la boca, le pidió a Daniel que le metiera los dedos en la concha que quería acabar.
“Por favor haceme acabar” gritaba.
Daniel le sacó la pija del culo, y paso sus mano por la entrepierna de Silvia, ella se masajeaba el clítoris, mientras Daniel metía y sacaba los dedos.
Comencé a largar mis primeros jugos al mismo tiempo que Silvia se estremecía por un orgasmo violento, Daniel le metía y le sacaba los dedos con más rapidez, ella apretó sus piernas para detener la mano de Daniel, metió toda mi pija en su boca, y succionó toda mi acabada.
Nos quedamos los tres jadeando unos instantes.
Daniel se apartó, Silvia se levantó, buscó su ropa, se acercó a Daniel, le dio un beso en la boca, y le dijo:
“Fue un gusto conocerte, realmente la pasé muy bien, pero ahora me voy al cuarto”
“Si querés podés pasar a darte una ducha”
Me dio un beso a mí, y con su ropa en la mano se fue.
Nos quedamos los dos sin saber qué decirnos. Daniel me pidió permiso para ir al baño, me dijo que no se iba a bañar, pero que quería arreglarse un poco. Agarró su ropa, y los dos condones usados. Creo que pasada la calentura, tenía un poco de vergüenza.
Minutos más tardes volvió todo cambiado, le pregunté si tenía como volverse, si necesitaba plata para un taxi. Me dijo que estaba todo bien, que no había problemas.
Lo acompañe hasta la puerta, al salir me extendió la mano, y esbozó una sonrisa. Era evidente que estaba avergonzado. Lo saludé y le agradecí su compañía. Al verlo irse, me recordó toda la inexperiencia que yo había tenido a su edad.
“Esperá un momento” le grité.
Volvió sobre sus paso y se paró en la puerta.
“Obviamente no vás a volver a saber de nosotros, pero fue una velada inolvidable para todos, quisiera darte algo para que vos más adelante en tu vida te acuerdes que ésta noche existió”
Saqué las llaves de mi llavero Mont Blank y se lo entregué “Tomalo como un recuerdo de parte nuestra” “Cada vez que abras la puerta de tu casa te vás a acordar de nosotros”
Amagó a rechazarlo, yo se lo apoyé en la palma de la mano y le dije “Gracias y suerte”. Cerré la puerta.
Fui a la cocina, serví dos copas de champagne, agarré la botella y fui al cuarto. Silvia estaba tendida sobre la cama. Le acerqué una copa y brindamos. Busqué en mi placard el regalo de aniversario que le había comprado. Saqué la pequeña caja envuelta en papel celeste, y cintas blancas, Silvia lo abrió y con una amplia sonrisa probó el anillo en su dedo.
Después de casi cuatro años y varias aventuras vividas juntos había llegado el momento de comprometernos.
FINAL
6 comentarios - La fantasía de Silvia - Final
FElicitaciones 🙂
Un saludo :);):D
Muchas gracias!!! Saludos!!!
🤘OkaPzzz🤘