No se por qué acepté.
No debía haber sido como fue.
Las cosas deben tener un control.
Hay que tener límites.
Nos conocimos en un sitio de encuentros en la red. Ya ni me acuerdo como se llamaba ese lugar. Era algo para insomnes.
Solía tener muchas charlas casuales, nada importante. Solía usar ese sitio para hablar con gente, varones o mujeres indistintamente. Solo hablar de sexo. Generalmente terminaba las charlas masturbándome.
Una noche, como tantas, me encontré charlando con un caballero. LordPain era su nick.
Nuestras charlas no eran como las otras. No era parco, pero era muy conciso en sus comentarios. Sus respuestas eran puntuales y cortas.
Por momentos era muy intrigante, ya que no era de los que hablaba de manera soez buscando calentarme de manera guaranga, para nada. Lo de él era muy fino, manejaba el lenguaje de manera prolija y abundante, aunque de manera oscura. Iba más allá del sexo.
Durante varias noches hablamos, esperaba sus charlas, debo admitir, ya que siempre me daba una vuelta más a cualquier cosa.
Una noche tiró el anzuelo.
Me habló del placer a través del dolor. Me dijo que llegar a ese punto era algo muy difícil que no muchos lograban llegar y que él después de muchos años de probar había logrado hacerlo y que, a partir de ahí, solo quería eso.
Obviamente mi curiosidad pudo más. Empecé a interrogarlo y sus respuestas no fueron tan explicativas como esperaba. Me repetía que era algo que debía probarse, que no podía explicarse por palabras. Empecé a investigar. El me recomendó un par de sitios en donde buscar así que ahí fui.
Debo reconocer que hubo cosas que me asustaron, pero había una generalidad, todos los que llegaban a ese punto lo consideraban sin retorno. Afirmaban que el placer era inigualable.
Seguí mis charlas con LordPain tratando de acercarme más, pero él no brindaba mucha más información. Así que tal vez cansado de mis requisitorias, un día me invitó. Quedé atónita.
Nunca había tenido un encuentro con nadie de los que conocí a través de Internet. Siempre mantuve la distancia. Pero esta vez era algo nuevo y mi curiosidad por el sexo tal vez pudiera más.
Durante un par de noches no me conecté, la idea de esta nueva experiencia me intrigaba sobremanera, pero el miedo, podía más.
Al tercer día no aguanté.
Volví a charlar con él.
Me dijo que le pareció extraño no haberme visto conectada como todas las noches.
Le conté todo, de cómo me rondaba la idea por la cabeza, los miedos que tenía, mis gustos por el sexo y mi apertura, pero que había líneas que tenía pensado no pasar.
No se si con sinceridad o solo por desafiarme, me dijo que le parecía que yo no era la indicada para ese tipo de cosas, que se había equivocado conmigo y me cortó.
El hijo de puta no sabía que si hay algo que soy es terriblemente orgullosa.
Así que esperé hasta el otro día y le dije que aceptaba.
Dio un par de rodeos al respecto, me preguntó una y otra vez si aceptaba en serio y si estaba preparada, que una vez que se entraba a esto no habría punto de retorno.
Debo reconocer que me advirtió varias veces, y que yo, tozuda, acepté sin poner ningún reparo.
Después de varios rodeos me citó para ese sábado. Me dio la dirección y me indicó que llegara a la medianoche.
Los tres días de espera fueron insoportables, por momentos quería dar marcha para atrás todo y por momentos no quería otra cosa que llegara el sábado. Estaba insegura, pero sabía que debía hacerlo.
El sábado a la noche llegué puntual a la dirección indicada.
Un paredón tapaba la casa, solo un portón era el acceso.
Toqué timbre y el portón se abrió solo. Crucé un largo parque hasta llegar a la puerta principal de una gran y lujosa casa. El terreno era inmenso.
En la puerta de la casa había una caja con mi nombre.
Adentro había una nota que decía:
“Fionna seguí de largo por el costado de la casa y entrá en la edificación de atrás. Ponete la máscara que hay en la caja. No debemos vernos la cara. No debemos saber nada acerca del otro, cuanto más silencio mejor. Todo lo que vamos a hacer yo ya lo he hecho antes, no tengas miedo. Tenemos dos horas cada uno para hacer lo que quiera con el otro, empiezo yo. Te espero. Lordpain”
Demasiada intriga.
Me puse la máscara, era de cuero negra.
Seguí bordeando la casa hasta llegar a la segunda edificación, cuadrada, sin ninguna ambición de excelencia, sin ventanas, solo una puerta.
Entré y la luz era muy tenue, busqué en la penumbra y no divisé nada. Casi imperceptible sentí en mis hombros, por detrás, las manos de él. Me paralicé de miedo, mi cuerpo se tensó.
Me sacó el abrigo y casi instantáneamente, bajó el cierre de mi vestido. Quedé en ropa interior delante de él. Pasó su lengua por la parte de atrás de mi cuello. Se me erizó la piel.
Llevó mi mano a su entrepierna y toqué su poronga totalmente erecta, no se si era grande, pero si era ancha.
Me desnudó completamente y me hizo caminar.
Me hizo agachar y me introdujo en una máquina de tortura en donde quedé aprisionada, mis manos y mi cabeza atrapadas quedaron de un lado del aparato, todo mi cuerpo detrás con mi culo parado a su merced.
Se alejó y fue hasta un gran baúl.
De repente el primer golpe. Un látigo dio de lleno en mi culo. Me ardió, pero no grité, me mordí los labios, pero no pensaba ceder ante el primer rito.
Otro golpe y otro y otro, no eran muy fuertes, pero si contundentes. Varios de los flecos del látigo golpeaban mi concha y me ardía más.
10 minutos de latigazos. Me dolía mucho.
Otra vez hasta el baúl. Sacó, por lo que pude ver, un pedazo de género. Lo empezó a pasar por mi culo, era terciopelo.
La sensación del terciopelo sobre mis partes golpeadas era de una suavidad hermosa. Era como si mi piel estuviese más sensible. Lo pasó por uno y otro lado de mi culo durante dos minutos. Fueron suficientes para aplacar el dolor de los golpes.
Sacó la traba del aparato y me liberó. Por primera vez lo tuve delante de mí.
Tenía una máscara también y estaba totalmente desnudo. Su pija era realmente ancha y su largo muy considerable. Era totalmente lampiño y su cuerpo bien formado. Tenía una rosa negra tatuada en la parte derecha del pecho y una serpiente muy fea, casi demoníaca, en el hombro izquierdo.
Otra vez hasta el baúl. Sacó una soga y comenzó a atarme. Primero los tobillos, luego mis manos por detrás, una vuelta por mi cintura y luego mis tetas. Las apretó mucho, quedaron casi deformadas y moradas, me dolía mucho. Mis pezones quedaron muy en punta y él, con dos broches metálicos, me los apretó y los dejó ahí. Eso dolía mucho, me ardían muchos los pezones, la soga me quemaba. Me mordía para no gritar. Me hizo agachar delante de él y me puso su pija en la boca. No la abarcaba, tuve que abrir muy grande mi boca y ni aun así podía. Sus manos en mi nuca me atrajeron hasta sus bolas. Empecé a dar arcadas, me retorcía y Lordpain no me sacaba la pija de la boca. 30 segundos fueron, creo, y yo sentía que me ahogaba. Me movía y ese movimiento me dolía, la soga en mis tetas quemaba mucho y los broches en los pezones parecían descarnarme. Cuando me sacó su miembro de la boca, empecé a toser y abrir la boca grande en busca de aire. Caí al suelo mientras pasaba esto, quedé en posición fetal en el suelo. Otra vez el látigo, esta vez, tipo fusta, en la planta de mis pies. 10 precisos golpes. A la sensación de ahogo y quemazón, se sumaba el ardor de mis pies.
De pronto, él se apareció con un cuchillo delante de mí. Temí, temblé, pero extrañamente no grité. Cortó de un solo tajo las ligaduras, me sacó los broches. Quise pararme, pero los pies me ardían mucho.
Mis tetas estaban rojas y todas marcadas, los pezones también, había un hilito de sangre en el derecho.
Él me tomo en sus brazos, me llevó hasta el fondo del salón y me depositó en una tina que estaba llena de leche fría. Nunca lo había hecho. Fue una sensación divina. La espesura del líquido era como si se metiera en mis lastimaduras. El dolor cedió solo. Cinco minutos ahí dentro hasta que recobré las sensaciones de mi cuerpo.
Vino a buscarme y me ayudó a salir de la tina. Apoyó una toalla sobre mi cuerpo y comenzó a secarme minuciosamente cada parte de mi cuerpo. A medida que me tocaba yo me excitaba cada vez más.
Algunas de mis lastimaduras se notaban a simple vista, pero las que no, eran las que más dolían.
Todo lo que estaba pasando de alguna manera me excitaba, igualmente no sabía hasta donde iba a llegar, de lo que si estaba segura era de que quería una pija en ese momento.
Me llevó hasta el medio del salón. Cuatro cadenas colgaban del techo y tenían muñequeras de cuero en los extremos.
Primero me puso la mano izquierda en una de las muñequeras, luego la pierna izquierda, después repitió lo mismo con la parte derecha de mi cuerpo.
Quedé suspendida en el aire, com Tom Cruise en Misión Imposible, la primera.
La posición elongaba mucho mis extremidades y me dolía. Me amordazó con una de esas bolitas que se pone en la cara, tipo pelotita de ping pong, pero dura, sostenida con una correa de cuero por detrás de mi cabeza.
Desapareció detrás de mí y no pude verlo, no podía girar mi cabeza.
De pronto comencé a sentir como hurgaba en mi culo. Sus dedos empezaron a dilatar mi agujero y comenzó a introducir algo. Me dolió mucho, era algo grueso.
Quedé inmóvil.
El metía eso que parecía nunca iba a dejar de entrar.
Me dolía mucho, la superficie de lo que me estaba metiendo era rugosa, como áspera.
Tardó varios segundos en introducirme ese “aparato”(?) hasta el fondo.
Se alejó y quedé ahí.
Estaba como empalada pero en posición horizontal.
Respiraba despacio y pausadamente, tenía miedo de lastimarme ante el menor movimiento.
Lo vi pasar delante de mí y dirigirse de nuevo hasta el baúl de donde había sacado todo lo que estaba usando.
Fue hasta la parte oscura del salón con una bolsa grande en la mano.
Cuando volvió la imagen que vi me llenó de terror.
Lordpain se había puesto un corsé como el de Pecados Capitales. Por si no lo vieron, era un corsé ajustable al cuerpo y en la parte del pene tenía una cuchilla, si mal no recuerdo con eso asesinan a alguien en el pecado relacionado con la lujuria.
Les aseguro que la sensación de horror me invadió por completo.
Quise gritar y pedir por favor. No podía, la mordaza me lo impedía.
Comencé a agitarme y moverme como loca como si de alguna manera pudiera librarme de mis ataduras, todo era inútil.
Lo peor es que con tanto movimiento sentí un dolor indescriptible. Me había olvidado que tenía algo metido en el culo y con el movimiento sentí algo así como una especie de desgarro. Un dolor terrible, como si me lijaran por dentro. Horrible.
Él como si nada me rodeó y se puso detrás de mí.
Yo ya había empezado a llorar, gritaba y trataba de desprenderme de las muñequeras. El cuero seco empezó a lastimarme manos y tobillos, me quemaba.
De pronto sentí sus dedos pulgares abrir los labios de mi concha y comencé a gritar y llorar más fuerte. Parecía que mi corazón se iba a salir de mi cuerpo.
De pronto, toda su pija entró en mi concha, una y otra vez.
Empezó a bombear fuerte.
La supuesta cuchilla, se ve que no era de metal si no de algún material flexible y lo único que hacía era rozar de manera conveniente y deliciosa mi clítoris.
Su pija gruesa, era aun más ancha y llenaba toda mi cavidad vaginal.
La adrenalina del terror fue dando paso a la sensación de placer, dejando de lado casi por completo, al dolor de tener aún ese objeto en mi culo.
El cambio de estado fue monumental. Difícil de explicar con palabras. Todo mi cuerpo se aflojó de golpe el corazón quedó latiendo a mil pasando del horror al gozo, no cambiaron las pulsaciones, solo la sensación.
Lordpain me cogía con toda la fuerza que tenía.
Diez minutos de constante movimiento y salió de mi, sacó con fuerza y de un tirón el objeto que tenía en mi culo para ocupar el lugar vacío, ahora con su pija.
El tirón fue como una puñalada y la entrada de su pija aumentó el dolor aunque el placer también se hizo notar. Una oleada de orgasmos empezaron a desatarse mientras él me serruchaba el culo. Comencé a mearme. Fue, eso creo yo, mi primer multiorgasmo.
Dos minutos de furia y su leche caliente entró en mi.
Se quedó dentro mío hasta que se sacó la última gota.
Me desató y me puso de pie.
Me costó mantener la vertical, estaba mareada y extasiada.
Lo último que alcancé a ver fue una mezcla de semen y sangre corriendo por mis piernas.
Luego me desmayé.
Si Lordpain hizo algo más conmigo, la verdad es que no lo supe.
Solo se que, aun no se como, amanecí en mi cama, desnuda y limpia, con mi cuerpo totalmente perfumado.
Al lado mío una nota, corta y concisa.
“Se que lo disfrutaste.
Se que vas a volver.
Te voy a estar esperando, pero sabelo, la próxima vez va a ser más intensa”
L.
Mi cuerpo tenía marcas que no recordaba.
Sentí miedo.
Fin
No debía haber sido como fue.
Las cosas deben tener un control.
Hay que tener límites.
Nos conocimos en un sitio de encuentros en la red. Ya ni me acuerdo como se llamaba ese lugar. Era algo para insomnes.
Solía tener muchas charlas casuales, nada importante. Solía usar ese sitio para hablar con gente, varones o mujeres indistintamente. Solo hablar de sexo. Generalmente terminaba las charlas masturbándome.
Una noche, como tantas, me encontré charlando con un caballero. LordPain era su nick.
Nuestras charlas no eran como las otras. No era parco, pero era muy conciso en sus comentarios. Sus respuestas eran puntuales y cortas.
Por momentos era muy intrigante, ya que no era de los que hablaba de manera soez buscando calentarme de manera guaranga, para nada. Lo de él era muy fino, manejaba el lenguaje de manera prolija y abundante, aunque de manera oscura. Iba más allá del sexo.
Durante varias noches hablamos, esperaba sus charlas, debo admitir, ya que siempre me daba una vuelta más a cualquier cosa.
Una noche tiró el anzuelo.
Me habló del placer a través del dolor. Me dijo que llegar a ese punto era algo muy difícil que no muchos lograban llegar y que él después de muchos años de probar había logrado hacerlo y que, a partir de ahí, solo quería eso.
Obviamente mi curiosidad pudo más. Empecé a interrogarlo y sus respuestas no fueron tan explicativas como esperaba. Me repetía que era algo que debía probarse, que no podía explicarse por palabras. Empecé a investigar. El me recomendó un par de sitios en donde buscar así que ahí fui.
Debo reconocer que hubo cosas que me asustaron, pero había una generalidad, todos los que llegaban a ese punto lo consideraban sin retorno. Afirmaban que el placer era inigualable.
Seguí mis charlas con LordPain tratando de acercarme más, pero él no brindaba mucha más información. Así que tal vez cansado de mis requisitorias, un día me invitó. Quedé atónita.
Nunca había tenido un encuentro con nadie de los que conocí a través de Internet. Siempre mantuve la distancia. Pero esta vez era algo nuevo y mi curiosidad por el sexo tal vez pudiera más.
Durante un par de noches no me conecté, la idea de esta nueva experiencia me intrigaba sobremanera, pero el miedo, podía más.
Al tercer día no aguanté.
Volví a charlar con él.
Me dijo que le pareció extraño no haberme visto conectada como todas las noches.
Le conté todo, de cómo me rondaba la idea por la cabeza, los miedos que tenía, mis gustos por el sexo y mi apertura, pero que había líneas que tenía pensado no pasar.
No se si con sinceridad o solo por desafiarme, me dijo que le parecía que yo no era la indicada para ese tipo de cosas, que se había equivocado conmigo y me cortó.
El hijo de puta no sabía que si hay algo que soy es terriblemente orgullosa.
Así que esperé hasta el otro día y le dije que aceptaba.
Dio un par de rodeos al respecto, me preguntó una y otra vez si aceptaba en serio y si estaba preparada, que una vez que se entraba a esto no habría punto de retorno.
Debo reconocer que me advirtió varias veces, y que yo, tozuda, acepté sin poner ningún reparo.
Después de varios rodeos me citó para ese sábado. Me dio la dirección y me indicó que llegara a la medianoche.
Los tres días de espera fueron insoportables, por momentos quería dar marcha para atrás todo y por momentos no quería otra cosa que llegara el sábado. Estaba insegura, pero sabía que debía hacerlo.
El sábado a la noche llegué puntual a la dirección indicada.
Un paredón tapaba la casa, solo un portón era el acceso.
Toqué timbre y el portón se abrió solo. Crucé un largo parque hasta llegar a la puerta principal de una gran y lujosa casa. El terreno era inmenso.
En la puerta de la casa había una caja con mi nombre.
Adentro había una nota que decía:
“Fionna seguí de largo por el costado de la casa y entrá en la edificación de atrás. Ponete la máscara que hay en la caja. No debemos vernos la cara. No debemos saber nada acerca del otro, cuanto más silencio mejor. Todo lo que vamos a hacer yo ya lo he hecho antes, no tengas miedo. Tenemos dos horas cada uno para hacer lo que quiera con el otro, empiezo yo. Te espero. Lordpain”
Demasiada intriga.
Me puse la máscara, era de cuero negra.
Seguí bordeando la casa hasta llegar a la segunda edificación, cuadrada, sin ninguna ambición de excelencia, sin ventanas, solo una puerta.
Entré y la luz era muy tenue, busqué en la penumbra y no divisé nada. Casi imperceptible sentí en mis hombros, por detrás, las manos de él. Me paralicé de miedo, mi cuerpo se tensó.
Me sacó el abrigo y casi instantáneamente, bajó el cierre de mi vestido. Quedé en ropa interior delante de él. Pasó su lengua por la parte de atrás de mi cuello. Se me erizó la piel.
Llevó mi mano a su entrepierna y toqué su poronga totalmente erecta, no se si era grande, pero si era ancha.
Me desnudó completamente y me hizo caminar.
Me hizo agachar y me introdujo en una máquina de tortura en donde quedé aprisionada, mis manos y mi cabeza atrapadas quedaron de un lado del aparato, todo mi cuerpo detrás con mi culo parado a su merced.
Se alejó y fue hasta un gran baúl.
De repente el primer golpe. Un látigo dio de lleno en mi culo. Me ardió, pero no grité, me mordí los labios, pero no pensaba ceder ante el primer rito.
Otro golpe y otro y otro, no eran muy fuertes, pero si contundentes. Varios de los flecos del látigo golpeaban mi concha y me ardía más.
10 minutos de latigazos. Me dolía mucho.
Otra vez hasta el baúl. Sacó, por lo que pude ver, un pedazo de género. Lo empezó a pasar por mi culo, era terciopelo.
La sensación del terciopelo sobre mis partes golpeadas era de una suavidad hermosa. Era como si mi piel estuviese más sensible. Lo pasó por uno y otro lado de mi culo durante dos minutos. Fueron suficientes para aplacar el dolor de los golpes.
Sacó la traba del aparato y me liberó. Por primera vez lo tuve delante de mí.
Tenía una máscara también y estaba totalmente desnudo. Su pija era realmente ancha y su largo muy considerable. Era totalmente lampiño y su cuerpo bien formado. Tenía una rosa negra tatuada en la parte derecha del pecho y una serpiente muy fea, casi demoníaca, en el hombro izquierdo.
Otra vez hasta el baúl. Sacó una soga y comenzó a atarme. Primero los tobillos, luego mis manos por detrás, una vuelta por mi cintura y luego mis tetas. Las apretó mucho, quedaron casi deformadas y moradas, me dolía mucho. Mis pezones quedaron muy en punta y él, con dos broches metálicos, me los apretó y los dejó ahí. Eso dolía mucho, me ardían muchos los pezones, la soga me quemaba. Me mordía para no gritar. Me hizo agachar delante de él y me puso su pija en la boca. No la abarcaba, tuve que abrir muy grande mi boca y ni aun así podía. Sus manos en mi nuca me atrajeron hasta sus bolas. Empecé a dar arcadas, me retorcía y Lordpain no me sacaba la pija de la boca. 30 segundos fueron, creo, y yo sentía que me ahogaba. Me movía y ese movimiento me dolía, la soga en mis tetas quemaba mucho y los broches en los pezones parecían descarnarme. Cuando me sacó su miembro de la boca, empecé a toser y abrir la boca grande en busca de aire. Caí al suelo mientras pasaba esto, quedé en posición fetal en el suelo. Otra vez el látigo, esta vez, tipo fusta, en la planta de mis pies. 10 precisos golpes. A la sensación de ahogo y quemazón, se sumaba el ardor de mis pies.
De pronto, él se apareció con un cuchillo delante de mí. Temí, temblé, pero extrañamente no grité. Cortó de un solo tajo las ligaduras, me sacó los broches. Quise pararme, pero los pies me ardían mucho.
Mis tetas estaban rojas y todas marcadas, los pezones también, había un hilito de sangre en el derecho.
Él me tomo en sus brazos, me llevó hasta el fondo del salón y me depositó en una tina que estaba llena de leche fría. Nunca lo había hecho. Fue una sensación divina. La espesura del líquido era como si se metiera en mis lastimaduras. El dolor cedió solo. Cinco minutos ahí dentro hasta que recobré las sensaciones de mi cuerpo.
Vino a buscarme y me ayudó a salir de la tina. Apoyó una toalla sobre mi cuerpo y comenzó a secarme minuciosamente cada parte de mi cuerpo. A medida que me tocaba yo me excitaba cada vez más.
Algunas de mis lastimaduras se notaban a simple vista, pero las que no, eran las que más dolían.
Todo lo que estaba pasando de alguna manera me excitaba, igualmente no sabía hasta donde iba a llegar, de lo que si estaba segura era de que quería una pija en ese momento.
Me llevó hasta el medio del salón. Cuatro cadenas colgaban del techo y tenían muñequeras de cuero en los extremos.
Primero me puso la mano izquierda en una de las muñequeras, luego la pierna izquierda, después repitió lo mismo con la parte derecha de mi cuerpo.
Quedé suspendida en el aire, com Tom Cruise en Misión Imposible, la primera.
La posición elongaba mucho mis extremidades y me dolía. Me amordazó con una de esas bolitas que se pone en la cara, tipo pelotita de ping pong, pero dura, sostenida con una correa de cuero por detrás de mi cabeza.
Desapareció detrás de mí y no pude verlo, no podía girar mi cabeza.
De pronto comencé a sentir como hurgaba en mi culo. Sus dedos empezaron a dilatar mi agujero y comenzó a introducir algo. Me dolió mucho, era algo grueso.
Quedé inmóvil.
El metía eso que parecía nunca iba a dejar de entrar.
Me dolía mucho, la superficie de lo que me estaba metiendo era rugosa, como áspera.
Tardó varios segundos en introducirme ese “aparato”(?) hasta el fondo.
Se alejó y quedé ahí.
Estaba como empalada pero en posición horizontal.
Respiraba despacio y pausadamente, tenía miedo de lastimarme ante el menor movimiento.
Lo vi pasar delante de mí y dirigirse de nuevo hasta el baúl de donde había sacado todo lo que estaba usando.
Fue hasta la parte oscura del salón con una bolsa grande en la mano.
Cuando volvió la imagen que vi me llenó de terror.
Lordpain se había puesto un corsé como el de Pecados Capitales. Por si no lo vieron, era un corsé ajustable al cuerpo y en la parte del pene tenía una cuchilla, si mal no recuerdo con eso asesinan a alguien en el pecado relacionado con la lujuria.
Les aseguro que la sensación de horror me invadió por completo.
Quise gritar y pedir por favor. No podía, la mordaza me lo impedía.
Comencé a agitarme y moverme como loca como si de alguna manera pudiera librarme de mis ataduras, todo era inútil.
Lo peor es que con tanto movimiento sentí un dolor indescriptible. Me había olvidado que tenía algo metido en el culo y con el movimiento sentí algo así como una especie de desgarro. Un dolor terrible, como si me lijaran por dentro. Horrible.
Él como si nada me rodeó y se puso detrás de mí.
Yo ya había empezado a llorar, gritaba y trataba de desprenderme de las muñequeras. El cuero seco empezó a lastimarme manos y tobillos, me quemaba.
De pronto sentí sus dedos pulgares abrir los labios de mi concha y comencé a gritar y llorar más fuerte. Parecía que mi corazón se iba a salir de mi cuerpo.
De pronto, toda su pija entró en mi concha, una y otra vez.
Empezó a bombear fuerte.
La supuesta cuchilla, se ve que no era de metal si no de algún material flexible y lo único que hacía era rozar de manera conveniente y deliciosa mi clítoris.
Su pija gruesa, era aun más ancha y llenaba toda mi cavidad vaginal.
La adrenalina del terror fue dando paso a la sensación de placer, dejando de lado casi por completo, al dolor de tener aún ese objeto en mi culo.
El cambio de estado fue monumental. Difícil de explicar con palabras. Todo mi cuerpo se aflojó de golpe el corazón quedó latiendo a mil pasando del horror al gozo, no cambiaron las pulsaciones, solo la sensación.
Lordpain me cogía con toda la fuerza que tenía.
Diez minutos de constante movimiento y salió de mi, sacó con fuerza y de un tirón el objeto que tenía en mi culo para ocupar el lugar vacío, ahora con su pija.
El tirón fue como una puñalada y la entrada de su pija aumentó el dolor aunque el placer también se hizo notar. Una oleada de orgasmos empezaron a desatarse mientras él me serruchaba el culo. Comencé a mearme. Fue, eso creo yo, mi primer multiorgasmo.
Dos minutos de furia y su leche caliente entró en mi.
Se quedó dentro mío hasta que se sacó la última gota.
Me desató y me puso de pie.
Me costó mantener la vertical, estaba mareada y extasiada.
Lo último que alcancé a ver fue una mezcla de semen y sangre corriendo por mis piernas.
Luego me desmayé.
Si Lordpain hizo algo más conmigo, la verdad es que no lo supe.
Solo se que, aun no se como, amanecí en mi cama, desnuda y limpia, con mi cuerpo totalmente perfumado.
Al lado mío una nota, corta y concisa.
“Se que lo disfrutaste.
Se que vas a volver.
Te voy a estar esperando, pero sabelo, la próxima vez va a ser más intensa”
L.
Mi cuerpo tenía marcas que no recordaba.
Sentí miedo.
Fin
19 comentarios - Más allá de los límites.
Buenísimo este relato, creó cada imagen en mi mente de una forma absolutamente real!!
Sentí miedo, sentí cada sensación!
Es increible, sos buenísima!
Yo disfruto mucho estos relatos, este me pareció magnífico y muy atrapante.
Muy elaborado, de verdad que te lo agradezco! 😃
A favoritos, no quiero perderlo, saludos artista! 😉
PD: Veremos que dicen Relojero, Pabloalmagro y el Brujo777, los 3 capos de los relatos 😀
Bienvenida al club! 🆒
Respecto al cuento, cuando salio la parte del corset con la cuchilla realmente empece a pensar que si la mataban, quien carajo estana contando la historia o bien, era contada en tiempo real como una pelicula... Cuestion, me costo concentrarme! Hija de puta! Perdon, pero no me salio otra expresion. Me agite, me saltaba el corazon en el pecho. O soy un maricon o estoy muy sensible ultimamente o las dos cosas, como sabras... me chupa todo un huevo!
A lo que voy, lograste conmoverme, ponerme nervioso, agitarme, revolucionarme pero no calentarme.
Y a veces, es mas jodido hacer todo eso con un cuento, que calentar a alguien y para mi, ese es el halago mas grande que tengo a mano hoy.
Te dejo un beso grande, sin darte detalles de como seria, sino se pierde el regalo de la sorpresa (de paso: odio las sorpresas!).
postea más seguido!
besitos
Chevy and chevyta!
😀 😀 😀
No podía perderme el comentario de pablo 😃
EXELENTE
IMPECABLE
OPINO LO DE PABHLO ALMAGRO
/quote]
Solo eso.
Se me puso la píel de gallina...tenía una amiga que era Sado con rol de Ama, pero yo prefiero la suavidad, la dulzura, el placer sin dolor...es intratable esa mina, y para ser sado, hay que tener vocación...De retorcido...
Todavía no me recargan, pero merecés 100 puntos xq el relato te atrapa y te transporta. Sos muy buena en eso. Y hay algo que yo comprobé que es cierto: no das bola a los que te nvitan a salir por MP o internet... 😬 😬 😬
xxxdios, dejá volar la imaginación.
raveon, como verás el Sr. Almagro siempre al pie del cañón, relojero y brujo777, no han pasado mucho por mis relatos, tendré que mejorar el nivel.
Chevy & Chevyta, gracias por estar ahí comentando.
Tremendo, Justi. Gracias.
mycky, no te enojes, no es falta de cariño. Como verás solo subo relatos y comments los días de semana, uso la compu del trabajo porque yo no tengo y si me pongo a chatear en el laburo me pegan un boleo que ni te digo.
Tyncho. Gracias a ud. También.
Besos
F.
Es que si no me invitan... 😀 Ya estoy leyendo tu relato 😉
Bueno, a ver, por dónde empiezo...
Cuando leo, soy exigente. Me gusta que esté bien escrito, tanto gramatical como ortográficamente hablando. Y te felicito porque está perfecto!!!
Me quedaron un par de cosas en el tintero (te las paso por mp 😉 ). Pero la historia es muy buena. Pensé que era larga, pero al final me metí tanto en la historia que me resultó cortísima!
Muy buena capacidad de relatar. No estoy seguro si te he leido antes (por tu comentario, me parece que no). Prometo tenerte más presente.
Y bueno... ahora falta que cuentes lo que hiciste con tus 2 horas... 🙎♂️ 🙎♂️ 🙎♂️
pd: volveré para dejarte puntos 😉
Muy bueno Fionna!! 😃 😛 😃 😛