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Veronica (2)

Así, de esta forma, llego el sábado por la noche. Eran ya cosa de las nueve y estaba yo en mi cuarto tumbado en la cama leyendo no se que cosa cuando Verónica llamó a mi puerta. Al decirle que pasara abrió la puerta quedándose a la entrada dejándome verla tan maravillosa como venía. Tenía puesta una camiseta interior blanca de tirantes sin nada debajo que convertía en una mancha más oscura sus dos lindos pezones. Como complemento llevaba un culote verde de algodón perfectamente adaptado su figura para marcar el contorno de su vientre y de sus labios vaginales. Sacándome del hechizo en el que había caído al verla me pregunto que si me apetecía cenar con ella, a lo que le respondí que si, siendo lo más natural al estar los dos solos.

Una vez en la cocina, y para no quedarme embobado mirando sus preciosas nalgas mientras que se movía por la cocina le ayude a preparar la cena. Apenas si intercambiamos palabra mientras que cocinamos la comida, y menos aun durante la cena, tras la cual nos fuimos al sofá a ver lo que ponían en la televisión. Para relajarme un poco de la tensión saque el resto de una botella que recordaba tener y nos pusimos unas copas.

Ya con los primeros sorbos la idea surtió efecto y Verónica empezamos a hablar camino de la perdición, sin que desde aquel día hayamos dado jamás un paso atrás desandando lo caminado:

V- Gracias por la copa primo. Sabes que llevas una semana evitándome?

Y- No es cierto … es solo que tenia mucho que hacer en la facultad.

V- Si tu lo dices. Pero creo que me evitas, quería hablar contigo desde el sábado pero no me has dado oportunidad.

Y- Mira … realmente es que he estado muy atareado … y no creo que haya mucho que contar del sábado – le dije mintiéndome a mi mismo y a ella mientras ya notaba el pulso acelerado, la boca empezando a resecarse y mi verga ensanchándose dentro de mis pantalones.

V- Te quería pedir perdón si te moleste con algo que hice.

Y- No pasó nada, si acaso la próxima vez avísame de que quieres un poco más de intimidad y salgo por ahí para que no te tengas que preocupar de tenerme al lado.

En ese momento, justo antes de que me respondiera pude ver como sus pezones ya no eran una simple mancha en su camiseta. Ahora se marcaban perfectamente sobre la tela bien duros, como se estaba poniendo por momentos mi verga.

V- No me refería al ruido que hice en mi cuarto primo, eso me gus…. No me importa que lo escucharas.

Y- Lo que paso en la cocina no fue nada – Si fuera verdad por que estaba así, por que me pase toda la semana pensando en el cuerpo de Verónica, porque no terminaba aquella conversación. – Estabas algo contenta y muy descuidada. – Tanto como para haberse desatado ella misma el nudo que impedía que pudiera verla desnuda por completo.

Debió de hacerle gracia aquella mentira que ambos sabíamos que estaba diciendo por que me sonrió en ese momento.

V- Te acuerdas cuando me preguntaste que cosas me ponían cachonda?

Haciendo memoria de aquella conversación le respondí con un gesto afirmativo.

V- Cuando me lo preguntaste me dio vergüenza responderte pero después me puse a pensar en que cosas me ponían realmente cachonda.

Y- En serio? – No se por que pero en aquel instante ella parecía dispuesta a abrirse ante mi y mostrar lo que había en su interior para mi inmenso goce y tortura por no poder sacar mi verga, que ya estaba en todo su esplendor, para saciar su apetito.

V- Al principio pensé en las cosas normales que te dan morbo, pero las deseche por que realmente no me llenaban.- Mientras hablaba sus pezones seguían queriendo salir de la camiseta, duros y desafiantes.

V- Entonces me pare a pensar en todo lo que te paso con Sandra y fue como si se abriera un fuego en mi interior. Descubrí que me gusta lo prohibido, hacer lo que no se debe, salirme de convencionalismos y rasgarme las vestiduras para probar todo lo que no se muestra, lo que hay que buscar pero que esta ahí esperándote.

Su franqueza me tenia sin aliento, todavía no encajaba que papel tenia yo en todo aquello pero en pensar en esa segunda iniciación que deseaba Verónica no hacia más que avivar mi propio deseo lujurioso.

V- La otra noche, recordando nuestra conversación me excite mucho pensando que tu te acababas de meter en tu cuarto mientras que yo iba al mío con mi novio a follar. Me excitaba pensando que nos escucharías y que te pondrías como el otro día en la cocina …. Así que para darte las gracias de lo mojada que estaba decidí no cortarme en absoluto. – hizo una breve pausa y con un aire picaron me pregunto – Dime, te gusto mi regalo?

Y- Mucho – Me la quería comer entera en ese momento, con esa cara de chica traviesa que había adoptado.

V- Y tuviste otra igual … que en la cocina con Martha.

Y- Si – y ahora también, y toda la semana cada vez que pensaba en ti. En ese momento creía que no podía estar más cachondo ni excitado. Pobre iluso de mi, Verónica estaba dispuesta a quitarme el aliento hasta que cayera rodando por el suelo.

V- Tengo que decirte que después de aquello me sorprendió verte en la cocina.

Y- Tu también me sorprendiste.

V- Por un momento me quede muy parada, pero me sentía lanzada, dentro de mi algo me pedía que te provocara. Quería que me vieras, enseñarte parte de mi cuerpo, ver tus ojos clavados en mí y tu pantalón reventando. Soy idiota y no tenia que haberte provocado así.

El brillo y la fuerza que tenía en los ojos al decir eso se borraron, y aunque no sabía si aquello estaba bien o mal lo que si tenía claro es que no podía permitir que Verónica se sintiera mal, y menos aun por despertar aquel fuego en mí que me consumía. Ese era mi pecado no el suyo.

Y- No has hecho nada malo. – se lo dije mientras con una mano tomaba su cara para que me mirara. – Tienes un cuerpo precioso y no tienes por que avergonzarte de mostrarlo tal cual es. En realidad toda tu eres preciosa.

Al decirle aquello se echo encima de mí para darme un abrazo. Quedamos así por un instante fundidos el uno con el otro. Era algo precioso pero no podía evitar sentirme confundido al notar sus pechos sobre mi cuerpo, su contacto con mi piel y su perfume que inundaba mis sentidos. Ella sin soltarme me miro y cuando quise darme cuenta le estaba dando un beso en la boca. No fue ni largo ni corto, ni obsceno ni infantil, eran mis labios contra los suyos, mi boca junto a la suya sin que ninguna de las dos dudara que ese era su lugar.

Cuando nos separamos nos quedamos viendo algo en la tele sin decir nada muy juntos los dos. Al levantarnos para irnos a dormir nos dimos un pico en la boca, cosa que a partir de entonces haríamos para saludarnos y despedirnos siempre y cuando estuviéramos solos los dos, y antes de desaparecer ella en su cuarto me dijo:

V- He pensado mucho en todo lo que aun me queda por descubrir y si no te importa me gustaría que me ayudaras … se que somos primos y que hay cosas que no pueden ser … pero en otras si que me puedes ayudar.

No le respondí, de hecho todo lo que paso después simplemente paso, pero si en aquel momento tenia que pensarlo la contradicción entre lo que pensaba que debía ser y lo que desde mis entrañas deseaba era demasiado fuerte para decidir que camino andar. No le dije ni si ni no, tan solo "buenas noches Verónica".

Esta claro que mi silencio Verónica lo acepto como un si puesto que a la mañana siguiente salió más despampanante que nunca y era solo para mi. Esta vez llevaba puesto una tanga roja de encajes que solo dejaba entrever unos pocos pelos recortados que tenia en su monte y el nacimiento de su rajita. A juego llevaba la parte de arriba del camisón, toda transparente excepto la parte que cubría sus pechos que era de encaje y al igual que la tanga solo dejaba entrever el tesoro que guardaba. Se notaba que estaba feliz vistiéndose así y sin ningún pretexto mientras que desayunábamos iniciamos una conversación picante. Se podía decir que estaba empezando el descubrimiento del nuevo mundo.

V- Dime que te parece.

Y- que me parece el que?

V- mi conjunto, que va a ser, no dejas de mirarme con el puesto pero no me has dicho nada.

Y- Eso no es cierto, pero te queda muy bien.

V- Gracias y tienes razón, a mi no me miras, solo miras ciertas partes.

Como no iba a dejar de mirar sus pechos y su coño, la única parte de su cuerpo que no me dejaba ver y que era la que más deseaba ver. Como si me leyera la mente empezó a acariciarse el pecho por encima de la ropa cada vez acercándose más al pezón que ya se notaba de punta.

V- Te gustan mis pezones?

Y- Claro que si.

V- Dímelo de verdad no por compromiso- me decía mientras que ya si estaba jugando con un dedo sobre su pezon.

Y- me encantan.

V- Por el bulto de tus pantalones no se si te gustan mis pezones o ver como me los acaricio.

No me había dado cuenta de que ciertamente tenia una erección de altura, más si cabe teniendo en cuenta que no me había colocado para disimularla y el bulto que hacia en el pantalón era muy evidente.

Y- me gustan tus pezones y me gusta ver como te los acaricias.

V- Me alegra mucho saberlo.- Ahora metió la mano por debajo de la ropa para tocarse el pecho y acariciarlo con su mano.- Por que me gusta mucho tocarlo delante de ti, de hecho estoy …

No me podía creer que mientras se acariciaba un pecho no fuera capaz de decirme que estaba mojada pero así era, por lo que decidí ayudarla.

Y- Mojada?

V- si, mojada.

Era el momento de ser atrevidos así que le dije:

Y- Quiero verlo.

V- no te pases.

Y- No lo hago, no tienes por que enseñármelo, solo tienes que pasarte un dedo por ahí y enseñármelo bien mojado.

La propuesta le sorprendió y como tenia una mano libre, mientras la otra seguía agarrando su pecho y acariciando su pezón, la fue bajando hasta hacer que desapareciera dentro de su tanga. La idea debió de parecerle muy bien por que no la saco al momento si no que se recreo un poco tocándose. También yo quería tocarme pero no quería romper aquel momento de una mujer espectacular vestida con lencería se estaba tocando para mis ojos. Ya tendría tiempo de soltar todo lo que iba acumulando y que me hacia sentir como si fuera a estallar debajo de mis pantalones.

Cuando por fin saco la mano tenía todo un dedo impregnado de sus flujos. Dejando de tocarse vino hacia mi con un gesto victorioso preguntándome que si tenia alguna duda. Como respuesta de un gesto rápido tome su mano y metiéndome su dedo en la boca lo chupe entero, notando a través de su brazo como su cuerpo temblaba mientras lo hacia.

Y- si era cierto que estabas mojada. Y además debo de añadir que estas muy rica.

Sin mucha dificultad podía ver como había una parte de ella que no entendía ese juego queriendo terminarlo al instante pero había otra que pedía más, no le bastaba aquello y tenia un hambre voraz. Finalmente gano esa parte. Se agacho junto a mí hasta poner su boca junto a mi oído. Desde esa postura veía perfectamente sus pechos al desnudo y se me hacia agua la boca pensando en saborearlos también. Notaba su aliento en mi oreja y su cercanía me aceleraba el pulso. Realmente iba a explotar sin remedio de seguir así. Entonces me susurro
:


V- Dame un capricho más primo. Vete a tu cuarto, desnúdate y tócate hasta que te corras. Yo hare lo mismo en mi cuarto y te prometo no callarme los gemidos. – Tras lo cual me dio un mordisco en la oreja, paso por mis labios el dedo que había estado dentro de ella y quitándose la parte de arriba mientras la miraba se encerró en su dormitorio.

De un salto me fui al mío y de otro me quite todo lo que llevaba y apenas sin tocarme tuve una corrida bestial llenándolo todo de semen. Como me hubiera gustado que ella lo viera, incluso que ella misma recibiera toda la leche en su cuerpo. En el dormitorio de al lado Verónica cumplió con su parte del trato y ya podía oír sus gemidos y jadeos. Tan excitado me tenia que apenas si bajo la erección de mi verga la cual empecé a manosear con calma, disfrutando cada uno de sus gemidos como si fueran una lengua que me recorriera el miembro rítmicamente. Finalmente oí como llegaba a su orgasmo y seguidamente hice lo propio por volver a correrme.

Me quede un rato tumbado en la cama sin moverme, prefería no hacerlo, solo quedarme pensando en Verónica y en lo mucho que me gustaba aquello que estábamos haciendo. Mientras tanto escuche como ella salía de su cuarto y se fue al cuarto de baño. Aproveche para ir a la cocina para tomar algo viendo como se había dejado la puerta del baño abierta oyendo el agua de la ducha correr. Quería entrar en el baño para ver como el agua recorría su cuerpo desnudo, como pasaba entre sus pechos y caía desde sus entrepierna, otra vez se me empezaba a alegrar la verga pensando en como se enjabonaba todo su cuerpo y como se tocaba igual que lo había hecho un momento antes frente a mí. Aunque parezca extraño decidí no entrar, prefería no forzar a Verónica a nada que no quisiera respetando su intimidad.

El resto del día fue de lo más normal y no voy a aburrir a nadie con detalles sobre eso. Entrada la noche volvieron Luis y Martha para mi tristeza puesto que Verónica retorno a un modelito sexy pero sin pasarse, que para eso ya estaba Martha, aunque ahora ya no me fijaba tanto en ella, prefería pensar más en Verónica.

Los momentos picantes nos los guardábamos para cuando estábamos un momento a solas sin nadie que pudiera escucharnos o vernos. A veces me acercaba a ella y le decía que el modelito que llevaba era poco insinuante para provocarla, a lo que me respondía cambiándose de ropa o si tenia suerte poniéndose en una postura en la que pudiera contemplar mejor las curvas de su cuerpo. Otras veces era ella la que venia a provocarme sin contemplaciones, cuando no me había fijado en ella me preguntaba que si transparentaban mucho los pezones en tal o cual camiseta o si el short era muy corto, o si la ropa que llevaba era más o menos sexy, pero lo que hacia que me tuviera que ir pitando a mi cuarto era cuando estábamos en alguna estancia y veía como se acariciaba buscando los pezones o moviendo las manos por los muslos hasta casi llegar a su sexo. Como me castigaba con eso pero como me gustaba.













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