De esposa ejemplar a puta de lujo (18)
Al dÃa siguiente nos despertamos tarde, yo me fui a mi habitación a ducharme, como Mario dijo que irÃamos a la playa, sólo me puse un tanga minúsculo rojo, y una camiseta blanca ajustada adornada con un corazón a la altura de las tetas, y que marcaba mis oscuros pezones y que transparentaba los piercing que los adornaban. Mario nunca me dejaba llevar la parte de arriba del bikini.
Me metà dos rayas de coca, para estar ya colocada antes de salir, aunque por aquella época ya siempre llevaba coca encima para poder esnifar en cualquier sitio.
Nos encontramos en el comedor. Marta iba igual que yo, pero con su camiseta anudada encima de la barriga. Mientras desayunábamos, la gente nos miraba y murmuraba todo el rato.
Luego cogimos el coche alquilado y nos fuimos a la playa. Mientras yo conducÃa, Marta le mamaba la polla a Mario, que nos contó que esa semana iba a estar tomando viagra, para estar empalmado todas las vacaciones, asà que ya nos podÃamos ir preparando.
Yo les miraba por el espejo, Marta estaba tirada en el suelo del coche mientras se la chupaba a conciencia, con gran dificultad por el poco sitio que le quedaba para su barriga.
Mientras Mario la acariciaba la cabeza como si fuera una perrita, ella le chupaba de arriba abajo, desde el glande a los testÃculos, mientras Mario la llamaba guarra, puta, zorra y cosas asÃ.
Además le decÃa que aprendÃa rápido, que ya la mamaba con el piercing en la lengua con la misma habilidad que yo.
Cuando ya estaba aparcando, él se corrió en su boca y Marta empezó a bebérselo todo como desesperada, quizás por miedo a Mario. Cuando terminó le quedaba lefa en los labios y Mario la dijo que no se limpiara que la vieran bajarse asà del coche.
Yo ya me habÃa bajado, y ella abrió la puerta desde el suelo del coche y salió como pudo por su enorme tripa. Unos chicos que pasaban por allà y la vieron, empezaron a reÃrse y a decir, en alto que tÃa mas guarra, con 40 años, preñada y mamándola de dÃa en el asiento de tras de un coche.
Uno preguntó que cuanto cobraba por hacerlo, y Mario les dijo que estaba con él y que todavÃa no habÃa terminado, que se fueran. Luego la dio permiso para relamerse el semen de los labios.
A continuación nos fuimos a la playa, nos quedamos sólo con nuestros tangas y empezamos a fumar y a tomar el sol. Éramos la atracción de los chicos de la playa, no nos quitaban ojo, sobre todo porque además Mario nos obligaba a tomar el sol con las piernas abiertas, y haciendo posturitas, mientras él nos metÃa mano a ambas descaradamente.
Las mujeres estaban desconcertadas, porque por edad y embarazo, Marta parecÃa su mujer, pero no tenÃan muy claro quien podrÃa ser yo.
De repente, Mario me dijo que habÃa visto a mi marido a lo lejos. Yo me quedé petrificada. PodÃa ser porque algún verano habÃamos pasado las vacaciones allÃ. Mario le conocÃa de cuando me hizo la ligadura de trompas en su clÃnica en septiembre. Miré donde me dijo, y desde luego era Carlos con mi hijo.
A unos cuantos metros estaban mis padres y mis suegros. Me querÃa morir, seguro que Mario me harÃa alguna putada de las suyas.
Yo le dije que no que no se parecÃa en nada, pero el insistió y me dijo que si que lo era. Entonces me indicó que fuera a saludarle. Le dije que estaba con mi hijo y que me habÃan prohibido acercarme a él.
Entonces me dijo que le llamara por el móvil y quedara con él. Como se estaba bañando le contesté que no podrÃa, entonces me ordenó que llamara a mi madre, mientras me apretaba un brazo.
Además me dijo que convenciera a mi marido para salir con nosotros por la noche a cenar y tomar unas copas, que querÃa conocerle mejor.
Le contesté que antes me dejara ir al baño del bar, que tenÃa que orinar. Cuando vio que iba a coger la camiseta me la quitó y me dijo que de camiseta nada, sólo con mi minúsculo tanga. Cogà mi bolso y me fui al baño muriéndome de vergüenza, ya que dentro estaba lleno de chavales de 15 años que no paraban de preguntarme si era puta.
Hice pis me sequé con el papel higiénico, y me esnifé dos rayas de coca, no podrÃa afrontar el ver de nuevo a mi familia sin estar colocada. Bebà agua, tenÃa los ojos rojos, ya que en lo que iba de mañana, llevaba 4 rayas.
Mario se dio cuenta de que habÃa esnifado ya que no paraba de sorberme la nariz. Entonces me obligó a llamar a mi madre. Mientras decÃa, hoy lo voy a pasar en grande, tu familia va a ver mi obra completa. Salvo por el triángulo rojo de tu tanga hilo dental que te cubre el coño, se puede decir que estás desnuda, podrán comprobar como te has operado la nariz y las tetas, y encima te verán toda colocada por la cocaÃna. Voy a disfrutar a lo grande.
Cogà el móvil y llamé a mi madre:
Hola Mamá, soy Sonia.
¿Dónde estás hija, no hablaba contigo desde hace 3 meses?
Te estoy viendo, aquà en la playa, no me he acercado por si os parecÃa mal.
Mejor, no quiero que te acerques ni a tu hijo ni a tu padre que está muy mal de salud.
Si te parece quedamos en la orilla delante de esa roca grande.
Está bien voy con Carlos.
Corté el móvil, y le rogué a Mario que me dejara ponerme la camiseta, pero no me dejó. Me dijo que a las putas no les da vergüenza enseñar su cuerpo, además me ordenó que caminara contoneándome, y que si no lo hacÃa me matarÃa a golpes.
Me encendà un cigarro para tener algo entre las manos y calmarme los nervios y me dirigà hacia el punto de encuentro que estaba a unos 10 metros de donde estaban Mario y Marta.
Mi madre y Carlos ya estaban allÃ, yo llegué caminando como me dijo Mario, y les saludé dándoles dos besos.
Se me quedaron unos segundos admirando mi cuerpo y mi cara, y esto fue lo que pasó.
¿Hija que te has hecho en el cuerpo y en la cara? Te has operado el pecho y la nariz. Y esos piercing en los pezones y la lengua, además del que tenÃas en el ombligo, por no hablar de los tatuajes.
Si mamá me he operado el pecho porque tenÃa poco, ahora tengo una 95, y la nariz no me gustaba, ahora está mas perfilada. Además mi novio querÃa que lo hiciera.
¿Y lo de los piercing y el tatuaje?.
Es que le gustan a mi novio. Que es el que está ahà con esa embarazada amiga mÃa.
Luego ¿no eres lesbiana?. No mamá soy bisexual.
¿Y porque vas asà con todo al aire, pareces una puta de lo peor?.
Es para tomar el sol en todo el cuerpo y que no me queden marcas. A mi novio le encanta verme muy tostada todo el año, por eso todo el invierno he tomado Rayos UVA.
¿Y qué te has hecho en el pelo?
Mamá me he puesto unas rastas, que son estas trenzas a lo Afro. Son muy cómodas, sobre todo en verano porque, no te tienes que peinar ni lavar la cabeza, que me daba mucha pereza, sobre todo después de la playa o la piscina.
Con el pelo tan bonito que tenÃas, entre el teñido de rubio que llevas y las rastas esas, parece un estropajo.
¿Y el trabajo?
Lo he dejado ya que a mi novio no le gusta que trabaje fuera de casa, y el me mantiene y me compra todo lo que quiero (yo no contestaba muy acertadamente por la coca y porque cada vez mi mente funcionaba peor por los nervios). En aquella época sólo sabÃa hablar de Mario, por la gran dependencia que tenÃa de él. Además le recordé a Carlos las fotos mÃas que mandó a la Jefa de Recursos Humanos de mi empresa, que provocaron mi despido.
¿Me dejaréis ver a mi niño?
Con esas pintas ni lo sueñes, y mejor que no te vea el resto de la familia, para que no puedan comprobar en lo que te has convertido. Por lo que veo no eres mas que la puta del tipo ese.
¿Cómo es posible que hayas dejado tu trabajo con una carrera tan prometedora?
Mama, ahora tengo todo lo que quiero, mi novio Mario es rico, y para que voy a trabajar si puedo estar todo el dÃa tumbada tomando el sol, pasándolo bien, y gastando dinero en comprar todo lo que me apetece.
Pero hija ¿Te das cuenta de lo que has hecho con tu vida? En este año. ¿Como es posible que una mujer inteligente como tu se haya convertido en lo que eres ahora?.
Entonces le dije a mi madre que me dejara en paz como cabreada (porque sabÃa que tenÃa razón), y que si no la importaba querÃa hablar con Carlos a solas.
Ella se fue llorando, quizá mi aspecto y que abandonara mi carrera por liarme con un tÃo, fue demasiado para ella.
Cuando nos quedamos solos, le pregunté si querÃa venir a cenar con nosotros, que lo pasarÃamos bien (mientras exhalaba el humo por mi boca y me pasaba la lengua por los labios, sin dejar de mirarle a la polla), además a mi novio le gustará conocer a mi exmarido. Carlos me miraba con deseo, desde la última vez que me folló, mi cuerpo habÃa cambiado mucho y sobre todo no quitaba ojo a las tetas.
Empecé a pasarle las manos por el ombligo y la espalda, y finalmente aceptó. Después le besé en la boca y me dirigà hacia donde estaban Mario y Marta contoneando el culo para que lo admirara en todo su esplendor.
Le conté a Mario que lo habÃa conseguido, que vendrÃa a cenar con nosotros. Mario empezó a reÃrse tocándome el culo mientras Carlos miraba a lo lejos. Desde luego hoy tu exmarido va a comprobar en la clase de puta en que te has convertido.
Entonces sin darnos cuenta se acercó mi madre gritándole a Mario que qué habÃa hecho con su hija. Y Mario sin cortarse la contestó que nada, mientras me tocaba las tetas y el culo, dijo:
Mire señora, su hija no es mas que una puta a la que le gusta vivir a todo tren, y si para eso se tiene que acostar con quien yo la diga lo hace, le va la marcha y le gusta el sexo con hombres y mujeres, la da igual.
Mi madre se puso histérica y Carlos se la tuvo que llevar en un auténtico ataque de nervios. Yo le dije a Mario que era un cabrón que habÃa destrozado a mi madre y me respondió diciéndome que por la noche me iba a enterar de lo que era bueno, y que era yo por mis actos la que la habÃa destrozado.
Por la noche Carlos nos dijo como tenÃamos que vestirnos. A mi me obligó a ponerme un vestido de noche negro que se transparentaba, que me llegaba a la mitad de los muslos y sin mangas, escotado por delante y por detrás, con un tanga negro debajo, y un sujetador negro sin tirantes. Era casi como ir sólo en ropa interior, y por detrás parecÃa que iba desnuda. Usando eso sÃ, unas sandalias de tacón de 12 cm.
Marta, iba con una minifalda de cuero negra, con bragas rojas de las que quedaban a la vista la parte superior en la cintura y un top de cuero negro sin sujetador, quedando toda su barriga al aire, y sandalias también de tacón, a pesar de que la pobre se quejaba de que al usarlas le dolÃa mucho la espalda por el embarazo.
Las dos Ãbamos muy maquilladas, con las uñas de las manos y pies pintadas de rojo y con los piercing y tatuajes, la pinta de putas era impresionante. Mientras Mario inspeccionaba a Marta, yo me esnifaba delante de ellos un par de rayas de coca, ya lo hacÃa delante sin esconderme ya que me daba igual lo que pensaran.
Mario me dijo que esa noche querÃa que bebiera bastante, compensando las calorÃas cenando sólo una ensalada, y que no me cortara de esnifar coca delante de Carlos si me apetecÃa, que querÃa que Carlos observara en lo que me habÃa convertido en toda su plenitud.
En el hall del hotel nos esperaba Carlos, mientras nosotros nos dirigÃamos hacia él, Mario nos llevaba poniendo las manos sobre nuestras caderas, como dando a entender que éramos sus putitas.
Al vernos la cara de Carlos era un poema, sobre todo al verme a mÃ.
Mario le dijo:
Como ves Carlos hoy lo vamos a pasar en grande con estas dos putitas, harán todo lo que queramos, mira el modelito de tu ex, no deja nada a la imaginación.
No se que decir Mario. No digas nada y disfruta la noche.
Cogimos un taxi y nos fuimos a comer a un restaurante. Mario pidió lo que Marta y yo cenarÃamos. Carlos me preguntó en la cena con Mario delante que como era posible que me dejara manipular de esta forma.
Yo no contesté no sabÃa que decir, lo hizo Mario.
Mira Carlos Sonia no se deja manipular, por estar viviendo conmigo, cobra, es decir, es una puta en todo el sentido de la palabra, y a cambio de dinero hace lo que yo la digo.
¿Pero como es posible? Yo cuando la conocà tenÃa 18 años y era una chica normal, y no me dejó tocarla hasta que nos casamos, y hasta hace un año era una madre y esposa modelo.
Cambió cuando la conocà yo, ¿no te acuerdas de m�, yo fui el ginecólogo que la operó en septiembre y la he ido modelando sin obligarla a nada, ella eligió libremente esta vida, y dejarlo todo familia y trabajo por putear. Tengo todo el proceso de cambio grabado en DVD, luego en el hotel lo veremos.
Y Marta ¿Es tu mujer?.
Que va, es una amiga que me presentó Sonia después de seducirla, está casada con un cornudo, y el hijo que espera es mÃo. También hace todo lo que yo la pido.
Carlos ni se cabreó por lo que Mario habÃa hecho conmigo, yo creo que simplemente se quedó sin capacidad de reacción.
Mientras cenábamos, Mario le contó todo lo que habÃa hecho conmigo, y yo creo que Carlos se estaba poniendo cachondo. Sobre todo me miraba a las tetas. Yo siempre habÃa tenido poco pecho y una talla 95, deja a los hombres como embobados.
El restaurante, estaba en el paseo marÃtimo de Palma, y también tenÃa discoteca, asà que después de cenar Mario dijo que nos podÃamos quedar allà a tomar unas copas.
Cuando Carlos se fue al baño, Mario me dijo que me lo follara allà en uno de los baños, que le pusiera cachondo hasta que no aguantara mes y me pidiera que folláramos.
En la pista de baile habÃa bastante gente, sobre todo extranjeros, y aunque Ãbamos vestidas muy provocativas, la verdad es que habÃa chicas también que iban enseñándolo todo, y que por la condición de bisexual que ya tenÃa en aquella época me ponÃan a mil.
Cuando Carlos volvió del baño, le cogà la mano y le dije "vamos a bailar" mientras le arrastraba hacia la pista. Nos pusimos a bailar en un rincón de la pista, estaba llena, asà que estábamos bailando bastante pegados.
Empezamos a bailar de manera muy sensual, moviendo la cintura y sin dejar de mirarnos a los ojos. Yo le restregaba las tetas por su pecho mientras le besaba y le metÃa la lengua hasta la garganta.
En un momento determinado él me agarró y me acerco a su cuerpo seguimos moviéndonos, esta vez pegados, cuerpo con cuerpo a la vez que yo le susurraba al oÃdo si le gustaba mi cuerpo ahora. El me contestó que si, que estaba buenÃsima mucho mejor que antes.
Entonces haciéndome la mimosa, le pregunté que qué parte de mi cuerpo le gustaba más ahora, mientras hacÃa un cÃrculo con mis dedos alrededor de mis tetas y me pasaba la lengua alrededor de mis gruesos labios.
Carlos a esas alturas ya tenÃa un bulto enorme en su pantalones de pinzas, y yo me di cuenta de que tenia el vestido muy arriba, con los movimientos que habÃa hecho y estando descuidada como estaba, ya que solo pensaba en él. Se me habÃa subido y dejaba ver parte de mi tanga negro, y aunque el vestido en si se transparentaba enseguida trate de bajármelo, pero el detuvo mis manos y me dijo que asà le gustaba, yo le susurre que me daba mucha vergüenza, que mucha gente podÃa verme, a lo que Carlos respondió que con lo guarra que era le extrañaba que algo pudiera darme vergüenza, y agarró mis manos, llevándolas hacia arriba, de tal manera que rodearon su cuello y asà seguimos bailando, dejando que mi vestido se subiera cada vez mas, enseñando casi todo mi trasero, cubierto por detrás por la tira negra del tanga.
Seguro que Mario lo estaba pasando en grande, yo me sentÃa puta ante Carlos y eso me gustaba especialmente porque era mi exmarido, y notaba como el también estaba excitado, ya que algo duro en su pantalón presionaba mi cintura, y como Carlos lejos de querer disimularlo me apretaba mas contra él, frotándose contra mÃ. Sus manos bajaban por mi espalda, tocándome el culo por debajo del vestido. Yo le besé el cuello mientras él me manoseaba con sus manos, amasando mi culo, tocándomelo y apretándolo.
Me abrace mas a él y noté como se empezaba a mojar mi tanga, cuando juntaba mis piernas notaba como resbalaban por la humedad que se formaba en mi interior, una de sus manos la paso delante de mÃ, de tal manera que quedó entre los dos. Al minuto habÃa deslizado su mano por la cintura de mi vestido que era abierto por ahà para dejar a la vista el vientre, y empezó a tocar mi depilado sexo por encima de mi tanga, mientras con la otra mano, la que estaba en mi trasero se dedicaba a estirarme del tanga, de tal manera que se me metÃa en la hendidura de mi vagina, provocando que mis labios mayores se saliesen de mi ropa interior.
Luego sentà como su mano se deslizó por un lateral del tanga, Carlos estaba lanzado, nunca lo habÃa visto tan excitado, tocaba mi coño directamente, atreviéndose a meterme uno de sus dedos dentro, lo hizo despacio, al principio apreté mis piernas, no podÃa creer que Carlos me estuviera metiendo un dedo en mi sexo en medio de una pista de baile, Mario si era capaz pero Carlos. DebÃa ser el efecto que mi cuerpo causaba en él.
Yo ya estaba muy mojada y sus dedos entraban sin oposición por mi dilatado sexo, empezó a meterlos y a sacarlos, y luego se paró como si quisiera explorarme entera, me apreté contra su cuerpo y sentà un orgasmo, allà delante de todo el mundo y con mi exmarido.
Cuando me soltó me bajé el vestido y le dije que estaba cachonda perdida y que si querÃa podÃamos hacerlo en los baños, le arrastré cogiéndole de una mano, me fui a por mi bolso que lo tenÃa Marta me encendà un cigarro y nos fuimos a los baños ante la atenta mirada de Mario, que le dijo a su vez a Marta que nos siguiera para ver lo que hacÃamos.
Nos dirigimos a los baños de caballeros entre besos y caricias, cuando entramos al baño nos metimos en una de las cabinas, y cerramos con pestillo, casi sin mediar palabra Carlos metió su mano entre mis piernas otra vez, y acercándose me dijo eres una zorra y como tal me la vas a mamar.
Llevé mis manos hacia su bragueta y note lo dura que la tenÃa, sin pensarlo mas bajé su cremallera y no tuve que hacer nada mas, porque su aparato salió solo del pantalón y quedo apuntando a mi cara, entonces me arrodillé para mamársela, aunque el suelo esta sucio de meados de tÃos.
Carlos mientras tanto subió mi vestido hasta mas arriba de mi cintura, y me desabrochó el sujetador, descubriendo mis tetas, y viendo lo duros que estaban mis pezones, muy excitados, me los pellizcó, los chupó. Cuando terminó empecé a centrarme en la mamada.
Le empecé a lamer los huevos y a subir por el prepucio hasta el glande, metiéndolo y sacándolo rÃtmicamente. Entonces le dije a Carlos que si le gustaba podÃa meterla y sacarla él en mi boca a su ritmo. Me sujeto la cabeza y asà lo hizo. Empezó a follarme la boca con todas sus ganas mientras yo le miraba a los ojos, y le tocaba los huevos con mis manos.
No paraba de llamarme zorra, puta, perra salida y cosas asÃ. Yo me sentÃa más sucia de lo habitual porque se trataba de mi ex, y porque las rodillas las tenÃa todas mojadas de los meados del suelo.
Cuando su polla empezaba a echar preseminal y yo pensé que se iba a correr en el fondo de mi garganta me la sacó, me puso en pie, y a la vez que se cogÃa a mis tetas para chuparlas y masajearlas, me bajó el tanga, hasta el suelo, metiendo sus manos entre la pared y mi culo levantándome a pulso adelantando mis caderas, dejando mi coño listo y expuesto para la penetración, cosa que yo facilité abriendo las piernas todo lo que pude.
Se fijó en el piercing de mi clÃtoris, y empezó a darme tironcitos del mismo proporcionándome un gran placer, mientras me decÃa que me habÃan anillado el cuerpo como a las putas de las pelÃculas porno.
Después de esto, puso la punta de su polla en la entrada de mi coño y comenzó a penetrarme, lo hizo rápido y con fuerza, de tal forma que su erecta verga resbalaba y se introducÃa en mi coño, hasta el fondo.
Cuando la metió hasta el fondo la dejo un rato dentro para acomodarse y dilatarme mejor. Cuando ya estaba bien acomodado empezó a entrar y a salir de mà a un ritmo muy rápido, entraba y salÃa de mà con mucha rudeza. Entonces agarró mis piernas y las subió, quedando mis rodillas a la altura de sus caderas, para empezar a empujar fuerte, y aumentar el ritmo de sus embestidas, el me sujetaba apoyando mi espalda contra la pared y sujetándome por las nalgas.
Luego mientras horadaba mi coño con su polla, metió varios dedos en mi ano moviéndolos como habÃa hecho antes en mi sexo lo que me provocó otro orgasmo, mientras me decÃa que sólo las putas tenÃan el culo tan dilatado como el mÃo.
Tuve un orgasmo impresionante y si Carlos no me llega a estar sujetando me habrÃa caÃdo al suelo de gusto.
Mientras yo estallaba en mi orgasmo Carlos inundaba mi sexo con su semen, que por la postura empezó a resbalar por mis muslos.
Carlos mientras tanto seguÃa metiéndola y sacándola de mi sexo, inundado por su lefa y mis flujos. Cuando su erección bajó me la sacó, y sin decirme nada me arrodillé de nuevo para limpiársela con mi lengua como si estuviera hambrienta de semen, mientras el jugaba con mi pelo como si fuera una perrita golosa.
Después de que el quedara limpio yo me incorporé, y me limpié los muslos de su lefa con papel higiénico, al igual que las rodillas de los restos de meados del suelo (¿porque los tÃos nunca lo echan todo en el WC?).
Luego empezamos a vestirnos y antes de salir de la cabina, delante de Carlos me puse dos rayas de coca en un espejo de maquillaje y me las esnifé enrollando un billete.
Carlos muy sorprendido me preguntó que desde cuando consumÃa coca, y le contesté que desde hacÃa unos meses que era para aguantar de marcha, que en el ambiente que me movÃa todo el mundo la tomaba y que no pasaba nada, que era la única forma de aguantar mi ritmo de vida.
Al salir de la cabina varios tipos que estaban orinando en los urinarios, se nos quedaron mirando, mientras yo les miré a ellos sin ningún tipo de vergüenza. Carlos se fue con Mario y Marta, y yo al baño femenino a maquillarme porque después de mamársela a Carlos tenÃa todo el maquillaje corrido.
Me encendà un cigarro y me unà a los demás. Mario se reÃa con Carlos que le contó lo del baño. Le decÃa que yo era capaz de cumplir los deseos de cualquier hombre o mujer, y que mientras el habÃa perdido una esposa, la noche habÃa ganado una puta de primera capaz de todo.
Yo creo que Carlos ya habÃa asumido a esas alturas mi nueva condición de prostituta, y que ya no me odiaba como cuando le abandoné a él y al niño. Su cara delataba deseo y ganas de follarme, en fin la noche todavÃa era joven y nos depararÃa nuevos placeres.
Continuará.
Se agradecen comentarios.
Fuente: http://www.todorelatos.com/relato/10646/
Al dÃa siguiente nos despertamos tarde, yo me fui a mi habitación a ducharme, como Mario dijo que irÃamos a la playa, sólo me puse un tanga minúsculo rojo, y una camiseta blanca ajustada adornada con un corazón a la altura de las tetas, y que marcaba mis oscuros pezones y que transparentaba los piercing que los adornaban. Mario nunca me dejaba llevar la parte de arriba del bikini.
Me metà dos rayas de coca, para estar ya colocada antes de salir, aunque por aquella época ya siempre llevaba coca encima para poder esnifar en cualquier sitio.
Nos encontramos en el comedor. Marta iba igual que yo, pero con su camiseta anudada encima de la barriga. Mientras desayunábamos, la gente nos miraba y murmuraba todo el rato.
Luego cogimos el coche alquilado y nos fuimos a la playa. Mientras yo conducÃa, Marta le mamaba la polla a Mario, que nos contó que esa semana iba a estar tomando viagra, para estar empalmado todas las vacaciones, asà que ya nos podÃamos ir preparando.
Yo les miraba por el espejo, Marta estaba tirada en el suelo del coche mientras se la chupaba a conciencia, con gran dificultad por el poco sitio que le quedaba para su barriga.
Mientras Mario la acariciaba la cabeza como si fuera una perrita, ella le chupaba de arriba abajo, desde el glande a los testÃculos, mientras Mario la llamaba guarra, puta, zorra y cosas asÃ.
Además le decÃa que aprendÃa rápido, que ya la mamaba con el piercing en la lengua con la misma habilidad que yo.
Cuando ya estaba aparcando, él se corrió en su boca y Marta empezó a bebérselo todo como desesperada, quizás por miedo a Mario. Cuando terminó le quedaba lefa en los labios y Mario la dijo que no se limpiara que la vieran bajarse asà del coche.
Yo ya me habÃa bajado, y ella abrió la puerta desde el suelo del coche y salió como pudo por su enorme tripa. Unos chicos que pasaban por allà y la vieron, empezaron a reÃrse y a decir, en alto que tÃa mas guarra, con 40 años, preñada y mamándola de dÃa en el asiento de tras de un coche.
Uno preguntó que cuanto cobraba por hacerlo, y Mario les dijo que estaba con él y que todavÃa no habÃa terminado, que se fueran. Luego la dio permiso para relamerse el semen de los labios.
A continuación nos fuimos a la playa, nos quedamos sólo con nuestros tangas y empezamos a fumar y a tomar el sol. Éramos la atracción de los chicos de la playa, no nos quitaban ojo, sobre todo porque además Mario nos obligaba a tomar el sol con las piernas abiertas, y haciendo posturitas, mientras él nos metÃa mano a ambas descaradamente.
Las mujeres estaban desconcertadas, porque por edad y embarazo, Marta parecÃa su mujer, pero no tenÃan muy claro quien podrÃa ser yo.
De repente, Mario me dijo que habÃa visto a mi marido a lo lejos. Yo me quedé petrificada. PodÃa ser porque algún verano habÃamos pasado las vacaciones allÃ. Mario le conocÃa de cuando me hizo la ligadura de trompas en su clÃnica en septiembre. Miré donde me dijo, y desde luego era Carlos con mi hijo.
A unos cuantos metros estaban mis padres y mis suegros. Me querÃa morir, seguro que Mario me harÃa alguna putada de las suyas.
Yo le dije que no que no se parecÃa en nada, pero el insistió y me dijo que si que lo era. Entonces me indicó que fuera a saludarle. Le dije que estaba con mi hijo y que me habÃan prohibido acercarme a él.
Entonces me dijo que le llamara por el móvil y quedara con él. Como se estaba bañando le contesté que no podrÃa, entonces me ordenó que llamara a mi madre, mientras me apretaba un brazo.
Además me dijo que convenciera a mi marido para salir con nosotros por la noche a cenar y tomar unas copas, que querÃa conocerle mejor.
Le contesté que antes me dejara ir al baño del bar, que tenÃa que orinar. Cuando vio que iba a coger la camiseta me la quitó y me dijo que de camiseta nada, sólo con mi minúsculo tanga. Cogà mi bolso y me fui al baño muriéndome de vergüenza, ya que dentro estaba lleno de chavales de 15 años que no paraban de preguntarme si era puta.
Hice pis me sequé con el papel higiénico, y me esnifé dos rayas de coca, no podrÃa afrontar el ver de nuevo a mi familia sin estar colocada. Bebà agua, tenÃa los ojos rojos, ya que en lo que iba de mañana, llevaba 4 rayas.
Mario se dio cuenta de que habÃa esnifado ya que no paraba de sorberme la nariz. Entonces me obligó a llamar a mi madre. Mientras decÃa, hoy lo voy a pasar en grande, tu familia va a ver mi obra completa. Salvo por el triángulo rojo de tu tanga hilo dental que te cubre el coño, se puede decir que estás desnuda, podrán comprobar como te has operado la nariz y las tetas, y encima te verán toda colocada por la cocaÃna. Voy a disfrutar a lo grande.
Cogà el móvil y llamé a mi madre:
Hola Mamá, soy Sonia.
¿Dónde estás hija, no hablaba contigo desde hace 3 meses?
Te estoy viendo, aquà en la playa, no me he acercado por si os parecÃa mal.
Mejor, no quiero que te acerques ni a tu hijo ni a tu padre que está muy mal de salud.
Si te parece quedamos en la orilla delante de esa roca grande.
Está bien voy con Carlos.
Corté el móvil, y le rogué a Mario que me dejara ponerme la camiseta, pero no me dejó. Me dijo que a las putas no les da vergüenza enseñar su cuerpo, además me ordenó que caminara contoneándome, y que si no lo hacÃa me matarÃa a golpes.
Me encendà un cigarro para tener algo entre las manos y calmarme los nervios y me dirigà hacia el punto de encuentro que estaba a unos 10 metros de donde estaban Mario y Marta.
Mi madre y Carlos ya estaban allÃ, yo llegué caminando como me dijo Mario, y les saludé dándoles dos besos.
Se me quedaron unos segundos admirando mi cuerpo y mi cara, y esto fue lo que pasó.
¿Hija que te has hecho en el cuerpo y en la cara? Te has operado el pecho y la nariz. Y esos piercing en los pezones y la lengua, además del que tenÃas en el ombligo, por no hablar de los tatuajes.
Si mamá me he operado el pecho porque tenÃa poco, ahora tengo una 95, y la nariz no me gustaba, ahora está mas perfilada. Además mi novio querÃa que lo hiciera.
¿Y lo de los piercing y el tatuaje?.
Es que le gustan a mi novio. Que es el que está ahà con esa embarazada amiga mÃa.
Luego ¿no eres lesbiana?. No mamá soy bisexual.
¿Y porque vas asà con todo al aire, pareces una puta de lo peor?.
Es para tomar el sol en todo el cuerpo y que no me queden marcas. A mi novio le encanta verme muy tostada todo el año, por eso todo el invierno he tomado Rayos UVA.
¿Y qué te has hecho en el pelo?
Mamá me he puesto unas rastas, que son estas trenzas a lo Afro. Son muy cómodas, sobre todo en verano porque, no te tienes que peinar ni lavar la cabeza, que me daba mucha pereza, sobre todo después de la playa o la piscina.
Con el pelo tan bonito que tenÃas, entre el teñido de rubio que llevas y las rastas esas, parece un estropajo.
¿Y el trabajo?
Lo he dejado ya que a mi novio no le gusta que trabaje fuera de casa, y el me mantiene y me compra todo lo que quiero (yo no contestaba muy acertadamente por la coca y porque cada vez mi mente funcionaba peor por los nervios). En aquella época sólo sabÃa hablar de Mario, por la gran dependencia que tenÃa de él. Además le recordé a Carlos las fotos mÃas que mandó a la Jefa de Recursos Humanos de mi empresa, que provocaron mi despido.
¿Me dejaréis ver a mi niño?
Con esas pintas ni lo sueñes, y mejor que no te vea el resto de la familia, para que no puedan comprobar en lo que te has convertido. Por lo que veo no eres mas que la puta del tipo ese.
¿Cómo es posible que hayas dejado tu trabajo con una carrera tan prometedora?
Mama, ahora tengo todo lo que quiero, mi novio Mario es rico, y para que voy a trabajar si puedo estar todo el dÃa tumbada tomando el sol, pasándolo bien, y gastando dinero en comprar todo lo que me apetece.
Pero hija ¿Te das cuenta de lo que has hecho con tu vida? En este año. ¿Como es posible que una mujer inteligente como tu se haya convertido en lo que eres ahora?.
Entonces le dije a mi madre que me dejara en paz como cabreada (porque sabÃa que tenÃa razón), y que si no la importaba querÃa hablar con Carlos a solas.
Ella se fue llorando, quizá mi aspecto y que abandonara mi carrera por liarme con un tÃo, fue demasiado para ella.
Cuando nos quedamos solos, le pregunté si querÃa venir a cenar con nosotros, que lo pasarÃamos bien (mientras exhalaba el humo por mi boca y me pasaba la lengua por los labios, sin dejar de mirarle a la polla), además a mi novio le gustará conocer a mi exmarido. Carlos me miraba con deseo, desde la última vez que me folló, mi cuerpo habÃa cambiado mucho y sobre todo no quitaba ojo a las tetas.
Empecé a pasarle las manos por el ombligo y la espalda, y finalmente aceptó. Después le besé en la boca y me dirigà hacia donde estaban Mario y Marta contoneando el culo para que lo admirara en todo su esplendor.
Le conté a Mario que lo habÃa conseguido, que vendrÃa a cenar con nosotros. Mario empezó a reÃrse tocándome el culo mientras Carlos miraba a lo lejos. Desde luego hoy tu exmarido va a comprobar en la clase de puta en que te has convertido.
Entonces sin darnos cuenta se acercó mi madre gritándole a Mario que qué habÃa hecho con su hija. Y Mario sin cortarse la contestó que nada, mientras me tocaba las tetas y el culo, dijo:
Mire señora, su hija no es mas que una puta a la que le gusta vivir a todo tren, y si para eso se tiene que acostar con quien yo la diga lo hace, le va la marcha y le gusta el sexo con hombres y mujeres, la da igual.
Mi madre se puso histérica y Carlos se la tuvo que llevar en un auténtico ataque de nervios. Yo le dije a Mario que era un cabrón que habÃa destrozado a mi madre y me respondió diciéndome que por la noche me iba a enterar de lo que era bueno, y que era yo por mis actos la que la habÃa destrozado.
Por la noche Carlos nos dijo como tenÃamos que vestirnos. A mi me obligó a ponerme un vestido de noche negro que se transparentaba, que me llegaba a la mitad de los muslos y sin mangas, escotado por delante y por detrás, con un tanga negro debajo, y un sujetador negro sin tirantes. Era casi como ir sólo en ropa interior, y por detrás parecÃa que iba desnuda. Usando eso sÃ, unas sandalias de tacón de 12 cm.
Marta, iba con una minifalda de cuero negra, con bragas rojas de las que quedaban a la vista la parte superior en la cintura y un top de cuero negro sin sujetador, quedando toda su barriga al aire, y sandalias también de tacón, a pesar de que la pobre se quejaba de que al usarlas le dolÃa mucho la espalda por el embarazo.
Las dos Ãbamos muy maquilladas, con las uñas de las manos y pies pintadas de rojo y con los piercing y tatuajes, la pinta de putas era impresionante. Mientras Mario inspeccionaba a Marta, yo me esnifaba delante de ellos un par de rayas de coca, ya lo hacÃa delante sin esconderme ya que me daba igual lo que pensaran.
Mario me dijo que esa noche querÃa que bebiera bastante, compensando las calorÃas cenando sólo una ensalada, y que no me cortara de esnifar coca delante de Carlos si me apetecÃa, que querÃa que Carlos observara en lo que me habÃa convertido en toda su plenitud.
En el hall del hotel nos esperaba Carlos, mientras nosotros nos dirigÃamos hacia él, Mario nos llevaba poniendo las manos sobre nuestras caderas, como dando a entender que éramos sus putitas.
Al vernos la cara de Carlos era un poema, sobre todo al verme a mÃ.
Mario le dijo:
Como ves Carlos hoy lo vamos a pasar en grande con estas dos putitas, harán todo lo que queramos, mira el modelito de tu ex, no deja nada a la imaginación.
No se que decir Mario. No digas nada y disfruta la noche.
Cogimos un taxi y nos fuimos a comer a un restaurante. Mario pidió lo que Marta y yo cenarÃamos. Carlos me preguntó en la cena con Mario delante que como era posible que me dejara manipular de esta forma.
Yo no contesté no sabÃa que decir, lo hizo Mario.
Mira Carlos Sonia no se deja manipular, por estar viviendo conmigo, cobra, es decir, es una puta en todo el sentido de la palabra, y a cambio de dinero hace lo que yo la digo.
¿Pero como es posible? Yo cuando la conocà tenÃa 18 años y era una chica normal, y no me dejó tocarla hasta que nos casamos, y hasta hace un año era una madre y esposa modelo.
Cambió cuando la conocà yo, ¿no te acuerdas de m�, yo fui el ginecólogo que la operó en septiembre y la he ido modelando sin obligarla a nada, ella eligió libremente esta vida, y dejarlo todo familia y trabajo por putear. Tengo todo el proceso de cambio grabado en DVD, luego en el hotel lo veremos.
Y Marta ¿Es tu mujer?.
Que va, es una amiga que me presentó Sonia después de seducirla, está casada con un cornudo, y el hijo que espera es mÃo. También hace todo lo que yo la pido.
Carlos ni se cabreó por lo que Mario habÃa hecho conmigo, yo creo que simplemente se quedó sin capacidad de reacción.
Mientras cenábamos, Mario le contó todo lo que habÃa hecho conmigo, y yo creo que Carlos se estaba poniendo cachondo. Sobre todo me miraba a las tetas. Yo siempre habÃa tenido poco pecho y una talla 95, deja a los hombres como embobados.
El restaurante, estaba en el paseo marÃtimo de Palma, y también tenÃa discoteca, asà que después de cenar Mario dijo que nos podÃamos quedar allà a tomar unas copas.
Cuando Carlos se fue al baño, Mario me dijo que me lo follara allà en uno de los baños, que le pusiera cachondo hasta que no aguantara mes y me pidiera que folláramos.
En la pista de baile habÃa bastante gente, sobre todo extranjeros, y aunque Ãbamos vestidas muy provocativas, la verdad es que habÃa chicas también que iban enseñándolo todo, y que por la condición de bisexual que ya tenÃa en aquella época me ponÃan a mil.
Cuando Carlos volvió del baño, le cogà la mano y le dije "vamos a bailar" mientras le arrastraba hacia la pista. Nos pusimos a bailar en un rincón de la pista, estaba llena, asà que estábamos bailando bastante pegados.
Empezamos a bailar de manera muy sensual, moviendo la cintura y sin dejar de mirarnos a los ojos. Yo le restregaba las tetas por su pecho mientras le besaba y le metÃa la lengua hasta la garganta.
En un momento determinado él me agarró y me acerco a su cuerpo seguimos moviéndonos, esta vez pegados, cuerpo con cuerpo a la vez que yo le susurraba al oÃdo si le gustaba mi cuerpo ahora. El me contestó que si, que estaba buenÃsima mucho mejor que antes.
Entonces haciéndome la mimosa, le pregunté que qué parte de mi cuerpo le gustaba más ahora, mientras hacÃa un cÃrculo con mis dedos alrededor de mis tetas y me pasaba la lengua alrededor de mis gruesos labios.
Carlos a esas alturas ya tenÃa un bulto enorme en su pantalones de pinzas, y yo me di cuenta de que tenia el vestido muy arriba, con los movimientos que habÃa hecho y estando descuidada como estaba, ya que solo pensaba en él. Se me habÃa subido y dejaba ver parte de mi tanga negro, y aunque el vestido en si se transparentaba enseguida trate de bajármelo, pero el detuvo mis manos y me dijo que asà le gustaba, yo le susurre que me daba mucha vergüenza, que mucha gente podÃa verme, a lo que Carlos respondió que con lo guarra que era le extrañaba que algo pudiera darme vergüenza, y agarró mis manos, llevándolas hacia arriba, de tal manera que rodearon su cuello y asà seguimos bailando, dejando que mi vestido se subiera cada vez mas, enseñando casi todo mi trasero, cubierto por detrás por la tira negra del tanga.
Seguro que Mario lo estaba pasando en grande, yo me sentÃa puta ante Carlos y eso me gustaba especialmente porque era mi exmarido, y notaba como el también estaba excitado, ya que algo duro en su pantalón presionaba mi cintura, y como Carlos lejos de querer disimularlo me apretaba mas contra él, frotándose contra mÃ. Sus manos bajaban por mi espalda, tocándome el culo por debajo del vestido. Yo le besé el cuello mientras él me manoseaba con sus manos, amasando mi culo, tocándomelo y apretándolo.
Me abrace mas a él y noté como se empezaba a mojar mi tanga, cuando juntaba mis piernas notaba como resbalaban por la humedad que se formaba en mi interior, una de sus manos la paso delante de mÃ, de tal manera que quedó entre los dos. Al minuto habÃa deslizado su mano por la cintura de mi vestido que era abierto por ahà para dejar a la vista el vientre, y empezó a tocar mi depilado sexo por encima de mi tanga, mientras con la otra mano, la que estaba en mi trasero se dedicaba a estirarme del tanga, de tal manera que se me metÃa en la hendidura de mi vagina, provocando que mis labios mayores se saliesen de mi ropa interior.
Luego sentà como su mano se deslizó por un lateral del tanga, Carlos estaba lanzado, nunca lo habÃa visto tan excitado, tocaba mi coño directamente, atreviéndose a meterme uno de sus dedos dentro, lo hizo despacio, al principio apreté mis piernas, no podÃa creer que Carlos me estuviera metiendo un dedo en mi sexo en medio de una pista de baile, Mario si era capaz pero Carlos. DebÃa ser el efecto que mi cuerpo causaba en él.
Yo ya estaba muy mojada y sus dedos entraban sin oposición por mi dilatado sexo, empezó a meterlos y a sacarlos, y luego se paró como si quisiera explorarme entera, me apreté contra su cuerpo y sentà un orgasmo, allà delante de todo el mundo y con mi exmarido.
Cuando me soltó me bajé el vestido y le dije que estaba cachonda perdida y que si querÃa podÃamos hacerlo en los baños, le arrastré cogiéndole de una mano, me fui a por mi bolso que lo tenÃa Marta me encendà un cigarro y nos fuimos a los baños ante la atenta mirada de Mario, que le dijo a su vez a Marta que nos siguiera para ver lo que hacÃamos.
Nos dirigimos a los baños de caballeros entre besos y caricias, cuando entramos al baño nos metimos en una de las cabinas, y cerramos con pestillo, casi sin mediar palabra Carlos metió su mano entre mis piernas otra vez, y acercándose me dijo eres una zorra y como tal me la vas a mamar.
Llevé mis manos hacia su bragueta y note lo dura que la tenÃa, sin pensarlo mas bajé su cremallera y no tuve que hacer nada mas, porque su aparato salió solo del pantalón y quedo apuntando a mi cara, entonces me arrodillé para mamársela, aunque el suelo esta sucio de meados de tÃos.
Carlos mientras tanto subió mi vestido hasta mas arriba de mi cintura, y me desabrochó el sujetador, descubriendo mis tetas, y viendo lo duros que estaban mis pezones, muy excitados, me los pellizcó, los chupó. Cuando terminó empecé a centrarme en la mamada.
Le empecé a lamer los huevos y a subir por el prepucio hasta el glande, metiéndolo y sacándolo rÃtmicamente. Entonces le dije a Carlos que si le gustaba podÃa meterla y sacarla él en mi boca a su ritmo. Me sujeto la cabeza y asà lo hizo. Empezó a follarme la boca con todas sus ganas mientras yo le miraba a los ojos, y le tocaba los huevos con mis manos.
No paraba de llamarme zorra, puta, perra salida y cosas asÃ. Yo me sentÃa más sucia de lo habitual porque se trataba de mi ex, y porque las rodillas las tenÃa todas mojadas de los meados del suelo.
Cuando su polla empezaba a echar preseminal y yo pensé que se iba a correr en el fondo de mi garganta me la sacó, me puso en pie, y a la vez que se cogÃa a mis tetas para chuparlas y masajearlas, me bajó el tanga, hasta el suelo, metiendo sus manos entre la pared y mi culo levantándome a pulso adelantando mis caderas, dejando mi coño listo y expuesto para la penetración, cosa que yo facilité abriendo las piernas todo lo que pude.
Se fijó en el piercing de mi clÃtoris, y empezó a darme tironcitos del mismo proporcionándome un gran placer, mientras me decÃa que me habÃan anillado el cuerpo como a las putas de las pelÃculas porno.
Después de esto, puso la punta de su polla en la entrada de mi coño y comenzó a penetrarme, lo hizo rápido y con fuerza, de tal forma que su erecta verga resbalaba y se introducÃa en mi coño, hasta el fondo.
Cuando la metió hasta el fondo la dejo un rato dentro para acomodarse y dilatarme mejor. Cuando ya estaba bien acomodado empezó a entrar y a salir de mà a un ritmo muy rápido, entraba y salÃa de mà con mucha rudeza. Entonces agarró mis piernas y las subió, quedando mis rodillas a la altura de sus caderas, para empezar a empujar fuerte, y aumentar el ritmo de sus embestidas, el me sujetaba apoyando mi espalda contra la pared y sujetándome por las nalgas.
Luego mientras horadaba mi coño con su polla, metió varios dedos en mi ano moviéndolos como habÃa hecho antes en mi sexo lo que me provocó otro orgasmo, mientras me decÃa que sólo las putas tenÃan el culo tan dilatado como el mÃo.
Tuve un orgasmo impresionante y si Carlos no me llega a estar sujetando me habrÃa caÃdo al suelo de gusto.
Mientras yo estallaba en mi orgasmo Carlos inundaba mi sexo con su semen, que por la postura empezó a resbalar por mis muslos.
Carlos mientras tanto seguÃa metiéndola y sacándola de mi sexo, inundado por su lefa y mis flujos. Cuando su erección bajó me la sacó, y sin decirme nada me arrodillé de nuevo para limpiársela con mi lengua como si estuviera hambrienta de semen, mientras el jugaba con mi pelo como si fuera una perrita golosa.
Después de que el quedara limpio yo me incorporé, y me limpié los muslos de su lefa con papel higiénico, al igual que las rodillas de los restos de meados del suelo (¿porque los tÃos nunca lo echan todo en el WC?).
Luego empezamos a vestirnos y antes de salir de la cabina, delante de Carlos me puse dos rayas de coca en un espejo de maquillaje y me las esnifé enrollando un billete.
Carlos muy sorprendido me preguntó que desde cuando consumÃa coca, y le contesté que desde hacÃa unos meses que era para aguantar de marcha, que en el ambiente que me movÃa todo el mundo la tomaba y que no pasaba nada, que era la única forma de aguantar mi ritmo de vida.
Al salir de la cabina varios tipos que estaban orinando en los urinarios, se nos quedaron mirando, mientras yo les miré a ellos sin ningún tipo de vergüenza. Carlos se fue con Mario y Marta, y yo al baño femenino a maquillarme porque después de mamársela a Carlos tenÃa todo el maquillaje corrido.
Me encendà un cigarro y me unà a los demás. Mario se reÃa con Carlos que le contó lo del baño. Le decÃa que yo era capaz de cumplir los deseos de cualquier hombre o mujer, y que mientras el habÃa perdido una esposa, la noche habÃa ganado una puta de primera capaz de todo.
Yo creo que Carlos ya habÃa asumido a esas alturas mi nueva condición de prostituta, y que ya no me odiaba como cuando le abandoné a él y al niño. Su cara delataba deseo y ganas de follarme, en fin la noche todavÃa era joven y nos depararÃa nuevos placeres.
Continuará.
Se agradecen comentarios.
Fuente: http://www.todorelatos.com/relato/10646/
3 comentarios - De esposa ejemplar a puta de lujo - 18va. parte