Quedaban pocos días para el fin del crucero que mi marido había tomado para que nos distrajéramos de nuestras actividades diarias (recordar cómo logré que mi marido consiguiera esas vacaciones en relatos anteriores), si bien él lo ha disfrutado mucho, yo lo he disfrutado mucho más pues he conocido algunos galanes que han hecho de mi viaje un cúmulo de placeres.
Me da pesar por mi esposo ya que lo estoy acompañando, sin embargo, mis deseos carnales me nublan mi mente y mi apetito sexual se desató al ver hombres de otros lugares, muy guapos y con hermosos cuerpos, aunque yo pensaba que en lo referente a mujeres de las que había visto yo me consideraba de las más atractivas por mis curvas.
Eso pensaba hasta casi finalizar el viaje sino fuera porque estaba con mi marido tomándonos algo en uno de los bares del crucero y de repente veo hacia una mesa ubicada en una esquina del bar a una rubia hermosa, ojos verdes, con pechos y trasero tan grandes como los míos, su rostro mostraba ser de una dama cuarentona pero muy seductora, traía un vestido negro ajustado a su escultural cuerpo, con un corte que mostraba sus muslos, junto a ella un señor que parecía ser su pareja, también de una edad parecida, un poco gordito pero muy guapo.
Sentía un poco de envidia, pues ella robaba muchas de las miradas de los hombres, cosa que veía que a su acompañante no lo molestaba en lo absoluto, me inquietó que ella lanzaba miradas penetrantes hacia mí, yo también la miré fijamente y ambas sonreímos, mi marido estaba distraído conversando algo con el señor que atendía el bar (un cuarentón muy conversador), le dije que iba al baño y caminé cerca de ellos contoneando mi culo como mejor lo sé hacer, al entrar esperaba a esa mujer, hacía tiempo no degustaba una rica vagina e imaginé que esa sequía pronto terminaría.
Algo me decía que en el baño me seguiría la susodicha mujer, efectivamente dentro mientras me miraba al espejo llegó ella, noté que ajustó la puerta y se acercó a mí, me tocó el culo con un peñizco y frente a mí me saludó:
Ella: Hola morena, un placer, me llamo Cindy.
Yo: Hola guapa, me llamo Laura (no le quise revelar mi nombre real).
Ella: Tú también eres muy guapa, tienes un rostro de chica traviesa.
Yo: Ja ja ja, ¿traviesa?, no cariño, yo soy un ángel (ni yo me creía eso).
Ella: Si, tienes un rostro angelical pero cuerpo de diabla, veo que andas con tu marido me imagino.
Yo: Así es, mi papi, es muy bueno, estamos de vacaciones, bueno él, yo sólo lo acompaño, no trabajo, tampoco tengo hijos.
Ella: Nosotros tampoco tenemos, lastimosamente no puedo tenerlos, pero a veces eso es una ventaja pues no me embarazo con nadie.
Yo: ¿Con nadie?, osea, ¿Te acuestas con otros?
Ella: Claro amiga, la vida es para disfrutarla al máximo, mi marido no se molesta, él lo disfruta, es cuckold y yo una hotwife.
Yo: Disculpa, no conozco esos términos…(sí lo sabía pero quería oírlo de su boca).
Ella: Ok amiga, a mi marido le gusta que le ponga los cuernos, muchas veces frente a él, yo soy una esposa caliente, me fascina el sexo y más si es prohibido, con mi marido hemos hecho tríos, intercambios, orgías, hemos dedicado por ya 20 años llevar esta vida de placeres y nos ha ido bien pues como ves tengo un cuerpo de actriz porno con el que conseguimos fácilmente lo que deseamos, aparte que mi marido tiene un pene delicioso, es grueso, venoso y cabezón.
Yo: Waoo, eres muy abierta al hablar, pero, ¿Por qué piensas que soy como tú?
Ella: No te hagas la inocente, yo vi cómo te fuiste con el salvavidas a un camarote, demoraste en salir de allí, también te vi cómo coqueteabas con uno de los pasajeros, además lo puta se te ve en la cara, no has parado de ver con quién ligar en el bar.
Yo: Ja ja tienes una mentalidad muy sucia, veo que me espiabas, ¿Qué buscas conmigo?
Ella: Busco placer, que nos des placer a mi marido y a mí, ya te elegimos como nuestra compañera de travesuras en este barco, mira lo que vas a probar.
La rubia se me acerca y me planta un beso con lengua, su lengua tiene un piercing que incita a dar más gusto el besarla, no le niego el beso, la agarro x el culo y ella a mí, se baja la parte superior del traje, mostrándome sus enormes pechos, sus pezones son rozados y estaban erectos, se los chupé con mucho gusto, amasándolos con mis manos, ella gimió al instante, yo también me bajé la blusa y le di a probar mis tetas, ella me las mordisqueaba, poniéndome húmeda de una vez, sonreímos y yo me agaché, ella sin pensarlo se volteó, y subió el traje, mostrándome esas nalgas que para su edad se le veían imponentes, grandes y redondas, empecé a lamerle el coño en cuatro hasta llegar a su voluptuoso culo, le metí dos dedos, nalgueándola, lo cual le hacía pegar unos ricos gemidos.
Sabiendo que no podíamos demorar mucho nos acostamos sobre el piso y en un rico 69 nos devoramos las vaginas, tenía tiempo sin meter mi lengua en una, ella era una experta con la lengua y yo no me podía quedar atrás, ella se colocaba encima de mí, sometiéndome con muchas ganas, yo le metía la lengua rápido, tenía que demostrarle que podía contra una mujer tan fogosa como ella, no duramos mucho en venirnos juntas, pues el deseo de lo inmoral era tan fuerte, su coño depilado y grande me mostraba que esa raja estaba acostumbrada a ser usada, igual cuando la lamí en cuatro observé su orificio anal bien abierto, lo cual me daba a entender que le encanta ser cogida por detrás igual que a mí.
Nos arreglamos nuestros vestidos, salimos y él me presentó a su esposo, llamado Anthony, yo lo besé cerca a los labios y él discretamente me pasó la mano por las nalgas, les dije que con gusto podíamos compartir un rato juntos pero sin mi marido porque él no conocía mis diversiones, me dieron su número de habitación y quedé en verlos más tarde cuando mi marido se durmiera.
Mi querido esposo me esperaba, no se dio cuenta del saludo a mis nuevos amigos, se quejó porque demoré en el baño pero le dije que estaba muy lleno, lo besé con mi boca olorosa a vagina y el tan bobo ni se dio cuenta, no sé si el trago le quitó el paladar porque otro de una vez se hubiera dado cuenta que mi boca estaba metida en una deliciosa vagina.
Entramos a nuestra habitación, yo esperaba la hora en que mi marido se durmiera, para lograrlo me puse a chuparle la verga y luego lo monté con energía para dejarlo bien agotado, mi marido no es tan malo en la cama, pero yo soy insaciable y no me conformo con su verga, me decía que estaba muy cachonda, que este viaje me había puesto más deseosa, si supiera que apenas se duerma lo voy a engañar no con una persona sino con dos, al menos me queda el gusto de haberlo satisfecho como esposa, después de varias cabalgadas encima de su pene me dio su producto que se inyectó en lo más profundo de mis entrañas con mucha abundancia.
Terminada mi labor como esposa, me fui a bañar con mi marido, y nos acostamos, mi marido quería abrazarme pero yo astutamente no lo dejé diciéndole que iba a leer un libro antes de dormir, disimuladamente me puse a leer, esperando a que mi marido se durmiera, fui al baño, regresé y me percaté que ya dormía plácidamente como siempre lo hace después de tener sexo. Me puse una minifalda ajustada con tacones largos y ajusté la puerta para dirigirme al cuarto de mis nuevos amigos sexuales.
Al llegar a la puerta, la toqué y me abrió mi amiga Cindy completamente desnuda, me pidió pasar adelante y noté que ya en su cama nos esperaba su marido, un portentoso gordito, de 1.85 de estatura aproximadamente, tenía su verga piradísima, como un mástil de carne, mi amiga me dijo que ya habían empezado, que se la estaba chupando y me pidió mi ayuda.
Cindy: ¿Te gusta el pene de mi marido?, sabe deliciosa amiga.
Yo: Si se ve bien grande.
Cindy: Entonces no esperes más y acompáñame a mamársela.
El marido me dijo: “vamos puta, quítate la ropa y ven a comerte lo que te gusta”, lejos de ofenderme le hice caso, me quité la ropa despacio, ambos se deleitaban viendo mi cuerpo, Anthony le dijo a su mujer que habían seleccionado lo mejor del barco, yo me alegré de saber que era especial, me acerqué y dándole un beso de lengua a mi amiga frente a él le escupí la cabeza y empecé a mamársela suavemente con ayuda de ella, ambas le pasábamos la lengua por la longitud de su pene, su tamaño favorecía más de una lamida a la vez, estaba durísima, no me cabía en la boca.
Una vez estuvo ya bien dura Cindy se acostó abriéndome las piernas y me pidió que se la mamara, yo accedí y mientras le metía lengua su marido me hacía lo mismo, chupándome el coño estando yo a cuatro patas, si bien su lengua no me daba igual placer que su mujer la forma sucia en que me trataba me encantaba, me nalgueaba, metía dedos en mi vagina y culo, me sentía muy sucia con él atrás, al parecer les hacía lo mismo a otras, en breves instantes siento un miembro duro entrando como cuchillo sobre mantequilla entre mis nalgas, me empezó a taladrar con vigorosidad, sorprendiéndome de que ese hombre gordito fuera todo un semental cogiendo, yo le pedía más y más, así mismo le chupaba con más ganas a la rubia, la cual no resistió y tubo un orgasmo intenso en mi boca, derramando sus jugos sobre mi lengua, los cuales me bebí, también al ver que se venía me vino un orgasmo fuerte seguido del de ella, el marido tenía buen aguante pues no se venía, de repente se detiene mientras me daba besos con su mujer y luego siento que me la vuelve a meter, algo diferente, pero igual de placentero, veo el rostro de su esposa más contenta, con una risita cómplice, el pene sale de mi vagina y se mete en mi orificio anal, se sentía deliciosa por mi culo, me nalgueaba sin decirme nada, cogiéndome sin descanso, estaba sorprendida del aguante de ese señor, no pude más y nuevamente tuve un rico orgasmo.
Algo cansada me sorprendo al voltearme y ver al marido de la rubia sentado en un sillón masturbándose, lo cual me daba a entender que otro era el que me estaba cogiendo desde hace rato, el tipo deja de encularme a cuatro patas y por fin lo veo, era el señor que atendía a mi marido y a mí en el bar, no le dije nada, nunca lo vi con deseo mientras me atendía pero me daba igual, al parecer él conocía a mis nuevos amigos y era cómplice de sus aventuras sexuales, ayudando a ser cornudo al marido de Cindy pues apenas se desmontó de mi fue por ella y metiéndose entre sus piernas empezó a penetrarla con fiereza frente a la mirada atenta de su marido, me acerqué a él y lo ayudé chupándole lo que hace un rato me tenía metido en mi vagina, su miembro estaba riquísimo y duro, lo masturbé con la mano diciéndole:
Yo: ¿Disfrutas cómo se están cogiendo a tu mujer?
El: Si, es muy placentero, la zorra no soporta estar sin algo enterrado entre sus piernas, igual que tú.
Yo: Si ella es como yo, toda una perra ja ja.
El: Una perra que comparto con el que yo quiera, ya ella se ha tirado a cuatro hombres del crucero frente a mí.
Yo: Uy que rico papi, síguela viendo, mira como la tiene empotrada en cuatro, mira su cara de placer cogiendo con otro macho.
El: Si es exquisito verla, ese cuerpo cachondo nadie resiste comérsela y eso me gusta, vuelve a meterte mi verga que me voy a venir,
Yo: Si papi, derrama tu leche en mi boca, dámela uff…
Inmediatamente un gran chorro de semen me inyecta en mi boca, la cual me bebo con sumo placer, se venía viendo cómo el otro le daba duro por el culo a la puta de su mujer, una mujer muy parecida a mí en muchos aspectos, ojalá mi marido fuera como su esposo, cómplice de sus sucios deseos, el otro tipo me llama y me pone agachada con Cindy y derrama su rica leche en las bocas de las dos, las cuales bebemos con sumo placer, mi amiga me besa con su boca pringada de leche, es excitante besarla así, pues sabía a semen y culo de mujer, le limpiamos la verga con nuestras lenguas y el tipo se fue como si nada. Para terminar nuestros deseos hicimos una rica tijera, teniendo nuestro último orgasmo juntas.
Me despedí de ellos, dándole un beso a ambos en la boca, a su marido ni le incomodó que mi boca tuviera el sabor de lo que se comió, me fui a mi habitación y noté que mi marido dormía plácidamente, me fui a bañar y me acosté con él, al amanecer nuestro viaje había culminado y desembarcamos con un cúmulo de historias deliciosas, sobre todo de las mías. Espero les haya gustado mi relato
Me da pesar por mi esposo ya que lo estoy acompañando, sin embargo, mis deseos carnales me nublan mi mente y mi apetito sexual se desató al ver hombres de otros lugares, muy guapos y con hermosos cuerpos, aunque yo pensaba que en lo referente a mujeres de las que había visto yo me consideraba de las más atractivas por mis curvas.
Eso pensaba hasta casi finalizar el viaje sino fuera porque estaba con mi marido tomándonos algo en uno de los bares del crucero y de repente veo hacia una mesa ubicada en una esquina del bar a una rubia hermosa, ojos verdes, con pechos y trasero tan grandes como los míos, su rostro mostraba ser de una dama cuarentona pero muy seductora, traía un vestido negro ajustado a su escultural cuerpo, con un corte que mostraba sus muslos, junto a ella un señor que parecía ser su pareja, también de una edad parecida, un poco gordito pero muy guapo.
Sentía un poco de envidia, pues ella robaba muchas de las miradas de los hombres, cosa que veía que a su acompañante no lo molestaba en lo absoluto, me inquietó que ella lanzaba miradas penetrantes hacia mí, yo también la miré fijamente y ambas sonreímos, mi marido estaba distraído conversando algo con el señor que atendía el bar (un cuarentón muy conversador), le dije que iba al baño y caminé cerca de ellos contoneando mi culo como mejor lo sé hacer, al entrar esperaba a esa mujer, hacía tiempo no degustaba una rica vagina e imaginé que esa sequía pronto terminaría.
Algo me decía que en el baño me seguiría la susodicha mujer, efectivamente dentro mientras me miraba al espejo llegó ella, noté que ajustó la puerta y se acercó a mí, me tocó el culo con un peñizco y frente a mí me saludó:
Ella: Hola morena, un placer, me llamo Cindy.
Yo: Hola guapa, me llamo Laura (no le quise revelar mi nombre real).
Ella: Tú también eres muy guapa, tienes un rostro de chica traviesa.
Yo: Ja ja ja, ¿traviesa?, no cariño, yo soy un ángel (ni yo me creía eso).
Ella: Si, tienes un rostro angelical pero cuerpo de diabla, veo que andas con tu marido me imagino.
Yo: Así es, mi papi, es muy bueno, estamos de vacaciones, bueno él, yo sólo lo acompaño, no trabajo, tampoco tengo hijos.
Ella: Nosotros tampoco tenemos, lastimosamente no puedo tenerlos, pero a veces eso es una ventaja pues no me embarazo con nadie.
Yo: ¿Con nadie?, osea, ¿Te acuestas con otros?
Ella: Claro amiga, la vida es para disfrutarla al máximo, mi marido no se molesta, él lo disfruta, es cuckold y yo una hotwife.
Yo: Disculpa, no conozco esos términos…(sí lo sabía pero quería oírlo de su boca).
Ella: Ok amiga, a mi marido le gusta que le ponga los cuernos, muchas veces frente a él, yo soy una esposa caliente, me fascina el sexo y más si es prohibido, con mi marido hemos hecho tríos, intercambios, orgías, hemos dedicado por ya 20 años llevar esta vida de placeres y nos ha ido bien pues como ves tengo un cuerpo de actriz porno con el que conseguimos fácilmente lo que deseamos, aparte que mi marido tiene un pene delicioso, es grueso, venoso y cabezón.
Yo: Waoo, eres muy abierta al hablar, pero, ¿Por qué piensas que soy como tú?
Ella: No te hagas la inocente, yo vi cómo te fuiste con el salvavidas a un camarote, demoraste en salir de allí, también te vi cómo coqueteabas con uno de los pasajeros, además lo puta se te ve en la cara, no has parado de ver con quién ligar en el bar.
Yo: Ja ja tienes una mentalidad muy sucia, veo que me espiabas, ¿Qué buscas conmigo?
Ella: Busco placer, que nos des placer a mi marido y a mí, ya te elegimos como nuestra compañera de travesuras en este barco, mira lo que vas a probar.
La rubia se me acerca y me planta un beso con lengua, su lengua tiene un piercing que incita a dar más gusto el besarla, no le niego el beso, la agarro x el culo y ella a mí, se baja la parte superior del traje, mostrándome sus enormes pechos, sus pezones son rozados y estaban erectos, se los chupé con mucho gusto, amasándolos con mis manos, ella gimió al instante, yo también me bajé la blusa y le di a probar mis tetas, ella me las mordisqueaba, poniéndome húmeda de una vez, sonreímos y yo me agaché, ella sin pensarlo se volteó, y subió el traje, mostrándome esas nalgas que para su edad se le veían imponentes, grandes y redondas, empecé a lamerle el coño en cuatro hasta llegar a su voluptuoso culo, le metí dos dedos, nalgueándola, lo cual le hacía pegar unos ricos gemidos.
Sabiendo que no podíamos demorar mucho nos acostamos sobre el piso y en un rico 69 nos devoramos las vaginas, tenía tiempo sin meter mi lengua en una, ella era una experta con la lengua y yo no me podía quedar atrás, ella se colocaba encima de mí, sometiéndome con muchas ganas, yo le metía la lengua rápido, tenía que demostrarle que podía contra una mujer tan fogosa como ella, no duramos mucho en venirnos juntas, pues el deseo de lo inmoral era tan fuerte, su coño depilado y grande me mostraba que esa raja estaba acostumbrada a ser usada, igual cuando la lamí en cuatro observé su orificio anal bien abierto, lo cual me daba a entender que le encanta ser cogida por detrás igual que a mí.
Nos arreglamos nuestros vestidos, salimos y él me presentó a su esposo, llamado Anthony, yo lo besé cerca a los labios y él discretamente me pasó la mano por las nalgas, les dije que con gusto podíamos compartir un rato juntos pero sin mi marido porque él no conocía mis diversiones, me dieron su número de habitación y quedé en verlos más tarde cuando mi marido se durmiera.
Mi querido esposo me esperaba, no se dio cuenta del saludo a mis nuevos amigos, se quejó porque demoré en el baño pero le dije que estaba muy lleno, lo besé con mi boca olorosa a vagina y el tan bobo ni se dio cuenta, no sé si el trago le quitó el paladar porque otro de una vez se hubiera dado cuenta que mi boca estaba metida en una deliciosa vagina.
Entramos a nuestra habitación, yo esperaba la hora en que mi marido se durmiera, para lograrlo me puse a chuparle la verga y luego lo monté con energía para dejarlo bien agotado, mi marido no es tan malo en la cama, pero yo soy insaciable y no me conformo con su verga, me decía que estaba muy cachonda, que este viaje me había puesto más deseosa, si supiera que apenas se duerma lo voy a engañar no con una persona sino con dos, al menos me queda el gusto de haberlo satisfecho como esposa, después de varias cabalgadas encima de su pene me dio su producto que se inyectó en lo más profundo de mis entrañas con mucha abundancia.
Terminada mi labor como esposa, me fui a bañar con mi marido, y nos acostamos, mi marido quería abrazarme pero yo astutamente no lo dejé diciéndole que iba a leer un libro antes de dormir, disimuladamente me puse a leer, esperando a que mi marido se durmiera, fui al baño, regresé y me percaté que ya dormía plácidamente como siempre lo hace después de tener sexo. Me puse una minifalda ajustada con tacones largos y ajusté la puerta para dirigirme al cuarto de mis nuevos amigos sexuales.
Al llegar a la puerta, la toqué y me abrió mi amiga Cindy completamente desnuda, me pidió pasar adelante y noté que ya en su cama nos esperaba su marido, un portentoso gordito, de 1.85 de estatura aproximadamente, tenía su verga piradísima, como un mástil de carne, mi amiga me dijo que ya habían empezado, que se la estaba chupando y me pidió mi ayuda.
Cindy: ¿Te gusta el pene de mi marido?, sabe deliciosa amiga.
Yo: Si se ve bien grande.
Cindy: Entonces no esperes más y acompáñame a mamársela.
El marido me dijo: “vamos puta, quítate la ropa y ven a comerte lo que te gusta”, lejos de ofenderme le hice caso, me quité la ropa despacio, ambos se deleitaban viendo mi cuerpo, Anthony le dijo a su mujer que habían seleccionado lo mejor del barco, yo me alegré de saber que era especial, me acerqué y dándole un beso de lengua a mi amiga frente a él le escupí la cabeza y empecé a mamársela suavemente con ayuda de ella, ambas le pasábamos la lengua por la longitud de su pene, su tamaño favorecía más de una lamida a la vez, estaba durísima, no me cabía en la boca.
Una vez estuvo ya bien dura Cindy se acostó abriéndome las piernas y me pidió que se la mamara, yo accedí y mientras le metía lengua su marido me hacía lo mismo, chupándome el coño estando yo a cuatro patas, si bien su lengua no me daba igual placer que su mujer la forma sucia en que me trataba me encantaba, me nalgueaba, metía dedos en mi vagina y culo, me sentía muy sucia con él atrás, al parecer les hacía lo mismo a otras, en breves instantes siento un miembro duro entrando como cuchillo sobre mantequilla entre mis nalgas, me empezó a taladrar con vigorosidad, sorprendiéndome de que ese hombre gordito fuera todo un semental cogiendo, yo le pedía más y más, así mismo le chupaba con más ganas a la rubia, la cual no resistió y tubo un orgasmo intenso en mi boca, derramando sus jugos sobre mi lengua, los cuales me bebí, también al ver que se venía me vino un orgasmo fuerte seguido del de ella, el marido tenía buen aguante pues no se venía, de repente se detiene mientras me daba besos con su mujer y luego siento que me la vuelve a meter, algo diferente, pero igual de placentero, veo el rostro de su esposa más contenta, con una risita cómplice, el pene sale de mi vagina y se mete en mi orificio anal, se sentía deliciosa por mi culo, me nalgueaba sin decirme nada, cogiéndome sin descanso, estaba sorprendida del aguante de ese señor, no pude más y nuevamente tuve un rico orgasmo.
Algo cansada me sorprendo al voltearme y ver al marido de la rubia sentado en un sillón masturbándose, lo cual me daba a entender que otro era el que me estaba cogiendo desde hace rato, el tipo deja de encularme a cuatro patas y por fin lo veo, era el señor que atendía a mi marido y a mí en el bar, no le dije nada, nunca lo vi con deseo mientras me atendía pero me daba igual, al parecer él conocía a mis nuevos amigos y era cómplice de sus aventuras sexuales, ayudando a ser cornudo al marido de Cindy pues apenas se desmontó de mi fue por ella y metiéndose entre sus piernas empezó a penetrarla con fiereza frente a la mirada atenta de su marido, me acerqué a él y lo ayudé chupándole lo que hace un rato me tenía metido en mi vagina, su miembro estaba riquísimo y duro, lo masturbé con la mano diciéndole:
Yo: ¿Disfrutas cómo se están cogiendo a tu mujer?
El: Si, es muy placentero, la zorra no soporta estar sin algo enterrado entre sus piernas, igual que tú.
Yo: Si ella es como yo, toda una perra ja ja.
El: Una perra que comparto con el que yo quiera, ya ella se ha tirado a cuatro hombres del crucero frente a mí.
Yo: Uy que rico papi, síguela viendo, mira como la tiene empotrada en cuatro, mira su cara de placer cogiendo con otro macho.
El: Si es exquisito verla, ese cuerpo cachondo nadie resiste comérsela y eso me gusta, vuelve a meterte mi verga que me voy a venir,
Yo: Si papi, derrama tu leche en mi boca, dámela uff…
Inmediatamente un gran chorro de semen me inyecta en mi boca, la cual me bebo con sumo placer, se venía viendo cómo el otro le daba duro por el culo a la puta de su mujer, una mujer muy parecida a mí en muchos aspectos, ojalá mi marido fuera como su esposo, cómplice de sus sucios deseos, el otro tipo me llama y me pone agachada con Cindy y derrama su rica leche en las bocas de las dos, las cuales bebemos con sumo placer, mi amiga me besa con su boca pringada de leche, es excitante besarla así, pues sabía a semen y culo de mujer, le limpiamos la verga con nuestras lenguas y el tipo se fue como si nada. Para terminar nuestros deseos hicimos una rica tijera, teniendo nuestro último orgasmo juntas.
Me despedí de ellos, dándole un beso a ambos en la boca, a su marido ni le incomodó que mi boca tuviera el sabor de lo que se comió, me fui a mi habitación y noté que mi marido dormía plácidamente, me fui a bañar y me acosté con él, al amanecer nuestro viaje había culminado y desembarcamos con un cúmulo de historias deliciosas, sobre todo de las mías. Espero les haya gustado mi relato
0 comentarios - Infiel a mi marido y lo gocé: Fin del crucero.