Bueno, esto es realmente un experimento. Vamos a ver qué pasa y como funciona. En base a algunas fantasías que me conto Luly, voy a escribir un relato para ella. Hace un tiempo lo venimos haciendo, por lo general lo imprimo y lo llevo para leer en algún barcito cuando salimos.
Lo que quiero hacer ahora, es intercalarlo con algunas fotos de ella, y el finde que viene leérselo desde el celu directamente desde P!, para finalmente leer sus comentarios dirigidos a ella.
UNA NOCHE EN LA INMENSIDAD.
Hacia un tiempo que al vestuario de caballeros del shopping en donde trabajaba Luly lo estaban remodelando. Como todo shopping el horario para hacer los trabajos pesados, arreglos y remodelaciones es a la noche para no molestar a los clientes. Como era la encargada de un local de comidas, tenía que esperar que salieran todos, cerca de la una de la mañana, para finalmente cerrar con llave y luego poder bañarse.
Caminaba prácticamente sola por los laberinticos pasillos del shopping hasta llegar a los vestuarios, escuchando el zumbido de los tubos fluorescente junto al repiqueteo de algún arrancador ya quemado y el impacto de sus zapatos sobre el pavimento alisado, ya que a esa hora, el silencio se apoderaba del lugar. El pasillo al igual que el vestuario eran grandes, para absorber el movimiento de todos los empleados en los horarios pico, pero a esa hora se transformaban en inmensos espacios, imposibles de llenar, que Luly la incomodaban, más que nada a la hora de desnudarse en el frio vestuario, cuando algún ruidito llamaba su atención sintiéndose completamente vulnerable y hasta incluso observada.
Con la remodelación del vestuario de caballeros, por un tiempo, a las once de la noche comenzaba otro movimiento, y con el ruido de las maquinas, martillazos y alguna radio parecían llenarse de vida nuevamente.
A Luly le había llamado la atención uno de los trabajadores de la obra, que una noche se lo encontró adentro del vestuario de damas lavándose las manos. Era alto, parecía superar el metro ochenta, llevaba puestas unas botas de trabajo, con puntera de acero, algo gastadas, un jean con alunas manchas y agujeros y una camisa de trabajo color azul, que tenía desabrochada por completo y arremangada por debajo del codo. En ese instante, hasta que cerró su camisa, pudo ver el torso marcado por el trabajo pesado que realizaba y seguramente complementado por alguna actividad física.
–Ay! –Exclamo Luly… –Me asustaste.
–Uy! Disculpame, pensé que no había más nadie, pase a lavarme las manos, en el otro vestuario no hay agua por el momento.
–Sí, sí, vi que lo están arreglando o algo así. –Contesta Luly tratando de minimizar su sorpresa... –Yo me baño y me voy, no queda más nadie.
–Bueno, gracias. –Y antes de salir, gira media vuelta... –Como es tu nombre? –Pregunta el obrero.
–Luly.
–El mío es Javier, nos vemos. –Y continúo su camino.
Luly cruzo el vestuario, se desvistió, como siempre, dejo su ropa sobre el banco y camino desnuda con la toalla en la mano, unos 10 metros, hasta llegar a la ducha. Se estiro para abrir el agua, desde afuera del cubículo, y mientras esperaba que esta se calentara, podía ver, a través del largo pasillo de las duchas, la puerta del vestuario abierta, por donde hacía unos minutos de había ido Javier, mientras pensaba que pasaría si volviera a entra, tal vez buscando algo, apurado. y se encontraran nuevamente frente a frente.
Entro a la ducha, el agua comenzó a recorrer su cuerpo mientras el vapor y sus fantasías inundaban el lugar. Mientras se enjabonaba, podía escuchar la voz de Javier a unos metros, traspasando las finas paredes que dividían los vestuarios, deslizo sus dedos por el abdomen hasta llegar a su entrepierna y comenzó a tocarse suavemente. Apoyo la espalda sobre los azulejos de la ducha, quedando fuera del alcance del agua, haciendo que su cuerpo se estremeciera y excitara aún más. Su espalda se deslizo por la pared hasta quedar sentada en el piso, con sus piernas ente abiertas algo flexionadas por el tamaño del lugar, mientras imaginaba a Javier…
“Javier golpea la puerta y pide permiso para entrar, necesitaba abrir la llave de paso del otro vestuario para que tuviera agua nuevamente, pero no escucha ninguna respuesta. Golpea nuevamente y nada. Luly estaba ocupada con lo suyo en ese momento. Javier entra y comienza a caminar por el pasillo de las duchas. Ella se encontraba en el piso, con los ojos cerrados, cuando escucha los pasos de unas botas acercándose por el pasillo. Abre los ojos de repente, y ve a Javier mirándola, y sin detener el paso ni decir nada continua caminando hacia el fondo, donde estaban las llaves de paso y el lugar para vestirse. Luly inmediatamente se pone de pie, cierra el agua y se envuelve en la toalla para ir a cambiarse, al salir ve Javier junto a su ropa, esperándola sin la camisa y con el cinturón desabrochado.
–Que haces Javier?
–Ya estamos terminando la obra, mañana no venimos más, y tenía ganas de darme una ducha, antes de irme. Tenes algún problema Luly?
–No, no, está bien. Total ya estaba terminando, me estoy por ir. –Contesta Luly agachando la cabeza, algo avergonzado por el incidente de hacía unos segundos.
–No hace falta que te vayas… –Y bajándose el pantalón junto con el bóxer, de un solo movimiento, deja a la vista el pene, que aun faltándole rigidez, ya daba idea del generoso tamaño que podía llegar a adquirir, y agrega. –Me ayudar a regular el agua? Vos conoces mejor esas duchas.
Luly quedo sorprendida, no solo por el tamaño, sino porque sería la última noche que lo vería. –Bueno, veni. –Y dando media vuelta, camina hacia la ducha donde se estaba bañando, mientras Javier la seguía a unos metros, con la vista fija en el movimiento de la toalla, que a cada dos pasos dejaba ver parte de su cola. Abre nuevamente el agua y Javier entra sin decir nada, y antes de darse vuelta, Luly tira la toalla al piso e ingresa al box.
Javier la toma de los brazos y la besa, mientras nuevamente el agua, todavía tibia, recorría el cuerpo de ambos. Luly podía sentir en su abdomen un calor más intenso que el del agua, y abriéndose paso con una mano entre los cuerpos, lo alcanzo, estaba completamente rigió, lo recorrió de principio a fin con la palma de su mano, hasta llegar a sus testículos, mientras el besaba su cuello.
La tomo por sus muñecas y las llevo contra la pared por arriba de su cabeza, Luly estaba completamente excitada, sabía que podía penetrarla con un solo movimiento sin que su cuerpo ofreciera resistencia alguna. Mientras estaba inmovilizada contra la fría pared, sentía como Javier jugaba con sus duros pezones, y la miraba con deseo, mientras Luly en puntas de pies, con las piernas algo abiertas se entregaba por completo. Con sus dedos recorrió todo su cuerpo hasta llegar a la vagina, que comenzó a estimularla con suaves movimiento circulares mientras Luly, con los ojos cerrados, gemía suavemente.
Sentía que el pene le iba a estallar en cualquier momento, las venas, hasta las más pequeñas, lo texturizaban por completo. Soltó sus brazos y tomándola de la nuca la invito a arrodillarse, mientras ella, con sus dos manos lo sostenía del antebrazo. Coloco sus labios alrededor del pene y comenzó a succiona de él. Con suaves besos y algo de presión lo recorría, solo el glande, dejándolo libre en cada uno de los espasmos que sufría el pene a cusa de semejante excitación.
Soltó su antebrazo, y llevo la palma de sus manos contra la pared, dándole la espalda, que mantenía recta y quebrando la cintura apoyaba la cola sobre su pene. Coloco la punta del pene en su vagina y de un suave pero contundente movimiento la penetro por completo, haciendo que un fuerte gemido escapara de ella. Podía sentir las venas del pene rozando su vagina. Una y otra vez la envistió, primero suave, luego cada vez con mayor fuerza. La agarro del pelo fuertemente y tiro de este hacia atrás, dejando su cabeza mirando hacia el frente, lo que le hacía dificultosa la respiración, algo que la volvía completamente loca, perder el control ante un desconocido del que solo sabía su nombre, comenzó a gemir, cada vez más fuerte. Una nalgada basto para que se callara.
Comenzó a sentir como el pene se hinchaba más y más y la respiración de Javier se profundizaba. Se dio vuelta, coloco el pene en su boca y con la lengua comenzó a acariciar la parte inferior, mientras con las uñas tocaba suavemente sus testículos.
Un fuerte impacto en paladar fue el primero de muchos, que llenaron su boca, hasta hacerla rebalsar por uno de sus lados. Se paró, con la boca repleta de semen, y colocando su cara a unos centímetros de la de Javier, cerro sus ojos, y trago el semen.”
Bueno, espero que les haya gustado este extraño y experimental post. Vamos a ver qué cara pone Luly cuando el finde vea los comentarios.
Lo que quiero hacer ahora, es intercalarlo con algunas fotos de ella, y el finde que viene leérselo desde el celu directamente desde P!, para finalmente leer sus comentarios dirigidos a ella.
UNA NOCHE EN LA INMENSIDAD.
Hacia un tiempo que al vestuario de caballeros del shopping en donde trabajaba Luly lo estaban remodelando. Como todo shopping el horario para hacer los trabajos pesados, arreglos y remodelaciones es a la noche para no molestar a los clientes. Como era la encargada de un local de comidas, tenía que esperar que salieran todos, cerca de la una de la mañana, para finalmente cerrar con llave y luego poder bañarse.
Caminaba prácticamente sola por los laberinticos pasillos del shopping hasta llegar a los vestuarios, escuchando el zumbido de los tubos fluorescente junto al repiqueteo de algún arrancador ya quemado y el impacto de sus zapatos sobre el pavimento alisado, ya que a esa hora, el silencio se apoderaba del lugar. El pasillo al igual que el vestuario eran grandes, para absorber el movimiento de todos los empleados en los horarios pico, pero a esa hora se transformaban en inmensos espacios, imposibles de llenar, que Luly la incomodaban, más que nada a la hora de desnudarse en el frio vestuario, cuando algún ruidito llamaba su atención sintiéndose completamente vulnerable y hasta incluso observada.
Con la remodelación del vestuario de caballeros, por un tiempo, a las once de la noche comenzaba otro movimiento, y con el ruido de las maquinas, martillazos y alguna radio parecían llenarse de vida nuevamente.
A Luly le había llamado la atención uno de los trabajadores de la obra, que una noche se lo encontró adentro del vestuario de damas lavándose las manos. Era alto, parecía superar el metro ochenta, llevaba puestas unas botas de trabajo, con puntera de acero, algo gastadas, un jean con alunas manchas y agujeros y una camisa de trabajo color azul, que tenía desabrochada por completo y arremangada por debajo del codo. En ese instante, hasta que cerró su camisa, pudo ver el torso marcado por el trabajo pesado que realizaba y seguramente complementado por alguna actividad física.
–Ay! –Exclamo Luly… –Me asustaste.
–Uy! Disculpame, pensé que no había más nadie, pase a lavarme las manos, en el otro vestuario no hay agua por el momento.
–Sí, sí, vi que lo están arreglando o algo así. –Contesta Luly tratando de minimizar su sorpresa... –Yo me baño y me voy, no queda más nadie.
–Bueno, gracias. –Y antes de salir, gira media vuelta... –Como es tu nombre? –Pregunta el obrero.
–Luly.
–El mío es Javier, nos vemos. –Y continúo su camino.
Luly cruzo el vestuario, se desvistió, como siempre, dejo su ropa sobre el banco y camino desnuda con la toalla en la mano, unos 10 metros, hasta llegar a la ducha. Se estiro para abrir el agua, desde afuera del cubículo, y mientras esperaba que esta se calentara, podía ver, a través del largo pasillo de las duchas, la puerta del vestuario abierta, por donde hacía unos minutos de había ido Javier, mientras pensaba que pasaría si volviera a entra, tal vez buscando algo, apurado. y se encontraran nuevamente frente a frente.
Entro a la ducha, el agua comenzó a recorrer su cuerpo mientras el vapor y sus fantasías inundaban el lugar. Mientras se enjabonaba, podía escuchar la voz de Javier a unos metros, traspasando las finas paredes que dividían los vestuarios, deslizo sus dedos por el abdomen hasta llegar a su entrepierna y comenzó a tocarse suavemente. Apoyo la espalda sobre los azulejos de la ducha, quedando fuera del alcance del agua, haciendo que su cuerpo se estremeciera y excitara aún más. Su espalda se deslizo por la pared hasta quedar sentada en el piso, con sus piernas ente abiertas algo flexionadas por el tamaño del lugar, mientras imaginaba a Javier…
“Javier golpea la puerta y pide permiso para entrar, necesitaba abrir la llave de paso del otro vestuario para que tuviera agua nuevamente, pero no escucha ninguna respuesta. Golpea nuevamente y nada. Luly estaba ocupada con lo suyo en ese momento. Javier entra y comienza a caminar por el pasillo de las duchas. Ella se encontraba en el piso, con los ojos cerrados, cuando escucha los pasos de unas botas acercándose por el pasillo. Abre los ojos de repente, y ve a Javier mirándola, y sin detener el paso ni decir nada continua caminando hacia el fondo, donde estaban las llaves de paso y el lugar para vestirse. Luly inmediatamente se pone de pie, cierra el agua y se envuelve en la toalla para ir a cambiarse, al salir ve Javier junto a su ropa, esperándola sin la camisa y con el cinturón desabrochado.
–Que haces Javier?
–Ya estamos terminando la obra, mañana no venimos más, y tenía ganas de darme una ducha, antes de irme. Tenes algún problema Luly?
–No, no, está bien. Total ya estaba terminando, me estoy por ir. –Contesta Luly agachando la cabeza, algo avergonzado por el incidente de hacía unos segundos.
–No hace falta que te vayas… –Y bajándose el pantalón junto con el bóxer, de un solo movimiento, deja a la vista el pene, que aun faltándole rigidez, ya daba idea del generoso tamaño que podía llegar a adquirir, y agrega. –Me ayudar a regular el agua? Vos conoces mejor esas duchas.
Luly quedo sorprendida, no solo por el tamaño, sino porque sería la última noche que lo vería. –Bueno, veni. –Y dando media vuelta, camina hacia la ducha donde se estaba bañando, mientras Javier la seguía a unos metros, con la vista fija en el movimiento de la toalla, que a cada dos pasos dejaba ver parte de su cola. Abre nuevamente el agua y Javier entra sin decir nada, y antes de darse vuelta, Luly tira la toalla al piso e ingresa al box.
Javier la toma de los brazos y la besa, mientras nuevamente el agua, todavía tibia, recorría el cuerpo de ambos. Luly podía sentir en su abdomen un calor más intenso que el del agua, y abriéndose paso con una mano entre los cuerpos, lo alcanzo, estaba completamente rigió, lo recorrió de principio a fin con la palma de su mano, hasta llegar a sus testículos, mientras el besaba su cuello.
La tomo por sus muñecas y las llevo contra la pared por arriba de su cabeza, Luly estaba completamente excitada, sabía que podía penetrarla con un solo movimiento sin que su cuerpo ofreciera resistencia alguna. Mientras estaba inmovilizada contra la fría pared, sentía como Javier jugaba con sus duros pezones, y la miraba con deseo, mientras Luly en puntas de pies, con las piernas algo abiertas se entregaba por completo. Con sus dedos recorrió todo su cuerpo hasta llegar a la vagina, que comenzó a estimularla con suaves movimiento circulares mientras Luly, con los ojos cerrados, gemía suavemente.
Sentía que el pene le iba a estallar en cualquier momento, las venas, hasta las más pequeñas, lo texturizaban por completo. Soltó sus brazos y tomándola de la nuca la invito a arrodillarse, mientras ella, con sus dos manos lo sostenía del antebrazo. Coloco sus labios alrededor del pene y comenzó a succiona de él. Con suaves besos y algo de presión lo recorría, solo el glande, dejándolo libre en cada uno de los espasmos que sufría el pene a cusa de semejante excitación.
Soltó su antebrazo, y llevo la palma de sus manos contra la pared, dándole la espalda, que mantenía recta y quebrando la cintura apoyaba la cola sobre su pene. Coloco la punta del pene en su vagina y de un suave pero contundente movimiento la penetro por completo, haciendo que un fuerte gemido escapara de ella. Podía sentir las venas del pene rozando su vagina. Una y otra vez la envistió, primero suave, luego cada vez con mayor fuerza. La agarro del pelo fuertemente y tiro de este hacia atrás, dejando su cabeza mirando hacia el frente, lo que le hacía dificultosa la respiración, algo que la volvía completamente loca, perder el control ante un desconocido del que solo sabía su nombre, comenzó a gemir, cada vez más fuerte. Una nalgada basto para que se callara.
Comenzó a sentir como el pene se hinchaba más y más y la respiración de Javier se profundizaba. Se dio vuelta, coloco el pene en su boca y con la lengua comenzó a acariciar la parte inferior, mientras con las uñas tocaba suavemente sus testículos.
Un fuerte impacto en paladar fue el primero de muchos, que llenaron su boca, hasta hacerla rebalsar por uno de sus lados. Se paró, con la boca repleta de semen, y colocando su cara a unos centímetros de la de Javier, cerro sus ojos, y trago el semen.”
Bueno, espero que les haya gustado este extraño y experimental post. Vamos a ver qué cara pone Luly cuando el finde vea los comentarios.
80 comentarios - Luly en: Una noche en la inmensidad.
que hermosa que estas..... quiero conocer tu conchita
Tremendo post! luly es un caño!
que gran post 🤤 😉 🤘
Que buen relato, hermosas fotos chicos, van puntos y los seguimos.
Besitos Anita y Lucho.
excelente post