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Infiel a mi marido y lo gocé: mi sobrino virgen

El hermano de mi marido tiene un hijo de 18 años llamado Carlos, alto, atlético, simpático, le encanta el baloncesto, con un rostro de niño que me inspira ternura, lo conozco desde hace 8 años, ya que en reuniones familiares lo encuentro y saludo.
Nunca le había puesto atención ni se me pasaba por la mente que ese muchacho sentía algo más que un respeto hacia mi, el detonante de todo fue que sus padres debían viajar al exterior por una semana, dejaron a Carlos bajo nuestro cuidado y como mi marido trabaja se quedaba conmigo gran parte del día.
Tuve que suspender los encuentros con mi suegro, por obvias razones, eso me molestaba muchísimo ya que el había despertado mi apetito sexual grandemente y el no poder estar con el me ponía más cachonda que nunca, era como probar un delicioso pastel y que me prohibieran dejar de comerlo.
Las cosas cambiaron durante la semana, al punto de que recuerdo plenamente lo que sucedió cada día y se lo describiré a continuación a ustedes debido a que son mis confidentes anónimos, a los cuales les tengo cariño y aprecio:
Lunes: Estaba bañandome y la falta de buen sexo me tenía mal desde el primer día, no aguanté las ganas de imaginarme a mi suegro metiéndomela fuerte como me gusta y empecé a meterme dos dedos en mi vagina, con mis ojos cerrados recreaba todos los momentos de lujuria entre mi suegro y mi persona, acariciaba mi exhuberante cuerpo enjabonado, imaginando sus caricias y besos, no contuve las ganas de gemir, cosa que mi sobrino escuchó y se acercó, tan torpemente que le oí sus pasos, lo cual me provocó que suspendiera mi labor de autosatisfacerme y tomé la toalla finalizando mi baño.
Al momento de salir me lo topé, me preguntó si me había pasado algo ya que escuchó unos ruidos y le dije que no había problema, que estaba cantando una canción, cosa que él ni yo misma creimos, pero no se me ocurría más nada como excusa.
Mientras le hablaba noté que miraba mis pechos mojados, en verdad la toalla no me cubría mucho porque aparte de mis senos mostraba mis gruesas piernas, noté cómo se le ivan los ojos viéndome toda, creo que nunca me había visto así, sonreí un poco, no me molestó que me desnudara con su imaginación y pícaramente le pregunté: “¿qué me miras tanto?” y el torpemente me dijo: “no, nada tía, disculpe” y salió rumbo hacia el baño, yo caminé hacia mi cuarto moviendo mis nalgas como me encanta hacerlo, imagino que no entró al baño sin antes verme caminar en toalla pero eso quedará a mi imaginación si lo hizo o no.
Martes: Pasé por su cuarto y noté la puerta entreabierta, iva a llamarlo para desayunar y al entrar lo sorprendí masturbandose, vaya que en su familia los hombres son bien dotados ya que además de mi suegro veo que mi sobrino tenía una verga espléndida, gruesa y grande como me encanta.
Se asustó al verme y me dijo: “tia…, perdone”, yo le dije que no se preocupara, que lo que hacía era normal en un chico de su edad, además le dije: “la chica que esté contigo será muy afortunada”, el tenía el rostro rojo de la pena y me dijo: “¿en verdad tía?, ¿por qué lo dice?” y le respondi: “si sobrino, porque la tienes grande y eso le encanta a las mujeres”, lo dejé vistiendose, yo tenía una sonrisa morbosa cuando salí de su cuarto y durante el desayuno él no paraba de mirarme, cosa que me empezó a gustar pero de allí no pasó a más en ese día.
Dejé de verlo con ojos de familiar y empezé a verlo con ojos de deseo, sentía que era un rico postre que provocaba morderlo y me supuse que estaba sin probar por una mujer, quería ser la primera, la que le dejara el recuerdo de su primer polvo, deseaba esa verga y su leche en mi boca, sabía que era cuestión de tiempo pues ningún hombre se me ha negado, solo nececitaba averiguar si en verdad era virgen.
Miércoles: Estaba lavando ropa y me percaté que me hacía falta un brasielle y panty de encaje dentro de la ropa sucia, era de color negro, mi favorito, me quedé extrañada pues, revisé hasta mi ropa limpia y no encontré esas prendas, no sé por qué me dio por ir al cuarto de Carlos y como había salido a jugar playstation con unos vecinos que conoció me puse a revisar y encontré mis prendas íntimas bajo las sábanas, al tomarlas vi que estaban llenas de semen.
Seguramente se había masturbado con ellas, pero no pensé que fuera tan atrevido de tomar mi ropa para satisfacer sus deseos íntimos, de seguro olía mi panty para conocer el olor a vagina, no me molesté, pues saía que estaba en esa etapa sexual donde el chico experimenta, tomé las prendas y me dio por olerlas, se sentía rico ese olor a leche y a mis partes íntimas, el mismo olor que sentía al chupársela a mis amantes para que se vinieran en mi boca una vez me terminaran de penetrar.
Decidí pagarle con la misma moneda, antes de él llegar tomé un boxer suyo y en su cama empecé a masturbarme imaginando cosas sucias, de repente mi mente pensó en él y las mil y una formas en que me follaría y me vine, mojándole toda su prenda íntima, se la dejé tirada en el lugar en que tenía escondidas mis prendas y salí, obviamente, al llegar, debió darse cuenta que había tomado mis prendas íntimas y esperaba un regaño de mi parte pero no lo hice, actué normal como si nada hubiera pasado, imagino que debió darse cuenta de que en vez de mis prendas estaba su boxer empapado en mis jugos vaginales pero tampoco opinó sobre eso, era su tia y debía guardarme respeto.
Jueves: Nos pusimos a ver una película en la tarde, estabamos sentados en lados opuestos y yo me había puesto una minifalda y una blusa ajustada a mis senos, no traía brasielle, en mi casa me gusta andar cómoda, llegó una escena sexual, muy explícita y vi que no despegaba su mirada de la misma, yo reída le dije una locura: “ese hombre si la mete rico”, él se sorprendió y me dijo: “¿cómo dijo tia?” y le dije: “lo que escuchaste”, ese es mi actor favorito pero ninguno como mi marido (como para que no pensara que era infiel).
Me puso cachonda esa escena y decidí jugar con mi sobrino, me sentaba mal mostrandole mi panty al cambiarme de posición, mis muslos estaban libres, esa faldita casi no me cubría nada, noté que empezó a parársele la verga, yo movía mis piernas de un lado para el otro para que se deleitara viendo, casi no veía la película sino a mi.
Le pregunté si tenía novia y me respondió que no, que no ha estado con ninguna chica, eso me exitó de una vez pues comprobé que tenía un hombre virgen muy cerca y mi apetito sexual era muy grande. Le dije que buscara una chica, asi no tendría que andar masturbándose con mis prendas, él se disculpó pero le dije que no se preocupara, que eso es normal, además le dije: “espero te hayas venido muy rico imaginando cosas con mis prendas”, él me dijo que sí, que me imaginaba a mi. Lastimosamente llegó mi marido temprano y no pasó a más.
Viernes: Mi marido no fue a trabajar así que ese deseo hacia mi sobrino se enfrió, sin embargo las ganas de coger que yo tenía eran fuertes, aprovechamos que mi sobrino se fue de nuevo a jugar y me puse a coger con mi marido, sin embargo pasó algo que no pensé que pasaría, mientras montaba a mi marido vi por el espejo que Carlos nos espiaba por la ventana, eso en vez de molestarme me exitó y decidí ponerme más puta en la cama y a gritar y gemir como loca, luego miré hacia la ventana y lancé un beso a mi mirón.
Saqué la verga de mi marido de mi vagina y me la enterré en el culo para que mi sobrino viera lo puta que era en la cama y empecé a menearme, le decía cosas sucias a mi marido pero no para exitarlo a él sino a mi sobrino, el cual vi que se movía, seguro se estaba masturbando y eso me encantaba.
Me la saqué del culo y empecé a mamarla, la escupía y lamía, empecé a succionar, me la meti toda a la boca y mi marido no aguantó más y se vino, me la tragué y se la dejé limpia, miraba a la ventana disimuladamente, sonriéndole a mi mirón y me acaricié la vagina para que él gozara mientras mi marido se metía al baño para limpiarse, aproveché para levantarme desnuda y acercarme a la ventana, como nuestra casa tiene muros nadie podía verme por la calle ni a mi sobrino, en efecto vi que se pajeaba y le di mi espalda meneándole mis nalgas y sacándole la lengua, eso fue muy fuerte para él y noté sus convulsiones y se vino, le mandé un beso y él se fue de la ventana, ya habíamos cruzado ambos ese límite que hay entre el respeto familiar y dos amantes.
Sábado: Ya el domingo venían sus padres y decidí romper las ataduras y probar a ese chico, me fui por la mañana mientras dormía y me metí dentro de las sábanas, le bajé el boxer y empecé a darle una mamada de campeonato, ese sabor a verga joven me puso loca, se la puse dura y parada, él se despertó exitado y me miró entre las sabanas, solo alcancé a oirle diciéndome: “tía, que ricoooo”.
Me quedé mirándolo directamente a los ojos mientras se la chupaba, le pasaba la lengua, se la dejaba babosa con mi saliva, él disfrutaba cada momento esa mamada, me moví más hacia adelante y lo dejé que probara mis grandes tetas, parecía un bebe recibiendo leche de su mami, me las chupaba rico, me dejé llevar por la lujuria y empecé a besarlo con lengua, su boca sabía deliciosa, al oído le pregunté si era cierto que era virgen y me dijo que sí, yo le respondí que eso ya se lo quitaré enseguida.
Me senté en su verga parada, hundiéndomela de un solo envión, me llenaba toda, empecé a cabalgarlo suave y luego más rápido, como estaba bien húmeda su pene entraba con facilidad, no le dolía como a muchos les duele en su primera vez, fui aumentando la velocidad de mis movimientos, el chico me agarraba por las nalgas, me nalgueaba, eso me calentaba más.
No quería que se viniera rápido asi que me levante y me senté a borde de cama, ofreciéndole mis nalgas, le dije: “sobrino te daré lo más rico que te puede dar una mujer, métemela por el culo”, él se acercó y fue hundiéndomela por mi orificio anal, era tan sabroso, empezó a meterla y sacarla, le dije: “mémetela con fuerza bebe que yo aguanto” y él obediente me la clavaba con la fuerza de su juventud.
Me ponía a gemir como una perra, cómo gozaba sus penetraciones fuertes, esa verga gruesa dándome dolor y placer a la vez, le pedí que me halara el cabello mientras me cogía, qué sensación más rica de sentirme sumisa a él, para ser la primera vez sabía meterla excelentemente, quizás ve mucha porno no sé, pero me estaba matando de placer.
“Tía me voy a venir”, me dijo, yo le respondí que me la sacara del culo y me la diera en la boca, la abri lo más que pude y el empezó a descargar un mar de semen que entró a mi boca y a otras partes de mi cuerpo, hacía tiempo que no se venian así conmigo, casi me ahoga, fue tan delicioso, su semen sabía dulce y exquisito.
Como teníamos todo el día a solas me dedique a fornicar con él en todas partes de la casa, lo hacíamos en el sillón, piso, baño, cocina, donde fuera, ese chico no se cansaba de metérmela, mi concha estaba bien llena de su leche, como toda maestra le enseñé cómo coger rico a una mujer, las poses y sobre todo a lamer concha, le gustó al punto que se tragó mi venida, era m juguete sexual, no me importaba que fuese mi sobrino, yo para él era su trozo de carne con la cual satisfacía sus necesidades reprimidas.
Me dijo que veía películas pornográficas en su cuarto y fuimos desnudos a el, yo siempre iva adelante agarrándolo por la verga y mostrándole mi culo hambriento, vimos una y le dije que hiciéramos esas cosas que se veían allí, fue tan salvaje hacerlo con él, estábamos sudados de tanto comernos, ya no me decía tía mientras me follaba, me llamaba “perra culeona”, “zorra”, “mamadora de verga”, yo le respondía de igual forma con palabras obscenas como “métemela duro papi”, “culeate rico a tu tia”, “dame tu leche caliente”.
Fueron como 7 horas de puro sexo, donde la lujuria, el deseo y la provocación nos llevaba a comernos mutuamente, ningún amante incluyendo a mi suegro, me había follado por tantas horas, era increíble, solo hicimos pausa para almorzar, mi casa olía a sexo por todas partes, como una casa de citas, le enseñé muchas cosas que creo que le gustarán a la chica con la que desee tener una relación.
Mi boca sabía a su verga y la de él a mi concha, creo que el cabrón me hizo adelgazar varias libras de tanto culear, mis piernas me las dejó abiertas y mi culo ardiendo pero lo gocé, luego llegó mi marido y no quice tener sexo con él ya que estaba muy agotada de la follada caliente que tuve con mi sobrino.
Domingo: Este día fue triste para mi pues, se iva mi sobrino querido, mi marido me dijo que en una hora llegaban por él a la casa, no quería que se fuera pero así son las cosas, le dije a mi esposo que fuera a comprar una lista de cosas al supermercado y aproveché para tirarme los últimos cartuchos con mi sobrino.
Cómo le encantaba darme x el culo, su verga se iva toda entera, era como una droga para mi, me hacía venirme como una perra y así me trataba, creo que lo convertí en un pervertido con tantas cosas locas que hicimos, su última venida me la dio en mi boca, yo saboreaba su rica leche, la cual no sé cuándo volveré a probar, al rato llegó mi marido y 20 minutos después sus padres, cuando se ivan lo besé muy cerca a la boca y él me puso su mano en mis nalgas apretándolas duro sin que se dieran cuenta y le dije que esperaba pronto su visita, dentro de su maleta le dejé varios pantys usados para que mi olor lo recordara. Se fue y espero que pronto lo pueda ver nuevamente ya que me hizo pasar una semana deliciosa.

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