Sinceramente, me llamó mucho la atención esto, hasta dudé donde postearla, si acá o en T!, pero bue... seguramente se iban a poner la gorra como ya vienen haciendo hace rato con mis posteos (de paso, propongo hacer un ranquing de posteos eliminados, si se copan aporto los mios), así que sin más, el post de hoy (Ya se que es largo).
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El mundo árabe ya no es lo que era. El rodillo de la influencia occidental aplasta la tradición milenaria y transforma todo a la velocidad de un terremoto. Ayer, era impensable que una mujer vestida como una puta bailara una lasciva variante de la danza del vientre en la tele. Y mucho menos mientras suelta por su boquita cosas como (traduzco): “Mira la pupa, besa la pupa, deja que se cure, cuando besas la pupa desaparece”. Esto lo suelta en la canción “Bus al - Wawa” (la pupa). La cantante libanesa Haifa Wehbe la canta en árabe y suena aún más guarra.
Por eso y porque está buenísima triunfa como una perra en el Líbano y en el mundo árabe más moderado y aperturista. En el resto la consideran una ramera que habría que lapidar por arrastrar la lengua de Mahoma y exhibir su cuerpo impuro, moviéndose de forma pecaminosa. Veamos cómo lo hace mientras canta su éxito “Fe Enaik”:
link: http://www.videos-star.com/watch.php?video=av7gz3NWrHw
Esta mujer, ahí donde la ven, que es un objeto de lujo en sí misma, nació (de padre libanés y madre egipcia) hace treintaytantos años en Marjayuna, una agreste pedanía shiíta en el sur del Líbano. Allí vivió en la humildad más absoluta con su familia, pobre y numerosa (eran cuatro hermanos), pero honrada. Todos ellos se veían obligados a convivir de mala manera en dos habitaciones y a hacer sus necesidades donde buenamente podían, pues no disponían ni de un triste váter. Sin embargo, eran moderadamente felices y se las apañaban para salir adelante y no oler demasiado a tigretón.
Veinte años después, aunque su padre permanece en aquella casita sin baño, Haifa vive en palacetes y ha llegado todo lo lejos que puede llegar una mujer musulmana. Es la primera sex symbol árabe cuya imagen y sonido han dado la vuelta al mundo. En Hollywood se la rifan, asiste a la ceremonia de los Oscar junto al famoso actor egipcio Omar Sharif, la entrevistan en la CNN durante una hora larga... Pero el detonante de su éxito no fue la música, sino la imagen. Su forma de moverse, su larga melena negra, su manera de agarrar el micrófono (como si estuviera masturbando un pene), su mirada profunda, sus labios carnosos acariciando el glande plateado del micro, sus generosas carnes llenas de curvas y redondeces, su culo respingón, sus pies golosos… Todo esto es lo que ha hecho que Haifa arrase en medio mundo… y eso mismo ha provocado que el otro medio la aborrezca. Sin ir más lejos, en su pueblo natal esta mujer no es bienvenida: sus vecinos le tienen prohibida la entrada e incluso impidieron que asistiera al funeral de su hermano Amal, héroe local muerto en combate contra soldados israelíes. Y es que en esta vida no se puede tener todo y, si quieres la fama, cuesta: estás expuesto a que te amen, sí, pero también a que te odien.
Pero hagamos un “flashback” de esos y veamos cómo Haifa se fue ganando el éxito poco a poco, tacita a tacita, pagando con sudor cada paso adelante. Desde niña, Haifa fue aficionada a la música y creció pegada a la radio, cuyos sonidos jazz y R&B la fascinaron desde la primera vez que los escuchó. Sin embargo, como la cría quería todo y lo quería ya, optó por el camino más corto, que no era el de la canción, sino el del “modeleo”. Consciente de la pobreza que la rodeaba, aquella niña, que ya sorprendía a propios y extraños con su belleza y su salero, decidió aprovechar la hermosura que Alá le había regalado para ganar concursos de modelos. Así, a los dieciséis años ya era Miss Líbano del Sur. En 1995 subió aún más, llevándose el premio de Miss Líbano. Pero tuvo que devolver el galardón, al descubrirse que aquella criatura no sólo estaba casada sino que tenía una hija, por lo cual no podía concursar como Miss (unos de los requisitos para concursar era ser una joven soltera y entera). Hundida, Haifa devolvió el premio pero no se rindió. Apenas se olvidó el escándalo, ella continuó trabajando incansablemente como modelo hasta aparecer en más de un centenar de portadas de revistas del mundo árabe y parte del occidental. Sin embargo, su vida privada no era dichosa: tras varios meses de continuas broncas, su marido y ella se divorciaron y él alegó “alienación parental” (o sea, que ponía verde al padre delante de la hija), que fue aceptada por el tribunal. Así que Haifa no ve a su hija, Zeinab Zaza, desde hace más de diez años. Gajes del oficio… Desde entonces, esta cantante también se convirtió en un personaje acosado por la prensa del corazón de su país, que la persigue por tierra, mar y aire.
Sin embargo, tal vez por causa de aquel refrán que reza “desafortunado en amores, afortunado en el juego” (y viceversa) su carrera viajaba en dirección contraria a su drama personal: Haifa cada vez iba a más, cada año ganaba más fama y más dinero. Si en el año 2002 ya había publicado su debut discográfico con notable éxito, en 2005 edita su segundo trabajo como cantante, titulado “Baddi Ays” (“Quiero vivir”) que se vendió como churros, gracias sobre todo al single “Hayat Albi”. La cantante ha declarado que este tema es “un canto a la libertad” que nació tras el asesinato del político libanés Rafik Ariri. Sus siguientes singles (“Ana Haifa” y “Bus al –Wawa”) también rompieron pistas y listas de ventas. La popularidad de Haifa se disparató y en 2006 apareció en la codiciada lista de las “50 personas más guapas del mundo” que cada año elabora la revista “People” y también en el top de las “99 mujeres más deseadas del mundo” de la prestigiosa web masculina Askmen.com. Pero la cantante Haifa también sale en otras listas menos agradables: por ejemplo, en la de “Los artistas más desnudos y pornográficos del mundo árabe”, elaborada por la web integrista egipcia Hamasna, donde además se la acusa de incitar “a que se produzcan agresiones sexuales” con sus meneos y sus canciones. Sus videoclips son acusados de ser “pornografía dura” cuya visión repetida puede provocar crímenes lúbricos. Viendo clips como el de “Wawa”, la verdad, diría que los fundamentalistas estos no exageran tanto como podría parecer. ¡Si hasta el niño parece enloquecer ante la sofocante presencia de Haifa! Si yo hubiera tenido una niñera como ella, hoy sería un maníaco sexual:
link: http://www.videos-star.com/watch.php?video=PWKoXaOEC90
Por si fuera poco el hecho de salir en tantas listas, el popular rapero 50 Cent eligió a Haifa para que cantara antes que él en el concierto que dio en Beirut, convirtiéndola así en la primera artista árabe en actuar a su lado. También ha actuado junto al artista Shaggy, que en un concierto sudó la gota gorda arrimando su morena cebolleta al culazo bailón de Haifa. Este contacto (con… tacto) con estrellas del pop (y del cine) internacionales coloca a Haifa bastante por encima (aunque sólo en cuanto a proyección pública) de sus competidoras, las otras grandes estrellas femeninas de la moderna canción libanesa: Nancy Ajram, Nicole Saba y Alisa.
Pese a su éxito universal y a las críticas recibidas por parte de sus compatriotas (por cosas como dejar el Líbano durante la guerra contra Israel), Haifa permanece muy unida a su país y lo defiende siempre que puede. Más de una vez ha rendido tributo en sus conciertos a los héroes que protegen el Líbano de los ataque israelíes. Por ejemplo, felicitó públicamente en uno de sus conciertos al líder islámico Hassan Nasrallah (considerado un terrorista por los gobiernos anglosajones) por su resistencia frente a los judíos. Tampoco abandona, Haifa, la tradición musical de su tierra. Buena prueba de ello es que utiliza instrumentos clásicos de la música árabe como el darbuka o la pandereta.
En el mundo árabe la industria musical aún maneja pasta, vendiendo cientos de casetes y CDs, aunque el pirateo también está a la orden del día. De entre los 200 canales de televisión árabes, muchos son musicales, al estilo de la MTV pero llenos de artistas que funden pop con sonidos árabes y cantan o rapean en la lengua del Profeta. Muchos de ellos, imitan a Haifa, que aunque no sea muy aceptada por los puristas es ya, hoy por hoy, un clásico moderno dentro de la música árabe. En una sociedad tan arcaica como la musulmana, muchas veces los artistas pop se convierten en portavoces de su generación y se atreven a decir lo que se silencia en las calles. En este sentido, Haifa y otras cantantes son auténticas luchadoras por la causa de la liberación de la mujer árabe, para que, al menos, se relajen un poco las leyes que las oprimen y, que, por ejemplo, impiden que Haifa vea a su hija. Pero todo es relativo y resultaría facilón y tonto criticar una cultura ajena sin conocerla. Y más viviendo, como vivimos, en una civilización donde sucede todo lo contrario: cada vez más es el hombre el que está oprimido y reprimido por las leyes: prueba de esto es que, a la mínima, se le prohíbe ver a sus hijos. Esperemos que los árabes no lleguen a esos extremos y se queden en un término medio.
Pero no nos engañemos: Haifa sigue siendo, por encima de todo, una modelo que canta y una mujer de bandera, cosa que no le impide ser también una devota musulmana que cumple el Ramadán a rajatabla. Con una pata en cada mundo, este pedazo de hembra sueña con formar una nueva familia y con terminar de grabar su tercer disco, en esta ocasión con canciones infantiles. ¿Pasará de ser la Marta Sánchez árabe a la Rosa León musulmana? Da un poco igual. Estamos convencidos de que esta mujer cada día cantará mejor y cada día estará más buena. Como los buenos vinos, artistas como ella ganan solera con los años. Eso, si no arde la bodega, claro. Porque, en su lucha por grabar videoclips cada vez más espectaculares, nuestra Haifa estuvo a punto de morir en un accidente de coche el pasado junio: en pleno rodaje del clip, un helicóptero cayó sobre la parte de atrás del coche en el que iban Haifa y varios miembros del equipo de rodaje. El fuel se derramó encima de ellos como una eyaculación mecánica y, de producirse una explosión, hubieran muerto todos. Pero, gracias a Alá y a las fuerzas armadas del Líbano, que acudieron al rescate, todo quedó en un susto y hoy Haifa se ha reincorporado a su trabajo con más fuerza que nunca. Desde el hospital, la artista dio las gracias al ejército de su país por haberla rescatado: por fin, se le empezaba a pagar su (discutido) patriotismo. Despidámonos con las imágenes de su accidente que, más que de un videoclip de una estrella pop, parecen sacadas de una película de David Cronenberg. Pero, increíblemente, esta mujer está buena hasta después de un choque de coches, cosa que demuestra lo natural de su belleza: pura genética árabe, sin trampa ni cartón, sin Photoshop ni silicona:
link: http://www.videos-star.com/watch.php?video=ZtDnDq_0bNY
Fuente: http://www.putalocura.com
Si, estos gallegos "la baten"
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El mundo árabe ya no es lo que era. El rodillo de la influencia occidental aplasta la tradición milenaria y transforma todo a la velocidad de un terremoto. Ayer, era impensable que una mujer vestida como una puta bailara una lasciva variante de la danza del vientre en la tele. Y mucho menos mientras suelta por su boquita cosas como (traduzco): “Mira la pupa, besa la pupa, deja que se cure, cuando besas la pupa desaparece”. Esto lo suelta en la canción “Bus al - Wawa” (la pupa). La cantante libanesa Haifa Wehbe la canta en árabe y suena aún más guarra.
Por eso y porque está buenísima triunfa como una perra en el Líbano y en el mundo árabe más moderado y aperturista. En el resto la consideran una ramera que habría que lapidar por arrastrar la lengua de Mahoma y exhibir su cuerpo impuro, moviéndose de forma pecaminosa. Veamos cómo lo hace mientras canta su éxito “Fe Enaik”:
link: http://www.videos-star.com/watch.php?video=av7gz3NWrHw
Esta mujer, ahí donde la ven, que es un objeto de lujo en sí misma, nació (de padre libanés y madre egipcia) hace treintaytantos años en Marjayuna, una agreste pedanía shiíta en el sur del Líbano. Allí vivió en la humildad más absoluta con su familia, pobre y numerosa (eran cuatro hermanos), pero honrada. Todos ellos se veían obligados a convivir de mala manera en dos habitaciones y a hacer sus necesidades donde buenamente podían, pues no disponían ni de un triste váter. Sin embargo, eran moderadamente felices y se las apañaban para salir adelante y no oler demasiado a tigretón.
Veinte años después, aunque su padre permanece en aquella casita sin baño, Haifa vive en palacetes y ha llegado todo lo lejos que puede llegar una mujer musulmana. Es la primera sex symbol árabe cuya imagen y sonido han dado la vuelta al mundo. En Hollywood se la rifan, asiste a la ceremonia de los Oscar junto al famoso actor egipcio Omar Sharif, la entrevistan en la CNN durante una hora larga... Pero el detonante de su éxito no fue la música, sino la imagen. Su forma de moverse, su larga melena negra, su manera de agarrar el micrófono (como si estuviera masturbando un pene), su mirada profunda, sus labios carnosos acariciando el glande plateado del micro, sus generosas carnes llenas de curvas y redondeces, su culo respingón, sus pies golosos… Todo esto es lo que ha hecho que Haifa arrase en medio mundo… y eso mismo ha provocado que el otro medio la aborrezca. Sin ir más lejos, en su pueblo natal esta mujer no es bienvenida: sus vecinos le tienen prohibida la entrada e incluso impidieron que asistiera al funeral de su hermano Amal, héroe local muerto en combate contra soldados israelíes. Y es que en esta vida no se puede tener todo y, si quieres la fama, cuesta: estás expuesto a que te amen, sí, pero también a que te odien.
Pero hagamos un “flashback” de esos y veamos cómo Haifa se fue ganando el éxito poco a poco, tacita a tacita, pagando con sudor cada paso adelante. Desde niña, Haifa fue aficionada a la música y creció pegada a la radio, cuyos sonidos jazz y R&B la fascinaron desde la primera vez que los escuchó. Sin embargo, como la cría quería todo y lo quería ya, optó por el camino más corto, que no era el de la canción, sino el del “modeleo”. Consciente de la pobreza que la rodeaba, aquella niña, que ya sorprendía a propios y extraños con su belleza y su salero, decidió aprovechar la hermosura que Alá le había regalado para ganar concursos de modelos. Así, a los dieciséis años ya era Miss Líbano del Sur. En 1995 subió aún más, llevándose el premio de Miss Líbano. Pero tuvo que devolver el galardón, al descubrirse que aquella criatura no sólo estaba casada sino que tenía una hija, por lo cual no podía concursar como Miss (unos de los requisitos para concursar era ser una joven soltera y entera). Hundida, Haifa devolvió el premio pero no se rindió. Apenas se olvidó el escándalo, ella continuó trabajando incansablemente como modelo hasta aparecer en más de un centenar de portadas de revistas del mundo árabe y parte del occidental. Sin embargo, su vida privada no era dichosa: tras varios meses de continuas broncas, su marido y ella se divorciaron y él alegó “alienación parental” (o sea, que ponía verde al padre delante de la hija), que fue aceptada por el tribunal. Así que Haifa no ve a su hija, Zeinab Zaza, desde hace más de diez años. Gajes del oficio… Desde entonces, esta cantante también se convirtió en un personaje acosado por la prensa del corazón de su país, que la persigue por tierra, mar y aire.
Sin embargo, tal vez por causa de aquel refrán que reza “desafortunado en amores, afortunado en el juego” (y viceversa) su carrera viajaba en dirección contraria a su drama personal: Haifa cada vez iba a más, cada año ganaba más fama y más dinero. Si en el año 2002 ya había publicado su debut discográfico con notable éxito, en 2005 edita su segundo trabajo como cantante, titulado “Baddi Ays” (“Quiero vivir”) que se vendió como churros, gracias sobre todo al single “Hayat Albi”. La cantante ha declarado que este tema es “un canto a la libertad” que nació tras el asesinato del político libanés Rafik Ariri. Sus siguientes singles (“Ana Haifa” y “Bus al –Wawa”) también rompieron pistas y listas de ventas. La popularidad de Haifa se disparató y en 2006 apareció en la codiciada lista de las “50 personas más guapas del mundo” que cada año elabora la revista “People” y también en el top de las “99 mujeres más deseadas del mundo” de la prestigiosa web masculina Askmen.com. Pero la cantante Haifa también sale en otras listas menos agradables: por ejemplo, en la de “Los artistas más desnudos y pornográficos del mundo árabe”, elaborada por la web integrista egipcia Hamasna, donde además se la acusa de incitar “a que se produzcan agresiones sexuales” con sus meneos y sus canciones. Sus videoclips son acusados de ser “pornografía dura” cuya visión repetida puede provocar crímenes lúbricos. Viendo clips como el de “Wawa”, la verdad, diría que los fundamentalistas estos no exageran tanto como podría parecer. ¡Si hasta el niño parece enloquecer ante la sofocante presencia de Haifa! Si yo hubiera tenido una niñera como ella, hoy sería un maníaco sexual:
link: http://www.videos-star.com/watch.php?video=PWKoXaOEC90
Por si fuera poco el hecho de salir en tantas listas, el popular rapero 50 Cent eligió a Haifa para que cantara antes que él en el concierto que dio en Beirut, convirtiéndola así en la primera artista árabe en actuar a su lado. También ha actuado junto al artista Shaggy, que en un concierto sudó la gota gorda arrimando su morena cebolleta al culazo bailón de Haifa. Este contacto (con… tacto) con estrellas del pop (y del cine) internacionales coloca a Haifa bastante por encima (aunque sólo en cuanto a proyección pública) de sus competidoras, las otras grandes estrellas femeninas de la moderna canción libanesa: Nancy Ajram, Nicole Saba y Alisa.
Pese a su éxito universal y a las críticas recibidas por parte de sus compatriotas (por cosas como dejar el Líbano durante la guerra contra Israel), Haifa permanece muy unida a su país y lo defiende siempre que puede. Más de una vez ha rendido tributo en sus conciertos a los héroes que protegen el Líbano de los ataque israelíes. Por ejemplo, felicitó públicamente en uno de sus conciertos al líder islámico Hassan Nasrallah (considerado un terrorista por los gobiernos anglosajones) por su resistencia frente a los judíos. Tampoco abandona, Haifa, la tradición musical de su tierra. Buena prueba de ello es que utiliza instrumentos clásicos de la música árabe como el darbuka o la pandereta.
En el mundo árabe la industria musical aún maneja pasta, vendiendo cientos de casetes y CDs, aunque el pirateo también está a la orden del día. De entre los 200 canales de televisión árabes, muchos son musicales, al estilo de la MTV pero llenos de artistas que funden pop con sonidos árabes y cantan o rapean en la lengua del Profeta. Muchos de ellos, imitan a Haifa, que aunque no sea muy aceptada por los puristas es ya, hoy por hoy, un clásico moderno dentro de la música árabe. En una sociedad tan arcaica como la musulmana, muchas veces los artistas pop se convierten en portavoces de su generación y se atreven a decir lo que se silencia en las calles. En este sentido, Haifa y otras cantantes son auténticas luchadoras por la causa de la liberación de la mujer árabe, para que, al menos, se relajen un poco las leyes que las oprimen y, que, por ejemplo, impiden que Haifa vea a su hija. Pero todo es relativo y resultaría facilón y tonto criticar una cultura ajena sin conocerla. Y más viviendo, como vivimos, en una civilización donde sucede todo lo contrario: cada vez más es el hombre el que está oprimido y reprimido por las leyes: prueba de esto es que, a la mínima, se le prohíbe ver a sus hijos. Esperemos que los árabes no lleguen a esos extremos y se queden en un término medio.
Pero no nos engañemos: Haifa sigue siendo, por encima de todo, una modelo que canta y una mujer de bandera, cosa que no le impide ser también una devota musulmana que cumple el Ramadán a rajatabla. Con una pata en cada mundo, este pedazo de hembra sueña con formar una nueva familia y con terminar de grabar su tercer disco, en esta ocasión con canciones infantiles. ¿Pasará de ser la Marta Sánchez árabe a la Rosa León musulmana? Da un poco igual. Estamos convencidos de que esta mujer cada día cantará mejor y cada día estará más buena. Como los buenos vinos, artistas como ella ganan solera con los años. Eso, si no arde la bodega, claro. Porque, en su lucha por grabar videoclips cada vez más espectaculares, nuestra Haifa estuvo a punto de morir en un accidente de coche el pasado junio: en pleno rodaje del clip, un helicóptero cayó sobre la parte de atrás del coche en el que iban Haifa y varios miembros del equipo de rodaje. El fuel se derramó encima de ellos como una eyaculación mecánica y, de producirse una explosión, hubieran muerto todos. Pero, gracias a Alá y a las fuerzas armadas del Líbano, que acudieron al rescate, todo quedó en un susto y hoy Haifa se ha reincorporado a su trabajo con más fuerza que nunca. Desde el hospital, la artista dio las gracias al ejército de su país por haberla rescatado: por fin, se le empezaba a pagar su (discutido) patriotismo. Despidámonos con las imágenes de su accidente que, más que de un videoclip de una estrella pop, parecen sacadas de una película de David Cronenberg. Pero, increíblemente, esta mujer está buena hasta después de un choque de coches, cosa que demuestra lo natural de su belleza: pura genética árabe, sin trampa ni cartón, sin Photoshop ni silicona:
link: http://www.videos-star.com/watch.php?video=ZtDnDq_0bNY
Fuente: http://www.putalocura.com
Si, estos gallegos "la baten"
3 comentarios - Que la traigan a cantar aca!! - HAIFA WEHBE -