El ser humano es vicioso por naturaleza, y más aún cuando se trata de sexo. Algunos son más amantes de una postura, un lugar, unas zonas del cuerpo…pero todos solemos tener algo en común: nos encanta el sexo oral. No hemos encontrado estadísticas al respecto, pero podemos utilizar la fiable práctica de ‘al ojímetro’. Si nuestros cálculos no nos fallan, podemos afirmar que 9 de cada 10 personas han tenido experiencias más que repetibles con el sexo oral. No importa el género, edad, raza, estatura, aquí todos somos iguales y con placeres bastante globalizados.
La pregunta es, ¿por qué nos gusta tanto el sexo oral? Seguro que hay expertos trabajando en ello pero preferimos sacar nuestras propias conclusiones. No queremos explicar los orígenes de esta maravillosa práctica (nos dejaríais de leer en el segundo párrafo) pero si aclarar que no se inventó ayer. Al igual que nosotros, los griegos y romanos tampoco perdían el tiempo. Se suele decir, que si algo es bueno y gusta permanecerá a lo largo de los años, y en el caso del sexo oral seguramente durará hasta que queden dos seres vivos en la Tierra.
Pero no nos desviemos del tema, lo importante aquí son las causas del éxito. Razón más importante y la que seguramente tengáis todos en mente: recibes placer mientras tienes las manos libres. Esto te permite continuar haciendo tus tareas, sean estas redactar un informe, terminar ese sudoku que se te ha quedado atragantado, o mismo hacerte la manicura. Puede parecer un argumento absurdo, pero gracias al sexo oral se terminarían excusas como ‘no puedo que tengo mucho trabajo’ o ‘¿ahora?, no cariño, no hay tiempo’.
Otra de las razones a tener en cuenta es lo que llamaremos ‘el disimule’. O lo que viene siendo lo mismo, el sexo oral te permite recibir placer en lugares poco privados de la forma más discreta. Hacer la postura del perrito o del misionero en un restaurante o cualquier otro lugar público seguramente sea un billete directo al escándalo público. Pero con el cunnilingus o felación esto no ocurre. Una visita bajo el mantel de la mesa, bajo el volante en un semáforo en rojo o sumergirse en la orilla de una playa transitada. Y cuantas posibilidades nos estamos dejando en el tintero…
El ser humano también tiene instinto voyeurista, unos más que otros, pero que lo tenemos es un hecho. Observar como otra persona te está practicando sexo oral y poder verlo con todo tipo de detalle es una situación de lo más excitante. Además, eres la persona que tiene el control, pudiendo usar tus manos libres para ello (a no ser que tengas muchos informes que redactar).
Como sabemos que vosotros, queridos lectores, sois unos expertos en la materia y tenéis muchas más razones para defender esta práctica sexual, pensamos que lo mejor sería pasaros la bola y que nos comentéis cuales son vuestras propuestas para hacer del sexo oral un deporte nacional.
1 comentarios - ¿Por qué nos gusta tanto el sexo oral?