5 Curiosidades sobre la postura del misionero

La postura más clásica y practicada es la del misionero, con ambos tumbados cara a cara y el hombre sobre la mujer. Sin embargo, esta posición sexual esconde muchas anécdotas y curiosidades que harán que la próxima vez que la hagas no te parezca tan aburrida.



¿Crees que la postura del misionero es aburrida?



1.  ¿De dónde viene su nombre?

Por lo visto, conocemos a esta postura como “el misionero” no porque los religiosos la practicasen, sino porque era la que postura básica que se enseñaba a los indígenas en las primeras clases de educación sexual. Los misioneros predicaban que el sexo debía ser tan sólo un medio para la procreación, y que la postura más adecuada era cara a cara y con el hombre sobre la mujer.


2.  En Florida sólo es legal tener sexo en esta postura

Una de esas leyes extrañas que todavía siguen vigentes por el mundo dicta que en el estado americano de Florida, la única postura sexual permitida es la del misionero. Es más, en dicha ley se prohíben explícitamente algunas posturas concretas, y la única que se salva de la quema es la posición clásica que nos ocupa.


3.  Es la posición sexual más popular

Un estudio llevado a cabo por Alfred Kinsey reveló que el 90% de las parejas practicaba la postura del misionero. Hasta aquí todo bien, pero un 9% de los encuestados reconoció que esa era la única postura que hacían en la cama con su pareja. ¡Un poco de innovación, por favor!


4.  Es una de las posturas preferidas por los hombres

Aunque tenga fama de aburrida, muchas parejas disfrutan del sexo con la postura del misionero. Es más, una encuesta masculina ha sacado a la luz que esta posición está entre las tres preferidas por los hombres, junto a la del perrito y la de la vaquera.


5.  Representa la evolución humana

Una de las características del ser humano es que somos de los pocos que tenemos sexo de cara. La evolución de nuestra anatomía permitió que no solamente hiciésemos el coito por detrás, sino que empezásemos a hacerlo de frente gracias a la columna y la posición de nuestras caderas. ¡Eso sí, no somos los únicos que lo hacemos, ahí están los armadillos!