Se ha hablado mucho y se sigue hablando del famoso punto G. Punto que recibe su nombre de su descubridor, el ginecólogo alemán Grafenberg. Se trata de una zona situada en la pared anterior de la vagina (la pared de la vagina que está más cerca del pubis, en la zona frontal del cuerpo), a unos pocos milímetros (cuatro o cinco) de la entrada vaginal.
Para que nos hagamos una idea de dónde se localiza, imaginemos que la mujer se sitúa de pie y con las piernas ligeramente separadas. En esta posición, la mujer introduce en su vagina un dedo, a muy poca profundidad. La primera falange del dedo anular o índice, por ejemplo. La yema del dedo en esta posición se situará aproximadamente sobre la zona que ocupa el punto G.
Si la mujer, con el dedo situado en esta posición, realiza un movimiento circular sobre la zona, o un movimiento similar al que hacemos para indicar a alguien que se acerque (cuando le decimos a alguien “ven” con el dedo índice), es posible que note cierta sensibilidad. Algunas mujeres afirman que al presionar esta zona, sienten algo similar a ganas de orinar. Es importante tener en cuenta que el punto G es principalmente sensible cuando la mujer se encuentra excitada y se hace difícil su percepción cuando no lo está.
En algunas pocas mujeres, la estimulación adecuada de esta zona puede desencadenar el orgasmo (obviamente, si la estimulación va unida a otro tipo de caricias y una situación que la mujer encuentre erótica). Según refieren algunas mujeres, la estimulación más propicia es similar a una presión rítmica.
En las mujeres que afirman tener esta zona sensible (que por cierto, son minoría), el orgasmo a veces se acompaña de la emisión de un líquido (eyaculación femenina) que puede confundirse con la orina, ya que la excitación que provoca la estimulación de esa zona viene acompañada a veces de una sensación de incontinencia urinaria y, además, ese líquido se expulsa por la uretra.
En algunos casos, no muy frecuentes, la mujer tiene miedo a relajarse en el encuentro erótico, dejarse llevar y excitarse porque teme ‘orinarse’ y, de hecho, algunas mujeres refieren ocasiones en las que estando muy excitadas, en el momento del orgasmo, sienten que emiten bastante líquido que confunden con orina. Sin embargo, es más que posible que no se trate de orina sino de la denominada eyaculación femenina.
Este líquido que se expulsa como consecuencia de la estimulación del punto G no es orina, según han mostrado diversos estudios, sino que tiene una composición similar al semen masculino (aunque obviamente, no contiene espermatozoides).
En los escasos casos en los que la mujer manifiesta emitir un líquido muy abundante durante la estimulación de esta zona (ya sea por la mano o por el pene), es posible que se encuentre cohibida por ello durante el encuentro erótico. Lo más aconsejable en estos casos es que se cubra la cama con una toalla o dos, y así se evitan preocupaciones relativas a mojar la cama.
Investigadores como Whipple, Perry y Ladas han estudiado esta zona y las reacciones de diversas mujeres ante su estimulación. Pero cabe señalar que es un tema controvertido porque aún hay muchos sexólogos que dudan de la existencia del denominado punto G. Hay estudiosos que afirman que lo que en realidad se están estimulando son las raíces del clítoris, que se encuentran cercanas a esta zona.
Otro tema fundamental que no hay que olvidar es que ninguna zona del cuerpo, por muy sensible que sea (un pene, un clítoris, unos labios, una espalda, un cuello…), va a producir sensaciones agradables si la caricia en esta zona no va acompañada de una situación que la persona encuentre agradable y sensual y de un estado psicológico adecuado de relajación, de abandono...
Por otro lado, es muy importante señalar que, aún estando excitadas, la mayoría de las mujeres no sienten nada cuando se estimulan esta zona. Parece ser que la sensibilidad en esta región es variable de una mujer a otra y que el número de mujeres que, estando excitadas, tienen sensibilidad en la zona, no es muy elevado. La mayoría de las mujeres, de hecho, afirman no tener prácticamente sensibilidad en este punto.
Tener sensibilidad en esta zona o no tenerla no hace menos mujer a una mujer, ni tampoco implica que su sexualidad sea menos placentera. Esta zona es pequeña y muy localizada, pero todas las mujeres tienen una exquisita sensibilidad en el clítoris y todo un cuerpo sensible a las caricias. También todas tienen capacidad para disfrutar de atenciones, palabras amables o dulces y, por supuesto, de los momentos de intimidad y ternura.
Si se desea, puede ser divertido explorar y buscar el punto G, pero no es conveniente que nadie se obsesione con ello. Para la inmensa mayoría de las mujeres, la estimulación del clítoris es mucho más placentera y, por descontado, las caricias por todo el cuerpo
Para que nos hagamos una idea de dónde se localiza, imaginemos que la mujer se sitúa de pie y con las piernas ligeramente separadas. En esta posición, la mujer introduce en su vagina un dedo, a muy poca profundidad. La primera falange del dedo anular o índice, por ejemplo. La yema del dedo en esta posición se situará aproximadamente sobre la zona que ocupa el punto G.
Si la mujer, con el dedo situado en esta posición, realiza un movimiento circular sobre la zona, o un movimiento similar al que hacemos para indicar a alguien que se acerque (cuando le decimos a alguien “ven” con el dedo índice), es posible que note cierta sensibilidad. Algunas mujeres afirman que al presionar esta zona, sienten algo similar a ganas de orinar. Es importante tener en cuenta que el punto G es principalmente sensible cuando la mujer se encuentra excitada y se hace difícil su percepción cuando no lo está.
En algunas pocas mujeres, la estimulación adecuada de esta zona puede desencadenar el orgasmo (obviamente, si la estimulación va unida a otro tipo de caricias y una situación que la mujer encuentre erótica). Según refieren algunas mujeres, la estimulación más propicia es similar a una presión rítmica.
En las mujeres que afirman tener esta zona sensible (que por cierto, son minoría), el orgasmo a veces se acompaña de la emisión de un líquido (eyaculación femenina) que puede confundirse con la orina, ya que la excitación que provoca la estimulación de esa zona viene acompañada a veces de una sensación de incontinencia urinaria y, además, ese líquido se expulsa por la uretra.
En algunos casos, no muy frecuentes, la mujer tiene miedo a relajarse en el encuentro erótico, dejarse llevar y excitarse porque teme ‘orinarse’ y, de hecho, algunas mujeres refieren ocasiones en las que estando muy excitadas, en el momento del orgasmo, sienten que emiten bastante líquido que confunden con orina. Sin embargo, es más que posible que no se trate de orina sino de la denominada eyaculación femenina.
Este líquido que se expulsa como consecuencia de la estimulación del punto G no es orina, según han mostrado diversos estudios, sino que tiene una composición similar al semen masculino (aunque obviamente, no contiene espermatozoides).
En los escasos casos en los que la mujer manifiesta emitir un líquido muy abundante durante la estimulación de esta zona (ya sea por la mano o por el pene), es posible que se encuentre cohibida por ello durante el encuentro erótico. Lo más aconsejable en estos casos es que se cubra la cama con una toalla o dos, y así se evitan preocupaciones relativas a mojar la cama.
Investigadores como Whipple, Perry y Ladas han estudiado esta zona y las reacciones de diversas mujeres ante su estimulación. Pero cabe señalar que es un tema controvertido porque aún hay muchos sexólogos que dudan de la existencia del denominado punto G. Hay estudiosos que afirman que lo que en realidad se están estimulando son las raíces del clítoris, que se encuentran cercanas a esta zona.
Otro tema fundamental que no hay que olvidar es que ninguna zona del cuerpo, por muy sensible que sea (un pene, un clítoris, unos labios, una espalda, un cuello…), va a producir sensaciones agradables si la caricia en esta zona no va acompañada de una situación que la persona encuentre agradable y sensual y de un estado psicológico adecuado de relajación, de abandono...
Por otro lado, es muy importante señalar que, aún estando excitadas, la mayoría de las mujeres no sienten nada cuando se estimulan esta zona. Parece ser que la sensibilidad en esta región es variable de una mujer a otra y que el número de mujeres que, estando excitadas, tienen sensibilidad en la zona, no es muy elevado. La mayoría de las mujeres, de hecho, afirman no tener prácticamente sensibilidad en este punto.
Tener sensibilidad en esta zona o no tenerla no hace menos mujer a una mujer, ni tampoco implica que su sexualidad sea menos placentera. Esta zona es pequeña y muy localizada, pero todas las mujeres tienen una exquisita sensibilidad en el clítoris y todo un cuerpo sensible a las caricias. También todas tienen capacidad para disfrutar de atenciones, palabras amables o dulces y, por supuesto, de los momentos de intimidad y ternura.
Si se desea, puede ser divertido explorar y buscar el punto G, pero no es conveniente que nadie se obsesione con ello. Para la inmensa mayoría de las mujeres, la estimulación del clítoris es mucho más placentera y, por descontado, las caricias por todo el cuerpo
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