KALAS SEXUALES
1. Qué son
a. Energías estelares
Los kalas sexuales son secreciones producidas por el cuerpo humano, frecuentemente relacionadas con la sexualidad. El cuerpo humano es el escenario donde se gesta la obra completa del drama individual, el laboratorio secreto donde se producen las transmutaciones. Estos extractos glandulares constituyen las esencias místicas del organismo y su existencia no se debe a la casualidad.
Vibraciones mágicas y ocultas emanan de los kalas sexuales. Son sustancias sagradas cuyas sutiles energías provienen de las estrellas. Las glándulas productoras son sólo centros de intermediación y reservorio de emanaciones cósmicas. No es casual que en la antigua tradición tántrica estos kalas hayan sido representados por estrellas. La utilización mágica y espiritual de los kalas sexuales fue bien conocida en todos los tiempos y culturas, aunque conservada en secreto.
b. Actitud vulgar
Al hombre inferior le cuesta mucho comprender la naturaleza real de los kalas sexuales, pues posee ideas equivocadas de estos y sus funciones. El hombre inferior generalmente odia los kalas porque los asocia equivocadamente con algo sucio. Vacío de energías y reducido a un estado bestial, considera “malos” o “sucios” a los órganos sexuales y sus fluidos. Este tipo de hombre suele aborrecer también del sexo trascendente, sobre todo del maithuna. Tales prejuicios son totalmente erróneos, pues convenientemente aseados y aireados los órganos sexuales constituyen la parte más limpia del cuerpo. Así, si deseamos conocer el verdadero nivel espiritual de una persona, basta con preguntarle qué opina del maithuna y de los kalas.
Contrariamente al hombre inferior, los niños mantienen naturalmente una buena relación con sus órganos sexuales y sus secreciones, lo cual se ha revelado como de decisiva importancia para su autoconocimiento y maduración, tanto corporal como psíquica. Dejados en libertad, los niños alegremente juegan con sus genitales, se embadurnan e ingieren sus propios kalas o los de otros niños, todo ello sin ningún asco o repulsión. La aversión surgirá posteriormente, tras las “enseñanzas” y prohibiciones de sus “mayores”. Saben más los niños que el hombre inferior.
En el caso de los amantes hallamos la misma naturalidad y libertad. Durante el acto sexual, los excitados amantes no se privan de ingerir cada uno los kalas del otro, lo cual los excita aún más. Esto lo hacen intuitivamente, ignorando las prohibiciones y sospechando tal vez el valor mágico que los kalas poseen. Los besos genitales y la absorción de sus secreciones son parte de sus juegos íntimos y revelan el deseo profundo de “comerse” o “tragarse” al ser amado.
Este poder excitante o afrodisíaco de los kalas sexuales ha provocado su utilización mágica masiva en los llamados “filtros de amor”, costumbre que se encuentra muy difundida en todos los tiempos y culturas. Es una creencia universal que para enamorar a alguien basta con hacerle ingerir secretamente los kalas sexuales de su enamorado, generalmente sangre menstrual o semen, según sea el sexo del operador. También suelen utilizarse agua con la que el enamorado ha lavado sus genitales, gotas de orina, etc. Se parte de la idea de que las vibraciones de los kalas influirán grandemente sobre el ser amado, produciéndole un fuerte enamoramiento. Otra creencia muy difundida es la de si los kalas de una persona caen en poder de otra, de un hechicero, por ejemplo, éste podría ejercer un poder total sobre aquella. Se piensa que los kalas vibran al unísono con la persona de quien provienen, y todo lo que se haga sobre ellos repercutirá inevitablemente sobre ésta. Estas creencias populares han sobrevivido durante miles de años debido a que poseen una alta cuota de verdad, ya lo veremos.
c. Uso iniciático
Además de la absorción natural y espontánea de los kalas sexuales como parte de los juegos amorosos, su uso y consumo como práctica de gran valor iniciático y espiritual han sido ampliamente ejercidos desde la más remota antigüedad. Las secreciones generadas en el templo físico son de un inapreciable valor entre los practicantes del yoga sexual y su absorción constituye la coronación y culminación de éste. Estos kalas son el complemento natural y lógico de la abstinencia orgásmica y del maithuna. Con su ingestión queda completado el prerrequisito para la obtención rápida de los siddhis y la liberación del espíritu.
A través de la abstinencia orgásmica y de la elevación voluntaria de las emanaciones seminales, el mundo adquiere para el adepto su plena realidad mágica. Por consiguiente, también los kalas sexuales cobran el valor que les corresponde. A medida que transcurren los días y semanas de abstinencia, la necesidad de incorporar los kalas se acrecienta en el practicante, hasta volverse totalmente irresistible. El cerebro y la mente, despertados y energizados por las prácticas del yoga sexual, comienzan a requerir cada vez con mayor insistencia aquellas sustancias que habrán de apresurar su carrera hacia una espiritualización cada vez mayor. Por eso decimos que sólo el adepto del yoga sexual es capaz de comprender la verdadera importancia de la antigua ciencia de los kalas. De ellos no podrá prescindir quien desee conquistarse a sí mismo y retornar al espíritu.
Es interesante destacar que, además de hacer surgir la necesidad de ingerir kalas, la abstinencia orgásmica produce la aparición de la pareja apropiada que el amante tántrico necesita. Sólo ella será capaz de ayudarlo en sus nuevas necesidades y requerimientos. Los kalas sexuales son un remedio, una medicina para el espíritu del yogui, pero eso es a causa de sus energías sexuales acumuladas. Si los kalas fueran ingeridos regularmente por un hombre común, carente de energías, sus efectos serían muy distintos. Los kalas sexuales son como una mujer, como los kalas vegetales o como el dinero, pueden ayudar o dañar. Pueden destruir al débil y ayudar al fuerte. Así como el hombre inferior podría quedar esclavizado por ellos, el hombre superior sólo obtiene beneficios. Exclusivamente a través de la abstinencia orgásmica es posible controlar el tremendo poder que emana de los kalas sexuales.
Estos kalas pueden ser ingeridos durante los juegos sexuales del maithuna, lo cual constituye la manera más apropiada. Ya dijimos que en el yoga sexual está todo permitido menos el orgasmo. Los kalas sexuales pueden ser bebidos también fuera del contexto mágico-sexual del maithuna, como sucede con los kalas vegetales.
La absorción de los kalas sexuales puede realizarse durante un período solamente, o por ciclos, tal como hacen algunos con la abstinencia orgásmica, hasta la obtención de los cambios o resultados esperados. Su ingestión puede ser diaria o periódica. En esto, la intuición es el mejor maestro y los logros paulatinamente alcanzados serán nuestros mejores guías. Igualmente, nuestra imaginación nos dirá qué hacer, pues las variaciones y modalidades son infinitas. Sólo es cuestión de insistir y experimentar, hasta lograr los objetivos. Lo mismo es válido para seleccionar a la pareja que nos proveerá de los kalas. Tradicionalmente se recurría a la intuición, o según el aroma de su cuerpo, pero por lo general la persona apropiada aparece espontáneamente frente al que persevera en la abstinencia orgásmica.
Los kalas pueden ser ingeridos por ambos miembros de la pareja o sólo por uno de ellos, según lo prefieran. Igualmente, el yogui puede beber sus propios kalas, los de su pareja o los de un maestro. Los kalas pueden ser bebidos desde una copa o cáliz (¿kalas = kaliz?), o directamente desde su fuente. Siempre deben beberse tibios, recién producidos, pues pierden casi la totalidad de sus potencialidades después de diez o quince minutos, aproximadamente. También puede beberse sólo un kalas o varios de ellos, mezclados o no. Además de ser necesaria la abstinencia orgásmica previa, al menos por unos días, lo mejor es ingerir los kalas con el estómago vacío, tras varias horas de ayuno. El ayuno, al purificar el cuerpo de toda impureza, lo hace más apto para recibir los kalas. Lo mismo podemos decir de una dieta naturista o vegetariana.
En nuestro capítulo sobre yoga sexual dijimos que la Nueva Sexualidad (“nueva” para la humanidad actual, pero es muy antigua) consistía no en perder energías, sino en acrecentarlas. Ahora podemos agregar lo siguiente: una pareja de amantes debe ir a la cama para intercambiar sus kalas y enriquecerse con ellos, no para perderlos. En este caso, la meta de la pareja no será el orgasmo sino la absorción e incorporación de sus kalas. Esto habrá de acrecentar su amor y sus energías. A través del maithuna se intercambian sus emanaciones sutiles, a lo cual se agrega ahora el intercambio de las emanaciones físicas. Lo uno complementa lo otro. El intercambio de ambos tipos de emanaciones sexuales debiera ser la meta de todo encuentro amoroso, no el orgasmo. La pareja tántrica, embarcada en la exploración de otras dimensiones de la sexualidad, la sexualidad trascendente, tiene por objetivo la unión de cada uno con su ser divino. El orgasmo sólo puede conducir a un mayor encarcelamiento del espíritu.
En el uso de los kalas es necesario avanzar con perseverancia, tanto como con prudencia. En primer lugar, es necesario asegurarnos de que nuestra pareja no adolezca de ninguna enfermedad, capaz de contagiarnos a través del maithuna y de los kalas. En segundo lugar, es necesario avanzar paulatinamente en la ingestión, a fin de ir acostumbrando el cuerpo y la mente a esta nueva vibración. Algunos kalas podrían producir una presión demasiado potente en un cerebro débil o insuficientemente preparado.
Todas estas descripciones sobre la ingestión iniciática de las secreciones sexuales, son parte de un saber antiquísimo cuyo origen inmemorial se pierde en la noche de los tiempos. Cuentan las leyendas que proviene de Atlántida, de donde pasó luego a Sumeria y Egipto, y de allí a India y Tibet. A este conocimiento lo encontramos en todas las grandes civilizaciones de todos los tiempos, ya transmitido oralmente, ya escrito en clave.
En antiguas sectas gnósticas y en la alquimia, hallamos también la doctrina de los kalas, expuesta como un paso necesario para obtener la transmutación espiritual. En la actualidad, podemos encontrar referencias al uso de los kalas en los libros del ocultista y mago Kenneth Grant.
En los antiguos templos de Sumeria, Caldea y Egipto, donde se veneraba a los órganos sexuales como fuentes de gran poder mágico, esta ciencia era propiedad de los sacerdotes y de sus sacerdotisas proveedoras de kalas. A través de sus prácticas de “canibalismo místico” o “coprofagia sagrada”, experimentaban los iniciados la “divina adicción”, capaz de despertarlos y conducirlos al espíritu. De los kalas sexuales derivan los sacramentos de algunas religiones actuales.
En el Génesis bíblico encontramos los dos árboles que se hallan en el Jardín del Edén. Uno de ellos es el árbol del conocimiento del bien y del mal. El otro es el árbol de la vida. Ellos son los dos pilares o columnas del yoga sexual tántrico: el maithuna y los kalas, respectivamente.
Todas estas antiguas enseñanzas debieron permanecer en secreto, como propiedad de unos pocos, a fin de evitar persecuciones. Ya vimos que el hombre inferior, al carecer de energías sexuales aborrece de los kalas, entre otras cosas.
En este momento histórico es necesario redescubrir la Tradición Sumeria y ponerla al alcance de todos. Todas las ideas debieran ser expuestas, para que cada uno pueda elegir el camino que crea más conveniente según su estado espiritual. Aunque cada enseñanza no sea apta para la totalidad de los hombres, es obligación del que sabe ponerlas al alcance de quien pudiera necesitarlas. Nadie debiera sentirse ofendido, ni por la verdad, ni por la diversidad.
La antigua ciencia tántrica de los kalas no es para espíritus débiles, ya lo hemos dicho. Es una enseñanza tan fuerte e impresionante como lo es la realidad que nos rodea. Un ruido muy fuerte es mejor que una suave caricia para despertar a un hombre profundamente dormido. Este saber es apropiado para quienes eligieron el camino de espinas de la “vía rápida” y para nadie más. Esta doctrina se presenta ahora como la más apropiada para nuestra era actual de Kali-Yuga, la era de hierro en la que el espíritu se halla casi totalmente alienado en la materia.
2. Kalas mayores
a. Kalas rojo
Dieciséis kalas sexuales tiene el hombre y dieciséis kalas sexuales tiene la mujer. De los dieciséis kalas femeninos, la sangre menstrual es el más potente de todos, el de mayor emanación mágica. A causa de ello este kalas ocupa el puesto número dieciséis. Debemos hacer notar aquí que nos hallamos leyendo el capítulo decimosexto de nuestra obra, dedicado a la ciencia de los kalas. Igualmente, el cuarto capítulo de cada uno de los tres libros que la componen trata sobre la sexualidad mágica.
El uso del kalas rojo es el más antiguo de todos. Data de la época de las grandes diosas en la cual cada mujer era considerada sagrada, la encarnación viva de ellas. La más antigua y conocida de aquellas deidades femeninas es la diosa Kali, de la antigua India. Se la representaba como una mujer de piel negra, con seis brazos y su cuello rodeado de calaveras a modo de collar. Lo más notable era la representación de su boca y su vagina, manando sangre de ellas. Kali era la diosa eternamente menstruante y absorbedora de kalas. Era la diosa del tiempo, de la muerte y del renacimiento del hombre. La diosa que quitaba y daba la vida.
Kali es la diosa del tiempo porque en la antigüedad, los ciclos menstruales femeninos de veintiocho días eran usados como medida de aquel. El lapso transcurrido entre una menstruación y otra era considerado como un mes, y el año como la suma de trece menstruaciones. Debemos recordar aquí que en nuestro año actual de trescientos sesenta y cinco días la mujer menstrua trece veces. Por esta razón el número trece fue considerado antiguamente como un número mágico y sagrado, símbolo del poder y de la buena suerte. Como tantas otras cosas, este número fue desacreditado en épocas posteriores más cercanas a la nuestra.
En el antiguo Egipto eran trece los meses del año, de veintiocho días cada uno. Por lo tanto eran trece también sus signos zodiacales. El signo número trece, el de la araña, correspondía a géminis, a fines de mayo y principios de junio. A todos los nacidos bajo este signo se los orientaba hacia el sacerdocio y la magia. La araña constituye además un profundo símbolo iniciático. Además de ser una gran arquitecta, se alimenta absorbiendo los fluidos de sus víctimas, sus kalas, podemos decir. En ella se conjugan dos elementos clave del saber antiguo: la ingestión de los kalas y la construcción de uno mismo.
Volviendo a la antigua medición del tiempo, la palabra “kalas”, que significa “ciclo”, “período” o “tiempo”, fue extendida luego para designar la menstruación, pues eran precisamente los ciclos menstruales femeninos los que se usaban como unidad o medida del tiempo. Sólo posteriormente el término “kalas” se amplió para designar a todas las demás secreciones de la mujer, no sólo a su sangre menstrual. Luego se usó también para designar las secreciones sexuales del hombre. De esta forma, “kalas” no sólo significa “tiempo” sino también “secreción” o “esencia” sexual. Fue en esta última connotación que yo lo extendí a la designación de las “esencias”, “secreciones” o “extractos” provenientes del reino vegetal, cuando me refiero a kalas vegetales o verdes.
Kali, el nombre de la diosa, deriva quizá de “kalas”: el tiempo, el ciclo. Con relación a las grandes eras o ciclos históricos, éste es el de Kali-Yuga, período en que nos encontramos actualmente y que posee también el mismo nombre que la diosa. En este período, caracterizado por el apogeo máximo de la materia densa, vuelven a cobrar importancia el uso del maithuna y de los kalas como los medios indicados para retornar al espíritu. En esta era también, la mujer debe volver a ser divinizada.
En el antiguo Egipto, las energías del kalas rojo se decían provenientes del sol Sirio, “el sol más allá del sol”. Rojo es además el color de Set, el gran iniciador que despierta la conciencia de los hombres. Igualmente, Sirio (o Sothis) es la estrella de Seth.
Por sus relaciones con la luna llena, por los efectos de la luna sobre las aguas y sobre la menstruación, estos cultos son llamados lunares o de la noche. Por alguna misteriosa razón, además, si varias mujeres viven juntas sus ciclos menstruales se unifican al poco tiempo, se sincronizan, y comienzan a menstruar al unísono.
El hombre inferior aborrece de los kalas y sobre todo del kalas rojo, el más potente de todos. Aborrece de la “vía rápida” hacia el espíritu. Considera “impura” o “sucia” a la mujer durante la menstruación, evitando todo contacto con ella, e incluso con los objetos que hayan estado en contacto con ella. Para el yoga sexual tántrico, por el contrario, la mujer durante su ciclo menstrual se ha vuelto sagrada y digna de adoración. Se halla en el estado más puro y elevado y se ha convertido en la encarnación viviente de la diosa. El período menstrual es el más indicado para performar el maithuna y si la mujer queda embarazada durante esta fase, se dice que su hijo será el hijo de un dios. Era tan importante el ciclo menstrual para los yoguis, que solía elegirse como compañera tántrica a la mujer que durante su menstruación experimentara un aumento de sus deseos sexuales.
El yoga sexual de India y Tibet, heredero directo y fiel depositario de la sabiduría secreta de Sumeria y Egipto, considera a la vagina el receptáculo de todos los misterios y la puerta de entrada a los cielos. Ella es el manantial del gran poder mágico. En ella está la llave para despertar y regresar, para acceder a otras dimensiones de la realidad y desencadenar el espíritu. Ella colma y satisface todos los deseos, humanos y divinos. Desde la antigüedad, la vagina ha sido representada por un triángulo con un ojo en su interior, símbolo del poder y sabiduría supremos. Es digno de destacar aquí que ese mismo símbolo es el que tradicionalmente se usa para representar a Dios. Incluso en el lenguaje popular suelen ser equiparados ambos conceptos. Vulgarmente suele llamarse a la vagina “la cara de Dios” y decir de quien nunca tuvo relaciones sexuales “ese no conoce la cara de Dios”. También hay una expresión grosera referida a “la vagina de Dios”, usada vulgarmente como exclamación de lamento cuando algo ha salido mal.
El adepto puede beber el kalas rojo solo o mezclado con otros kalas. Puede además beberlo desde una copa o desde su fuente. Hay una postura sexual tántrica para ello, en la cual la boca de cada miembro de la pareja queda en contacto con los genitales del otro. En occidente se conoce a esta postura como “alto cunilingus” o “beso místico”.
Durante su fase menstrual, la mujer se halla en el apogeo de su poder mágico y oracular. Ella es así receptáculo y trasmisor de fuerzas liberadoras, trasmitidas por sus kalas. A través de su absorción, el yogui obtiene para sí esas cualidades. Se ha hablado de un veneno mortal contenido en el cuerpo de la mujer, capaz de matar pero también de liberar a un hombre. El kalas rojo es sin duda esa sustancia.
Durante su menstruación, además de elevar hasta su cerebro sus emanaciones sexuales, la mujer puede elevar también las emanaciones de su sangre menstrual. No su sangre sino las energías y emanaciones sutiles de su sangre, el llamado “humo rojo”. Elevando todo hacia su cerebro, el “humo blanco” y el “humo rojo”, la menstruación puede disminuir e incluso desaparecer por un tiempo.
En los libros de alquimia, las alusiones a los kalas sexuales, sobre todo al kalas rojo, son algo constante. Es común encontrar a cada paso frases como estas: “Después de blanquear el metal debe verterse sobre él la tintura roja”, o “se vierte el menstruo o tintura sobre la Piedra”, o “la tintura roja es el ingrediente esencial para obtener la Piedra”. También se repiten permanentemente términos como: “Obra al Rojo”, “Elixir Rubeus”, etc. La alquimia describe la evolución interior del hombre a través de tres fases: la Obra al Negro, la Obra al Blanco y la Obra al Rojo. Ellas se refieren, respectivamente, a la abstinencia orgásmica, al maithuna y al kalas rojo. Estos tres colores representan las diferentes fases o estadios de la Gran Obra. Volvemos a encontrar estas tres fases de la Obra en la mayoría de las sociedades secretas de todas las épocas, de Egipto en adelante. Estas tres fases están representadas por las tres iniciaciones por las que debe pasar el aspirante, en su duro batallar por la liberación de su espíritu.
A través de la abstinencia orgásmica y del maithuna, el hombre inferior muere y renace en forma de embrión interior. Ese embrión interior es él mismo, nacido por segunda vez. El yoga respiratorio provee de oxígeno a este embrión espiritual y el kalas rojo le permite nutrirse, desarrollarse y crecer. Tales como son las necesidades del feto en el vientre materno, así son las necesidades del hombre en su proceso de re-nacimiento.
b. Kalas blanco
En primer lugar, el más importante de los kalas blancos es el semen masculino. Es el más importante de los dieciséis kalas sexuales del varón y es a él al que se refiere por lo general el término “kalas blanco”. Es este kalas el supremo receptáculo de la energía mágica y liberadora en el hombre. Su uso esotérico es históricamente posterior al del kalas rojo. Su ingestión por el propio yogui es muy común, después del orgasmo periódico o de un orgasmo involuntario, lo cual permite así la conservación parcial de la fuerza mágica en su cuerpo. En la religión egipcia, esta autoabsorción del propio kalas es representada por Seth, quien después de beber su propio semen dio a luz a Thot. Además, la ingestión del kalas blanco masculino por parte de la mujer está muy extendida, ya sea como parte del juego amoroso común como en las prácticas yóguicas de sexualidad trascendente.
En segundo lugar, existe en la mujer un kalas blanco tan importante como el del hombre, el cual posee la misma capacidad mágica. Este es el llamado semen femenino, equivalente perfecto del semen masculino y el verdadero centro del poder mágico en la mujer. Es blancuzco y transparente, de sabor dulce, semejante al licor y aroma agradable. Proviene de una glándula prostática rudimentaria que en la mayoría de las mujeres se halla más o menos atrofiada por falta de uso, pero que el yoga sexual tiene la virtud de despertar. Digamos al pasar que el clítoris y los labios vaginales son también un pene y dos testículos rudimentarios y atrofiados, así como las tetillas del varón son mamas atrofiadas.
Dicha glándula femenina rudimentaria vuelca su secreción, el semen femenino, en la vagina a través de un conducto, siendo desde allí evacuado al exterior. En los antiguos templos tántricos, era corriente seleccionar a las sacerdotisas de acuerdo a su aptitud para la emisión copiosa de este kalas.
La mujer vuelca hacia el exterior su kalas blanco a través de un orgasmo muy especial y sumamente pleno, con sensaciones reales de una energía o corriente descendiendo interiormente desde su cabeza hasta sus genitales. Sólo aquellas mujeres que lo han experimentado pueden describir y comprender esto. Para acceder a este tipo de orgasmo la mujer debe ubicarse encima del hombre. Estando éste acostado boca arriba en posición horizontal, ella debe prácticamente sentarse sobre él, a fin de obtener la máxima penetración y libertad de movimientos. Esta postura tántrica es llamada viparita maithuna. También se la conoce como “postura de Lilith” o “postura de Kali”. Es esta posición similar a la del parto vertical y la más apropiada para que la mujer pueda hallar por sí misma el punto correcto de estimulación que provoque la evacuación de su kalas blanco. Perseverando de esta manera y alternando con prácticas de yoga sexual, cualquier mujer podrá ser capaz de abrir su conducto del kalas blanco hacia el exterior, aún cuando este se hallare atrofiado.
En tercer lugar, pertenecen a la categoría de kalas blancos el resto de las secreciones o flujos vaginales femeninos. Estos son diferentes y de distintas cualidades mágicas según los días del mes. Lo mismo es válido en el caso del varón, aunque en él estas secreciones genitales son de inferior cantidad y valor mágico.
En cuarto lugar, existe el kalas blanco anal, común en ambos sexos. Su aspecto y consistencia es muy similar a la clara de huevo. Se produce y obtiene tras la penetración y exploración anal, ya sea por medio del pene, dedos u objetos. Este kalas es muy buscado por su poder energético para operaciones mágicas menores.
c. Elixir supremo
La unión del kalas rojo con el kalas blanco masculino constituye el máximo kalas, el elixir supremo. En esta mezcla pueden intervenir también otros kalas sexuales, pero lo importante es la mezcla del rojo y el blanco. Se lo denomina también “soma”, “el doble kalas”, “kalas mixto”, etc. Este kalas es bebido por uno o ambos miembros de la pareja y los kalas que lo constituyen pueden provenir de ellos mismos o de otras personas. Es común encontrar yoguis que efectúan su orgasmo periódico sólo cuando su compañera está menstruando, lo cual provee a ambos de los dos kalas principales en un mismo momento.
Esta unión de los dos kalas, rojo y blanco, aparece en todos los libros de alquimia. En ellos se la denomina “elixir de la inmortalidad”, “elixir de la juventud eterna”, etc. En los mismos textos suelen abundar además expresiones como “los mixtos”, “el León Blanco debe unirse al León Rojo”, “la unión de Adán, el rojo, con Eva, la blanca”, etc. Asimismo, cuando en los libros de alquimia encontramos alusiones a la “unión del León Rojo con el León Verde”, sabemos que hacen referencia a los kalas rojos y a los kalas verdes, respectivamente.
El elixir supremo, utilizado desde la más remota antigüedad en ritos mágicos y religiosos, sobrevivió en forma simbólica, sustituyéndose por pan y vino sus componentes.
3. Kalas menores
a. Kalas amarillo
En los antiguos Vedas, hay varias referencias a la ingestión ceremonial de orina, a pesar de que este kalas posee escaso valor mágico. La causa de esta referencia debe buscarse en un contexto mayor, en que este kalas cobraba una gran importancia. Desde hace milenios, muchos shamanes recurren a la ingestión de hongos amanita muscaria para inducir en sí mismos estados de trance. Las sustancias alucinógenas contenidas en estos hongos tienen la particularidad de pasar intactas directamente a la orina, sin sufrir ninguna modificación y conservando su cualidad alucinógena. Era muy común entonces, que el shaman bebiera su propia orina a fin de mantener en su organismo la dosis necesaria para prolongar a voluntad su estado de trance, a veces durante varios días.
Es en este caso singular de unión entre un kalas humano y un kalas vegetal, donde el kalas amarillo cobró importancia mágica y espiritual, como receptáculo y trasmisor del componente alucinógeno del hongo. Este vegetal singular fue muy usado con fines mágicos desde la antigüedad. De Egipto pasó a India y Tibet. En Siberia es utilizado aún hoy por los shamanes. Estos, cuando han dejado de ingerir una y otra vez su propia orina y dan por finalizado el trance, la sacan en un balde al exterior de su casa. Allí, un grupo por lo general numeroso de personas aguarda este momento para ingerirla y entrar en trance ellos también. Por supuesto que los efectos y la utilidad serán muy diferentes en un shaman y en un hombre común.
Aparte de este contexto mágico, el kalas amarillo posee también la cualidad de “filtrado”. Esto significa que a medida que este kalas es evacuado y vuelto a ingerir varias veces, se va tornando más claro, hasta volverse casi transparente como el agua y de sabor agradable. Se lo utiliza desde tiempo inmemorial como medicina y como juego sexual entre amantes. En las ceremonias mágicas suele ingerírselo mezclado con el kalas rojo y a veces, de manera simbólica, se sustituyen por vino tinto y agua sus componentes.
b. Kalas negro
Desde la antigüedad fueron utilizados excrementos humanos en ritos mágicos y religiosos. El Kalagnirudra Upanishad, libro sagrado de la antigua India, prescribe la incineración o calcinación de excrementos para la posterior utilización ritual de esas cenizas, las cuales deben ser aplicadas sobre el cuerpo según un cierto orden y configuración. La ingestión, diaria o no, de estas cenizas pulverizadas solía aconsejarse con fines medicinales.
Es interesante señalar el significado del nombre de dicho texto. “Upanishad” significa “tratado” o “comentario”. Son una serie de comentarios o especificaciones, sobre los antiguos Vedas. A la palabra “Kalagnirudra” podemos separarla en tres partes. “Kala” significa, como ya hemos visto, tiempo o esencia. “Agni” significa fuego y “Rudra” es el dios de la tormenta y de la tempestad.
c. Otros kalas
Otros kalas humanos, tales como saliva, sudor, leche, lágrimas, etc. son también utilizados, pero su valor mágico es menor.
Hay también kalas utilizados por sectas minoritarias y extraviadas, por lo general en India y África. Como simple curiosidad, podemos citar el uso de animales o cadáveres por parte de estos grupos, ya sea para ingerir sus kalas como para efectuar el maithuna con ellos. En ciertas regiones de India, aún hoy hay grupos de aghoris que pasan la noche en cementerios, meditando o practicando el maithuna. Con respecto a esto y en un plano totalmente distinto, es muy común entre los yoguis de Tibet efectuar la meditación diaria sentados sobre una calavera y rodeados de huesos humanos, lo cual nos recuerda ciertos rituales de sociedades secretas de occidente. Esta confrontación con la muerte templa al yogui, enfrentándolo con la extrema fugacidad de la vida en el plano físico y con la insatisfactoria condición de ésta.
4. Efectos producidos
a. Cambios físicos
En un nivel físico, los kalas sexuales, al poseer gran concentración de vitaminas, minerales y hormonas, producen notables efectos beneficiosos sobre el ser humano.
La ingestión del kalas amarillo, propios o de una persona joven y saludable, se usa desde muy antiguo para conservar la salud, curar enfermedades, cicatrizar heridas y en general para procurar rejuvenecimiento y longevidad. Una costumbre muy curiosa es la de arrojar trozos de sulfato de cobre o diversos remedios en un recipiente donde se halla la orina de un enfermo, a fin de estimular a distancia su curación.
También son utilizados los kalas, sobre todo el kalas blanco masculino, para obtener belleza, aspecto juvenil, piel tersa y suave, y también rejuvenecimiento y longevidad.
b. Cambios psicológicos
En el nivel psicológico, los kalas rompen los hábitos y condicionamientos culturales de los hombres comunes. Aumentan la inspiración y la creatividad, se vencen la repulsión y el miedo y se arriba al autoconocimiento y al despertar de uno mismo.
A través del uso de los kalas, el yogui puede unificar todos los pares de opuestos. Opuestos como “bueno-malo”, “prohibido-permitido”, “agradable-repugnante”, etc. son fácilmente superados. Por medio de los kalas el yogui alcanza la trascendencia de toda dualidad y se proyecta más allá del bien y del mal.
Si bien los kalas sexuales no pueden proveer al adepto aquello que él no posea en germen, estos agentes transmutadores darán vuelta su mundo interno, poniéndolo al derecho.
c. Cambios parapsicológicos
Dentro del nivel parapsicológico incluiremos aquí tanto los siddhis o poderes mágicos como el proceso de liberación espiritual. Tanto aquellos como éste se ven grandemente facilitados por el uso repetido y persistente de los kalas. Ellos nos preparan para una y otra potencialidad.
En cuanto a los siddhis, los kalas sexuales alteran la conciencia y producen una notoria intensificación de las capacidades parapsicológicas. Todas las técnicas parapsicológicas que hemos descrito, tanto las que son para influir como las que son para percibir, funcionarán mucho mejor bajo el efecto de estos kalas. Esto es fácil de comprobar, aplicando las técnicas antes y después.
Con los kalas sexuales las posibilidades de experimentación son infinitas. Hay yoguis, por ejemplo, que utilizan el kalas rojo para efectuar viajes astrales. Otros absorben mentalmente los kalas astrales de otras personas, como vimos en el capítulo sobre yoga respiratorio. Las modalidades son innumerables y están inspiradas por la intuición e imaginación del practicante. Dos cosas deben recordarse, en primer lugar la abstinencia orgásmica y en segundo orden la necesidad de insistir y experimentar.
En cuanto al desenvolvimiento espiritual, los kalas sexuales son parte del camino tántrico de la “vía rápida”. Estos kalas son el complemento de los yogas que hemos visto y aceleran el proceso de liberación espiritual. Son una medicina para el espíritu, no sólo para el cuerpo. Ellos ayudan a despertar todas las potencias espirituales y regiones dormidas del cerebro humano, posibilitando el despertar del hombre y la liberación de su espíritu. La necesidad de liberar al espíritu constituye una imperiosa pulsión interior que pocos advierten. Este camino inverso hacia el espíritu se recorre en todos los niveles de existencia, físicos y no físicos, a través de sucesivas mutaciones —o trans-mutaciones—, tanto físicas como psíquicas. Los yogas sexual y respiratorio, enriquecidos por el uso persistente y prolongado de los kalas que hemos visto, conforman el medio más importante para acelerar esa tarea.
1. Qué son
a. Energías estelares
Los kalas sexuales son secreciones producidas por el cuerpo humano, frecuentemente relacionadas con la sexualidad. El cuerpo humano es el escenario donde se gesta la obra completa del drama individual, el laboratorio secreto donde se producen las transmutaciones. Estos extractos glandulares constituyen las esencias místicas del organismo y su existencia no se debe a la casualidad.
Vibraciones mágicas y ocultas emanan de los kalas sexuales. Son sustancias sagradas cuyas sutiles energías provienen de las estrellas. Las glándulas productoras son sólo centros de intermediación y reservorio de emanaciones cósmicas. No es casual que en la antigua tradición tántrica estos kalas hayan sido representados por estrellas. La utilización mágica y espiritual de los kalas sexuales fue bien conocida en todos los tiempos y culturas, aunque conservada en secreto.
b. Actitud vulgar
Al hombre inferior le cuesta mucho comprender la naturaleza real de los kalas sexuales, pues posee ideas equivocadas de estos y sus funciones. El hombre inferior generalmente odia los kalas porque los asocia equivocadamente con algo sucio. Vacío de energías y reducido a un estado bestial, considera “malos” o “sucios” a los órganos sexuales y sus fluidos. Este tipo de hombre suele aborrecer también del sexo trascendente, sobre todo del maithuna. Tales prejuicios son totalmente erróneos, pues convenientemente aseados y aireados los órganos sexuales constituyen la parte más limpia del cuerpo. Así, si deseamos conocer el verdadero nivel espiritual de una persona, basta con preguntarle qué opina del maithuna y de los kalas.
Contrariamente al hombre inferior, los niños mantienen naturalmente una buena relación con sus órganos sexuales y sus secreciones, lo cual se ha revelado como de decisiva importancia para su autoconocimiento y maduración, tanto corporal como psíquica. Dejados en libertad, los niños alegremente juegan con sus genitales, se embadurnan e ingieren sus propios kalas o los de otros niños, todo ello sin ningún asco o repulsión. La aversión surgirá posteriormente, tras las “enseñanzas” y prohibiciones de sus “mayores”. Saben más los niños que el hombre inferior.
En el caso de los amantes hallamos la misma naturalidad y libertad. Durante el acto sexual, los excitados amantes no se privan de ingerir cada uno los kalas del otro, lo cual los excita aún más. Esto lo hacen intuitivamente, ignorando las prohibiciones y sospechando tal vez el valor mágico que los kalas poseen. Los besos genitales y la absorción de sus secreciones son parte de sus juegos íntimos y revelan el deseo profundo de “comerse” o “tragarse” al ser amado.
Este poder excitante o afrodisíaco de los kalas sexuales ha provocado su utilización mágica masiva en los llamados “filtros de amor”, costumbre que se encuentra muy difundida en todos los tiempos y culturas. Es una creencia universal que para enamorar a alguien basta con hacerle ingerir secretamente los kalas sexuales de su enamorado, generalmente sangre menstrual o semen, según sea el sexo del operador. También suelen utilizarse agua con la que el enamorado ha lavado sus genitales, gotas de orina, etc. Se parte de la idea de que las vibraciones de los kalas influirán grandemente sobre el ser amado, produciéndole un fuerte enamoramiento. Otra creencia muy difundida es la de si los kalas de una persona caen en poder de otra, de un hechicero, por ejemplo, éste podría ejercer un poder total sobre aquella. Se piensa que los kalas vibran al unísono con la persona de quien provienen, y todo lo que se haga sobre ellos repercutirá inevitablemente sobre ésta. Estas creencias populares han sobrevivido durante miles de años debido a que poseen una alta cuota de verdad, ya lo veremos.
c. Uso iniciático
Además de la absorción natural y espontánea de los kalas sexuales como parte de los juegos amorosos, su uso y consumo como práctica de gran valor iniciático y espiritual han sido ampliamente ejercidos desde la más remota antigüedad. Las secreciones generadas en el templo físico son de un inapreciable valor entre los practicantes del yoga sexual y su absorción constituye la coronación y culminación de éste. Estos kalas son el complemento natural y lógico de la abstinencia orgásmica y del maithuna. Con su ingestión queda completado el prerrequisito para la obtención rápida de los siddhis y la liberación del espíritu.
A través de la abstinencia orgásmica y de la elevación voluntaria de las emanaciones seminales, el mundo adquiere para el adepto su plena realidad mágica. Por consiguiente, también los kalas sexuales cobran el valor que les corresponde. A medida que transcurren los días y semanas de abstinencia, la necesidad de incorporar los kalas se acrecienta en el practicante, hasta volverse totalmente irresistible. El cerebro y la mente, despertados y energizados por las prácticas del yoga sexual, comienzan a requerir cada vez con mayor insistencia aquellas sustancias que habrán de apresurar su carrera hacia una espiritualización cada vez mayor. Por eso decimos que sólo el adepto del yoga sexual es capaz de comprender la verdadera importancia de la antigua ciencia de los kalas. De ellos no podrá prescindir quien desee conquistarse a sí mismo y retornar al espíritu.
Es interesante destacar que, además de hacer surgir la necesidad de ingerir kalas, la abstinencia orgásmica produce la aparición de la pareja apropiada que el amante tántrico necesita. Sólo ella será capaz de ayudarlo en sus nuevas necesidades y requerimientos. Los kalas sexuales son un remedio, una medicina para el espíritu del yogui, pero eso es a causa de sus energías sexuales acumuladas. Si los kalas fueran ingeridos regularmente por un hombre común, carente de energías, sus efectos serían muy distintos. Los kalas sexuales son como una mujer, como los kalas vegetales o como el dinero, pueden ayudar o dañar. Pueden destruir al débil y ayudar al fuerte. Así como el hombre inferior podría quedar esclavizado por ellos, el hombre superior sólo obtiene beneficios. Exclusivamente a través de la abstinencia orgásmica es posible controlar el tremendo poder que emana de los kalas sexuales.
Estos kalas pueden ser ingeridos durante los juegos sexuales del maithuna, lo cual constituye la manera más apropiada. Ya dijimos que en el yoga sexual está todo permitido menos el orgasmo. Los kalas sexuales pueden ser bebidos también fuera del contexto mágico-sexual del maithuna, como sucede con los kalas vegetales.
La absorción de los kalas sexuales puede realizarse durante un período solamente, o por ciclos, tal como hacen algunos con la abstinencia orgásmica, hasta la obtención de los cambios o resultados esperados. Su ingestión puede ser diaria o periódica. En esto, la intuición es el mejor maestro y los logros paulatinamente alcanzados serán nuestros mejores guías. Igualmente, nuestra imaginación nos dirá qué hacer, pues las variaciones y modalidades son infinitas. Sólo es cuestión de insistir y experimentar, hasta lograr los objetivos. Lo mismo es válido para seleccionar a la pareja que nos proveerá de los kalas. Tradicionalmente se recurría a la intuición, o según el aroma de su cuerpo, pero por lo general la persona apropiada aparece espontáneamente frente al que persevera en la abstinencia orgásmica.
Los kalas pueden ser ingeridos por ambos miembros de la pareja o sólo por uno de ellos, según lo prefieran. Igualmente, el yogui puede beber sus propios kalas, los de su pareja o los de un maestro. Los kalas pueden ser bebidos desde una copa o cáliz (¿kalas = kaliz?), o directamente desde su fuente. Siempre deben beberse tibios, recién producidos, pues pierden casi la totalidad de sus potencialidades después de diez o quince minutos, aproximadamente. También puede beberse sólo un kalas o varios de ellos, mezclados o no. Además de ser necesaria la abstinencia orgásmica previa, al menos por unos días, lo mejor es ingerir los kalas con el estómago vacío, tras varias horas de ayuno. El ayuno, al purificar el cuerpo de toda impureza, lo hace más apto para recibir los kalas. Lo mismo podemos decir de una dieta naturista o vegetariana.
En nuestro capítulo sobre yoga sexual dijimos que la Nueva Sexualidad (“nueva” para la humanidad actual, pero es muy antigua) consistía no en perder energías, sino en acrecentarlas. Ahora podemos agregar lo siguiente: una pareja de amantes debe ir a la cama para intercambiar sus kalas y enriquecerse con ellos, no para perderlos. En este caso, la meta de la pareja no será el orgasmo sino la absorción e incorporación de sus kalas. Esto habrá de acrecentar su amor y sus energías. A través del maithuna se intercambian sus emanaciones sutiles, a lo cual se agrega ahora el intercambio de las emanaciones físicas. Lo uno complementa lo otro. El intercambio de ambos tipos de emanaciones sexuales debiera ser la meta de todo encuentro amoroso, no el orgasmo. La pareja tántrica, embarcada en la exploración de otras dimensiones de la sexualidad, la sexualidad trascendente, tiene por objetivo la unión de cada uno con su ser divino. El orgasmo sólo puede conducir a un mayor encarcelamiento del espíritu.
En el uso de los kalas es necesario avanzar con perseverancia, tanto como con prudencia. En primer lugar, es necesario asegurarnos de que nuestra pareja no adolezca de ninguna enfermedad, capaz de contagiarnos a través del maithuna y de los kalas. En segundo lugar, es necesario avanzar paulatinamente en la ingestión, a fin de ir acostumbrando el cuerpo y la mente a esta nueva vibración. Algunos kalas podrían producir una presión demasiado potente en un cerebro débil o insuficientemente preparado.
Todas estas descripciones sobre la ingestión iniciática de las secreciones sexuales, son parte de un saber antiquísimo cuyo origen inmemorial se pierde en la noche de los tiempos. Cuentan las leyendas que proviene de Atlántida, de donde pasó luego a Sumeria y Egipto, y de allí a India y Tibet. A este conocimiento lo encontramos en todas las grandes civilizaciones de todos los tiempos, ya transmitido oralmente, ya escrito en clave.
En antiguas sectas gnósticas y en la alquimia, hallamos también la doctrina de los kalas, expuesta como un paso necesario para obtener la transmutación espiritual. En la actualidad, podemos encontrar referencias al uso de los kalas en los libros del ocultista y mago Kenneth Grant.
En los antiguos templos de Sumeria, Caldea y Egipto, donde se veneraba a los órganos sexuales como fuentes de gran poder mágico, esta ciencia era propiedad de los sacerdotes y de sus sacerdotisas proveedoras de kalas. A través de sus prácticas de “canibalismo místico” o “coprofagia sagrada”, experimentaban los iniciados la “divina adicción”, capaz de despertarlos y conducirlos al espíritu. De los kalas sexuales derivan los sacramentos de algunas religiones actuales.
En el Génesis bíblico encontramos los dos árboles que se hallan en el Jardín del Edén. Uno de ellos es el árbol del conocimiento del bien y del mal. El otro es el árbol de la vida. Ellos son los dos pilares o columnas del yoga sexual tántrico: el maithuna y los kalas, respectivamente.
Todas estas antiguas enseñanzas debieron permanecer en secreto, como propiedad de unos pocos, a fin de evitar persecuciones. Ya vimos que el hombre inferior, al carecer de energías sexuales aborrece de los kalas, entre otras cosas.
En este momento histórico es necesario redescubrir la Tradición Sumeria y ponerla al alcance de todos. Todas las ideas debieran ser expuestas, para que cada uno pueda elegir el camino que crea más conveniente según su estado espiritual. Aunque cada enseñanza no sea apta para la totalidad de los hombres, es obligación del que sabe ponerlas al alcance de quien pudiera necesitarlas. Nadie debiera sentirse ofendido, ni por la verdad, ni por la diversidad.
La antigua ciencia tántrica de los kalas no es para espíritus débiles, ya lo hemos dicho. Es una enseñanza tan fuerte e impresionante como lo es la realidad que nos rodea. Un ruido muy fuerte es mejor que una suave caricia para despertar a un hombre profundamente dormido. Este saber es apropiado para quienes eligieron el camino de espinas de la “vía rápida” y para nadie más. Esta doctrina se presenta ahora como la más apropiada para nuestra era actual de Kali-Yuga, la era de hierro en la que el espíritu se halla casi totalmente alienado en la materia.
2. Kalas mayores
a. Kalas rojo
Dieciséis kalas sexuales tiene el hombre y dieciséis kalas sexuales tiene la mujer. De los dieciséis kalas femeninos, la sangre menstrual es el más potente de todos, el de mayor emanación mágica. A causa de ello este kalas ocupa el puesto número dieciséis. Debemos hacer notar aquí que nos hallamos leyendo el capítulo decimosexto de nuestra obra, dedicado a la ciencia de los kalas. Igualmente, el cuarto capítulo de cada uno de los tres libros que la componen trata sobre la sexualidad mágica.
El uso del kalas rojo es el más antiguo de todos. Data de la época de las grandes diosas en la cual cada mujer era considerada sagrada, la encarnación viva de ellas. La más antigua y conocida de aquellas deidades femeninas es la diosa Kali, de la antigua India. Se la representaba como una mujer de piel negra, con seis brazos y su cuello rodeado de calaveras a modo de collar. Lo más notable era la representación de su boca y su vagina, manando sangre de ellas. Kali era la diosa eternamente menstruante y absorbedora de kalas. Era la diosa del tiempo, de la muerte y del renacimiento del hombre. La diosa que quitaba y daba la vida.
Kali es la diosa del tiempo porque en la antigüedad, los ciclos menstruales femeninos de veintiocho días eran usados como medida de aquel. El lapso transcurrido entre una menstruación y otra era considerado como un mes, y el año como la suma de trece menstruaciones. Debemos recordar aquí que en nuestro año actual de trescientos sesenta y cinco días la mujer menstrua trece veces. Por esta razón el número trece fue considerado antiguamente como un número mágico y sagrado, símbolo del poder y de la buena suerte. Como tantas otras cosas, este número fue desacreditado en épocas posteriores más cercanas a la nuestra.
En el antiguo Egipto eran trece los meses del año, de veintiocho días cada uno. Por lo tanto eran trece también sus signos zodiacales. El signo número trece, el de la araña, correspondía a géminis, a fines de mayo y principios de junio. A todos los nacidos bajo este signo se los orientaba hacia el sacerdocio y la magia. La araña constituye además un profundo símbolo iniciático. Además de ser una gran arquitecta, se alimenta absorbiendo los fluidos de sus víctimas, sus kalas, podemos decir. En ella se conjugan dos elementos clave del saber antiguo: la ingestión de los kalas y la construcción de uno mismo.
Volviendo a la antigua medición del tiempo, la palabra “kalas”, que significa “ciclo”, “período” o “tiempo”, fue extendida luego para designar la menstruación, pues eran precisamente los ciclos menstruales femeninos los que se usaban como unidad o medida del tiempo. Sólo posteriormente el término “kalas” se amplió para designar a todas las demás secreciones de la mujer, no sólo a su sangre menstrual. Luego se usó también para designar las secreciones sexuales del hombre. De esta forma, “kalas” no sólo significa “tiempo” sino también “secreción” o “esencia” sexual. Fue en esta última connotación que yo lo extendí a la designación de las “esencias”, “secreciones” o “extractos” provenientes del reino vegetal, cuando me refiero a kalas vegetales o verdes.
Kali, el nombre de la diosa, deriva quizá de “kalas”: el tiempo, el ciclo. Con relación a las grandes eras o ciclos históricos, éste es el de Kali-Yuga, período en que nos encontramos actualmente y que posee también el mismo nombre que la diosa. En este período, caracterizado por el apogeo máximo de la materia densa, vuelven a cobrar importancia el uso del maithuna y de los kalas como los medios indicados para retornar al espíritu. En esta era también, la mujer debe volver a ser divinizada.
En el antiguo Egipto, las energías del kalas rojo se decían provenientes del sol Sirio, “el sol más allá del sol”. Rojo es además el color de Set, el gran iniciador que despierta la conciencia de los hombres. Igualmente, Sirio (o Sothis) es la estrella de Seth.
Por sus relaciones con la luna llena, por los efectos de la luna sobre las aguas y sobre la menstruación, estos cultos son llamados lunares o de la noche. Por alguna misteriosa razón, además, si varias mujeres viven juntas sus ciclos menstruales se unifican al poco tiempo, se sincronizan, y comienzan a menstruar al unísono.
El hombre inferior aborrece de los kalas y sobre todo del kalas rojo, el más potente de todos. Aborrece de la “vía rápida” hacia el espíritu. Considera “impura” o “sucia” a la mujer durante la menstruación, evitando todo contacto con ella, e incluso con los objetos que hayan estado en contacto con ella. Para el yoga sexual tántrico, por el contrario, la mujer durante su ciclo menstrual se ha vuelto sagrada y digna de adoración. Se halla en el estado más puro y elevado y se ha convertido en la encarnación viviente de la diosa. El período menstrual es el más indicado para performar el maithuna y si la mujer queda embarazada durante esta fase, se dice que su hijo será el hijo de un dios. Era tan importante el ciclo menstrual para los yoguis, que solía elegirse como compañera tántrica a la mujer que durante su menstruación experimentara un aumento de sus deseos sexuales.
El yoga sexual de India y Tibet, heredero directo y fiel depositario de la sabiduría secreta de Sumeria y Egipto, considera a la vagina el receptáculo de todos los misterios y la puerta de entrada a los cielos. Ella es el manantial del gran poder mágico. En ella está la llave para despertar y regresar, para acceder a otras dimensiones de la realidad y desencadenar el espíritu. Ella colma y satisface todos los deseos, humanos y divinos. Desde la antigüedad, la vagina ha sido representada por un triángulo con un ojo en su interior, símbolo del poder y sabiduría supremos. Es digno de destacar aquí que ese mismo símbolo es el que tradicionalmente se usa para representar a Dios. Incluso en el lenguaje popular suelen ser equiparados ambos conceptos. Vulgarmente suele llamarse a la vagina “la cara de Dios” y decir de quien nunca tuvo relaciones sexuales “ese no conoce la cara de Dios”. También hay una expresión grosera referida a “la vagina de Dios”, usada vulgarmente como exclamación de lamento cuando algo ha salido mal.
El adepto puede beber el kalas rojo solo o mezclado con otros kalas. Puede además beberlo desde una copa o desde su fuente. Hay una postura sexual tántrica para ello, en la cual la boca de cada miembro de la pareja queda en contacto con los genitales del otro. En occidente se conoce a esta postura como “alto cunilingus” o “beso místico”.
Durante su fase menstrual, la mujer se halla en el apogeo de su poder mágico y oracular. Ella es así receptáculo y trasmisor de fuerzas liberadoras, trasmitidas por sus kalas. A través de su absorción, el yogui obtiene para sí esas cualidades. Se ha hablado de un veneno mortal contenido en el cuerpo de la mujer, capaz de matar pero también de liberar a un hombre. El kalas rojo es sin duda esa sustancia.
Durante su menstruación, además de elevar hasta su cerebro sus emanaciones sexuales, la mujer puede elevar también las emanaciones de su sangre menstrual. No su sangre sino las energías y emanaciones sutiles de su sangre, el llamado “humo rojo”. Elevando todo hacia su cerebro, el “humo blanco” y el “humo rojo”, la menstruación puede disminuir e incluso desaparecer por un tiempo.
En los libros de alquimia, las alusiones a los kalas sexuales, sobre todo al kalas rojo, son algo constante. Es común encontrar a cada paso frases como estas: “Después de blanquear el metal debe verterse sobre él la tintura roja”, o “se vierte el menstruo o tintura sobre la Piedra”, o “la tintura roja es el ingrediente esencial para obtener la Piedra”. También se repiten permanentemente términos como: “Obra al Rojo”, “Elixir Rubeus”, etc. La alquimia describe la evolución interior del hombre a través de tres fases: la Obra al Negro, la Obra al Blanco y la Obra al Rojo. Ellas se refieren, respectivamente, a la abstinencia orgásmica, al maithuna y al kalas rojo. Estos tres colores representan las diferentes fases o estadios de la Gran Obra. Volvemos a encontrar estas tres fases de la Obra en la mayoría de las sociedades secretas de todas las épocas, de Egipto en adelante. Estas tres fases están representadas por las tres iniciaciones por las que debe pasar el aspirante, en su duro batallar por la liberación de su espíritu.
A través de la abstinencia orgásmica y del maithuna, el hombre inferior muere y renace en forma de embrión interior. Ese embrión interior es él mismo, nacido por segunda vez. El yoga respiratorio provee de oxígeno a este embrión espiritual y el kalas rojo le permite nutrirse, desarrollarse y crecer. Tales como son las necesidades del feto en el vientre materno, así son las necesidades del hombre en su proceso de re-nacimiento.
b. Kalas blanco
En primer lugar, el más importante de los kalas blancos es el semen masculino. Es el más importante de los dieciséis kalas sexuales del varón y es a él al que se refiere por lo general el término “kalas blanco”. Es este kalas el supremo receptáculo de la energía mágica y liberadora en el hombre. Su uso esotérico es históricamente posterior al del kalas rojo. Su ingestión por el propio yogui es muy común, después del orgasmo periódico o de un orgasmo involuntario, lo cual permite así la conservación parcial de la fuerza mágica en su cuerpo. En la religión egipcia, esta autoabsorción del propio kalas es representada por Seth, quien después de beber su propio semen dio a luz a Thot. Además, la ingestión del kalas blanco masculino por parte de la mujer está muy extendida, ya sea como parte del juego amoroso común como en las prácticas yóguicas de sexualidad trascendente.
En segundo lugar, existe en la mujer un kalas blanco tan importante como el del hombre, el cual posee la misma capacidad mágica. Este es el llamado semen femenino, equivalente perfecto del semen masculino y el verdadero centro del poder mágico en la mujer. Es blancuzco y transparente, de sabor dulce, semejante al licor y aroma agradable. Proviene de una glándula prostática rudimentaria que en la mayoría de las mujeres se halla más o menos atrofiada por falta de uso, pero que el yoga sexual tiene la virtud de despertar. Digamos al pasar que el clítoris y los labios vaginales son también un pene y dos testículos rudimentarios y atrofiados, así como las tetillas del varón son mamas atrofiadas.
Dicha glándula femenina rudimentaria vuelca su secreción, el semen femenino, en la vagina a través de un conducto, siendo desde allí evacuado al exterior. En los antiguos templos tántricos, era corriente seleccionar a las sacerdotisas de acuerdo a su aptitud para la emisión copiosa de este kalas.
La mujer vuelca hacia el exterior su kalas blanco a través de un orgasmo muy especial y sumamente pleno, con sensaciones reales de una energía o corriente descendiendo interiormente desde su cabeza hasta sus genitales. Sólo aquellas mujeres que lo han experimentado pueden describir y comprender esto. Para acceder a este tipo de orgasmo la mujer debe ubicarse encima del hombre. Estando éste acostado boca arriba en posición horizontal, ella debe prácticamente sentarse sobre él, a fin de obtener la máxima penetración y libertad de movimientos. Esta postura tántrica es llamada viparita maithuna. También se la conoce como “postura de Lilith” o “postura de Kali”. Es esta posición similar a la del parto vertical y la más apropiada para que la mujer pueda hallar por sí misma el punto correcto de estimulación que provoque la evacuación de su kalas blanco. Perseverando de esta manera y alternando con prácticas de yoga sexual, cualquier mujer podrá ser capaz de abrir su conducto del kalas blanco hacia el exterior, aún cuando este se hallare atrofiado.
En tercer lugar, pertenecen a la categoría de kalas blancos el resto de las secreciones o flujos vaginales femeninos. Estos son diferentes y de distintas cualidades mágicas según los días del mes. Lo mismo es válido en el caso del varón, aunque en él estas secreciones genitales son de inferior cantidad y valor mágico.
En cuarto lugar, existe el kalas blanco anal, común en ambos sexos. Su aspecto y consistencia es muy similar a la clara de huevo. Se produce y obtiene tras la penetración y exploración anal, ya sea por medio del pene, dedos u objetos. Este kalas es muy buscado por su poder energético para operaciones mágicas menores.
c. Elixir supremo
La unión del kalas rojo con el kalas blanco masculino constituye el máximo kalas, el elixir supremo. En esta mezcla pueden intervenir también otros kalas sexuales, pero lo importante es la mezcla del rojo y el blanco. Se lo denomina también “soma”, “el doble kalas”, “kalas mixto”, etc. Este kalas es bebido por uno o ambos miembros de la pareja y los kalas que lo constituyen pueden provenir de ellos mismos o de otras personas. Es común encontrar yoguis que efectúan su orgasmo periódico sólo cuando su compañera está menstruando, lo cual provee a ambos de los dos kalas principales en un mismo momento.
Esta unión de los dos kalas, rojo y blanco, aparece en todos los libros de alquimia. En ellos se la denomina “elixir de la inmortalidad”, “elixir de la juventud eterna”, etc. En los mismos textos suelen abundar además expresiones como “los mixtos”, “el León Blanco debe unirse al León Rojo”, “la unión de Adán, el rojo, con Eva, la blanca”, etc. Asimismo, cuando en los libros de alquimia encontramos alusiones a la “unión del León Rojo con el León Verde”, sabemos que hacen referencia a los kalas rojos y a los kalas verdes, respectivamente.
El elixir supremo, utilizado desde la más remota antigüedad en ritos mágicos y religiosos, sobrevivió en forma simbólica, sustituyéndose por pan y vino sus componentes.
3. Kalas menores
a. Kalas amarillo
En los antiguos Vedas, hay varias referencias a la ingestión ceremonial de orina, a pesar de que este kalas posee escaso valor mágico. La causa de esta referencia debe buscarse en un contexto mayor, en que este kalas cobraba una gran importancia. Desde hace milenios, muchos shamanes recurren a la ingestión de hongos amanita muscaria para inducir en sí mismos estados de trance. Las sustancias alucinógenas contenidas en estos hongos tienen la particularidad de pasar intactas directamente a la orina, sin sufrir ninguna modificación y conservando su cualidad alucinógena. Era muy común entonces, que el shaman bebiera su propia orina a fin de mantener en su organismo la dosis necesaria para prolongar a voluntad su estado de trance, a veces durante varios días.
Es en este caso singular de unión entre un kalas humano y un kalas vegetal, donde el kalas amarillo cobró importancia mágica y espiritual, como receptáculo y trasmisor del componente alucinógeno del hongo. Este vegetal singular fue muy usado con fines mágicos desde la antigüedad. De Egipto pasó a India y Tibet. En Siberia es utilizado aún hoy por los shamanes. Estos, cuando han dejado de ingerir una y otra vez su propia orina y dan por finalizado el trance, la sacan en un balde al exterior de su casa. Allí, un grupo por lo general numeroso de personas aguarda este momento para ingerirla y entrar en trance ellos también. Por supuesto que los efectos y la utilidad serán muy diferentes en un shaman y en un hombre común.
Aparte de este contexto mágico, el kalas amarillo posee también la cualidad de “filtrado”. Esto significa que a medida que este kalas es evacuado y vuelto a ingerir varias veces, se va tornando más claro, hasta volverse casi transparente como el agua y de sabor agradable. Se lo utiliza desde tiempo inmemorial como medicina y como juego sexual entre amantes. En las ceremonias mágicas suele ingerírselo mezclado con el kalas rojo y a veces, de manera simbólica, se sustituyen por vino tinto y agua sus componentes.
b. Kalas negro
Desde la antigüedad fueron utilizados excrementos humanos en ritos mágicos y religiosos. El Kalagnirudra Upanishad, libro sagrado de la antigua India, prescribe la incineración o calcinación de excrementos para la posterior utilización ritual de esas cenizas, las cuales deben ser aplicadas sobre el cuerpo según un cierto orden y configuración. La ingestión, diaria o no, de estas cenizas pulverizadas solía aconsejarse con fines medicinales.
Es interesante señalar el significado del nombre de dicho texto. “Upanishad” significa “tratado” o “comentario”. Son una serie de comentarios o especificaciones, sobre los antiguos Vedas. A la palabra “Kalagnirudra” podemos separarla en tres partes. “Kala” significa, como ya hemos visto, tiempo o esencia. “Agni” significa fuego y “Rudra” es el dios de la tormenta y de la tempestad.
c. Otros kalas
Otros kalas humanos, tales como saliva, sudor, leche, lágrimas, etc. son también utilizados, pero su valor mágico es menor.
Hay también kalas utilizados por sectas minoritarias y extraviadas, por lo general en India y África. Como simple curiosidad, podemos citar el uso de animales o cadáveres por parte de estos grupos, ya sea para ingerir sus kalas como para efectuar el maithuna con ellos. En ciertas regiones de India, aún hoy hay grupos de aghoris que pasan la noche en cementerios, meditando o practicando el maithuna. Con respecto a esto y en un plano totalmente distinto, es muy común entre los yoguis de Tibet efectuar la meditación diaria sentados sobre una calavera y rodeados de huesos humanos, lo cual nos recuerda ciertos rituales de sociedades secretas de occidente. Esta confrontación con la muerte templa al yogui, enfrentándolo con la extrema fugacidad de la vida en el plano físico y con la insatisfactoria condición de ésta.
4. Efectos producidos
a. Cambios físicos
En un nivel físico, los kalas sexuales, al poseer gran concentración de vitaminas, minerales y hormonas, producen notables efectos beneficiosos sobre el ser humano.
La ingestión del kalas amarillo, propios o de una persona joven y saludable, se usa desde muy antiguo para conservar la salud, curar enfermedades, cicatrizar heridas y en general para procurar rejuvenecimiento y longevidad. Una costumbre muy curiosa es la de arrojar trozos de sulfato de cobre o diversos remedios en un recipiente donde se halla la orina de un enfermo, a fin de estimular a distancia su curación.
También son utilizados los kalas, sobre todo el kalas blanco masculino, para obtener belleza, aspecto juvenil, piel tersa y suave, y también rejuvenecimiento y longevidad.
b. Cambios psicológicos
En el nivel psicológico, los kalas rompen los hábitos y condicionamientos culturales de los hombres comunes. Aumentan la inspiración y la creatividad, se vencen la repulsión y el miedo y se arriba al autoconocimiento y al despertar de uno mismo.
A través del uso de los kalas, el yogui puede unificar todos los pares de opuestos. Opuestos como “bueno-malo”, “prohibido-permitido”, “agradable-repugnante”, etc. son fácilmente superados. Por medio de los kalas el yogui alcanza la trascendencia de toda dualidad y se proyecta más allá del bien y del mal.
Si bien los kalas sexuales no pueden proveer al adepto aquello que él no posea en germen, estos agentes transmutadores darán vuelta su mundo interno, poniéndolo al derecho.
c. Cambios parapsicológicos
Dentro del nivel parapsicológico incluiremos aquí tanto los siddhis o poderes mágicos como el proceso de liberación espiritual. Tanto aquellos como éste se ven grandemente facilitados por el uso repetido y persistente de los kalas. Ellos nos preparan para una y otra potencialidad.
En cuanto a los siddhis, los kalas sexuales alteran la conciencia y producen una notoria intensificación de las capacidades parapsicológicas. Todas las técnicas parapsicológicas que hemos descrito, tanto las que son para influir como las que son para percibir, funcionarán mucho mejor bajo el efecto de estos kalas. Esto es fácil de comprobar, aplicando las técnicas antes y después.
Con los kalas sexuales las posibilidades de experimentación son infinitas. Hay yoguis, por ejemplo, que utilizan el kalas rojo para efectuar viajes astrales. Otros absorben mentalmente los kalas astrales de otras personas, como vimos en el capítulo sobre yoga respiratorio. Las modalidades son innumerables y están inspiradas por la intuición e imaginación del practicante. Dos cosas deben recordarse, en primer lugar la abstinencia orgásmica y en segundo orden la necesidad de insistir y experimentar.
En cuanto al desenvolvimiento espiritual, los kalas sexuales son parte del camino tántrico de la “vía rápida”. Estos kalas son el complemento de los yogas que hemos visto y aceleran el proceso de liberación espiritual. Son una medicina para el espíritu, no sólo para el cuerpo. Ellos ayudan a despertar todas las potencias espirituales y regiones dormidas del cerebro humano, posibilitando el despertar del hombre y la liberación de su espíritu. La necesidad de liberar al espíritu constituye una imperiosa pulsión interior que pocos advierten. Este camino inverso hacia el espíritu se recorre en todos los niveles de existencia, físicos y no físicos, a través de sucesivas mutaciones —o trans-mutaciones—, tanto físicas como psíquicas. Los yogas sexual y respiratorio, enriquecidos por el uso persistente y prolongado de los kalas que hemos visto, conforman el medio más importante para acelerar esa tarea.
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