YOGA SEXUAL
1. En qué consiste
Yoga significa unión, volver a unirnos con nuestro verdadero ser. Es interesante observar que la palabra religión significa algo parecido. Proviene del latín religare: re-unir, unir de nuevo.
Hablamos de yoga sexual porque para lograr el fin supremo del yoga es preciso utilizar la energía sexual. Ella es el más indicado agente capaz de provocar en quien lo practique los más inmensos y profundos beneficios espirituales. A través del yoga sexual es posible alcanzar la gran liberación espiritual en una sola vida, por eso se denomina “la vía rápida” a este camino.
Los orígenes del yoga sexual se pierden en la más remota antigüedad. Cuenta la leyenda que era una práctica común entre los magos y sacerdotes de Atlántida, Sumeria y Egipto. Posteriormente alcanzó un gran desarrollo en India (tantrismo indio), para extenderse luego a Tibet (tantrismo tibetano) y China (taoísmo). Los fundadores de los grandes movimientos religiosos y muchos de los hombres más ilustres de la historia lo practicaron. El yoga sexual es la base y punto de partida de la religión y de la magia.
Este yoga considera al sexo como algo trascendente que, sabiamente utilizado, produce inmensas transformaciones en quien lo practica. Transformaciones físicas, psíquicas y sobre todo espirituales. La sexualidad, que en los animales está al servicio de la reproducción y en el hombre además al servicio del placer, en este caso es puesta al servicio de la liberación espiritual, capaz de elevar al hombre a un nivel superhumano.
Siendo la sexualidad la más fuerte de las pulsiones humanas, al ponerla a trabajar para la propia liberación queda asegurada una poderosa y rápida experiencia. La única capaz de sacar al hombre del abismo en que se encuentra y conducirlo a las más altas cumbres del espíritu. El deseo sexual sólo podrá ser trascendido a partir del deseo mismo.
Sobre esta utilización del sexo como agente de la liberación y trascendencia espirituales, varias frases comunes de la antigua India son la mejor ilustración al respecto:
“El mismo medio de caer se convierte en el medio de la liberación”.
“Por el mismo medio que el hombre común se autodestruye y aniquila, el yogui obtiene la Gran Liberación”.
“Un adepto de este yoga obtiene su salvación a través de la mismas cosas que en los demás son causa de su perdición”.
“Con los mismos actos que hacen quemar a los hombres durante millones de años, el yogui obtiene su salvación eterna”.
El yoga sexual es la técnica más apropiada para nuestra era del Kali-Yuga, sombría etapa actual histórico-cósmica en la que el espíritu se halla profundamente velado por la
carne.
2. Cómo hacerlo
a. Orgasmo y abstinencia
Son pocos los hombres que conocen los desastres que produce el orgasmo. Cada orgasmo significa una pérdida terrible de energía y un gran deterioro físico, sobre todo del cerebro.
A causa del orgasmo la mente y la vida del hombre se apagan como una lámpara. El orgasmo es una auténtica castración, lisa y llana. En él debe buscarse la causa de la mayoría de los males que aquejan a la humanidad.
El orgasmo no produce un verdadero placer, pues sólo dura un segundo. Tampoco es satisfactorio, pues nos deja una sensación de vacío. En el orgasmo está la causa del hastío y separación de los amantes, pues rompe la magia del amor y del deseo.
Es un engaño aquello de “el orgasmo trae felicidad”. La pérdida de la energía sólo puede complacer a nuestro cuerpo o a nuestra alma animal, no a nuestro espíritu. Así como separa a los amantes, así aleja al hombre de su verdadero ser. El orgasmo constituye un auténtico suicidio, físico y espiritual, la mayor agresión y traición que puede un hombre cometer contra sí mismo. Lástima que pocos lo sepan.
De todas las formas de llegar al orgasmo, la masturbación es la más destructiva de todas. Al que se masturba se lo reconoce fácilmente por lo estúpido e inútil que es. Comete errores a cada paso y no sirve para nada. A la masturbación le siguen el orgasmo durante el coito y por último las poluciones nocturnas, o sea los orgasmos que suceden durante el sueño.
La mayoría de los hombres se solaza en el orgasmo porque nadie les enseñó a hacer otra cosa. Aquellos que enseñan que el orgasmo es bueno han infligido e infligen un gran daño a la humanidad.
Debemos recordar siempre que la excitación despierta, mientras que la relajación adormece, y que la meta interior de cada hombre es la de despertar lo antes posible. En este mundo no estamos para consumir oxígeno solamente, ni para perder tiempo. Somos hombres, no animales y nuestras responsabilidades son diferentes. De esta vida no nos llevamos ni el dinero ni los momentos efímeros del placer, nos llevamos solamente los logros y las conquistas del espíritu. La vida es demasiado breve como para gastarla corriendo de un orgasmo a otro.
Muchos seres humanos hastiados del orgasmo quisieran otro camino, pero en las sociedades modernas casi todo gira alrededor de la pérdida y consumo de energías.
El camino que tradicionalmente trató de imponérsele a los hombres es el camino de la abstinencia sexual. Es lo que enseñan y han enseñado siempre las grandes religiones. Consiste en evitar el sexo y las relaciones sexuales. Incluso prohiben la masturbación, aunque siempre la prefieran antes que la “inmoralidad” de las relaciones sexuales. Estas prácticas de abstinencia sexual no ven como algo malo a los orgasmos nocturnos, los cuales serían “una natural descarga sexual después de muchos días de abstinencia”. Evidentemente, lo que les preocupa a estos grupos religiosos no es la pérdida de las energías sexuales sino la “moralidad” y la evitación del contacto carnal.
Este tipo de abstinencia o represión sexual es igual o peor que el orgasmo. Aún en el supuesto caso en que la persona pudiera evitar no sólo el coito sino también la masturbación y los orgasmos durante el sueño, los resultados serían desastrosos. Los órganos sexuales y los órganos cercanos a estos, como el estómago, hígado, páncreas, intestinos, etc., no están preparados para soportar la tremenda presión de las energías sexuales acumuladas. En poco tiempo estos órganos se enfermarían y luego el cuerpo todo. También en la esfera psíquica los daños serían grandes. Aparecerían la agresividad y el mal humor, la ira, perversiones sexuales, intolerancia para con los demás y toda clase de trastornos y conflictos psíquicos. Aquellos que enseñan que la represión sexual es algo útil y beneficioso han hecho un daño muy grande a la humanidad.
A lo largo de la historia la humanidad ha ido experimentando alternativamente diferentes ciclos de libertinaje y represión sexual, sin ningún resultado. Ello ocurrió porque los auténticos secretos de la abstinencia sexual, tal como fuera enseñado por los fundadores de las grandes religiones, fue deliberadamente desfigurado y desvirtuado. La deformación de las grandes verdades del yoga sexual alejó a la gran masa humana del camino del despertar y de la liberación espiritual. Felizmente, esos grandes secretos no desaparecieron nunca por completo, siendo guardados durante milenios por ínfimos grupos de adeptos. No se trata de negar las relaciones sexuales, se trata de negar la pérdida de las energías y de trasmutarlas luego. Esa es la nueva sexualidad que el mundo espera, la cual es tan antigua como el hombre mismo.
b. Abstinencia orgásmica
No se trata de rechazar el sexo, se trata de evitar el orgasmo. Esto significa que debemos al menos reducir al mínimo el número de estos. Esta suspensión del orgasmo es fundamental para las prácticas de yoga. Podremos suspenderlo por un tiempo, hasta haber alcanzado nuestras metas, o seguir ese camino para siempre.
Los orgasmos pueden reducirse al principio a uno por semana o cada quince días. Un orgasmo cada veinte o treinta días es mucho mejor y más todavía cada cuarenta, cincuenta o sesenta días. Podemos comenzar con uno por semana y luego ir ampliando paulatinamente nuestros lapsos de abstención. Un orgasmo cada treinta, cuarenta o más días no es destructivo. En la vejez puede llegarse al “cero orgasmo” si se desea.
Evitando el orgasmo o reduciendo al mínimo el número de estos, todas las energías permanecen en nuestro interior, enriqueciéndonos física y psíquicamente todo el tiempo. Sin la acumulación de estas energías ningún logro espiritual es posible.
Para lograr la abstención orgásmica podemos utilizar la autoinfluencia psíquica todas las noches. Además, el uso intenso de las técnicas parapsicológicas de influencia directa, sobre todo la influencia sexual, consume nuestra energía seminal, lo cual nos ayudará a evitar los orgasmos involuntarios. Asimismo, las dos técnicas que veremos a continuación constituyen excelentes medios para lograrlo.
c. Elevación de las emanaciones sexuales
Durante la abstinencia orgásmica lo más importante es la elevación de las emanaciones o energías sutiles que provienen del semen, no hacerlo es exponerse a serias consecuencias. Ya dijimos que un exceso de energía en la zona genital afectaría a todos los órganos cercanos, perjudicándolos. Esta es la clave principal que por lo general descuidan quienes practican la abstinencia orgásmica.
El semen es producido hasta alcanzar un cierto nivel y luego cesa de aumentar, manteniéndose constante su cantidad. Son las emanaciones tenues y poderosas del semen acumulado las que sí fluyen constantemente. Son estas emanaciones lo que perturbaría a los órganos cercanos y luego al cuerpo todo, si permitiéramos su acumulación en la zona genital. Ya dijimos que la zona inferior del cuerpo no está preparada para soportar la terrible presión de estas energías seminales acumuladas. Sólo quedan dos caminos: hacia afuera y abajo, como hace el hombre común a través del orgasmo, o hacia adentro y arriba, como hace el hombre superior y despierto. Este último produce la elevación voluntaria y conciente de sus emanaciones seminales.
El único órgano capaz de soportar sin destruirse la presión de las emanaciones es el cerebro, y hacia allí deben ser elevadas. Para el cerebro, las emanaciones sexuales son un verdadero alimento y allí deben acumularse. Luego el cerebro distribuirá las energías sobrantes en aquellas zonas corporales que juzgue convenientes. Pero nuestra tarea debe ser la de elevar y acumular en nuestro cerebro las sutiles energías de nuestro sexo. Incluso con el tiempo, cada uno podrá hallar por sí mismo la cavidad secreta del cerebro donde deben acumularse más exactamente las emanaciones. De esta manera el yogui fecunda su propio cerebro, lo cual le dará frutos. Las emanaciones del semen son originadas en el cerebro y desde allí descienden hacia los genitales. Después de cada orgasmo el cerebro debe hacer descender más energías, lo cual termina agotándolo. Las emanaciones seminales provienen del cerebro y allí deben regresar.
Las tenues y sutiles emanaciones seminales responden fácilmente a la voluntad humana, en el hombre y en la mujer por igual. No sólo el hombre, también la mujer posee semen, aunque ligeramente distinto en apariencia. Luego hablaremos de ello.
Podemos efectuar la elevación de las emanaciones en cualquier momento y lugar, durante el día o la noche. Podemos estar acostados, sentados o de pie mientras lo hacemos, y con los ojos abiertos o cerrados, es lo mismo. La clave está en visualizar o imaginar una especie de humo blanco que partiendo de los testículos se eleva hacia el cerebro. Esta elevación del humo blanco se produce en el interior del cuerpo, si es posible por dentro de la columna vertebral. No es necesaria la visualización de la columna vertebral o de los órganos del cuerpo, lo importante está en visualizar las emanaciones en forma de humo blanco elevándose por dentro del cuerpo, desde los testículos al cerebro. Una vez elevadas hacia el cerebro deben bañarlo totalmente, permaneciendo y acumulándose allí. La mujer, al carecer de testículos debe elevar las emanaciones desde su equivalente, los ovarios, o mejor aún desde la zona donde ella percibe se halla su centro de energía sexual, el receptáculo interno de sus emanaciones. Ya sea desde los ovarios o desde su centro de energía sexual, lo mejor es dejar que las sensaciones e intuición de cada mujer sean su propio guía. Cada mujer sabrá como hacerlo. Si bien los ovarios son la contraparte femenina de los testículos del varón, no son aquellos los receptáculos del semen. El semen femenino se halla ubicado en otro lugar y eso cada mujer puede intuirlo. Sólo debemos recordar que las emanaciones se hallan donde se halla el semen, ya sea este masculino o femenino. En las prácticas del yoga sexual los mejores consejeros son la intuición, la imaginación y la experimentación.
Otra cosa muy importante de recordar es que la elevación de las emanaciones debe realizarse con toda naturalidad, sin forzar nada. El humo blanco que visualizamos debe elevarse suavemente, en calma y sin obstáculos, como si ocurriera en un vacío. No debe chocar con órganos ni parecer algo sólido. Se trata sólo de humo blanco, una tenue emanación, suave como las alas de una mariposa y en su regreso hacia el cerebro no debe perturbarnos sino enriquecernos.
La elevación de las emanaciones seminales descongestiona inmediatamente la zona genital y esto es muy fácil de comprobar. Produce alivio sexual inmediato, disminuyendo totalmente la posibilidad de orgasmos involuntarios. Se calman así los deseos sexuales y se enciende el cerebro.
Estas prácticas de elevación pueden comenzarse por cinco o diez minutos diarios, lapso que puede ir aumentándose a medida que aumenta la concentración del semen y por lo tanto de las emanaciones. Debe practicarse la elevación diariamente, tanto tiempo y tantas veces como cada practicante lo necesite, desde unos pocos minutos hasta varias horas. Es una práctica muy placentera. Algunos lo hacen mientras viajan, mientras ven televisión, en momentos previos al sueño, etc. Cada uno hallará por sí mismo su propio ritmo y necesidad.
d. El maithuna
El maithuna es el coito común, sólo que desprovisto de orgasmo. Ambos miembros de la pareja deben separarse antes del orgasmo, a fin de evitarlo. El maithuna es el acto sexual sagrado y en él todo juego sexual está permitido menos una cosa: el orgasmo.
En la Nueva Sexualidad para esta era del Kali-Yuga, no deben negarse el sexo ni las relaciones sexuales. Sólo debe ser evitado el orgasmo, la pérdida de la energía. En este caso el vacío del orgasmo es cambiado por el cultivo y desarrollo de la energía sexual. El éxtasis y felicidad alcanzados con estas prácticas son infinitamente superiores a la “pequeña muerte” del orgasmo.
La finalidad inmediata del maithuna es la de agitar y aumentar las emanaciones sexuales y provocar un intercambio de los efluvios sutiles entre ambos miembros de la pareja. Además, la práctica del maithuna disminuye la posibilidad de orgasmos involuntarios durante el sueño, aunque esta posibilidad es muy lejana si se han elevado hasta el cerebro las emanaciones seminales.
Una práctica interesante es la de elevar las emanaciones durante o después del maithuna, momento en que el fuego sexual se halla notablemente avivado. En el caso del hombre, esto puede hacerse antes, durante o después de la erección, es indistinto. Igualmente, el maithuna puede ser diario o periódico y extenderse durante todo el tiempo que se desee, evitando las exageraciones que pudieran producir el orgasmo.
Otra forma de maithuna consiste en la unión sexual sin penetración, limitada sólo a besos, abrazos y caricias. Incluso ambos miembros de la pareja pueden estar juntos en la cama sólo abrazados, e incluso sin siquiera tocarse. Estas formas de maithuna igualmente producen agitación e intercambio de las emanaciones, siendo las más indicadas para espíritus excesivamente apasionados.
Hay también formas de maithuna realizadas con un compañero sexual imaginario o distante, el cual es visualizado mentalmente.
3. Lo más importante a tener en cuenta
a. El cerebro debe ser reparado
Diferentes sustancias y energías del cerebro intervienen en la producción del semen, por eso las pérdidas seminales son una verdadera catástrofe para el cerebro. Los repetidos orgasmos debilitan al cerebro hasta agotarlo totalmente. Ya dijimos que el coito, la masturbación y el orgasmo durante el sueño son las tres formas en que puede ocurrir el orgasmo. De ellas, la más destructiva es la masturbación. Produce mucho más agotamiento y aniquilación psicofísica que el orgasmo común efectuado durante la cópula. Los seres así agotados de energías es común que recurran al alcohol, drogas o comida en exceso, en un infructuoso intento por llenar el vacío energético terrible que los orgasmos han producido.
Las energías del cerebro y las energías seminales son una y la misma energía. Estas energías provocan excitación sexual si se acumulan en la zona genital, pero si son acumuladas en el cerebro tienen la facultad de repararlo y aumentar todas sus facultades y poderes latentes. El semen debe ser conservado como el mayor de los tesoros porque contiene todas las energías capaces de producir la reparación y evolución del cerebro. A causa de la pérdida de las energías seminales el cerebro se halla deteriorado, agotado y dormido, en la mayoría de los seres humanos. Sólo a través de la acumulación de esas mismas energías es posible su reparación y posterior desarrollo. Por eso es difícil que quien haya experimentado las virtudes del yoga sexual desee retornar jamás al vacío del orgasmo.
Las prácticas del yoga sexual pueden realizarse sólo por un tiempo, hasta haber alcanzado la reparación total del cerebro, cuidando luego de no debilitarlo nuevamente. Llegado a cierto punto de desarrollo, un orgasmo periódico no podrá hacerle ningún daño. Aquellos que no se conformen con un cerebro reparado y deseen un desarrollo cerebral total, es decir, el despertar de todas sus potencialidades latentes, mágicas y espirituales, deberán perseverar mucho más tiempo con estas prácticas, quizás para siempre. Todo es cuestión de experimentar e insistir en la misma dirección.
b. Solos o en pareja
El libro sagrado Guhya Samaja Tantra declara que la abstinencia sola no basta para salvarse, una pareja es necesaria. Aunque sea sólo durante un período, más o menos prolongado. Las prácticas del yoga sexual pueden comenzarse estando solos o en pareja, es lo mismo. Si se comenzaran estando solos, a través de la paulatina acumulación de energías el compañero tántrico aparecerá naturalmente, atraído por la suprema energía y magnetismo que irradiará el practicante, quien también podrá recurrir a la autoinfluencia psíquica para atraerlo.
Para las prácticas del yoga sexual no es necesaria la quietud y soledad de los Himalayas. Al contrario, nuestras ciudades modernas llenas de tentaciones son el ambiente más propicio y desafiante para aquel que decida vencerse a sí mismo. Tampoco importan la edad ni las inclinaciones sexuales del practicante, pues todos pueden beneficiarse por igual con este yoga si persisten y experimentan. En el yoga sexual no hay reglas fijas, válidas para todos por igual, sólo hay lineamientos generales. Cada uno debe insistir mucho, hasta encontrar por su cuenta el punto justo que le corresponde.
c. Los primeros resultados
A los pocos días de práctica ya se notarán algunos primeros resultados, sobre todo sensaciones de plenitud y satisfacción, fruto de la creciente energetización. En algunos casos pueden sobrevenir ligeros mareos, somnolencia o algún dolor de cabeza, pues el cerebro no está acostumbrado a tanta energía. Estos síntomas suelen durar poco tiempo y no deben preocuparnos, pues es un proceso natural de recuperación que no entraña ningún peligro. El cerebro rápidamente se adaptará a este nuevo estado.
En caso de dolor o malestar temporario en la cabeza, las prácticas de influencia directa sobre personas o las de influencia sexual parapsicológica, suelen ser suficientes para eliminarlos. La influencia parapsicológica produce gasto de energías y ello nos aliviará de la transitoria presión energética de la que hablábamos.
d. Los alimentos prohibidos
Todo aquel que practique el yoga sexual, debe abstenerse de aquellos alimentos que producen una gran inflamación y excitación de los órganos sexuales. Los más perjudiciales son el ajo, la cebolla, la pimienta y el apio. En menor medida pero también contraindicados son las nueces, carnes rojas, alcohol y todo excitante y afrodisíaco por igual. Los cuatro alimentos prohibidos que nombramos inicialmente, sobre todo el ajo y la cebolla, son verdaderos remedios en caso de enfermedad, pero en el camino espiritual están prohibidos, por la excitación sexual que producen.
Lo mejor es una dieta de bajas calorías. Vegetales crudos y hervidos, frutas, lácteos y carnes de pollo y pescado marino son lo más indicado.
4. Beneficios que produce
La práctica del yoga sexual constituye la experiencia más intensa e inolvidable que un hombre puede enfrentar en su existencia. Para quienes lo practican su vida se divide en un antes y un después del yoga sexual. Además de los beneficios que hemos descrito, el yoga sexual produce innumerables transformaciones físicas, psicológicas, parapsicológicas y sobre todo espirituales.
En un nivel físico, además de la reparación del cerebro se adquiere una salud perfecta y una vitalidad que luego se transmitirá a los descendientes. Se activa el sistema inmunológico y se ponen en marcha los procesos de rejuvenecimiento y longevidad. Todas las células y tejidos del cuerpo, glándulas y demás órganos adquieren una inusitada energía. Aumenta también la resistencia al frío, calor, hambre, sed y a cualquier dolor, físico o psíquico.
En un nivel psicológico, el yoga sexual elimina la timidez, la depresión y la indecisión. Se superan los traumas, complejos y conflictos psíquicos de la infancia, así como los sentimientos de culpabilidad, inseguridad e inferioridad. Se pierden los miedos y fobias de toda índole. Mejora la voz y la oratoria. Otorga una nueva autoconfianza y seguridad que dan poder sobre los demás. Esa misma fuerza y seguridad impide que seamos dominados o manipulados por otras personas. Aumentan la memoria y la inteligencia. La voluntad asume una intensidad nunca antes conocida y lo mismo sucede con la capacidad de concentración. Es fácil comprobar que el secreto de la concentración mental está en la concentración de energías seminales en el cerebro. También se recuerdan cosas olvidadas y todo lo inconciente se hace conciente en breve tiempo.
A través del yoga sexual, se adquiere una increíble sensación de estar todo el tiempo despierto y conciente de sí mismo y del mundo. Todo esto sucede en forma automática y sin buscarlo, es suficiente con las prácticas descritas. Con ellas el hombre despierta del largo sueño en que ha estado inmerso sin saberlo. Puede llegar a ser él mismo, único e individual, alejado tanto del socialismo de algunos insectos como de la mente grupal de las plantas y animales inferiores. Podrá así emanciparse de todo lo existente y sentirse como lo que es, una criatura única y libre en el universo. Comprenderá la terrible fugacidad de la vida y tomará conciencia de la estupidez y mecanicidad humana que lo rodea. Jamás volverá a sentir soledad ni tristeza y su creatividad cobrará un impulso desusado. Podrá alcanzar un estado de comprensión psíquica en el que todos los elementos opuestos de su psiquis estarán unificados. Con este yoga podemos adquirir la facultad de conocer cómo es una persona interiormente y en qué nivel de evolución mental se encuentra, con sólo dialogar con ella unos minutos. Igualmente, se acercarán a nosotros personas fuertes y de gran energía, acordes al aumento de energía que vamos procurando en nosotros mismos. El practicante de este yoga adquiere en poco tiempo una sensación permanente de gozo, paz y felicidad.
A nivel de pareja, el yoga sexual nos beneficia al dotarnos de un increíble magnetismo personal y sexual. La gente nos mirará asombrada cuando caminemos por la calle, pues sentirán inmediatamente nuestra energía al aproximarse a nosotros. Muchas de ellas se sentirán atraídas sexualmente y enamoradas. El yoga sexual quintuplica el deseo sexual y elimina la impotencia y la eyaculación precoz en el hombre, así como la frigidez femenina. Despierta el amor y la pasión en la pareja, los que perdurarán indefinidamente con un enriquecimiento emocional sin límites. Sólo los orgasmos pueden destruir el amor y la pasión en la pareja. El deseo y la energía despiertan al hombre, mientras que el orgasmo lo atonta y estupidiza. Debemos tener siempre presente que el bien es aquello que puede despertar a un hombre y el mal aquello que lo adormece. Con esta nueva sexualidad ambos miembros de la pareja irán a la cama para aumentar su amor y sus energías, no para perderlas. La vida de ambos se verá así enriquecida y surgirán entre ellos los más hermosos juegos y ocurrencias. Nuestro mundo cotidiano y gris se volverá mágico súbitamente y podremos percibir la verdadera realidad de cada cuerpo, palabra, forma y pensamiento. Cosas nunca vistas anteriormente acapararán nuestra atención y descubriremos la secreta realidad detrás de cada forma. No hay mayor placer ni satisfacción que los del yoga sexual.
En un nivel parapsicológico alcanzaremos una capacidad sin igual en poco tiempo. Los éxitos que habíamos obtenido anteriormente con el empleo de las técnicas parapsicológicas no serán nada comparados con estas nuevas adquisiciones. En India se denomina siddhis a estos poderes parapsicológicos adquiridos por el yoga. Todos estos poderes que están latentes en el hombre común se despiertan a través del yoga sexual, pues se ponen en actividad centros mágicos del cerebro, habitualmente dormidos. Se ha dicho que la energía sexual es el arma más poderosa en el arsenal del mago y eso podremos corroborarlo fácilmente. Con el yoga sexual es posible visualizar e influir mentalmente durante horas con gran intensidad y placer. Realmente, es un buen negocio cambiar el orgasmo por los poderes parapsicológicos.
A través de la energía sexual acumulada, el mago adquiere una increíble capacidad de crear y manipular las formas de pensamiento. Si antes le era difícil o cansador concentrarse y visualizar, ahora le será muy fácil y agradable hacerlo. Sólo en este estado es cuando tienen eficacia los rezos u oraciones. También las voces astrales ganarán en objetividad y validez. Desarrollaremos una poderosa intuición y nuestros sueños serán cada vez más premonitorios. Todas las técnicas de este libro podrán ser ejecutadas con increíble maestría. Todo deseo o palabra habrá de materializarse rápidamente, pues todos los obstáculos habrán desaparecido y ya nada quedará librado al azar o a la casualidad. Con sus prácticas sexuales el yogui logra que el mundo se vuelva mágico para él y así todo se hace posible. Al dominarse a sí mismo, el yogui alcanza el dominio supremo sobre el mundo y se vuelve respetado por animales y hombres. Así, será contemplado por todo el universo, ante quien habrá llamado poderosamente la atención a causa de su gran acumulación de energías.
Aún hay niveles más profundos a los que podemos llegar por este yoga. En un nivel superficial, técnicas parapsicológicas como las de influencia sexual nos sirven para solucionar conflictos cotidianos, por ejemplo de pareja. En un nivel más profundo, estas experiencias son útiles para convencerse de la propia capacidad de influir mágicamente sobre personas y sucesos. Pero hay un nivel mucho más profundo, la esfera espiritual, en que la energía sexual es utilizada para despertar y liberar el espíritu. Por eso “Sexo Psíquico” es el nombre de este libro, porque el sexo puede ser utilizado para alcanzar desde los objetivos más pequeños hasta los más grandes. Por eso este es el capítulo seis, pues seis es el número del sexo. Debemos tener siempre presente que lo único que nos llevamos de este mundo físico son nuestros logros y adquisiciones espirituales. Con las prácticas de este yoga comienza la lucha del hombre contra las pulsiones de su cuerpo y de su alma animal. Con estas prácticas está herida de muerte esa bestia polimórfica interior que procura vaciar de energías y posibilidades al hombre. Esta es su verdadero enemigo, quien busca llevar al hombre de orgasmo en orgasmo hasta su completa aniquilación.
Quien practica este yoga se transforma en un dos-veces-nacido. En alguien que ha muerto y ha resucitado en una sola vida. En alguien que ha muerto en vida para vivir en la muerte. Quien triunfe con este yoga habrá pasado más allá del bien y del mal y se habrá emancipado de las leyes morales y cósmicas que rigen para el resto de los hombres. Asimismo el tiempo, que corre tan de prisa para los demás y que había comenzado a transcurrir más lentamente desde el comienzo de las prácticas, llegará a detenerse por completo. El yogui queda situado así en un eterno presente, en la realidad verdadera, pues el tiempo tal como lo conocemos es una ilusión. Así, conquistador del tiempo y de la muerte y liberado de sus leyes, a quienes jamás volverá a temer, puede lograr en una sola existencia lo que a otros llevaría millones de ellas si aplicaran otros procedimientos.
Con las técnicas del yoga sexual se quema e incinera el Karma, nuestros errores y deudas de pasadas vidas, no teniendo ya nada más que pagar y liberados para siempre de contraer nuevas, pues todo está ahora permitido.
A través de estas prácticas, el yogui puede romper el velo de Maya, la gran ilusión que mantiene cautivos a los hombres y donde reina desde siempre la dualidad y la relatividad.
Por último, habrá de romper la cadena del Samsara, la rueda incansable de reencarnaciones a la que ha estado sujeto y a la que no volverá más. Ya no reencarnará más, a menos que lo desee.
Sin energía, todo hombre es menos que un gusano. Bien vale la pena inmolar el fugaz orgasmo para hacernos acreedores de tales beneficios. Los que duden de seguir este camino, es porque necesitan seguir sufriendo y equivocándose durante un tiempo más. Esto es así porque sólo cuando está harto de sufrimientos, un hombre es capaz de emprender el camino de retorno hacia su espíritu.
1. En qué consiste
Yoga significa unión, volver a unirnos con nuestro verdadero ser. Es interesante observar que la palabra religión significa algo parecido. Proviene del latín religare: re-unir, unir de nuevo.
Hablamos de yoga sexual porque para lograr el fin supremo del yoga es preciso utilizar la energía sexual. Ella es el más indicado agente capaz de provocar en quien lo practique los más inmensos y profundos beneficios espirituales. A través del yoga sexual es posible alcanzar la gran liberación espiritual en una sola vida, por eso se denomina “la vía rápida” a este camino.
Los orígenes del yoga sexual se pierden en la más remota antigüedad. Cuenta la leyenda que era una práctica común entre los magos y sacerdotes de Atlántida, Sumeria y Egipto. Posteriormente alcanzó un gran desarrollo en India (tantrismo indio), para extenderse luego a Tibet (tantrismo tibetano) y China (taoísmo). Los fundadores de los grandes movimientos religiosos y muchos de los hombres más ilustres de la historia lo practicaron. El yoga sexual es la base y punto de partida de la religión y de la magia.
Este yoga considera al sexo como algo trascendente que, sabiamente utilizado, produce inmensas transformaciones en quien lo practica. Transformaciones físicas, psíquicas y sobre todo espirituales. La sexualidad, que en los animales está al servicio de la reproducción y en el hombre además al servicio del placer, en este caso es puesta al servicio de la liberación espiritual, capaz de elevar al hombre a un nivel superhumano.
Siendo la sexualidad la más fuerte de las pulsiones humanas, al ponerla a trabajar para la propia liberación queda asegurada una poderosa y rápida experiencia. La única capaz de sacar al hombre del abismo en que se encuentra y conducirlo a las más altas cumbres del espíritu. El deseo sexual sólo podrá ser trascendido a partir del deseo mismo.
Sobre esta utilización del sexo como agente de la liberación y trascendencia espirituales, varias frases comunes de la antigua India son la mejor ilustración al respecto:
“El mismo medio de caer se convierte en el medio de la liberación”.
“Por el mismo medio que el hombre común se autodestruye y aniquila, el yogui obtiene la Gran Liberación”.
“Un adepto de este yoga obtiene su salvación a través de la mismas cosas que en los demás son causa de su perdición”.
“Con los mismos actos que hacen quemar a los hombres durante millones de años, el yogui obtiene su salvación eterna”.
El yoga sexual es la técnica más apropiada para nuestra era del Kali-Yuga, sombría etapa actual histórico-cósmica en la que el espíritu se halla profundamente velado por la
carne.
2. Cómo hacerlo
a. Orgasmo y abstinencia
Son pocos los hombres que conocen los desastres que produce el orgasmo. Cada orgasmo significa una pérdida terrible de energía y un gran deterioro físico, sobre todo del cerebro.
A causa del orgasmo la mente y la vida del hombre se apagan como una lámpara. El orgasmo es una auténtica castración, lisa y llana. En él debe buscarse la causa de la mayoría de los males que aquejan a la humanidad.
El orgasmo no produce un verdadero placer, pues sólo dura un segundo. Tampoco es satisfactorio, pues nos deja una sensación de vacío. En el orgasmo está la causa del hastío y separación de los amantes, pues rompe la magia del amor y del deseo.
Es un engaño aquello de “el orgasmo trae felicidad”. La pérdida de la energía sólo puede complacer a nuestro cuerpo o a nuestra alma animal, no a nuestro espíritu. Así como separa a los amantes, así aleja al hombre de su verdadero ser. El orgasmo constituye un auténtico suicidio, físico y espiritual, la mayor agresión y traición que puede un hombre cometer contra sí mismo. Lástima que pocos lo sepan.
De todas las formas de llegar al orgasmo, la masturbación es la más destructiva de todas. Al que se masturba se lo reconoce fácilmente por lo estúpido e inútil que es. Comete errores a cada paso y no sirve para nada. A la masturbación le siguen el orgasmo durante el coito y por último las poluciones nocturnas, o sea los orgasmos que suceden durante el sueño.
La mayoría de los hombres se solaza en el orgasmo porque nadie les enseñó a hacer otra cosa. Aquellos que enseñan que el orgasmo es bueno han infligido e infligen un gran daño a la humanidad.
Debemos recordar siempre que la excitación despierta, mientras que la relajación adormece, y que la meta interior de cada hombre es la de despertar lo antes posible. En este mundo no estamos para consumir oxígeno solamente, ni para perder tiempo. Somos hombres, no animales y nuestras responsabilidades son diferentes. De esta vida no nos llevamos ni el dinero ni los momentos efímeros del placer, nos llevamos solamente los logros y las conquistas del espíritu. La vida es demasiado breve como para gastarla corriendo de un orgasmo a otro.
Muchos seres humanos hastiados del orgasmo quisieran otro camino, pero en las sociedades modernas casi todo gira alrededor de la pérdida y consumo de energías.
El camino que tradicionalmente trató de imponérsele a los hombres es el camino de la abstinencia sexual. Es lo que enseñan y han enseñado siempre las grandes religiones. Consiste en evitar el sexo y las relaciones sexuales. Incluso prohiben la masturbación, aunque siempre la prefieran antes que la “inmoralidad” de las relaciones sexuales. Estas prácticas de abstinencia sexual no ven como algo malo a los orgasmos nocturnos, los cuales serían “una natural descarga sexual después de muchos días de abstinencia”. Evidentemente, lo que les preocupa a estos grupos religiosos no es la pérdida de las energías sexuales sino la “moralidad” y la evitación del contacto carnal.
Este tipo de abstinencia o represión sexual es igual o peor que el orgasmo. Aún en el supuesto caso en que la persona pudiera evitar no sólo el coito sino también la masturbación y los orgasmos durante el sueño, los resultados serían desastrosos. Los órganos sexuales y los órganos cercanos a estos, como el estómago, hígado, páncreas, intestinos, etc., no están preparados para soportar la tremenda presión de las energías sexuales acumuladas. En poco tiempo estos órganos se enfermarían y luego el cuerpo todo. También en la esfera psíquica los daños serían grandes. Aparecerían la agresividad y el mal humor, la ira, perversiones sexuales, intolerancia para con los demás y toda clase de trastornos y conflictos psíquicos. Aquellos que enseñan que la represión sexual es algo útil y beneficioso han hecho un daño muy grande a la humanidad.
A lo largo de la historia la humanidad ha ido experimentando alternativamente diferentes ciclos de libertinaje y represión sexual, sin ningún resultado. Ello ocurrió porque los auténticos secretos de la abstinencia sexual, tal como fuera enseñado por los fundadores de las grandes religiones, fue deliberadamente desfigurado y desvirtuado. La deformación de las grandes verdades del yoga sexual alejó a la gran masa humana del camino del despertar y de la liberación espiritual. Felizmente, esos grandes secretos no desaparecieron nunca por completo, siendo guardados durante milenios por ínfimos grupos de adeptos. No se trata de negar las relaciones sexuales, se trata de negar la pérdida de las energías y de trasmutarlas luego. Esa es la nueva sexualidad que el mundo espera, la cual es tan antigua como el hombre mismo.
b. Abstinencia orgásmica
No se trata de rechazar el sexo, se trata de evitar el orgasmo. Esto significa que debemos al menos reducir al mínimo el número de estos. Esta suspensión del orgasmo es fundamental para las prácticas de yoga. Podremos suspenderlo por un tiempo, hasta haber alcanzado nuestras metas, o seguir ese camino para siempre.
Los orgasmos pueden reducirse al principio a uno por semana o cada quince días. Un orgasmo cada veinte o treinta días es mucho mejor y más todavía cada cuarenta, cincuenta o sesenta días. Podemos comenzar con uno por semana y luego ir ampliando paulatinamente nuestros lapsos de abstención. Un orgasmo cada treinta, cuarenta o más días no es destructivo. En la vejez puede llegarse al “cero orgasmo” si se desea.
Evitando el orgasmo o reduciendo al mínimo el número de estos, todas las energías permanecen en nuestro interior, enriqueciéndonos física y psíquicamente todo el tiempo. Sin la acumulación de estas energías ningún logro espiritual es posible.
Para lograr la abstención orgásmica podemos utilizar la autoinfluencia psíquica todas las noches. Además, el uso intenso de las técnicas parapsicológicas de influencia directa, sobre todo la influencia sexual, consume nuestra energía seminal, lo cual nos ayudará a evitar los orgasmos involuntarios. Asimismo, las dos técnicas que veremos a continuación constituyen excelentes medios para lograrlo.
c. Elevación de las emanaciones sexuales
Durante la abstinencia orgásmica lo más importante es la elevación de las emanaciones o energías sutiles que provienen del semen, no hacerlo es exponerse a serias consecuencias. Ya dijimos que un exceso de energía en la zona genital afectaría a todos los órganos cercanos, perjudicándolos. Esta es la clave principal que por lo general descuidan quienes practican la abstinencia orgásmica.
El semen es producido hasta alcanzar un cierto nivel y luego cesa de aumentar, manteniéndose constante su cantidad. Son las emanaciones tenues y poderosas del semen acumulado las que sí fluyen constantemente. Son estas emanaciones lo que perturbaría a los órganos cercanos y luego al cuerpo todo, si permitiéramos su acumulación en la zona genital. Ya dijimos que la zona inferior del cuerpo no está preparada para soportar la terrible presión de estas energías seminales acumuladas. Sólo quedan dos caminos: hacia afuera y abajo, como hace el hombre común a través del orgasmo, o hacia adentro y arriba, como hace el hombre superior y despierto. Este último produce la elevación voluntaria y conciente de sus emanaciones seminales.
El único órgano capaz de soportar sin destruirse la presión de las emanaciones es el cerebro, y hacia allí deben ser elevadas. Para el cerebro, las emanaciones sexuales son un verdadero alimento y allí deben acumularse. Luego el cerebro distribuirá las energías sobrantes en aquellas zonas corporales que juzgue convenientes. Pero nuestra tarea debe ser la de elevar y acumular en nuestro cerebro las sutiles energías de nuestro sexo. Incluso con el tiempo, cada uno podrá hallar por sí mismo la cavidad secreta del cerebro donde deben acumularse más exactamente las emanaciones. De esta manera el yogui fecunda su propio cerebro, lo cual le dará frutos. Las emanaciones del semen son originadas en el cerebro y desde allí descienden hacia los genitales. Después de cada orgasmo el cerebro debe hacer descender más energías, lo cual termina agotándolo. Las emanaciones seminales provienen del cerebro y allí deben regresar.
Las tenues y sutiles emanaciones seminales responden fácilmente a la voluntad humana, en el hombre y en la mujer por igual. No sólo el hombre, también la mujer posee semen, aunque ligeramente distinto en apariencia. Luego hablaremos de ello.
Podemos efectuar la elevación de las emanaciones en cualquier momento y lugar, durante el día o la noche. Podemos estar acostados, sentados o de pie mientras lo hacemos, y con los ojos abiertos o cerrados, es lo mismo. La clave está en visualizar o imaginar una especie de humo blanco que partiendo de los testículos se eleva hacia el cerebro. Esta elevación del humo blanco se produce en el interior del cuerpo, si es posible por dentro de la columna vertebral. No es necesaria la visualización de la columna vertebral o de los órganos del cuerpo, lo importante está en visualizar las emanaciones en forma de humo blanco elevándose por dentro del cuerpo, desde los testículos al cerebro. Una vez elevadas hacia el cerebro deben bañarlo totalmente, permaneciendo y acumulándose allí. La mujer, al carecer de testículos debe elevar las emanaciones desde su equivalente, los ovarios, o mejor aún desde la zona donde ella percibe se halla su centro de energía sexual, el receptáculo interno de sus emanaciones. Ya sea desde los ovarios o desde su centro de energía sexual, lo mejor es dejar que las sensaciones e intuición de cada mujer sean su propio guía. Cada mujer sabrá como hacerlo. Si bien los ovarios son la contraparte femenina de los testículos del varón, no son aquellos los receptáculos del semen. El semen femenino se halla ubicado en otro lugar y eso cada mujer puede intuirlo. Sólo debemos recordar que las emanaciones se hallan donde se halla el semen, ya sea este masculino o femenino. En las prácticas del yoga sexual los mejores consejeros son la intuición, la imaginación y la experimentación.
Otra cosa muy importante de recordar es que la elevación de las emanaciones debe realizarse con toda naturalidad, sin forzar nada. El humo blanco que visualizamos debe elevarse suavemente, en calma y sin obstáculos, como si ocurriera en un vacío. No debe chocar con órganos ni parecer algo sólido. Se trata sólo de humo blanco, una tenue emanación, suave como las alas de una mariposa y en su regreso hacia el cerebro no debe perturbarnos sino enriquecernos.
La elevación de las emanaciones seminales descongestiona inmediatamente la zona genital y esto es muy fácil de comprobar. Produce alivio sexual inmediato, disminuyendo totalmente la posibilidad de orgasmos involuntarios. Se calman así los deseos sexuales y se enciende el cerebro.
Estas prácticas de elevación pueden comenzarse por cinco o diez minutos diarios, lapso que puede ir aumentándose a medida que aumenta la concentración del semen y por lo tanto de las emanaciones. Debe practicarse la elevación diariamente, tanto tiempo y tantas veces como cada practicante lo necesite, desde unos pocos minutos hasta varias horas. Es una práctica muy placentera. Algunos lo hacen mientras viajan, mientras ven televisión, en momentos previos al sueño, etc. Cada uno hallará por sí mismo su propio ritmo y necesidad.
d. El maithuna
El maithuna es el coito común, sólo que desprovisto de orgasmo. Ambos miembros de la pareja deben separarse antes del orgasmo, a fin de evitarlo. El maithuna es el acto sexual sagrado y en él todo juego sexual está permitido menos una cosa: el orgasmo.
En la Nueva Sexualidad para esta era del Kali-Yuga, no deben negarse el sexo ni las relaciones sexuales. Sólo debe ser evitado el orgasmo, la pérdida de la energía. En este caso el vacío del orgasmo es cambiado por el cultivo y desarrollo de la energía sexual. El éxtasis y felicidad alcanzados con estas prácticas son infinitamente superiores a la “pequeña muerte” del orgasmo.
La finalidad inmediata del maithuna es la de agitar y aumentar las emanaciones sexuales y provocar un intercambio de los efluvios sutiles entre ambos miembros de la pareja. Además, la práctica del maithuna disminuye la posibilidad de orgasmos involuntarios durante el sueño, aunque esta posibilidad es muy lejana si se han elevado hasta el cerebro las emanaciones seminales.
Una práctica interesante es la de elevar las emanaciones durante o después del maithuna, momento en que el fuego sexual se halla notablemente avivado. En el caso del hombre, esto puede hacerse antes, durante o después de la erección, es indistinto. Igualmente, el maithuna puede ser diario o periódico y extenderse durante todo el tiempo que se desee, evitando las exageraciones que pudieran producir el orgasmo.
Otra forma de maithuna consiste en la unión sexual sin penetración, limitada sólo a besos, abrazos y caricias. Incluso ambos miembros de la pareja pueden estar juntos en la cama sólo abrazados, e incluso sin siquiera tocarse. Estas formas de maithuna igualmente producen agitación e intercambio de las emanaciones, siendo las más indicadas para espíritus excesivamente apasionados.
Hay también formas de maithuna realizadas con un compañero sexual imaginario o distante, el cual es visualizado mentalmente.
3. Lo más importante a tener en cuenta
a. El cerebro debe ser reparado
Diferentes sustancias y energías del cerebro intervienen en la producción del semen, por eso las pérdidas seminales son una verdadera catástrofe para el cerebro. Los repetidos orgasmos debilitan al cerebro hasta agotarlo totalmente. Ya dijimos que el coito, la masturbación y el orgasmo durante el sueño son las tres formas en que puede ocurrir el orgasmo. De ellas, la más destructiva es la masturbación. Produce mucho más agotamiento y aniquilación psicofísica que el orgasmo común efectuado durante la cópula. Los seres así agotados de energías es común que recurran al alcohol, drogas o comida en exceso, en un infructuoso intento por llenar el vacío energético terrible que los orgasmos han producido.
Las energías del cerebro y las energías seminales son una y la misma energía. Estas energías provocan excitación sexual si se acumulan en la zona genital, pero si son acumuladas en el cerebro tienen la facultad de repararlo y aumentar todas sus facultades y poderes latentes. El semen debe ser conservado como el mayor de los tesoros porque contiene todas las energías capaces de producir la reparación y evolución del cerebro. A causa de la pérdida de las energías seminales el cerebro se halla deteriorado, agotado y dormido, en la mayoría de los seres humanos. Sólo a través de la acumulación de esas mismas energías es posible su reparación y posterior desarrollo. Por eso es difícil que quien haya experimentado las virtudes del yoga sexual desee retornar jamás al vacío del orgasmo.
Las prácticas del yoga sexual pueden realizarse sólo por un tiempo, hasta haber alcanzado la reparación total del cerebro, cuidando luego de no debilitarlo nuevamente. Llegado a cierto punto de desarrollo, un orgasmo periódico no podrá hacerle ningún daño. Aquellos que no se conformen con un cerebro reparado y deseen un desarrollo cerebral total, es decir, el despertar de todas sus potencialidades latentes, mágicas y espirituales, deberán perseverar mucho más tiempo con estas prácticas, quizás para siempre. Todo es cuestión de experimentar e insistir en la misma dirección.
b. Solos o en pareja
El libro sagrado Guhya Samaja Tantra declara que la abstinencia sola no basta para salvarse, una pareja es necesaria. Aunque sea sólo durante un período, más o menos prolongado. Las prácticas del yoga sexual pueden comenzarse estando solos o en pareja, es lo mismo. Si se comenzaran estando solos, a través de la paulatina acumulación de energías el compañero tántrico aparecerá naturalmente, atraído por la suprema energía y magnetismo que irradiará el practicante, quien también podrá recurrir a la autoinfluencia psíquica para atraerlo.
Para las prácticas del yoga sexual no es necesaria la quietud y soledad de los Himalayas. Al contrario, nuestras ciudades modernas llenas de tentaciones son el ambiente más propicio y desafiante para aquel que decida vencerse a sí mismo. Tampoco importan la edad ni las inclinaciones sexuales del practicante, pues todos pueden beneficiarse por igual con este yoga si persisten y experimentan. En el yoga sexual no hay reglas fijas, válidas para todos por igual, sólo hay lineamientos generales. Cada uno debe insistir mucho, hasta encontrar por su cuenta el punto justo que le corresponde.
c. Los primeros resultados
A los pocos días de práctica ya se notarán algunos primeros resultados, sobre todo sensaciones de plenitud y satisfacción, fruto de la creciente energetización. En algunos casos pueden sobrevenir ligeros mareos, somnolencia o algún dolor de cabeza, pues el cerebro no está acostumbrado a tanta energía. Estos síntomas suelen durar poco tiempo y no deben preocuparnos, pues es un proceso natural de recuperación que no entraña ningún peligro. El cerebro rápidamente se adaptará a este nuevo estado.
En caso de dolor o malestar temporario en la cabeza, las prácticas de influencia directa sobre personas o las de influencia sexual parapsicológica, suelen ser suficientes para eliminarlos. La influencia parapsicológica produce gasto de energías y ello nos aliviará de la transitoria presión energética de la que hablábamos.
d. Los alimentos prohibidos
Todo aquel que practique el yoga sexual, debe abstenerse de aquellos alimentos que producen una gran inflamación y excitación de los órganos sexuales. Los más perjudiciales son el ajo, la cebolla, la pimienta y el apio. En menor medida pero también contraindicados son las nueces, carnes rojas, alcohol y todo excitante y afrodisíaco por igual. Los cuatro alimentos prohibidos que nombramos inicialmente, sobre todo el ajo y la cebolla, son verdaderos remedios en caso de enfermedad, pero en el camino espiritual están prohibidos, por la excitación sexual que producen.
Lo mejor es una dieta de bajas calorías. Vegetales crudos y hervidos, frutas, lácteos y carnes de pollo y pescado marino son lo más indicado.
4. Beneficios que produce
La práctica del yoga sexual constituye la experiencia más intensa e inolvidable que un hombre puede enfrentar en su existencia. Para quienes lo practican su vida se divide en un antes y un después del yoga sexual. Además de los beneficios que hemos descrito, el yoga sexual produce innumerables transformaciones físicas, psicológicas, parapsicológicas y sobre todo espirituales.
En un nivel físico, además de la reparación del cerebro se adquiere una salud perfecta y una vitalidad que luego se transmitirá a los descendientes. Se activa el sistema inmunológico y se ponen en marcha los procesos de rejuvenecimiento y longevidad. Todas las células y tejidos del cuerpo, glándulas y demás órganos adquieren una inusitada energía. Aumenta también la resistencia al frío, calor, hambre, sed y a cualquier dolor, físico o psíquico.
En un nivel psicológico, el yoga sexual elimina la timidez, la depresión y la indecisión. Se superan los traumas, complejos y conflictos psíquicos de la infancia, así como los sentimientos de culpabilidad, inseguridad e inferioridad. Se pierden los miedos y fobias de toda índole. Mejora la voz y la oratoria. Otorga una nueva autoconfianza y seguridad que dan poder sobre los demás. Esa misma fuerza y seguridad impide que seamos dominados o manipulados por otras personas. Aumentan la memoria y la inteligencia. La voluntad asume una intensidad nunca antes conocida y lo mismo sucede con la capacidad de concentración. Es fácil comprobar que el secreto de la concentración mental está en la concentración de energías seminales en el cerebro. También se recuerdan cosas olvidadas y todo lo inconciente se hace conciente en breve tiempo.
A través del yoga sexual, se adquiere una increíble sensación de estar todo el tiempo despierto y conciente de sí mismo y del mundo. Todo esto sucede en forma automática y sin buscarlo, es suficiente con las prácticas descritas. Con ellas el hombre despierta del largo sueño en que ha estado inmerso sin saberlo. Puede llegar a ser él mismo, único e individual, alejado tanto del socialismo de algunos insectos como de la mente grupal de las plantas y animales inferiores. Podrá así emanciparse de todo lo existente y sentirse como lo que es, una criatura única y libre en el universo. Comprenderá la terrible fugacidad de la vida y tomará conciencia de la estupidez y mecanicidad humana que lo rodea. Jamás volverá a sentir soledad ni tristeza y su creatividad cobrará un impulso desusado. Podrá alcanzar un estado de comprensión psíquica en el que todos los elementos opuestos de su psiquis estarán unificados. Con este yoga podemos adquirir la facultad de conocer cómo es una persona interiormente y en qué nivel de evolución mental se encuentra, con sólo dialogar con ella unos minutos. Igualmente, se acercarán a nosotros personas fuertes y de gran energía, acordes al aumento de energía que vamos procurando en nosotros mismos. El practicante de este yoga adquiere en poco tiempo una sensación permanente de gozo, paz y felicidad.
A nivel de pareja, el yoga sexual nos beneficia al dotarnos de un increíble magnetismo personal y sexual. La gente nos mirará asombrada cuando caminemos por la calle, pues sentirán inmediatamente nuestra energía al aproximarse a nosotros. Muchas de ellas se sentirán atraídas sexualmente y enamoradas. El yoga sexual quintuplica el deseo sexual y elimina la impotencia y la eyaculación precoz en el hombre, así como la frigidez femenina. Despierta el amor y la pasión en la pareja, los que perdurarán indefinidamente con un enriquecimiento emocional sin límites. Sólo los orgasmos pueden destruir el amor y la pasión en la pareja. El deseo y la energía despiertan al hombre, mientras que el orgasmo lo atonta y estupidiza. Debemos tener siempre presente que el bien es aquello que puede despertar a un hombre y el mal aquello que lo adormece. Con esta nueva sexualidad ambos miembros de la pareja irán a la cama para aumentar su amor y sus energías, no para perderlas. La vida de ambos se verá así enriquecida y surgirán entre ellos los más hermosos juegos y ocurrencias. Nuestro mundo cotidiano y gris se volverá mágico súbitamente y podremos percibir la verdadera realidad de cada cuerpo, palabra, forma y pensamiento. Cosas nunca vistas anteriormente acapararán nuestra atención y descubriremos la secreta realidad detrás de cada forma. No hay mayor placer ni satisfacción que los del yoga sexual.
En un nivel parapsicológico alcanzaremos una capacidad sin igual en poco tiempo. Los éxitos que habíamos obtenido anteriormente con el empleo de las técnicas parapsicológicas no serán nada comparados con estas nuevas adquisiciones. En India se denomina siddhis a estos poderes parapsicológicos adquiridos por el yoga. Todos estos poderes que están latentes en el hombre común se despiertan a través del yoga sexual, pues se ponen en actividad centros mágicos del cerebro, habitualmente dormidos. Se ha dicho que la energía sexual es el arma más poderosa en el arsenal del mago y eso podremos corroborarlo fácilmente. Con el yoga sexual es posible visualizar e influir mentalmente durante horas con gran intensidad y placer. Realmente, es un buen negocio cambiar el orgasmo por los poderes parapsicológicos.
A través de la energía sexual acumulada, el mago adquiere una increíble capacidad de crear y manipular las formas de pensamiento. Si antes le era difícil o cansador concentrarse y visualizar, ahora le será muy fácil y agradable hacerlo. Sólo en este estado es cuando tienen eficacia los rezos u oraciones. También las voces astrales ganarán en objetividad y validez. Desarrollaremos una poderosa intuición y nuestros sueños serán cada vez más premonitorios. Todas las técnicas de este libro podrán ser ejecutadas con increíble maestría. Todo deseo o palabra habrá de materializarse rápidamente, pues todos los obstáculos habrán desaparecido y ya nada quedará librado al azar o a la casualidad. Con sus prácticas sexuales el yogui logra que el mundo se vuelva mágico para él y así todo se hace posible. Al dominarse a sí mismo, el yogui alcanza el dominio supremo sobre el mundo y se vuelve respetado por animales y hombres. Así, será contemplado por todo el universo, ante quien habrá llamado poderosamente la atención a causa de su gran acumulación de energías.
Aún hay niveles más profundos a los que podemos llegar por este yoga. En un nivel superficial, técnicas parapsicológicas como las de influencia sexual nos sirven para solucionar conflictos cotidianos, por ejemplo de pareja. En un nivel más profundo, estas experiencias son útiles para convencerse de la propia capacidad de influir mágicamente sobre personas y sucesos. Pero hay un nivel mucho más profundo, la esfera espiritual, en que la energía sexual es utilizada para despertar y liberar el espíritu. Por eso “Sexo Psíquico” es el nombre de este libro, porque el sexo puede ser utilizado para alcanzar desde los objetivos más pequeños hasta los más grandes. Por eso este es el capítulo seis, pues seis es el número del sexo. Debemos tener siempre presente que lo único que nos llevamos de este mundo físico son nuestros logros y adquisiciones espirituales. Con las prácticas de este yoga comienza la lucha del hombre contra las pulsiones de su cuerpo y de su alma animal. Con estas prácticas está herida de muerte esa bestia polimórfica interior que procura vaciar de energías y posibilidades al hombre. Esta es su verdadero enemigo, quien busca llevar al hombre de orgasmo en orgasmo hasta su completa aniquilación.
Quien practica este yoga se transforma en un dos-veces-nacido. En alguien que ha muerto y ha resucitado en una sola vida. En alguien que ha muerto en vida para vivir en la muerte. Quien triunfe con este yoga habrá pasado más allá del bien y del mal y se habrá emancipado de las leyes morales y cósmicas que rigen para el resto de los hombres. Asimismo el tiempo, que corre tan de prisa para los demás y que había comenzado a transcurrir más lentamente desde el comienzo de las prácticas, llegará a detenerse por completo. El yogui queda situado así en un eterno presente, en la realidad verdadera, pues el tiempo tal como lo conocemos es una ilusión. Así, conquistador del tiempo y de la muerte y liberado de sus leyes, a quienes jamás volverá a temer, puede lograr en una sola existencia lo que a otros llevaría millones de ellas si aplicaran otros procedimientos.
Con las técnicas del yoga sexual se quema e incinera el Karma, nuestros errores y deudas de pasadas vidas, no teniendo ya nada más que pagar y liberados para siempre de contraer nuevas, pues todo está ahora permitido.
A través de estas prácticas, el yogui puede romper el velo de Maya, la gran ilusión que mantiene cautivos a los hombres y donde reina desde siempre la dualidad y la relatividad.
Por último, habrá de romper la cadena del Samsara, la rueda incansable de reencarnaciones a la que ha estado sujeto y a la que no volverá más. Ya no reencarnará más, a menos que lo desee.
Sin energía, todo hombre es menos que un gusano. Bien vale la pena inmolar el fugaz orgasmo para hacernos acreedores de tales beneficios. Los que duden de seguir este camino, es porque necesitan seguir sufriendo y equivocándose durante un tiempo más. Esto es así porque sólo cuando está harto de sufrimientos, un hombre es capaz de emprender el camino de retorno hacia su espíritu.
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