Después de estar tan mal, ¿cómo terminar bien una relación? ¿Suena imposible? No, si tienen en cuenta algunos truquitos que compartiré con ustedes a continuación.
Cuando pisotean nuestro orgullo y por la ventana salen volando sin control nuestras ilusiones. Esa sensación de vacío permanente en el estómago que nos lleva a sentir que nos ahogamos, que nos falta el aire. El dolorcito fastidioso en Do sostenido que se nos incrusta en el alma y en la mente obligándonos a concentrarnos en imágenes dolorosas y en recuerdos amargos que por más que lo intentemos, se rehúsan a salir de nuestra memoria.
Si a esto le sumamos una característica muy femenina que es la muy masoquista actitud de auto flagelarnos y que se resume en leer y releer ¿sus¿ cartas de amor (las de hace más de tres años, por supuesto), ver una y otra vez fotos de cuando eran felices, llamar nuestras amigas socialmente activas para que nos cuenten si lo han visto por ahí, que tenía puesto y con quién andaban del brazo y la típica llorada a moco tendido al escuchar las veces que sean necesarias la canción que le recuerda a su ex, la que le dedicó justo antes de hacerse novios, terminar una relación sentimental en la mayoría de los casos es infame.
Más aún si con quien queremos terminarla lleva mucho rato desequilibrándonos tanto física, como económica, mental y emocionalmente.
Sí, terminar una relación no es para nada fácil, para qué engañarlas. Se necesita de nervios de acero para intentar seguir adelante con nuestras vidas, peor aún con el corazón roto y el orgullo por el piso.
Pero, así como muchas de nosotras ya nos hemos convencido de aquello que dicen que ¿no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista¿, las que sabemos que después de uno siempre llega otro si es que lo queremos o si es que lo recibimos con los brazos abiertos y no con un bate y llenas de resentimiento, ha pensado alguna vez en cómo asumen ellos una ruptura sentimental? Es decir, por pura curiosidad, porque la consideración nos es esquiva más aún cuando creemos tener motivos de sobra para partirles algo más que el corazón, la cabeza, por ejemplo, alguna vez se ha puesto a pensar en qué sienten los hombres cuando somos nosotras las que tomamos la iniciativa de mandarlos a la porra?
Porque, si bien es cierto que las mujeres nos quejamos de todo y de todos, por deporte, por costumbre, a diferencia de épocas anteriores, ahora somos nosotras las que en su mayoría desechamos hombres en el camino cuando sentimos que la relación no nos llena o no es siquiera lo que esperábamos.
Un tema que siempre me ha llamado la atención considerándome un buen ejemplo de la mujer ¿revolver¿ esa que está dispuesta a agredir y a disparar ante la más mínima provocación del sexo opuesto, es por qué dañar una bonita amistad con un hombre al enredarnos sentimentalmente con él para luego obligarnos a anularlo de nuestra lista de amigos, novios, amantes o lo que se le parezca para siempre? Mejor dicho, para qué dañar algo bonito que ya tenemos, así esto no incluya sexo, por aventurarnos en las inciertas aguas del sentimentalismo?
Hace muchos años en mi vida de mujer independiente me di cuenta que muchos de los hombres más valiosos con los que he compartido momentos (a veces fragmentos) ya ni siquiera pertenecen a mi larga lista de conocidos.
No entendía bien por qué me enredaba con los que a mi juicio sí valían la pena para que al terminar una relación me viera obligada hasta a sacrificar el placer de su amistad.
¿No sería mejor entonces enredarnos con los modelos ¿papel higiénico¿, esos que nos impactan tan poco, que son tan desechables que encima de todo nos importa muy poco mandarlos a freír espárragos? Será entonces que el amor daña todo?
Al revés, según he descubierto, es el odio y el resentimiento que los embarga a ellos tras una mala terminada lo que hace que nunca más quieran volver a nosotras, ni como amigos! Tal y como sucede con nosotras.
O piénselo bien con la mano en el corazón, acaso no es lo mismo que sentimos contra ellos cuando son ellos, valga la redundancia, los que terminan mal una relación con nosotras.
Es decir, cuando nos ponen los cachos y nos enteramos de la manera más cruel, cuando se convierten en seres hostiles y agresivos sin que sepamos bien por qué, cuando se vuelven tan poco detallistas que con dolor alcanzamos a adivinar que su actitud no es más que una estrategia maquiavélica para deshacerse de nosotras? La traición señoras viene en una amplia gama de formas y colores, es un hecho. Así como lo es que quien traiciona mal, del traicionado recibe una reacción peor. Entonces cómo decirles adiós bien, sin que ello nos reste posibilidades para volver a tenerlos en nuestras vidas como amigos al menos. O como un posible ¿repechaje¿ en un futuro? La clave está en terminar bien... sin tanto drama.
Pero, en qué momento debe terminar una relación? Cuando, a pesar de las señales obvias, por fin descubrimos una traición, cuando presas del tedio decidimos buscar nuevos rumbos o, tal vez, cuando cansadas de tanto drama, con llanto herido, portazos y escenitas cursis de despecho nos obligan a partir cobijas? Por qué llegar a los extremos y elegir terminar mal cuando es mucho conveniente para ambas partes admitir que sencillamente no funcionó?
La razón no es tan simple. Porque a uno de los dos siempre le dolerá más que al otro. Porque cuando nos embarcamos en una relación sentimental es inevitable no ilusionarnos con un final feliz. Porque cuando ocurre una desconexión emocional alguno de los dos no estará preparado para asumir que tal vez sí se acabo. Cuando ambas partes así lo determinen sería el ideal, de acuerdo.
Pero en la mayoría de los casos no sucede así. De hecho, muchas relaciones terminan mal porque uno de los dos no lo acepta o porque a alguno de los implicados en el doloroso asunto, es decir, al que decida romper la relación primero, le faltará tacto para decir adiós. Y nadie se ha inventado todavía una fórmula efectiva para evitar el llanto que produce un desengaño. La sensación de fracaso y de frustración que viene tras una ruptura sentimental, es cierto. Como también lo es que hay maneras de terminar las cosas sin que tras amarnos terminen también odiándonos.
Terminar bien una relación es su decisión. He aquí unos trucos para partirles el corazón como todas unas damas. Para que, encima de todo, hasta se lo agradezcan!
ESCOJA EL MOMENTO PRECISO
Ni tras una pelea, otra de las que tantas han tenido antes de tomar la decisión. Ni durante su fiesta de cumpleaños, ni mucho menos dos meses de haberse embarcado en otra relación.
El momento ideal para partirle el corazón a su pareja es tal vez nunca pero si siente que debe hacerlo, por el bien de los dos, o solo para el suyo (el egoísmo también sirve para disipar los nervios) lo importante será escoger el momento menos traumático para él. Es decir, uno en el que ambos estén calmados, dispuestos a conversar y en el que permita que fluya la sinceridad.
Tampoco se sobreactúe e invente cena romántica en Paris para mandarlo al carajo. Le sale mucho más practico y económico hacerlo sin tanto aspaviento.
Lo que sí deberá tener siempre en cuenta es que su pareja, a menos que esté tan decidida como usted o que sea ella la que ya tiene a otra persona en remojo, nunca lo tomará bien al principio. Pero dependerá de su tacto el hacerle entender que es una decisión sana que deben tomar y que algún día va a aceptar.
Si mis cálculos no fallan, de igual manera la odiará por un buen tiempo, pero está más que comprobado que algún día se le pasará y, lo mejor de todo, hasta apreciará su gesto de honestidad. Si supiera que ese gesto se llama Raúl y que lleva meses haciéndole la vuelta. La clave está, recuerde, en que NUNCA se entere antes de tiempo, es decir, antes de que, si es tan evidente, USTED se lo diga primero o que anuncie su compromiso matrimonial con su nueva víctima, quiero decir, conquista.
HAGALO ANTES DE QUE INVIERTA MAS $$$$$ EN USTED
Imposible perdonar a alguien que decida romper con uno justo después de haberse gastado todos sus ahorros en una escapada romántica juntos en el Caribe, por ejemplo. Tras habernos dado el dinero que nos faltaba para terminar de comprar el carrito que llevábamos años pagando por cuotas. (Aquí pequé por ilusa) O después de comprarnos ese vestido escotado que tanto le pedimos para que después nos lo vea puesto sí, pero con otro. No se vale.
Encima de todo terminar con el apelativo de ¿aprovechadas¿? Bajo ningún punto de vista, así ya tenga visto su reemplazo. Primero muertas que humilladas, recuerde.
Pero si de casualidad usted ya había tomado la decisión previamente, aguántese las ganas y no exprima a su pareja hasta el ultimo segundo especialmente cuando ya tiene claro que no tiene planeado disfrutar de ninguno de sus regalos con él.
La regla solo varía si le está terminando tras enterarse que es él anda muy romántico con otra. Si ese es el caso y si le es posible, déjelo hasta sin la muela de oro que le acaban de poner.
Pero si es al contrario, y si tiene algo de conciencia, es muy probable que no pueda vivir con el complejo de culpabilidad como es muy probable también que su ahora ex, nunca le pueda perdonar que se haya aprovechado de la situación. Es decir, si no quiere que la odien de por vida, al menos permítale seguir adelante con su vida y con los ahorritos que le queden completos! NO SE HAGA LA VICTIMA
Es típico de la persona que termina con otra, caer en el juego de la victimización. Más aún en el caso de las mujeres. Unas verdaderas expertas en culpar a los demás de todos nuestros fracasos.
De alguna forma, actuado o inventado, el asumir las posición del que más sufre, creemos erróneamente que justifica nuestras acciones.
Pero si tras de partirle el corazón a esa persona que seguramente ya tiene escogido hasta el anillo de compromiso, usted insiste en pasar por encima de su sufrimiento y concentrarse más bien en el suyo, no solo pecará por egoísta sino también por desconsiderada. Deje y permita mas bien que su pareja le manifieste todo el dolor que está sintiendo. Consuélela pero eso sí, no le de esperanzas. Ilusionarla en vano podría ser, incluso, peor.
TAMPOCO SEA INSENSIBLE
Volvemos al punto de la consideración. Porque es muy poco probable que se pueda culpar del fracaso de la relación a una sola persona. Para fallar se necesitan dos: una que quiso más que la otra, una que aguantó más que la otra, una que se esforzó mas que la otra o, como ahora, una de las dos seguramente esté más convencida de terminar más que la otra.
O, peor aún, una de las dos que ya tiene planes distintos de vida que no incluyen a su actual pareja. Entonces si evidentemente una de las dos personas involucradas sufrirá más que su contraparte, tenga tacto y no rompa la relación como si se tratara de la cancelación de una cita donde el odontólogo.
No termine dejando un escueto mensaje en su celular, ni por e-mail con un mensaje de texto.
La diferencia entre una verdadera dama o un caballero es que estos siempre elegirán hacerlo de frente y, por supuesto, en persona. Créame que por lo menos algún día le agradecerán su valentía. O, en el mejor de los casos, su decencia.
SI PUSO LOS CUERNOS, DIGALO
Sé que es difícil y hasta vergonzoso, en algunos casos. ¿Cómo terminar de partirle el corazón a su nuevo ex, contándole detalles explícitos de su aventura romántica el pasado fin de semana con su entrenador personal del gimnasio?. Y tampoco es para sobreactuarse, de hecho hacerlo, raya en la tortura.
Y así se sienta tentada a acabarlo de una vez por todas, entre menos detalles cuente si no quiere que se le convierta en un psicópata obsesivo, mejor. Sólo y muy por encima, cuéntele que siente que es hora de conocer a otras personas.
Disimuladamente cuente que se dio cuenta porque alguno ya le está pareciendo atractivo. Eso, para que de antemano pueda prepararlo sicológicamente para verla con otra persona.
Especialmente cuando estamos por terminar un ciclo de algo con alguien, no hay nada que una persona herida aprecie más en un futuro, que la sinceridad. No invente historias, no le eche la culpa al otro, simplemente y así duela, diga la verdad. No hay nada que logre agriar mas eficazmente un sentimiento bonito que descubrir un tiempo después la verdadera razón por la cual les hemos partido el corazón. Y créame, no hay nada oculto entre cielo y tierra.
La verdad es como un corcho sumergido, decía mi papá, algún día sale a flote. Entonces si pretende seguir adelante con su vida sin ocasionarle mas daño a esa persona con la que esta terminando, cerciórese al menos de dejar las cosas claras, de poner las cartas sobre la mesa y de prepararla sicológicamente para lo que ha de venir. Es decir, posiblemente verlo del brazo de otra en un futuro no muy lejano. Es preferible aguantarse la pataleta, una llorada o hasta un grito, que el odio eterno y la mala energía de esa persona a quien por la razón que sea traicionamos en secreto.
TERMINE DE UNA BUENA VEZ
Nada de dejar la puerta entreabierta, de llamar de vez en cuando para saber cómo esta. Nada de fingir consideración y extralimitarse en sus funciones de sicóloga de cabecera. Ya se le pasará, créame.
Más aún si lo que se les pasa por delante es una rubia con más ¿asiento trasero¿ que una camioneta. Si usted no tiene la habilidad, eso si con mucho tacto insisto, de ponerle punto final a una relación, estaría embarcándose en una situación peor. Y, para estar colgando créame que es mejor caer.
Es preferible hacerlos sufrir mucho, o mas bien TODO, de una buena vez que ponerlos a seguir sufriendo de a poquito todos los días de su vida. Por el bien suyo y el de su pareja, es necesario que tras romper una relación, se aleje por un rato y simplemente deje que la otra persona viva su duelo y lo supere a usted también.
Aguántese el orgullo herido, ese que normalmente nos ataca, una vez que egoístamente hemos comprobado que ya somos para ellos ¿un tema superado¿, tanto, que ya están aparentemente muy felices con otra y no lo busque.
Los hombres, en su mayoría pues son realmente predecibles, a diferencia nuestra, les gusta pasar su duelo acompañados. Generalmente de una que tenga mejor cuerpo y menos cultura que nosotras. No se engañe, NO lo engañe a él y no caiga en el juego del orgullo herido, ese que nos lleva a volver con ellos para no dejarle el camino libre a otra.
Recuerde más bien por qué era que quería acabar su relación y le aseguro que llos mismos motivos por los que ya no quería estar a su lado, serán exactamente los mismos por los que si vuelve va a querer nuevamente salir huyendo de él. Para lograrlo y evitar la tortura sicológica, cambie de amigos, de sitios a los que irá de ahora en adelante, de rutina y hasta de número de teléfono si es preciso.
NO LE DEJE MALOS RECUERDOS
así como escoger el momento ideal es fundamental, también lo será escoger el lugar perfecto para decirle adiós.
No termine una relación en el lugar favorito de su pareja. En el restaurante donde se conocieron por primera vez, por ejemplo. En el parque donde por primera vez le dijo que la amaba o en ¿su¿ casa. Es imperdonable que encima de todo el dolor usted lo deje con los malos recuerdos en su propio territorio. Usted se podrá ir tranquilamente pero es esa persona quien se quedara a recordarla mal por el resto de su vida.
NO VUELVA A METERSE EN SU CAMA SI QUIERE SALIRSE DE SU VIDA
Y para finalizar un buen punto que deberá tener muy en cuenta si quiere que del amor al odio no haya sino centímetros.
Nunca, léase bien, nunca se le ocurra volver a meterse entre las cobijas de una persona con la que ya no quiere volver a tener una relación de pareja. Es que aparte de mi nadie se vio Atracción Fatal?
Ese, en el peor de los casos, seria el detonante perfecto para activar en su ahora ex pareja, una obsesión por usted que le procurara muchos sinsabores.
Por otra parte tener con alguien a quien quiso mucho ¿sexo por lástima¿ es lo mas cruel a lo que embarcara a su antigua pareja desde que decidió abandonarla a su suerte.
Si de verdad quiere que le odien por el resto de su vida, déjese llevar por sus bajos instintos y llámela cada vez que este borracha, tras una buena fiesta en la que no se levantó ni al mesero, para que hagan el amor.
Dígale que aunque no lo quiere como antes, lo extraña y eso si, asegúrese de no contestar sus llamadas al día siguiente sino varias semanas después. El éxito esta garantizado y vera como en cuestión de segundos se le transformara Manimal!
Y, para finalizar, no se equivoque y no termine su relación con ese hombre que tanto trabajo le costó pescar sin antes agotar hasta el ultimo recurso que le quede.
La mayoría de las relaciones modernas terminan por rezones tan tontas como: ¿es que ronca¿, ¿ya nunca me dice flaquita¿, ¿no me gustan sus amigos¿, ¿se viste mal¿, ¿esta mañana habló con la boca llena¿, ¿no soporto su colonia¿. Recuerde que más que causales de divorcio, son pequeñeces, estupideces propias de la cotidianidad de la vida en pareja que deberá aprender a lidiar y a aguantarse solo mientras pasa la etapa de la crisis. Una que en toda relación que se respete alguna vez viviremos. Esa en la que creemos habernos equivocado en nuestra elección, en la que hastiadas de todo, queremos un cambio y no entendemos que ese mismo cambio se puede dar dentro de la relación misma.
Recuerde que tras la tormenta generalmente viene la época de las aguas mansas, que por nuestra misa intolerancia femenina, muchas nos llegaremos a sentir atrapadas dentro de una relación que hemos elegido desdibujar y que si aguantamos lo suficiente para saber lo que vendrá en el capítulo siguiente, tal vez hasta logremos moldear a ese compañero de por vida con el que tantas veces hemos soñado.
Pero tampoco pretendo vendarlas, sino más bien ayudarlas a interpretar bien las señales y a entender la diferencia entre una relación que bien podría valer la pena y otra que es una verdadera pena. A continuación las 25 razones más populares para terminar una relación con un hombre:
1) Porque tiene complejo de golfista y se la pasa de ¿cancha en cancha¿ y de ¿hueco en hueco¿ con una o varias que, a su vez, tienen complejo de caddies. Porque le salió galán piscinero.
2) Porque ha descubierto que a sus espaldas también vive con otra.
3) Porque ha comenzado a llamarla Lola y a su hija ¿Felipe¿. Ya intuimos quien es Lola pero Felipe? Ah, luego descubre que es el hijo que acaba de tener con su asistente.
4) Porque llorando trata de convencerla una y otra vez de que usted es una buena mujer y se merece algo mejor que él. No sea torpe, seguro que la quiere dejar y se está victimizando.
Partamos del punto que hombre que se respete jamás admitiría que es una porquería en potencia si no fuera porque ya le está buscando reemplazo y quiere que la ¿decisión¿ de terminar venga de usted y no llevarse, aparte de su ropita, también una maleta llena de culpas. Los muy vivos.
No le de gusto y más bien vaya empezando a buscarse otro. Cuando ya lo tenga, sea usted la que se victimíce.
5) Porque es un borracho de poca monta que se gasta toda su quincena en el bar de la esquina. Encima de todo apostador y neurótico.
De esos que se levantan con una jaqueca terrible y no soportan ni el ruido de un alfiler cayendo en el piso. Tan descarado, por demás, que exige atenciones especiales tras una buena fiesta a la que, sobra recordarle, nunca fue con usted.
Que la sopita de pollo, que la aspirina efervescente, que el masaje en los pies. Si se lo quiere quitar de encima, cóbrele y, como seguramente no le quedó ni para una paleta de agua ese mes, se los tendrá que hacer solo y pedir a domicilio. así usted aprovecha también para no cocinar nada ese día.
6) Porque es un mitómano. Poco a poco ha ido descubriendo que ni se llama Francisco, ni es mayor que usted, ni estudió en Inglaterra, ni su mama es la señora gorda de bigotes que le presentó hace un par de semanas.
De repente podrá dudar de sus buenas intenciones, de sus ingresos y hasta de su verdadero sexo. Con este tipo de mentirosos, uno nunca sabe.
7) Porque cada vez que le habla preferiría que no lo hiciera. Aparte de la fuerte halitosis de la que seguramente padece, según ha descubierto, todo lo que dice son exageraciones o pesimismos que ya la tienen francamente cardiaca.
Porque sus chistes ya no le dan risa y porque lo admira tan poco que cualquier consejo que le de usted se sentirá tentada a hacer exactamente lo contrario. No hay nada peor que estar presa en una relación tediosa, aburrida y monótona de esas que, en vez de suspiros, arrancan bostezos.
Los mismos que ha comenzado a fingir cada vez que intenta algunos de sus avances románticos. Antes que morirse del aburrimiento, mate de una vez esa relación y aproveche la vida que le quede por delante.
😎 Porque su nueva novia se llama Hugo.
9) Porque usted ya tiene otro del que, ha comprobado ampliamente, es muchísimo mejor amante que el.
10) Porque ya lleva mucho tiempo pensando en cómo terminar con él y no se ha atrevido porque no le ha dado motivos de peso para hacerlo.
Qué espera? Que le monten sucursal en otra casa, que se lo pille con otra, que le empiece a faltar el respeto? Déjese guiar por su intuición y si algo allá adentro le esté diciendo que ¿ese no es¿, seguramente es por algo. En últimas es preferible quedarse con la duda que vivir acomplejada e insatisfecha toda la vida.
11) Porque es tan poco su apetito sexual que de regalo de cumpleaños le trajo un vibrador!
12) Porque tiene complejo de Mike Tyson y ha empezado a gritarle, hasta en público.
Porque a su lado, a pesar de haberse graduado con honores de ingeniería, ha comenzado a sentirse como una verdadera inútil. Como una tarada.
El muy abusivo ha empezado a trabajarle a su ego el que ya tiene maltrecho. De la agresión verbal a la física solo hay un paso, qué espera para salir huyendo de allí? Si este es su caso, en vez de estrategias para terminarle y quedar bien con él, asegúrese más bien de dejarlo muy mal. Preferiblemente en la calle tras una demanda de divorcio. Seguidamente, cambia de teléfono y de marido.
13) Porque le tiene lástima. No hay nada peor que quedarse junto a alguien por lástima.
Antes de vivir una vida vacía y muy lejos de ser plena, es preferible quedarse sola que junto a uno que en vez de sumarle, le resta.
Así como nosotras, en cualquier ámbito en el que nos desempeñemos, lo más seguro es que los queramos impresionar, lo mismo debe buscar usted en una pareja si es que no quiere terminar odiándola en el fondo. No hay nada peor que sentirnos las enfermeras de un paciente que no se quiere curar.
14) Porque ha comenzado a fantasear sexualmente hasta con su conductor.
15) Porque la vez que le sugirió una escapada romántica solos, usted se la aceptó y se fue ¿sola¿.
16) Porque de repente ya no le gusta que llegue el fin de semana o que los niños se vayan a dormir a casa de un amigo.
Porque ya no le molesta que se vaya de convención en convención, preferiblemente al extranjero, que juegue golf todo el día con sus amigos, o que llegue tarde de la oficina. mejor dicho, porque si lo admitiera se daría cuenta que simplemente ha perdido su interés en él.
17) Porque cuando se enteró que andaba con otra, buscó la dirección de la muy rastrera y le envió flores con una nota de agradecimiento!
18) Porque cuando le dio un anillo de compromiso le dio un ataque compulsivo de tos seguido de un ataque de risa con lágrimas y todo.
Las más expertas en el asunto lo llevarían al extremo de fingir, incluso, hasta un derrame cerebral.
19) Porque cuando su mejor amiga se extrañó de que no la hubiera llamado más a contarle cómo iba su relación, de repente usted se ofreció a presentárselo por si de pronto a ella sí le gustaba.
20) Porque cuando llega a su casa de noche, lo primero que hace es apagar su celular y desconectar el teléfono fijo de la casa.
Porque si, para rematar vive con él, cada vez que tienen una discusión, es usted la que se va a dormir a la otra habitación.
21) Porque mientras veía la televisión apareció su foto en un comercial con un gran cartel abajo que leía ¿se busca¿ recompensa¿.
22) Porque se lo vaticinó su bruja de cabecera. No sin antes pronosticarle un encuentro romántico con un hombre alto, que empieza por ¿C¿, millonario y que la piensa todo el día! Uno nunca sabe.
strong>23) Porque ya se enteró que no tiene ni en donde caerse muerto y que si lo hiciera le tocaría a usted con sus ahorritos pagarle el funeral.
Porque ha comenzado a pedirle plata prestada para dizque montar un negocio dizque para que a usted no le toque trabajar más. Si así fuera, no se habría gastado lo suyo, señora. Y si no se quiere quedar en la calle o por fuera del negocio que montara con ¿su¿ dinero y si encima de todo le va bien al muy condenado, mas le vale que al Cesar lo que es del César. Es decir, si depende de su bolsillo: nada.
24) Porque la policía está parada frente a la puerta de su casa con una orden de arresto para él.
25) Porque le da la regalada gana. Porque el último detalle romántico que tuvo con usted fue recogerla en el aeropuerto solo porque dentro de su equipaje le traía de encargo unos palos de golf. Una tarjeta en la que su nombre, en el encabezado, estaba escrito sobre liquid paper. Porque se ofreció a pagar la mitad de la cuenta de la pizza a domicilio que pidieron juntos o, como gran cosa, la presentó a su mamá como una amiga¿.
Por cualquiera de las razones anteriores, dése licencia para terminar rápido una relación que ni la satisface, ni la llena, ni la enorgullece, ni nada. De lo contrario, bien vale la pena intentar al menos rescatar así sea lo poco que queda.
Si, de todas maneras, siente que ya no hay nada que hacer, termínele si pero trate de hacer el menor daño posible. Uno nunca sabe cuando de verdad comenzara a parecerle lógico aquel Viejo refrán que reza ¿mejor malo conocido que bueno por conocer¿. O, mejor aún, nunca sabrá cuando querrá volver a ponerse uno que dejo en remojo!
Cuando pisotean nuestro orgullo y por la ventana salen volando sin control nuestras ilusiones. Esa sensación de vacío permanente en el estómago que nos lleva a sentir que nos ahogamos, que nos falta el aire. El dolorcito fastidioso en Do sostenido que se nos incrusta en el alma y en la mente obligándonos a concentrarnos en imágenes dolorosas y en recuerdos amargos que por más que lo intentemos, se rehúsan a salir de nuestra memoria.
Si a esto le sumamos una característica muy femenina que es la muy masoquista actitud de auto flagelarnos y que se resume en leer y releer ¿sus¿ cartas de amor (las de hace más de tres años, por supuesto), ver una y otra vez fotos de cuando eran felices, llamar nuestras amigas socialmente activas para que nos cuenten si lo han visto por ahí, que tenía puesto y con quién andaban del brazo y la típica llorada a moco tendido al escuchar las veces que sean necesarias la canción que le recuerda a su ex, la que le dedicó justo antes de hacerse novios, terminar una relación sentimental en la mayoría de los casos es infame.
Más aún si con quien queremos terminarla lleva mucho rato desequilibrándonos tanto física, como económica, mental y emocionalmente.
Sí, terminar una relación no es para nada fácil, para qué engañarlas. Se necesita de nervios de acero para intentar seguir adelante con nuestras vidas, peor aún con el corazón roto y el orgullo por el piso.
Pero, así como muchas de nosotras ya nos hemos convencido de aquello que dicen que ¿no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista¿, las que sabemos que después de uno siempre llega otro si es que lo queremos o si es que lo recibimos con los brazos abiertos y no con un bate y llenas de resentimiento, ha pensado alguna vez en cómo asumen ellos una ruptura sentimental? Es decir, por pura curiosidad, porque la consideración nos es esquiva más aún cuando creemos tener motivos de sobra para partirles algo más que el corazón, la cabeza, por ejemplo, alguna vez se ha puesto a pensar en qué sienten los hombres cuando somos nosotras las que tomamos la iniciativa de mandarlos a la porra?
Porque, si bien es cierto que las mujeres nos quejamos de todo y de todos, por deporte, por costumbre, a diferencia de épocas anteriores, ahora somos nosotras las que en su mayoría desechamos hombres en el camino cuando sentimos que la relación no nos llena o no es siquiera lo que esperábamos.
Un tema que siempre me ha llamado la atención considerándome un buen ejemplo de la mujer ¿revolver¿ esa que está dispuesta a agredir y a disparar ante la más mínima provocación del sexo opuesto, es por qué dañar una bonita amistad con un hombre al enredarnos sentimentalmente con él para luego obligarnos a anularlo de nuestra lista de amigos, novios, amantes o lo que se le parezca para siempre? Mejor dicho, para qué dañar algo bonito que ya tenemos, así esto no incluya sexo, por aventurarnos en las inciertas aguas del sentimentalismo?
Hace muchos años en mi vida de mujer independiente me di cuenta que muchos de los hombres más valiosos con los que he compartido momentos (a veces fragmentos) ya ni siquiera pertenecen a mi larga lista de conocidos.
No entendía bien por qué me enredaba con los que a mi juicio sí valían la pena para que al terminar una relación me viera obligada hasta a sacrificar el placer de su amistad.
¿No sería mejor entonces enredarnos con los modelos ¿papel higiénico¿, esos que nos impactan tan poco, que son tan desechables que encima de todo nos importa muy poco mandarlos a freír espárragos? Será entonces que el amor daña todo?
Al revés, según he descubierto, es el odio y el resentimiento que los embarga a ellos tras una mala terminada lo que hace que nunca más quieran volver a nosotras, ni como amigos! Tal y como sucede con nosotras.
O piénselo bien con la mano en el corazón, acaso no es lo mismo que sentimos contra ellos cuando son ellos, valga la redundancia, los que terminan mal una relación con nosotras.
Es decir, cuando nos ponen los cachos y nos enteramos de la manera más cruel, cuando se convierten en seres hostiles y agresivos sin que sepamos bien por qué, cuando se vuelven tan poco detallistas que con dolor alcanzamos a adivinar que su actitud no es más que una estrategia maquiavélica para deshacerse de nosotras? La traición señoras viene en una amplia gama de formas y colores, es un hecho. Así como lo es que quien traiciona mal, del traicionado recibe una reacción peor. Entonces cómo decirles adiós bien, sin que ello nos reste posibilidades para volver a tenerlos en nuestras vidas como amigos al menos. O como un posible ¿repechaje¿ en un futuro? La clave está en terminar bien... sin tanto drama.
Pero, en qué momento debe terminar una relación? Cuando, a pesar de las señales obvias, por fin descubrimos una traición, cuando presas del tedio decidimos buscar nuevos rumbos o, tal vez, cuando cansadas de tanto drama, con llanto herido, portazos y escenitas cursis de despecho nos obligan a partir cobijas? Por qué llegar a los extremos y elegir terminar mal cuando es mucho conveniente para ambas partes admitir que sencillamente no funcionó?
La razón no es tan simple. Porque a uno de los dos siempre le dolerá más que al otro. Porque cuando nos embarcamos en una relación sentimental es inevitable no ilusionarnos con un final feliz. Porque cuando ocurre una desconexión emocional alguno de los dos no estará preparado para asumir que tal vez sí se acabo. Cuando ambas partes así lo determinen sería el ideal, de acuerdo.
Pero en la mayoría de los casos no sucede así. De hecho, muchas relaciones terminan mal porque uno de los dos no lo acepta o porque a alguno de los implicados en el doloroso asunto, es decir, al que decida romper la relación primero, le faltará tacto para decir adiós. Y nadie se ha inventado todavía una fórmula efectiva para evitar el llanto que produce un desengaño. La sensación de fracaso y de frustración que viene tras una ruptura sentimental, es cierto. Como también lo es que hay maneras de terminar las cosas sin que tras amarnos terminen también odiándonos.
Terminar bien una relación es su decisión. He aquí unos trucos para partirles el corazón como todas unas damas. Para que, encima de todo, hasta se lo agradezcan!
ESCOJA EL MOMENTO PRECISO
Ni tras una pelea, otra de las que tantas han tenido antes de tomar la decisión. Ni durante su fiesta de cumpleaños, ni mucho menos dos meses de haberse embarcado en otra relación.
El momento ideal para partirle el corazón a su pareja es tal vez nunca pero si siente que debe hacerlo, por el bien de los dos, o solo para el suyo (el egoísmo también sirve para disipar los nervios) lo importante será escoger el momento menos traumático para él. Es decir, uno en el que ambos estén calmados, dispuestos a conversar y en el que permita que fluya la sinceridad.
Tampoco se sobreactúe e invente cena romántica en Paris para mandarlo al carajo. Le sale mucho más practico y económico hacerlo sin tanto aspaviento.
Lo que sí deberá tener siempre en cuenta es que su pareja, a menos que esté tan decidida como usted o que sea ella la que ya tiene a otra persona en remojo, nunca lo tomará bien al principio. Pero dependerá de su tacto el hacerle entender que es una decisión sana que deben tomar y que algún día va a aceptar.
Si mis cálculos no fallan, de igual manera la odiará por un buen tiempo, pero está más que comprobado que algún día se le pasará y, lo mejor de todo, hasta apreciará su gesto de honestidad. Si supiera que ese gesto se llama Raúl y que lleva meses haciéndole la vuelta. La clave está, recuerde, en que NUNCA se entere antes de tiempo, es decir, antes de que, si es tan evidente, USTED se lo diga primero o que anuncie su compromiso matrimonial con su nueva víctima, quiero decir, conquista.
HAGALO ANTES DE QUE INVIERTA MAS $$$$$ EN USTED
Imposible perdonar a alguien que decida romper con uno justo después de haberse gastado todos sus ahorros en una escapada romántica juntos en el Caribe, por ejemplo. Tras habernos dado el dinero que nos faltaba para terminar de comprar el carrito que llevábamos años pagando por cuotas. (Aquí pequé por ilusa) O después de comprarnos ese vestido escotado que tanto le pedimos para que después nos lo vea puesto sí, pero con otro. No se vale.
Encima de todo terminar con el apelativo de ¿aprovechadas¿? Bajo ningún punto de vista, así ya tenga visto su reemplazo. Primero muertas que humilladas, recuerde.
Pero si de casualidad usted ya había tomado la decisión previamente, aguántese las ganas y no exprima a su pareja hasta el ultimo segundo especialmente cuando ya tiene claro que no tiene planeado disfrutar de ninguno de sus regalos con él.
La regla solo varía si le está terminando tras enterarse que es él anda muy romántico con otra. Si ese es el caso y si le es posible, déjelo hasta sin la muela de oro que le acaban de poner.
Pero si es al contrario, y si tiene algo de conciencia, es muy probable que no pueda vivir con el complejo de culpabilidad como es muy probable también que su ahora ex, nunca le pueda perdonar que se haya aprovechado de la situación. Es decir, si no quiere que la odien de por vida, al menos permítale seguir adelante con su vida y con los ahorritos que le queden completos! NO SE HAGA LA VICTIMA
Es típico de la persona que termina con otra, caer en el juego de la victimización. Más aún en el caso de las mujeres. Unas verdaderas expertas en culpar a los demás de todos nuestros fracasos.
De alguna forma, actuado o inventado, el asumir las posición del que más sufre, creemos erróneamente que justifica nuestras acciones.
Pero si tras de partirle el corazón a esa persona que seguramente ya tiene escogido hasta el anillo de compromiso, usted insiste en pasar por encima de su sufrimiento y concentrarse más bien en el suyo, no solo pecará por egoísta sino también por desconsiderada. Deje y permita mas bien que su pareja le manifieste todo el dolor que está sintiendo. Consuélela pero eso sí, no le de esperanzas. Ilusionarla en vano podría ser, incluso, peor.
TAMPOCO SEA INSENSIBLE
Volvemos al punto de la consideración. Porque es muy poco probable que se pueda culpar del fracaso de la relación a una sola persona. Para fallar se necesitan dos: una que quiso más que la otra, una que aguantó más que la otra, una que se esforzó mas que la otra o, como ahora, una de las dos seguramente esté más convencida de terminar más que la otra.
O, peor aún, una de las dos que ya tiene planes distintos de vida que no incluyen a su actual pareja. Entonces si evidentemente una de las dos personas involucradas sufrirá más que su contraparte, tenga tacto y no rompa la relación como si se tratara de la cancelación de una cita donde el odontólogo.
No termine dejando un escueto mensaje en su celular, ni por e-mail con un mensaje de texto.
La diferencia entre una verdadera dama o un caballero es que estos siempre elegirán hacerlo de frente y, por supuesto, en persona. Créame que por lo menos algún día le agradecerán su valentía. O, en el mejor de los casos, su decencia.
SI PUSO LOS CUERNOS, DIGALO
Sé que es difícil y hasta vergonzoso, en algunos casos. ¿Cómo terminar de partirle el corazón a su nuevo ex, contándole detalles explícitos de su aventura romántica el pasado fin de semana con su entrenador personal del gimnasio?. Y tampoco es para sobreactuarse, de hecho hacerlo, raya en la tortura.
Y así se sienta tentada a acabarlo de una vez por todas, entre menos detalles cuente si no quiere que se le convierta en un psicópata obsesivo, mejor. Sólo y muy por encima, cuéntele que siente que es hora de conocer a otras personas.
Disimuladamente cuente que se dio cuenta porque alguno ya le está pareciendo atractivo. Eso, para que de antemano pueda prepararlo sicológicamente para verla con otra persona.
Especialmente cuando estamos por terminar un ciclo de algo con alguien, no hay nada que una persona herida aprecie más en un futuro, que la sinceridad. No invente historias, no le eche la culpa al otro, simplemente y así duela, diga la verdad. No hay nada que logre agriar mas eficazmente un sentimiento bonito que descubrir un tiempo después la verdadera razón por la cual les hemos partido el corazón. Y créame, no hay nada oculto entre cielo y tierra.
La verdad es como un corcho sumergido, decía mi papá, algún día sale a flote. Entonces si pretende seguir adelante con su vida sin ocasionarle mas daño a esa persona con la que esta terminando, cerciórese al menos de dejar las cosas claras, de poner las cartas sobre la mesa y de prepararla sicológicamente para lo que ha de venir. Es decir, posiblemente verlo del brazo de otra en un futuro no muy lejano. Es preferible aguantarse la pataleta, una llorada o hasta un grito, que el odio eterno y la mala energía de esa persona a quien por la razón que sea traicionamos en secreto.
TERMINE DE UNA BUENA VEZ
Nada de dejar la puerta entreabierta, de llamar de vez en cuando para saber cómo esta. Nada de fingir consideración y extralimitarse en sus funciones de sicóloga de cabecera. Ya se le pasará, créame.
Más aún si lo que se les pasa por delante es una rubia con más ¿asiento trasero¿ que una camioneta. Si usted no tiene la habilidad, eso si con mucho tacto insisto, de ponerle punto final a una relación, estaría embarcándose en una situación peor. Y, para estar colgando créame que es mejor caer.
Es preferible hacerlos sufrir mucho, o mas bien TODO, de una buena vez que ponerlos a seguir sufriendo de a poquito todos los días de su vida. Por el bien suyo y el de su pareja, es necesario que tras romper una relación, se aleje por un rato y simplemente deje que la otra persona viva su duelo y lo supere a usted también.
Aguántese el orgullo herido, ese que normalmente nos ataca, una vez que egoístamente hemos comprobado que ya somos para ellos ¿un tema superado¿, tanto, que ya están aparentemente muy felices con otra y no lo busque.
Los hombres, en su mayoría pues son realmente predecibles, a diferencia nuestra, les gusta pasar su duelo acompañados. Generalmente de una que tenga mejor cuerpo y menos cultura que nosotras. No se engañe, NO lo engañe a él y no caiga en el juego del orgullo herido, ese que nos lleva a volver con ellos para no dejarle el camino libre a otra.
Recuerde más bien por qué era que quería acabar su relación y le aseguro que llos mismos motivos por los que ya no quería estar a su lado, serán exactamente los mismos por los que si vuelve va a querer nuevamente salir huyendo de él. Para lograrlo y evitar la tortura sicológica, cambie de amigos, de sitios a los que irá de ahora en adelante, de rutina y hasta de número de teléfono si es preciso.
NO LE DEJE MALOS RECUERDOS
así como escoger el momento ideal es fundamental, también lo será escoger el lugar perfecto para decirle adiós.
No termine una relación en el lugar favorito de su pareja. En el restaurante donde se conocieron por primera vez, por ejemplo. En el parque donde por primera vez le dijo que la amaba o en ¿su¿ casa. Es imperdonable que encima de todo el dolor usted lo deje con los malos recuerdos en su propio territorio. Usted se podrá ir tranquilamente pero es esa persona quien se quedara a recordarla mal por el resto de su vida.
NO VUELVA A METERSE EN SU CAMA SI QUIERE SALIRSE DE SU VIDA
Y para finalizar un buen punto que deberá tener muy en cuenta si quiere que del amor al odio no haya sino centímetros.
Nunca, léase bien, nunca se le ocurra volver a meterse entre las cobijas de una persona con la que ya no quiere volver a tener una relación de pareja. Es que aparte de mi nadie se vio Atracción Fatal?
Ese, en el peor de los casos, seria el detonante perfecto para activar en su ahora ex pareja, una obsesión por usted que le procurara muchos sinsabores.
Por otra parte tener con alguien a quien quiso mucho ¿sexo por lástima¿ es lo mas cruel a lo que embarcara a su antigua pareja desde que decidió abandonarla a su suerte.
Si de verdad quiere que le odien por el resto de su vida, déjese llevar por sus bajos instintos y llámela cada vez que este borracha, tras una buena fiesta en la que no se levantó ni al mesero, para que hagan el amor.
Dígale que aunque no lo quiere como antes, lo extraña y eso si, asegúrese de no contestar sus llamadas al día siguiente sino varias semanas después. El éxito esta garantizado y vera como en cuestión de segundos se le transformara Manimal!
Y, para finalizar, no se equivoque y no termine su relación con ese hombre que tanto trabajo le costó pescar sin antes agotar hasta el ultimo recurso que le quede.
La mayoría de las relaciones modernas terminan por rezones tan tontas como: ¿es que ronca¿, ¿ya nunca me dice flaquita¿, ¿no me gustan sus amigos¿, ¿se viste mal¿, ¿esta mañana habló con la boca llena¿, ¿no soporto su colonia¿. Recuerde que más que causales de divorcio, son pequeñeces, estupideces propias de la cotidianidad de la vida en pareja que deberá aprender a lidiar y a aguantarse solo mientras pasa la etapa de la crisis. Una que en toda relación que se respete alguna vez viviremos. Esa en la que creemos habernos equivocado en nuestra elección, en la que hastiadas de todo, queremos un cambio y no entendemos que ese mismo cambio se puede dar dentro de la relación misma.
Recuerde que tras la tormenta generalmente viene la época de las aguas mansas, que por nuestra misa intolerancia femenina, muchas nos llegaremos a sentir atrapadas dentro de una relación que hemos elegido desdibujar y que si aguantamos lo suficiente para saber lo que vendrá en el capítulo siguiente, tal vez hasta logremos moldear a ese compañero de por vida con el que tantas veces hemos soñado.
Pero tampoco pretendo vendarlas, sino más bien ayudarlas a interpretar bien las señales y a entender la diferencia entre una relación que bien podría valer la pena y otra que es una verdadera pena. A continuación las 25 razones más populares para terminar una relación con un hombre:
1) Porque tiene complejo de golfista y se la pasa de ¿cancha en cancha¿ y de ¿hueco en hueco¿ con una o varias que, a su vez, tienen complejo de caddies. Porque le salió galán piscinero.
2) Porque ha descubierto que a sus espaldas también vive con otra.
3) Porque ha comenzado a llamarla Lola y a su hija ¿Felipe¿. Ya intuimos quien es Lola pero Felipe? Ah, luego descubre que es el hijo que acaba de tener con su asistente.
4) Porque llorando trata de convencerla una y otra vez de que usted es una buena mujer y se merece algo mejor que él. No sea torpe, seguro que la quiere dejar y se está victimizando.
Partamos del punto que hombre que se respete jamás admitiría que es una porquería en potencia si no fuera porque ya le está buscando reemplazo y quiere que la ¿decisión¿ de terminar venga de usted y no llevarse, aparte de su ropita, también una maleta llena de culpas. Los muy vivos.
No le de gusto y más bien vaya empezando a buscarse otro. Cuando ya lo tenga, sea usted la que se victimíce.
5) Porque es un borracho de poca monta que se gasta toda su quincena en el bar de la esquina. Encima de todo apostador y neurótico.
De esos que se levantan con una jaqueca terrible y no soportan ni el ruido de un alfiler cayendo en el piso. Tan descarado, por demás, que exige atenciones especiales tras una buena fiesta a la que, sobra recordarle, nunca fue con usted.
Que la sopita de pollo, que la aspirina efervescente, que el masaje en los pies. Si se lo quiere quitar de encima, cóbrele y, como seguramente no le quedó ni para una paleta de agua ese mes, se los tendrá que hacer solo y pedir a domicilio. así usted aprovecha también para no cocinar nada ese día.
6) Porque es un mitómano. Poco a poco ha ido descubriendo que ni se llama Francisco, ni es mayor que usted, ni estudió en Inglaterra, ni su mama es la señora gorda de bigotes que le presentó hace un par de semanas.
De repente podrá dudar de sus buenas intenciones, de sus ingresos y hasta de su verdadero sexo. Con este tipo de mentirosos, uno nunca sabe.
7) Porque cada vez que le habla preferiría que no lo hiciera. Aparte de la fuerte halitosis de la que seguramente padece, según ha descubierto, todo lo que dice son exageraciones o pesimismos que ya la tienen francamente cardiaca.
Porque sus chistes ya no le dan risa y porque lo admira tan poco que cualquier consejo que le de usted se sentirá tentada a hacer exactamente lo contrario. No hay nada peor que estar presa en una relación tediosa, aburrida y monótona de esas que, en vez de suspiros, arrancan bostezos.
Los mismos que ha comenzado a fingir cada vez que intenta algunos de sus avances románticos. Antes que morirse del aburrimiento, mate de una vez esa relación y aproveche la vida que le quede por delante.
😎 Porque su nueva novia se llama Hugo.
9) Porque usted ya tiene otro del que, ha comprobado ampliamente, es muchísimo mejor amante que el.
10) Porque ya lleva mucho tiempo pensando en cómo terminar con él y no se ha atrevido porque no le ha dado motivos de peso para hacerlo.
Qué espera? Que le monten sucursal en otra casa, que se lo pille con otra, que le empiece a faltar el respeto? Déjese guiar por su intuición y si algo allá adentro le esté diciendo que ¿ese no es¿, seguramente es por algo. En últimas es preferible quedarse con la duda que vivir acomplejada e insatisfecha toda la vida.
11) Porque es tan poco su apetito sexual que de regalo de cumpleaños le trajo un vibrador!
12) Porque tiene complejo de Mike Tyson y ha empezado a gritarle, hasta en público.
Porque a su lado, a pesar de haberse graduado con honores de ingeniería, ha comenzado a sentirse como una verdadera inútil. Como una tarada.
El muy abusivo ha empezado a trabajarle a su ego el que ya tiene maltrecho. De la agresión verbal a la física solo hay un paso, qué espera para salir huyendo de allí? Si este es su caso, en vez de estrategias para terminarle y quedar bien con él, asegúrese más bien de dejarlo muy mal. Preferiblemente en la calle tras una demanda de divorcio. Seguidamente, cambia de teléfono y de marido.
13) Porque le tiene lástima. No hay nada peor que quedarse junto a alguien por lástima.
Antes de vivir una vida vacía y muy lejos de ser plena, es preferible quedarse sola que junto a uno que en vez de sumarle, le resta.
Así como nosotras, en cualquier ámbito en el que nos desempeñemos, lo más seguro es que los queramos impresionar, lo mismo debe buscar usted en una pareja si es que no quiere terminar odiándola en el fondo. No hay nada peor que sentirnos las enfermeras de un paciente que no se quiere curar.
14) Porque ha comenzado a fantasear sexualmente hasta con su conductor.
15) Porque la vez que le sugirió una escapada romántica solos, usted se la aceptó y se fue ¿sola¿.
16) Porque de repente ya no le gusta que llegue el fin de semana o que los niños se vayan a dormir a casa de un amigo.
Porque ya no le molesta que se vaya de convención en convención, preferiblemente al extranjero, que juegue golf todo el día con sus amigos, o que llegue tarde de la oficina. mejor dicho, porque si lo admitiera se daría cuenta que simplemente ha perdido su interés en él.
17) Porque cuando se enteró que andaba con otra, buscó la dirección de la muy rastrera y le envió flores con una nota de agradecimiento!
18) Porque cuando le dio un anillo de compromiso le dio un ataque compulsivo de tos seguido de un ataque de risa con lágrimas y todo.
Las más expertas en el asunto lo llevarían al extremo de fingir, incluso, hasta un derrame cerebral.
19) Porque cuando su mejor amiga se extrañó de que no la hubiera llamado más a contarle cómo iba su relación, de repente usted se ofreció a presentárselo por si de pronto a ella sí le gustaba.
20) Porque cuando llega a su casa de noche, lo primero que hace es apagar su celular y desconectar el teléfono fijo de la casa.
Porque si, para rematar vive con él, cada vez que tienen una discusión, es usted la que se va a dormir a la otra habitación.
21) Porque mientras veía la televisión apareció su foto en un comercial con un gran cartel abajo que leía ¿se busca¿ recompensa¿.
22) Porque se lo vaticinó su bruja de cabecera. No sin antes pronosticarle un encuentro romántico con un hombre alto, que empieza por ¿C¿, millonario y que la piensa todo el día! Uno nunca sabe.
strong>23) Porque ya se enteró que no tiene ni en donde caerse muerto y que si lo hiciera le tocaría a usted con sus ahorritos pagarle el funeral.
Porque ha comenzado a pedirle plata prestada para dizque montar un negocio dizque para que a usted no le toque trabajar más. Si así fuera, no se habría gastado lo suyo, señora. Y si no se quiere quedar en la calle o por fuera del negocio que montara con ¿su¿ dinero y si encima de todo le va bien al muy condenado, mas le vale que al Cesar lo que es del César. Es decir, si depende de su bolsillo: nada.
24) Porque la policía está parada frente a la puerta de su casa con una orden de arresto para él.
25) Porque le da la regalada gana. Porque el último detalle romántico que tuvo con usted fue recogerla en el aeropuerto solo porque dentro de su equipaje le traía de encargo unos palos de golf. Una tarjeta en la que su nombre, en el encabezado, estaba escrito sobre liquid paper. Porque se ofreció a pagar la mitad de la cuenta de la pizza a domicilio que pidieron juntos o, como gran cosa, la presentó a su mamá como una amiga¿.
Por cualquiera de las razones anteriores, dése licencia para terminar rápido una relación que ni la satisface, ni la llena, ni la enorgullece, ni nada. De lo contrario, bien vale la pena intentar al menos rescatar así sea lo poco que queda.
Si, de todas maneras, siente que ya no hay nada que hacer, termínele si pero trate de hacer el menor daño posible. Uno nunca sabe cuando de verdad comenzara a parecerle lógico aquel Viejo refrán que reza ¿mejor malo conocido que bueno por conocer¿. O, mejor aún, nunca sabrá cuando querrá volver a ponerse uno que dejo en remojo!
7 comentarios - la mejor manera determinar una relacion
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