Esta es la historia de Inti. Nunca supe su verdadero nombreporque así la llamaban de chiquita
La conocí en un performance de arte del cual fui parte.Ella, se presentó ante mí de una forma impulsiva. Conversamos un rato y noscruzamos los números de celulares (épocas en donde aún no existía el whatsapp).Yo estaba muy ocupado haciendo sociales interesantísimos y después de conversaralgo más de veinte minutos, no la volví a ver. Pero como tenía su número, no lolamenté demasiado.
A los tres días me sonó el celu con un número que noconocía. “Soy la mamá de Inti”, me dijo y en mi cabeza se instaló la idea que alo mejor me había envuelto en alguna clase de problema. Le llevaba casi 30 añosa su hija e imaginé que algún sermón me comería por eso. Pero no.
Andrea, la mamá de Inti, me comentó que trabajaba en unadependencia cultural y que por insistencia de su hija, podría ayudarme con miarte. “Raro en ella de pedirme un favor, porque no nos llevamos muy bien. Estáen esa etapa de rebeldía absoluta. Le debiste haber caído muy, muy bien” medijo Andrea y enseguida acotó: “Si querés almorzamos juntos en el centro y tecuento lo que puedo hacer por vos”
Me encontré con una mujer hermosa, delgada y con cuerpoimposible de creer de lo buena que estaba. Conversamos formalmente y la mujer,de mi edad, fue muy agradable conmigo. Nos despedimos después de pasar unashoras mirándonos con silenciosas ganas mutuas y con la promesa de concretaralguna cosa laboral. (Sigue abajo)
A la semana me llamó Inti que tenía ganas de verme. Accedíporque la jovencita tenía una energía innegable. Le enseñé a tomar mate y leexpliqué toda la tradición argentina respecto a eso. En un momento me fui parael baño y cuando volví la encontré metida adentro de mi cama y tapada solo conuna sábana.
Mi sorpresa fue mucho más grande que mis ganas de que esopasara. “¿Qué haces Inti?” me salió con absoluta naturalidad.
“Vení, acercate por favor” me dijo y agregó: “escuché hablara mi mamá por teléfono con una amiga de ella. Le contó que había conocido a unargentino y que sin dudarlo, en futuras reuniones laborales iba a encontrar losmotivos suficientes para llevarlo a la cama”
Mientras mi asombro no me dejaba pensar y ya disfrutaba deantemano a semejante mujer con ganas de cogerme, prosiguió: “y yo con mi mamáno me llevo muy bien. Por culpa de ella no veo a mi papá cada día. Entonces mepropuse que si su plan es acostarse con vos, yo debía ganarle de mano”.
Y así fue como garchamos toda la tarde hasta que se fue.
Conclusión: la madre me llamó a los pocos días y ya sabiendolo que buscaba, no me hice el difícil para nada. Inti siempre quería saber cómola había cogido a su madre y me preguntaba quién de las dos lo hacía mejor. “Mimamá no te pudo haber chupado la pija como lo hice yo” “¿Ella se la traga?”, “Miconcha es joven y la de ella no puede ser ni tan linda ni tan rica”. Cosas asíme la ponían re dura.
“Cogetela bien, de todos modos”, me decía. “ Disfruto saberque está contenta de que quien se la coge, también me coge a mí y mejor…y sinque ella se entere”
Durante tres meses atendí a madre e hija. Nunca le mentí a Intide cada encuentro con su madre. Al contrario….disfrutaba los detalles que lecontaba. Andrea nunca supo que mi pija penetraba en cada agujero de su hija.
(Las fotos son de Inti)
La conocí en un performance de arte del cual fui parte.Ella, se presentó ante mí de una forma impulsiva. Conversamos un rato y noscruzamos los números de celulares (épocas en donde aún no existía el whatsapp).Yo estaba muy ocupado haciendo sociales interesantísimos y después de conversaralgo más de veinte minutos, no la volví a ver. Pero como tenía su número, no lolamenté demasiado.
A los tres días me sonó el celu con un número que noconocía. “Soy la mamá de Inti”, me dijo y en mi cabeza se instaló la idea que alo mejor me había envuelto en alguna clase de problema. Le llevaba casi 30 añosa su hija e imaginé que algún sermón me comería por eso. Pero no.
Andrea, la mamá de Inti, me comentó que trabajaba en unadependencia cultural y que por insistencia de su hija, podría ayudarme con miarte. “Raro en ella de pedirme un favor, porque no nos llevamos muy bien. Estáen esa etapa de rebeldía absoluta. Le debiste haber caído muy, muy bien” medijo Andrea y enseguida acotó: “Si querés almorzamos juntos en el centro y tecuento lo que puedo hacer por vos”
Me encontré con una mujer hermosa, delgada y con cuerpoimposible de creer de lo buena que estaba. Conversamos formalmente y la mujer,de mi edad, fue muy agradable conmigo. Nos despedimos después de pasar unashoras mirándonos con silenciosas ganas mutuas y con la promesa de concretaralguna cosa laboral. (Sigue abajo)
A la semana me llamó Inti que tenía ganas de verme. Accedíporque la jovencita tenía una energía innegable. Le enseñé a tomar mate y leexpliqué toda la tradición argentina respecto a eso. En un momento me fui parael baño y cuando volví la encontré metida adentro de mi cama y tapada solo conuna sábana.
Mi sorpresa fue mucho más grande que mis ganas de que esopasara. “¿Qué haces Inti?” me salió con absoluta naturalidad.
“Vení, acercate por favor” me dijo y agregó: “escuché hablara mi mamá por teléfono con una amiga de ella. Le contó que había conocido a unargentino y que sin dudarlo, en futuras reuniones laborales iba a encontrar losmotivos suficientes para llevarlo a la cama”
Mientras mi asombro no me dejaba pensar y ya disfrutaba deantemano a semejante mujer con ganas de cogerme, prosiguió: “y yo con mi mamáno me llevo muy bien. Por culpa de ella no veo a mi papá cada día. Entonces mepropuse que si su plan es acostarse con vos, yo debía ganarle de mano”.
Y así fue como garchamos toda la tarde hasta que se fue.
Conclusión: la madre me llamó a los pocos días y ya sabiendolo que buscaba, no me hice el difícil para nada. Inti siempre quería saber cómola había cogido a su madre y me preguntaba quién de las dos lo hacía mejor. “Mimamá no te pudo haber chupado la pija como lo hice yo” “¿Ella se la traga?”, “Miconcha es joven y la de ella no puede ser ni tan linda ni tan rica”. Cosas asíme la ponían re dura.
“Cogetela bien, de todos modos”, me decía. “ Disfruto saberque está contenta de que quien se la coge, también me coge a mí y mejor…y sinque ella se entere”
Durante tres meses atendí a madre e hija. Nunca le mentí a Intide cada encuentro con su madre. Al contrario….disfrutaba los detalles que lecontaba. Andrea nunca supo que mi pija penetraba en cada agujero de su hija.
(Las fotos son de Inti)
0 comentarios - La Historia de estas fotos - Colombiana rebelde y argentino