Antes de la pandemia yo iba a clases de guitarra como todos los viernes temprano a la mañana. A eso de las 10am. Mi recorrido era el87, hasta Av de los Incas y Triunvirato.
A esa hora generalmentepasan de a cuatro 87 juntos. Con un poco de suerte me tomaba el vacío…másteniendo en cuenta que con la guitarra, siempre es mejor viajar con poca gente. Enuno de esos viajes, me senté en el segundo de los asientos de cinco, dejandovacío el de la ventanilla, para no tomar aire frío.
A la altura de Artigas,subió una mujer de unos 35, 40 años, con un muy lindo cuerpo, unas tetasm+as bien chicas que igual
se notaban de lejos. Era alta, de pelo largo negro y con rulos.Llevaba un vestido largo y apretado con una camperita de jean nada más, aunqueno hacía nada de calor. Supongo que ella sabía que llamaba la atención con suescote hermoso, que casi no tapaban esas tetas terribles.
Aun dándose cuenta que yo seguía sus pocos pasos desde que apoyó lasube, parecía que me hacía frente y caminó como en una pasarela de alta costura por el pasillovacío del 87. Me di cuenta que me desafió y me apuntó de una.
Los pocos segundos quese tomó en acercarse a mí, me alcanzaron para darme cuenta que se iba a sentara mi lado, por más que tuviera una docena de asientos vacíos. Sonrió, hizo ungiro leve y se sentó. Era ridículo…solo 5 personas en el 87, pero los dossentados uno al lado del otro. Yo tenía auriculares puestos, pero no porque ibaescuchando música, sino porque siempre los uso cuando llevo mi guitarra,para no sacar el celu para atender, porque es engorroso y entonces atiendodirectamente y más fácil por el manos libres. Pero ella no lo sabía. Solamenteveía que yo usaba auriculares. Y en eso…empecé a sentir gemidos…sí….y venían desu celular. La turra se había puesto a ver un video de una mina cogiendo condos tipos. Y sostenía su teléfono de una manera que yo podía verlo también.
¡Qué lindo!, decía y claro…se me empezó a poner dura. No tenía ganas deocultarlo y no dudé y me la acomodé para que ella lo note. Me miraba dereojo y sonreía, pero nunca me dijo nada, Cada vez se lo hacía notar más, y enun momento empezó a bajar su mano izquierda hacia mi pierna y me comenzó arozar la pierna suavemente. Corrí la guitarra apoyada sobre mi pie, para que tapela zona de mi verga. Rápidamente me acerque un poco más y le toque la mano paraver si ella accedía tan putita como se notaba como para hacerme una paja.Evidentemente sí lo era porque no dudo en buscar la manera de hacerlo lo másrápido posible. Buscó primero bajándome elcierre del pantalón, pero después directamente desabrochó mi cinturón, En esemomento no me importaba nada….ni siquiera que me vean todos, aunque lo más locoera que nadie, pero nadie, nadie…se estaba dando cuenta.Sacó mi pija del jean ycomenzó a pajearme en medio del colectivo…con pasajeros… fue increíble. Sindecirnos una palabra, solo con las miradas no entendimos. primero me empezó atocar despacio como disfrutando, dimensionando mi verga y luego másrápido.
Le acabe en toda la manoella se mandó todo el semen de su mano me miró y se lo trago todo eso me éxitomucho más rápidamente me acomode guarde mi verga y ella me tira una sonrisa yse va a la puerta, en la siguiente parada se bajó y me tiró un beso desde abajo. Me tire como pude y seguimos conversando. Al otro día ya éramos amantes mas o menos frecuentes. Miriam...inolvidable Miriam
A esa hora generalmentepasan de a cuatro 87 juntos. Con un poco de suerte me tomaba el vacío…másteniendo en cuenta que con la guitarra, siempre es mejor viajar con poca gente. Enuno de esos viajes, me senté en el segundo de los asientos de cinco, dejandovacío el de la ventanilla, para no tomar aire frío.
A la altura de Artigas,subió una mujer de unos 35, 40 años, con un muy lindo cuerpo, unas tetasm+as bien chicas que igual
se notaban de lejos. Era alta, de pelo largo negro y con rulos.Llevaba un vestido largo y apretado con una camperita de jean nada más, aunqueno hacía nada de calor. Supongo que ella sabía que llamaba la atención con suescote hermoso, que casi no tapaban esas tetas terribles.
Aun dándose cuenta que yo seguía sus pocos pasos desde que apoyó lasube, parecía que me hacía frente y caminó como en una pasarela de alta costura por el pasillovacío del 87. Me di cuenta que me desafió y me apuntó de una.
Los pocos segundos quese tomó en acercarse a mí, me alcanzaron para darme cuenta que se iba a sentara mi lado, por más que tuviera una docena de asientos vacíos. Sonrió, hizo ungiro leve y se sentó. Era ridículo…solo 5 personas en el 87, pero los dossentados uno al lado del otro. Yo tenía auriculares puestos, pero no porque ibaescuchando música, sino porque siempre los uso cuando llevo mi guitarra,para no sacar el celu para atender, porque es engorroso y entonces atiendodirectamente y más fácil por el manos libres. Pero ella no lo sabía. Solamenteveía que yo usaba auriculares. Y en eso…empecé a sentir gemidos…sí….y venían desu celular. La turra se había puesto a ver un video de una mina cogiendo condos tipos. Y sostenía su teléfono de una manera que yo podía verlo también.
¡Qué lindo!, decía y claro…se me empezó a poner dura. No tenía ganas deocultarlo y no dudé y me la acomodé para que ella lo note. Me miraba dereojo y sonreía, pero nunca me dijo nada, Cada vez se lo hacía notar más, y enun momento empezó a bajar su mano izquierda hacia mi pierna y me comenzó arozar la pierna suavemente. Corrí la guitarra apoyada sobre mi pie, para que tapela zona de mi verga. Rápidamente me acerque un poco más y le toque la mano paraver si ella accedía tan putita como se notaba como para hacerme una paja.Evidentemente sí lo era porque no dudo en buscar la manera de hacerlo lo másrápido posible. Buscó primero bajándome elcierre del pantalón, pero después directamente desabrochó mi cinturón, En esemomento no me importaba nada….ni siquiera que me vean todos, aunque lo más locoera que nadie, pero nadie, nadie…se estaba dando cuenta.Sacó mi pija del jean ycomenzó a pajearme en medio del colectivo…con pasajeros… fue increíble. Sindecirnos una palabra, solo con las miradas no entendimos. primero me empezó atocar despacio como disfrutando, dimensionando mi verga y luego másrápido.
Le acabe en toda la manoella se mandó todo el semen de su mano me miró y se lo trago todo eso me éxitomucho más rápidamente me acomode guarde mi verga y ella me tira una sonrisa yse va a la puerta, en la siguiente parada se bajó y me tiró un beso desde abajo. Me tire como pude y seguimos conversando. Al otro día ya éramos amantes mas o menos frecuentes. Miriam...inolvidable Miriam
7 comentarios - Miriam, de V Urquiza, Caba. La historia real de estas fotos
Me la paró al toque.
+10