Después de descubrir el "secreto de los adultos", se me hizo vicio precioso. Los espiaba, amaba ver cómo se cogían a sus hembras.
Me escabullia en sus habitaciones, me metía dentro de sus placares o me subía arriba de los muebles; ellos no se daban cuenta.
Desde allá arriba, podía ver a full la verga de esos hombres colándose entre los pliegues de carne viva de esas vulvas inflamadas y golosas.
Era como ver a Dios a la cara
Me escabullia en sus habitaciones, me metía dentro de sus placares o me subía arriba de los muebles; ellos no se daban cuenta.
Desde allá arriba, podía ver a full la verga de esos hombres colándose entre los pliegues de carne viva de esas vulvas inflamadas y golosas.
Era como ver a Dios a la cara
0 comentarios - Cogidas. Cosas de gente grande