Así luce una concha virgen. Parece que resplandeciera, que brillara jugosa, que sus labios se abrieran y suplicaran sensuales, fóllame.
¡Ah! Ese goce inigualable de desflorar vírgenes. Oír el chillido de la sacrificada al sentir su himen desgarrado. Placer de dioses.
0 comentarios - Catarina Migliorini...conchita virginal