Alguna vez en la vida, nos ha roto la cara algún novio celoso sin motivo fundado. Cuando eso me pasó; Mishel, amiguísima mía y novia del celoso, vino a mi casa a disculparse por la violencia de su novio troglodita. Obviamente me negué rotundamente y, por esas cosas que nunca entenderemos de las mujeres, a cada negación mía, Mishel se ponía más insistente y melosa. “Hazlo por nuestra amistad” me decía y restregaba sus tetas en mi hombro. Para salvar nuestra larga amistad, le metí la mano en la concha, la sujeté firmemente como quién da un apretón de manos. En dos minutos ya la tenía enculada; la follé en seco, con furia, como a las putas; a ella le gustaba, chillaba, pero no dejaba de empujar con el culo. Cada embestida que propinaba al ano de Mishel era como un puñete de venganza contra el celoso.
Al día siguiente, en el salón del instituto, cuando Mishel tomó asiento, volteó y me hizo una mueca de dolor acusando su ano adolorido. Devolví, rompida de cara por rompida de culo.
Punto aparte: En Te Le Gram estamos como: macho_ilustrado
Al día siguiente, en el salón del instituto, cuando Mishel tomó asiento, volteó y me hizo una mueca de dolor acusando su ano adolorido. Devolví, rompida de cara por rompida de culo.
Punto aparte: En Te Le Gram estamos como: macho_ilustrado
1 comentarios - El culo nuestro de cada día