Esa rara combinación que tienen las asiáticas, ternura y sensualidad, las vuelven hembras codiciables; aquí una belleza que expone en sus tetas, en su concha carnosa, la belleza de la mujer asiática.
En la época dorada del messenger conocí a una piernuda aeromoza paraguaya que gustaba de las palabras calientes; yo, hombre galante, me esmeraba en escribirle los versos más cachondos; ella en señal de agradecimiento me remitia fotografias de sus calzones húmedos, manchados con sus jugos vaginales que mis versos le inspiraban.
Todo iba bien hasta que el esposo me escribió; yo preparado para los insultos y reclamos del esposo celoso y cibercornudo, respondí a su saludo y grande fue mi sorpresa cuando en lugar de recibir las diatribas que esperaba, recibí profundas palabras de agradecimiento, pocas veces vi a un hombre tan agradecido; en resumen lo que me dijo es que yo salvé su matrimonio, su esposa que siempre fuera friolenta, tornose en cálida compañera, y como requisito indispensable para que la reconciliación entre ellos quedara consumada, ella mandó a él que me agradeciera profusamente. Ese día comprobé que hacer cornudo a alguien no siempre es hacerle mal.
Dicen los relativistas que aquello que es bello en una sociedad, no lo es en otra; señores, una concha como esta tiene ser bella en todas las culturas, no hay más verdad que la belleza de las conchas así.
En la época dorada del messenger conocí a una piernuda aeromoza paraguaya que gustaba de las palabras calientes; yo, hombre galante, me esmeraba en escribirle los versos más cachondos; ella en señal de agradecimiento me remitia fotografias de sus calzones húmedos, manchados con sus jugos vaginales que mis versos le inspiraban.
Todo iba bien hasta que el esposo me escribió; yo preparado para los insultos y reclamos del esposo celoso y cibercornudo, respondí a su saludo y grande fue mi sorpresa cuando en lugar de recibir las diatribas que esperaba, recibí profundas palabras de agradecimiento, pocas veces vi a un hombre tan agradecido; en resumen lo que me dijo es que yo salvé su matrimonio, su esposa que siempre fuera friolenta, tornose en cálida compañera, y como requisito indispensable para que la reconciliación entre ellos quedara consumada, ella mandó a él que me agradeciera profusamente. Ese día comprobé que hacer cornudo a alguien no siempre es hacerle mal.
Dicen los relativistas que aquello que es bello en una sociedad, no lo es en otra; señores, una concha como esta tiene ser bella en todas las culturas, no hay más verdad que la belleza de las conchas así.
0 comentarios - Sushicutie...te encantalá.