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Breves

Cuando éramos adolescentes, mi prima Julieta me invitó a su habitación en mitad de un aburridísimo cumpleaños. Dijo que tenía calor y que iba a ponerse algo más cómodo, que la esperara que ya enseguida volvíamos a la fiesta. Cuando se sacó todo y quedó así, en tanga y corpiño, con las medias largas del trajecito que estaba usando, mi verga se paró como nunca lo había hecho. Ya tenía la cabeza empastada con una gotita de leche y las venas sobrasalidas a más no poder. Juli se puso a buscar algo en la cama de arriba y yo, en una silla abajo, tratando con imposibles maniobras de taparme el bulto, disfruté de su cuerpo divino para dedicarle luego, incluso a través de los años (ya muchos), una cantidad incontable de pajas...
  

Breves


Agustina y yo nos fuimos a pasar el día al Delta, a una linda cabañita que nos prestó su papá. No había pasado ni una hora cuando ella directamente en ropa interior se tiró a nadar. Ninguno de los dos había traído traje de baño. Así que en la soledad del paisaje ahí estábamos: Agus saliendo del agua con el cuerpazo hermoso que tenía mojadito y yo pelando la verga sin preocuparme de nada. Lo primero que hice fue agarrarme el choto y arrodillarme a chuparle la concha con olor a río, mordiéndole primero los labios con la tanga puesta. Después fui por la tetotas, y ahí me perdí un buen rato, degustando esos pezones en círculos hasta que la baba me chorreara...

amateur


Sole, Mica y Anto (en ese orden en la foto) me vinieron a visitar para hacer la previa a la salida de fin de año. Nos juntábamos con los compañeros de la secundaria que habíamos terminado hacía ya 3 años. La verdad, las tres estaban mucho más buenas que antes. Creo que si todo terminó en una tremenda orgía fue porque ellas en grupo se atrevieron a algo más y al mismo tiempo, era una oportunidad de cogerse entre sí. No sé si ya lo habían hecho, o si habrán vuelto a cogerse como verdaderas lesbianas. Pero esa nochecita fue increíble. Sole no paraba de chuparle el culo, de coger con la lengua, a Mica. No iba tanto a la concha sino a su ano que se dilataba y chorreaba saliva, se abría y latía de tal manera que me desesperaba. Mientras tanto Anto, con quien siempre habíamos tenido una onda especial, me chupaba la pija. Anto, rubiecita perra como ninguna, levantándose el top para dejar sus tetas a mi vista, me la chupó hasta hacerme acabar...

relato   
Cada vez que el marido de Elsa se iba por unos días, ya sabía que me estaba esperando así. Cómo le gustaba la pija a mi vecina. Siempre pensé que era una pena no haber coincidido en edad y haberme perdido de su cuerpo en sus veintipico. Pero, como ven, Elsa estaba hecha una bomba todavía. Esta foto es de hace unas semanas, qué bien le quedaba el conjuntito rojo. Hacerle la cola en la cama matrimonial es de lo más caliente que puede haber. Saber que el marido dormía ahí, donde ahora ella en cuatro me pedía que le metiera la verga y que la cogiera bien, como ella se merecía. Me encanta chuparle y besarle las piernas y pies a Elsita. Son una delicia. Recorrer con la lengua hasta llegar al culo y ahí detenerme un rato para que se le abra bien y la pija entre sin problemas. Le encanta así. Y a mí también...

pajas 

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